Primero me gustaría indicarle, por si no tiene conocimiento de ello, que no soy ateo, como parece haber asumido. Aunque tampoco soy cristiano. Simplemente creo en un Dios distinto al suyo.
Lo que intento decirle es que en el mundo actual, la existencia del mal (y como usted indica del bien) es un hecho porque Dios quiso, bien por activa, bien por pasiva. Si Dios otorgó el libre albedrío, la posibilidad de elegir entre adorarle y no, hacer lo que está bien y lo que está mal (asumiendo que hablamos de un Dios, como el cristiano, con sus atributos en grado sumo) es porque tal fue su deseo. Por otro lado, Dios, con su poder (omnipotencia) sería capaz, si así lo desease, de acabar con el mal actualmente. Si ello no es así, es obvio que es porque no quiere, o porque no puede (si en realidad sí quiere), o sencillamente porque no sabe que algo falló.
Igual entiende más fácilmente mi postura si le indico someramente en el tipo de Dios en el que creo: una deidad esencialmente indiferente (aunque también podría ser impotente o cruel, aunque personalmente me convence más la indiferente). Una deidad que, a pesar de ser la fuerza que puso en marcha todo, la causa primera que generó el universo, no ha vuelto a manifestarse ni comunicarse nunca más, bien porque no quiso, bien porque no pudo (en algún foro me comentaron, creo que mentando a Lovecraft, que la deidad en que yo creía no tenía conciencia de su propia existencia, y que por ello no actuaba en el mundo. Asumir tal cosa creo que es superar los conocimientos que podemos adquirir de ella, por muy sugerente que pudiera parecerle al que afirmó tal cosa)
Desde mi punto de vista, la responsabilidad de los actos de cada uno es propia e intransferible: en realidad no podemos culpar a Dios de que haya maldad en el mundo ya que, si los humanos así lo pretendiésemos, podríamos crear un mundo sin mal (ojo, no sin catástrofes naturales, las cuales, desde mi punto de vista, no forman parte de lo que podría considerarse mal). Tenemos la capacidad para elegir distintos caminos, unos buenos y otros malos, asumir que la responsabilidad de que se elija uno u otro es de Dios (única y exclusivamente) sería lo mismo que eliminar la culpa o la virtud a quienes actúan. Puede que Dios otorgase la posibilidad de elegir, pero en última instancia, quien elige es el ser humano.
También creo, como ya indiqué antes, aunque no con tales palabras, que la idea de un infierno eterno se contradice con un Dios de Amor.
Coincido en este punto con usted. Todo lo que experimentamos en este mundo es consecuencia de nuestros propios actos (dejó sin acabar la última frase, asumo que deseaba decir algo así como impotentes o frustrados. Si me equivoco, estaré agradecido de que me lo indique)
Observo que su pensamiento es discrepante con lo que afirman otros creyentes (quienes no dudan en conciliar un Dios de Amor con un infierno eterno por ejemplo). Ciertamente, su forma de pensar me parece mucho más coherente con un Dios de Amor que la defendida por otras personas, incluidos bastantes foristas que he tenido la oportunidad de leer.
Un cordial saludo.
Atentamente, Cthulhu.