¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

era al rededor del mediodía del dia de preparación de la Pascua (Jn 19:14)

Eso contradice esto otro

El primer día de los ácimos (Mt 26:17 - Mc 14:12 -) el día que se celebraba la Pascua ( Lc 22:7)

Jesus envía a Pedro y a Juan a preparar lo necesario para la cena (Lc 22:9)

Los discípulos preguntan a Jesús dónde quiere El que se prepare la cena pascual (Mt 26:17 - Mc 14:12 - Lc 22:9)

El responde que vayan a donde un hombre que les guiará a una casa específica (Mt 26:18 - Mc 14:13-14 - Lc 22:10-11)

Ellos lo hicieron así (Mt 26:19 , Mc 14:16 , Lc 22:13)

El hombre los llevo al piso alto de la casa (tal como habia dicho Jesus) (Mc 14:15-16 Lc 22:12-13)

Prepararon la cena de Pascua (Mt 26:19 - Mc 26:16 - Lc 22:13)

Llegada la hora de la cena de Pascua (Lc. 22:14 - Jn 13-2) es decir el atardecer (Mt 26:20 - Mc 14:17) Jesus llega y se sientan con los 12 a cenar (Mt 26:20-21 - Mc 14:17-18 - Lc 22:14-15)
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Según lo que tu vienes platenado:
1 Jesús cena al anochecer el día de preparación.
2 Jesús compadece ante Pilato al mediodía del día de preparación
Ahora quiero ver como
3 Jesús es crucificado a media mañana del día de preparación.

sigue participando
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Eso contradice esto otro

El primer día de los ácimos (Mt 26:17 - Mc 14:12 -) el día que se celebraba la Pascua ( Lc 22:7)

Jesus envía a Pedro y a Juan a preparar lo necesario para la cena (Lc 22:9)

Los discípulos preguntan a Jesús dónde quiere El que se prepare la cena pascual (Mt 26:17 - Mc 14:12 - Lc 22:9)

El responde que vayan a donde un hombre que les guiará a una casa específica (Mt 26:18 - Mc 14:13-14 - Lc 22:10-11)

Ellos lo hicieron así (Mt 26:19 , Mc 14:16 , Lc 22:13)

El hombre los llevo al piso alto de la casa (tal como habia dicho Jesus) (Mc 14:15-16 Lc 22:12-13)

Prepararon la cena de Pascua (Mt 26:19 - Mc 26:16 - Lc 22:13)

Llegada la hora de la cena de Pascua (Lc. 22:14 - Jn 13-2) es decir el atardecer (Mt 26:20 - Mc 14:17) Jesus llega y se sientan con los 12 a cenar (Mt 26:20-21 - Mc 14:17-18 - Lc 22:14-15)

Según lo que tu vienes platenado:
1 Jesús cena al anochecer el día de preparación.
2 Jesús compadece ante Pilato al mediodía del día de preparación
Ahora quiero ver como
3 Jesús es crucificado a media mañana del día de preparación.

sigue participando

que parte de:

Pronto concluyo con el la armonización. Luego daré una interpretación ajustada a las escrituras y no intentaré ajustar las Escrituras a mi interpretación.

Ahi colocaré el "timing" que pienso.

es la que no has entendido?

ya había dicho anteriormente


Yo todavia no termino. Yo solo he expuesto hasta ahora los hechos de la manera mas objetiva posible y sin añadir nada a la Palabra, aun no he resaltado el timing, esto lo hare al final, y de hecho me ayudara con los buenos saportes de Lifman

al final, solo por diversion, le pondre TU TIMING , y veremos que tan absurdo resulta.

y
Veras, lejos estoy de ser como tu, ya me meti en esta mision y cuando termine veras los tiempos como los propongo en la armonizacion que estoy haciendo.

no te adelantes.

Lo cierto es que tus siestas y tus gallos no son mas que estupideces.

y


Ya te dije que tengas calma que solo estoy exponiendo los hechos , luego pondre el timing. cuando termine toda mi propuesta. Dejando de lado las idioteces de siestas de procuradores....

Luego incluso coloreare el timing de acuerdo a tus estupideces, y creo que saldran mas que la bandera gay

tú , tómate un tecito de tilo, y espera con calma.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

El juicio donde Pilatos:

Amanece de la noche del juicio en del Sanedrin (Mt 27:1 - Mc 15:1 - Jn 18:28 )

Ya era de d{ia cuando el juicio el en Concilio / Cefas

Lucas 22
66 Cuando se hizo de día, se reunió el concilio de los ancianos del pueblo, tanto los principales sacerdotes como los escribas, y llevaron a Jesús ante su concilio, diciendo: 67 Si tú eres el Cristo, dínoslo. Pero El les dijo: Si os lo digo, no creeréis; 68 y si os pregunto, no responderéis. 69 Pero de ahora en adelante, EL HIJO DEL HOMBRE ESTARA SENTADO A LA DIESTRA del poder DE DIOS. 70 Dijeron todos: Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios? Y El les respondió: Vosotros decís que yo soy. 71 Y ellos dijeron: ¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? Pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca.
<iframe width="24" height="10" scrolling="no" src="http://lbla.bibliaparalela.com/blank.htm" frameborder="0" style="color: rgb(0, 19, 32); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 22px; text-align: justify; background-color: rgb(249, 253, 255); "></iframe>1 Entonces toda la asamblea de ellos se levantó, y llevaron a Jesús ante Pilato.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

