Por lo tanto me parece una injusticia que se condene al homosexual de nacimiento, aquel que nunca sintió atracción por individuos del sexo contrario, porque bajo mi punto de vista no es culpable de nada, nació así igual que yo tengo una fuerte atracción biológica hacia las mujeres.
Primero, SimonPedro, no sé quién dices que
condena al homosexual. Dios, en la Biblia, condena las
prácticas homosexuales y no el hecho de que una persona pueda sentir atracción por personas del mismo sexo y refrene esa tentación, de la misma manera que un heterosexual debe refrenar la tentación de no practicar ningún tipo de inmoralidad sexual antes del matrimonio o no adulterar con el pensamiento cuando está casado. La tentación no es pecado si se mantiene el dominio propio y se la rechaza. Al contrario, es una victoria sobre el maligno que es quien tienta. Incluso si un homosexual o un heterosexual cometen pecado de inmoralidad sexual, la sangre de Cristo cubre esos pecados cuando la persona se convierte, porque se dará cuenta de sus pecados, le entristecerán, se arrepentirá de ellos y se comprometerá de corazón para no cometerlos más con la gracia del Espíritu. Y si los comete una vez convertido también, aunque siempre y cuando no sea de una forma deliberada, sin resistencia y persistente, y siempre que se arrepienta y siga luchando contra las tentaciones sucesivas con más fuerza, porque en caso contrario estaríamos ante un no convertido que cree serlo.
Segundo, que algo sea
genético o no es indiferente en este caso. No hay una genética "sana" y una "alterada" a efectos espirituales. Toda la naturaleza fue impregnada por el pecado tras la caída, y por eso
todos tenemos que resistir algún tipo de tentación proceda de donde proceda. Una persona con un trastorno mental que le induzca a ser violento, por ejemplo, puede tener un motivo genético u hormonal para serlo, pero no será injusto el hecho de que sea condenado si comete un acto violento, ni por la justicia humana ni por Dios, que por naturaleza nunca es injusto. La diferencia con la justicia humana es que ésta condena los actos ilegales (al menos cuando hay pruebas y juicio), mientras que la divina puede perdonarlos de forma justa a quien se arrepiente por la gracia del Señor Jesucristo que ya pagó por esos pecados en la cruz.
Tercero, tú mismo te respondes a la duda cuando dices que tienes "una fuerte atracción biológica hacia las mujeres". ¿Significa eso que no es pecado la masturbación o cualquier tipo de inmoralidad sexual antes del matrimonio? ¿Solo porque hay una "atracción biológica"? Claro que no. Si
no refrenas la tentación, por mucho que la atracción sea biológica, química, cultural, etc,
lo que hagas será pecado. Así que decir que alguien que no refrena la tentación "no es culpable de nada" es no tener en cuenta que estamos en un mundo caído donde
el sentido de nuestra vida es agradar a Dios y no a nosotros mismos. Se puede tener empatía por alguien que te dice que desde la infancia ha tenido una determinada tentación y le resulta muy difícil librarse de ella, pero no hasta el punto de decir que "no es culpable de nada" si cae en esa tentación sin resistencia, arrepentimiento y lucha para no persistir.
Lo que sí es correcto es que, en muchas ocasiones,
se enfatiza más la inmoralidad sexual de los homosexuales que la de los heterosexuales de una manera excesiva, y no hay que olvidar que toda inmoralidad sexual es pecado y es abominable para Dios. Alguna práctica puede estar explícitamente clasificada como abominable, pero otras no lo están y sabemos que son igualmente abominables para Dios, y que todo pecado en sí mismo es abominable para Dios. Por lo tanto, el énfasis habría que ponerlo en
identificar los pecados según la Biblia, en este caso la inmoralidad sexual, y
no caer en la tentación. ¿Qué habrá personas con más tendencia a la tentación que otras? Pues sí. Y, por eso, donde abunda el pecado, abundará la gracia para resistirlos, si es que esa persona es salva.