entre tan largo discurso de su parte destaca.Hola,
He de entonar el mea culpa por precipitarme y facilitar escritos sin el debido contexto previo. Para evitar confusión y malentendidos te clarifico en Palabras de Bahá’u’lláh:
“Sabe con certeza que la esencia de todos los Profetas de Dios es una y la misma"
Es claro y evidente que todos los profetas son los Templos de la Causa de Dios, quienes han aparecido ataviados con diversas vestiduras. Si observas con ojo perspicaz, les verías habitando en el mismo tabernáculo, volando en el mismo cielo, sentados en el mismo trono, pronunciando las mismas palabras, proclamando la misma Fe. Tal es la unidad de esas Esencias del ser, de esas Lumbreras de esplendor inmenso e infinito. Por tanto, si una de esas Manifestaciones de la Santidad proclamara diciendo: "Yo soy la vuelta de todos los profetas", ciertamente dice la verdad. Del mismo modo, es un hecho que cada Revelación siguiente es la vuelta de la Revelación anterior; esta verdad está firmemente demostrada...
Estos Espejos santificados, estas Auroras de antigua gloria son todos y cada uno los Exponentes en la tierra de Aquel quien es el Astro central del universo, su Esencia y Propósito último. De Él procede su conocimiento y poder; de Él proviene su soberanía…Por la revelación de estas joyas de virtud divina se ponen de manifiesto todos los nombres y atributos de Dios, tales como conocimiento y poder, soberanía y dominio, misericordia y sabiduría, gloria, munificencia y gracia.
Estos atributos de Dios no son ni jamás han sido concedidos especialmente a ciertos profetas y negados a otros…Que determinado atributo de Dios no haya sido exteriormente manifestado por esas Esencias del Desprendimiento, no implica de manera alguna que no lo hayan poseído realmente aquellos que son las Auroras de los atributos de Dios y los Tesoros de sus santos nombres.
Osease, según nuestra doctrina, no existen diferencia en sus naturalezas y esencias. Como receptáculos de la voluntad de Dios atesoran todas la perfecciones y atributos divinos sin distinción. Ellos son la meta y el límite máximo de lo que podemos percibir de DIOS, son el medio humano por los que DIOS hace visible sus cualidades y nombres.
Las diferencias pertenecen a la misión o desempeño que realizan. Si Bahá’u’lláh trae la revelación que implementará el prometido reino de Dios en la tierra, obviamente, se ensalza su posición sobremanera. Se cierra todo un ciclo profético de preparación para traer la consumación. Su relevancia es majestuosa. Aquí lo puedes leer:
Ya hemos asignado, en las páginas precedentes, dos posiciones a cada una de las Lumbreras que surgen de las Auroras de santidad eterna. Una de esas posiciones, la de unidad esencial, ya la hemos explicado. “No hacemos diferencia entre ninguno de ellos”. La otra posición es la de distinción y pertenece al mundo de la creación y a sus limitaciones. Respecto a esto, cada Manifestación de Dios tiene una individualidad distinta, una misión definitivamente señalada, una Revelación predestinada y limitaciones especialmente designadas. Cada una de ellas es conocida por un nombre diferente y se caracteriza por un atributo especial, cumple una Misión definida y le es confiada una Revelación particular. Bahá'u'lláh
Cada nueva dispensación amplia la revelación anterior en riqueza y variedad de matices y aportes en función de las necesidades y capacidades del hombre….este proceso se simboliza en el lenguaje coloquial con una escala de acepciones de mayor relevancia. Así por ejemplo Moisés fue el Siervo, Jesús fue el Hijo y la de Bahá’u’lláh es el Padre “Dios mismo vendrá, y os salvará” (Isaías 35:4). Son denominaciones alegóricas y graduales en función de la calidad, cantidad e importancia de las efusiones y contenidos de las revelaciones. Es decir, hay que tener cuidado en no materializar o asociar el significado cotidiano del término.
