A partir del siglo XVIII se va viendo una separación progresiva de los diferentes tipos de conocimiento. Separación que llega a niveles absurdos como los del cientificismo que niega la validez de cualquier tipo de conocimiento que no sea el científico.Sino la fe cristiana se vuelve gnóstica. Los gnósticos aplican una suerte de método científico para sus experiencias místicas y sus desarrollos teológicos. La Iglesia siempre ha tenido una postura tajante en separar ciencia de fe, sin embargo cuando se cita a Tomás de Aquino, de entre otros por nombrar, se reitera la idea de que pueden caminar juntas. Descartes ensayó su método científico primeramente con cuestiones ontológicas. La idea de que el método solo se debe centrar en fenómenos naturales visibles, por ahí también es como limitarlo o dogmatizarlo. El método es una forma de pensar, de razonar y de trabajar, no sé si estaría del todo correcto relacionarlo directa y excepcionalmente únicamente con la física. Pero lo que es seguro es que la Iglesia siempre lo ha resistido, partiendo de la física, y tras su retroceso con el avance del laicismo estatal, le resta resistirlo desde dentro, o sea, en cuestiones espirituales, y esencialmente relacionadas con el cristianismo, ya que si se aplica al budismo o al paganismo, le es ajeno e indiferente. Que en definitiva es un asunto de respetar la norma del Magisterio de la Iglesia, el único que cuenta con la potestad sobre asuntos doctrinales.
En la época de Santo Tomás, esta separación no era evidente y por tanto la filosofía abarcaba mucho más de lo que abarca ahora. Pero incluso para este santo las cosas podían ir juntas, pero no revueltas pues las verdades teologales y de fe, aunque podían ser abordadas desde la razón, estaban siempre más allá de los límites del puro razonamiento.
La Iglesia sigue esta tradición respetando el conocimiento científico como algo válido, pero aclarando que la ciencia nunca dirá la última palabra a la hora de responder las verdades e interrogantes más profundas de la realidad.
Salu2