"Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido." (Mateo 5:18 RVR1960)
La ley siempre ha sido clara sobre el adulterio y sobre los temas que estaba usted tratando como las prácticas homosexuales. Mientras que en la ley mosaica el castigo hubiera sido la condena física a muerte (y eterna también), con la Nueva Alianza, y por la redención a través de la sangre derramada por Cristo en la cruz, esos y todos los demás pecados son perdonados a quien pone su fe en Cristo, se arrepiente de ellos y hace propósito de no volver a cometerlos. Perdonados tanto en su condena física según la antigua ley mosaica como en su condena espiritual, quedando libre el salvo que lo comete y se arrepiente aceptando que la sangre de Cristo y no ningún otro sacrificio es la que redime esos pecados.
Cristo obviamente que condenaba el adulterio, e incluso consideraba el pensamiento de adulterio como adulterio mismo.
"Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre." (Mateo 15:16-20 RVR1960)
Y habló de ello, claro que sí:
"Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno." (Mateo 5:29 RVR1960)
Cristo no condenó el adulterio lapidando hasta la muerte como en la ley sino que, por su propia presencia en ese momento, como Hijo de Dios, ya estaba adelantando que a través de su sacrificio esas condenas a muerte ya no tendrían sentido porque Él se hacía condenado por todos ellos. Por eso libró a la mujer adúltera. Pero, ¿qué le dijo Cristo a la mujer? "Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más." (Juan 8:10-11 RVR1960) ¡Y no peques más! Por lo tanto, el adulterio es pecado, y seguía siendo pecado para Jesucristo, y seguía acarreando condenación eterna. Él liberó de la condenación de la ley (lapidación) a la mujer adúltera porque ella le asumió como su Señor, indicándonos que solo a través de Él sería posible librarse de la condenación eterna a la que conduce el pecado. Pero bien claro le dijo: "y no peques más".
"El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él." (Juan 3:36 RVR1960)
"El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero." (Juan 12:48 RVR1960)
Pablo, discípulo de Cristo, nos dice en la Palabra de Dios:
"¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios." (1 Corintios 6:9-11)
No pretendo discutir con usted más del tema, porque no considera la Biblia como la Palabra de Dios y esto se convertiría en una conversación sin sentido.
No obstante, oraré por usted para que el Dios de Israel le otorgue Su gracia y Su salvación, y así pueda entender por qué y para qué vino Cristo, Hijo de Dios, a morir en la cruz.