Ahora os daré un turno profético que tanto os gusta pero desde nuestra interpretación:
1 Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.
2 Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de éstos del fruto de la viña.
3 Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías.
4 Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado.
5 Volvió a enviar otro, y a éste mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros.
6 Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
7 Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.
8 Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña.
9 ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros. (Marcos 12:1-9)
Para nosotros, la parábola de la viña representa las enseñanzas divinas y la religión, que siempre ha sido una. Los labradores son la humanidad, la cual se beneficia de la palabra divina: el fruto es el desarrollo espiritual del hombre, consecuencia de las enseñanzas de las enseñanzas dadas por DIOS, el hijo, por supuesto, es Jesús a quien mataron los labradores. Por último, la parábola señala la venida del señor de la viña y su venganza sobre los labrados malvados
Como puedes observar hay una distinción entre el Señor de la viña y su Hijo, que obedece y es enviado al mundo de los hombres. Por último, es el Señor de la viña el que hace acto de presencia y hace justicia por siempre. El derrocamiento de los reyes y dinastía anunciado por Bahá’u’lláh, y el ocaso definitivo del sultanado y califato, además de la carta al Papa. Es decir, un enviado con la categoría de DIOS mismo determinará el final del ciclo de profecía y preparación, su juicio será manifiesto; para culminar la realización del ansiado reino De DIOS.
Otro significativo:
Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre «Maravilla de Consejero», «Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz».
Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso. (Isaías 9:5-6)
Evidentemente habla de una persona y no puede ser Jesús ya que se auto infirió el titulo del Hijo Del Hombre. Además el mismo aviso que vino a traer guerra y no la paz. Por tanto se refiere a otro ser con el mismo ascendente y autoridad divina pero con la acepción del Padre…
Es más, esta profecía habla que ese niño nacido permitirá, por su presencia, restaurar el estado de Israel y poner fin a la diáspora. Por tanto, la señal de su presencia entre nosotros será cuando los judíos puedan empezar ha regresar a tierra santa, no cuando el estado de Israel se establezca oficialmente. Ese acontecimiento inicial y significativo ocurrió en el siglo 19. Cuando las autoridades otomanas abrieron las fronteras a los judíos.
Se ha Restaurado el estado de Israel desde un ciclo de una vida completa y no tenemos noticias irrefutables y verídicas de ese supuesto niño nacido en Jesús. Ni siquiera, de forma palpable “entre las nubes” como aseveran muchos. Hemos de contemplar fehacientemente la posibilidad de aparición velada y discreta como “ladrón en la noche”, y, como establecía los sucesos de Noé. Por tanto, las nubes, que bloquean los rayos vivificantes del sol, es metafóricamente indicativo que el advenimiento será en el ocaso de la religión antigua.
Hay más ejemplos de la venida del Padre; es decir, con la misión de unificar la humanidad en término de una solo familia:
"He aquí que vendrá el Señor Dios con brazo fuerte... El apacentará como pastor su rebaño; reunirá los corderos por la fuerza de su brazo"(Is 40,10-11).
He aquí, el día de Jehová viene,… y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los Santos…Jehová Será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová Será uno, y uno su nombre. (Zacarías 14: 1,5,9)
“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la Gloria Del Padre” (Mateo 16:27)
“Dios mismo vendrá, y os salvará” (Isaías 35:4)
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Cada nueva dispensación amplia la revelación anterior en riqueza y variedad de matices y aportes en función de las necesidades y capacidades del hombre….este proceso se simboliza en el lenguaje coloquial con una escala de acepciones de mayor relevancia. Así por ejemplo Moisés fue el Siervo, Jesús fue el Hijo y la de Bahá’u’lláh es el Padre “Dios mismo vendrá, y os salvará” (Isaías 35:4). Son denominaciones alegóricas y graduales en función de la calidad, cantidad e importancia de las efusiones y contenidos de las revelaciones. Es decir, hay que tener cuidado en no materializar o asociar el significado cotidiano del término."