Hola a todos:
No existen las “salvaciones automáticas y gratuitas”, ya sean en uno o en otro pacto, ya sea por ley, o por gracia.
(Juan 5:24) RVR-95
24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.
Son muy ciertas estas palabras, ¿Pero ya sabemos que quiere decir “creer”?
(Santiago 2:19-20) RVR-95
19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Pero quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras está muerta?
Muchos son los que dicen que creen en Jesucristo, pero al mismo tiempo, las palabras de Jesús, son desoídas cuando nos dan sus enseñanzas y mandamientos.
(Mateo 19:16-19) RVR-95
16 Entonces se acercó uno y le dijo:
--Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener vida eterna?
17 Él le dijo:
--¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
18 Le preguntó:
--¿Cuáles?
Y Jesús le contestó:
--No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. 19 Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
No me es necesario que Cristo me nombre los diez mandamientos uno por uno, para saber que está haciendo referencia al decálogo en su conjunto. Incluso que hubiera nombrado menos mandamientos, tanto el judío que le estaba preguntando, como quien quiera entender, sabrán que Cristo estaba haciendo referencia a los diez mandamientos, sin excepción alguna.
(Juan 14:21) RVR-95
21 El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.
Por supuesto, la palabra “guardar”, no significa que debamos de coger los mandamientos y ponerlos en un cajón bajo llave, sino bien al contrario es ponerlos por obra, es hacerlos, cumplir con ellos.
(Lucas 6:46) RVR-95
46 ¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que yo digo?
(1 de Juan 2:3-6)
3 En esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: “Yo lo conozco”, pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él. 5 Pero el que guarda su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
(Mateo 7:21) RVR-95
21 No todo el que me dice “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
En HACER está la clave, y no en el simple creer, pues el que hace, es por que cree realmente, mientras el que dice creer, pero no hace, solo cree de boca, pero no de corazón.
(Isaías 29:13) RVR-95
13 Dice, pues, el Señor: “Porque este pueblo se acerca a mí con su boca y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;
(Mateo 21:28-31) RVR-95
28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en mi viña”. 29 Respondiéndole él, dijo: “¡No quiero!”. Pero después, arrepentido, fue. 30 Y acercándose al otro le dijo lo mismo; y respondiendo él, dijo: “Sí, señor, voy”. Pero no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?
Dijeron ellos;
--El primero.
Jesús les dijo:
--De cierto os digo que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios,
Como hemos podido ver en esta última cita, lo que sale de la boca, no tiene nada que ver, con el hacer la voluntad de Dios.
(Mateo 13:18-23) RVR-95
18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19 Cuando alguno oye la palabra del Reino y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 El que fue sembrado en pedregales es el que oye la palabra y al momento la recibe con gozo, 21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22 El que fue sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 23 Pero el que fue sembrado en buena tierra es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta y a treinta por uno.
La palabra de Dios, es como una semilla, un concepto muy pequeño, que después ha de germinar en nuestro interior, y según el tipo de terreno que sea cada cual, dará un fruto u otro, o no dará ninguno.
Dios no desea que seamos seguidores autómatas de instrucciones, no desea que cumplamos con su voluntad por ser una ley escrita, sino por que entendamos la bondad de su voluntad, y la hagamos nuestra, cumpliéndola, como si estuviéramos haciendo nuestra propia voluntad, como si tuviéramos escrita la ley en nuestros corazones.
(Jeremías 31:33) RVR-95
33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Si esto se hiciera realidad en una persona, como lo era con Cristo, entonces al igual que Cristo no podría pecar
(Juan 1:11-13) RVR-95
11 A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron. 12 Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. 13 Estos no nacieron de sangre, ni por voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino de Dios.
(1 de Juan 3:9-10) RVR-95
9 Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios.
Esto es sin duda es lo que significa el “renacer de nuevo”
(Juan 3:5-7) RVR-95
5 Respondió Jesús:
--De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: “Os es necesario nacer de nuevo”.
Nadie que peca, puede decir que ha nacido de nuevo, y si lo dice, entonces miente.
Yo no puedo hablar por los demás, pero si que puedo decir de mi mismo, que soy pecador, y si soy pecador, entonces, todavía no puedo decir que sea hijo de Dios, ni que he renacido de nuevo, y si no he renacido de nuevo, entonces no puedo decir que soy salvo. Sin embargo, si que tengo fe en que eso es posible, y tal vez algún día, estaría en disposición de proclamar que ya he nacido de nuevo, pero incluso en ese caso, preferiría mantener mi lengua en silencio, pues nadie puede saber cuando le llegará la tentación, y si podrá vencerla, o por el contrario cederá otra vez al pecado.
En varias ocasiones, Cristo nos insta a aguantar hasta el fin, ser leales hasta el fin, ¿Y cuando es ese fin? En mi caso, solo el día de mi muerte, podré saber si he sido fiel hasta el fin, o no, pero ese día no sé cuando llegará, y cuando llegue, entonces, como es comprensible, no estaré en condiciones de decir nada a nadie. Así, que me parece que no se oirá de mí, que yo diga ser salvo, pues proclamarlo antes de tiempo, puede ser simple y pura vanidad.
(Lucas 14:7-11) RVR-95
7 Observando cómo los convidados escogían los primeros asientos a la mesa, les refirió una parábola, diciéndoles: 8 “Cuando seas convidado por alguien a unas bodas no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, 9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: “Da lugar a este”, y entonces tengas que ocupar avergonzado el último lugar. 10 Más bien, cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa. 11 Cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
(Mateo 22:11-14) RVR-95
11 Cuando entró el rey para ver a los invitados, vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda, 12 y le dijo: “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estar vestido de boda?”. Pero él guardó silencio. 13 Entonces el rey dijo a los que servían: “Atadlo de pies y manos y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”, 14 pues muchos son llamados, pero pocos escogidos.
No solo no procuro los primeros puestos del banquete, sino que prefiero quedarme afuera, hasta que alguien me invite a entrar y me indique que asiento he de ocupar.