No tengo conocimiento de la conciencia bíblica, en lo que desconozco siempre expresaré mi opinión y así lo aclararé.
Pues entonces te hayas en desventaja en el orden que debe haber donde la prioridad no es la sabiduría de este mundo sino la de arriba.
La conciencia a la que se refiere la Biblia a la hora de juzgar aquellas naciones o personas que jamás oyeron el evangelio, jamás oyeron de la existencia de Cristo, es precisamente la conciencia, aquí tienes el texto:
Rom 2:14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,
Rom 2:15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones,
dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
Rom 2:16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Entonces, de acuerdo a la Escritura y según Cristo, la conciencia es la facultad del discernimiento entre el bien y el mal,
El "ser" es trascendente, va más allá del "ego" y se despliega en la Realidad infinita, por eso va más allá de lo biológico, sería el "yo soy" de nuestra parte divina, se encarna, pero a su vez no es esclavo de lo material. El "ego" no sobrevive a lo finito, el "ser" incorpora en su "alma" lo que fue el "ego" y (especulaciones mías) lleva a su plenitud el "ser" siempre que ese alma no haya sido cargada de lo intrascendente, atrapando ese alma en un "infierno" existencial.
Tus especulaciones poseen una similitud con la filosofía de este médico español:
Manuel Sans Segarra, con sus teorías sobre la supraconciencia, -"como una conciencia no local, porque tiene continuidad fuera del cerebro". Aduce que esta supraconciencia es nuestra auténtica identidad, que nos hace únicos e irrepetibles y es la que es "holística" respecto a la conciencia primera, lo cual explica él, tiene los mismos atributos divinos incomunicables, la Omnipotencia, la Omnipresencia, y la Omnisciencia. Y continúa él, "es la que perdura a pesar de la muerte física del cuerpo" Y finaliza con esta conclusión: "Hoy tenemos pruebas objetivas, verificables, certificables, con una base científca, que después de la muerte física, nuestra existencia continúa". Pues lo que veo desde mi óptica cristiana, es una pretensión de este Dr. Manuel Sans, para eliminar el relato bíblico cambiando la palabra alma por "supraconciencia" y su conclusión me parece a nivel de quien "descubre el agua tibia" (2P.1:14). Este tipo de lenguaje, adornado con la falsamente llamada ciencia (1Tim.6:20) es un recurso peligroso para trastornar la fe de los indoctos y hacerlos tropezar en su amor y fidelidad a las enseñanzas de Jesús.
La propuesta de
Manuel Sans Segarra sobre la
supraconciencia parece ser un intento de redefinir conceptos fundamentales de la fe cristiana bajo un marco pseudocientífico y metafísico.
Desde una perspectiva bíblica, esto plantea un problema serio: la Escritura nunca describe la conciencia humana como poseedora de atributos divinos.
Más bien, la Biblia enseña que el
alma es la parte inmortal del ser humano, creada por Dios y sujeta a Su juicio (Hebreos 9:27).
La sustitución del concepto de
alma por
supraconciencia parece una estrategia para eliminar la necesidad de la redención en Cristo y reemplazarla con una visión esotérica de la existencia.
Debes tener cuidado, puedes alejarte de Dios y caer en la trampa de la falsamente llamada ciencia (1 Timoteo 6:20).