¿Ocurrió el juicio y crucifixión un mismo día y siendo día de preparación?
El texto clave para sostener tal tesis ha sido Juan 19:14
Y era el día de la preparación para la Pascua; era como la hora sexta. Y Pilato dijo a los judíos: He aquí vuestro Rey.
Veamos los hechos y luego comparémoslos con ese versículo a ver si en realidad dice lo que parece.

Por la Ley de Moisés sabemos que la Pascua es el 14 de Nisán. Ese día se sacrifica el cordero el cual se cena al llegar la noche, es decir el día 15. También sabemos que el día 15 es de convocación santa, o como dice Juan un gran sábado, sábado de gran solemnidad, sábado ceremonial. Por lo tanto, siendo el 15 un día sábado ceremonial, su víspera, el 14, es día de preparación. El 14 no es día de preparación porque ese día se prepare la Pascua, es día de preparación porque es víspera de un sábado ceremonial.

Por otro lado, leyendo los sinópticos, sabemos que el día de preparación 14 de Nisan, Jesús dio instrucciones a Pedro y a Juan de hacer los preparativos para la Pascua. Y los sinópticos nos dicen que llegada la noche, es decir, ya 15, Jesús entró al aposento alto a celebrar la Pascua con sus discípulos. Horas más tarde, siempre en el 15 de Nisán, sábado ceremonial, Jesus se dirige al jardin del Getsemaní para orara, y poco después es arrestado. Entonces comienzan sus juicios tanto ante los judíos como ante los romanos.

Como vemos, Jesús es arrestado en la madrugada del 15. El día de preparación fue el 14, entonces ¿a qué día de preparación se refiere Juan en 19:14? Si no fue el 14, y Jesús fue arrestado el 15, debemos buscar hacia adelante a ver qué otro día de preparación podría referirse Juan.

Para eso debemos recordar que día de preparación es todo día víspera de un sábado; sea sábado semanal o sábado ceremonial. Entonces podemos explorar la posibilidad de que se refiera a un día víspera de sábado semanal, un viernes. El detalle es que si Jesús fue arrestado un sábado ceremonial, aunque ese día fuese víspera de sábado semanal, aún así no sería día de preparación. Si suponemos que el 15 fue viernes, entonces el jueves 14 fue día de preparación para ambos sábados consecutivos (el viernes 15 y el sábado semanal).

Así, en el mejor de los casos, el día de preparación para un sábado semanal más próximo que podríamos suponer es el 16. En ese caso, el 14 fue día de preparación para el sábado ceremonial del 15, y suponemos al 16 como día de preparación de un supuesto sábado semanal. Como se ve, si ese hubiese sido el caso, si interpretamos que Juan 19:14 se refiere al 16 de Nisán.

Entonces tendríamos que el juicio a Jesús no ocurrió en apenas un día ni que fue día de preparación. En esta hipótesis, transcurrió en dos días, uno de los cuales no fue día de preparación.

De todos modos, todo eso debemos descartarlo. porque si leemos Juan 19:14 descubrimos que era un día de preparación para Pascua. No era un día de preparación de un sábado semanal, sino víspera de un sábado ceremonial de Pascua.

Si volvemos a investigar, encontramos que a la fiesta de Pascua le sigue la fiesta de los Panes Ázimos. Y en esa fiesta pegada a la Pascua tenemos un sábado ceremonial, el 21 de Nisan. Así se abre otra línea de pensamiento. Podría ser que Juan 19:14 se refiriese a ese día de preparación (el 20, víspera del sábado ceremonial del 21). No obstante Juan 19:14 dice víspera de Pascua, no víspera de Panes Ázimos. Eso podría ser superado si notamos cómo los evangelistas usan indiscriminadamente los nombres Pascua y Panes Ázimos como si para ellos fuesen sinónimos. Si ese es el caso, Juan al decir víspera de Pascua, se estaría refiriendo a víspera de Panes Ázimos.

Entonces tendríamos que el juicio a Jesús tampoco habría ocurrido en apenas un día, sino en muchos, siendo apenas uno de ellos día de preparación.

¿Qué otra opción existe?
Si Juan 19:14 se refiere al 14 de Nisan, entonces Jesús fue enjuciado y crucificado un día antes de ser arrestado.
Si se refiere a una víspera del sábado semanal, entonces el juicio se extendió por al menos dos días.
Si se refieren al 2o, víspera del sábado ceremonial del 21, el juicio se extendió aún mucho más.
Porque la única opción para que el juicio a Jesús hubiese ocurrido en apenas un día es que el 15 de Nisan, día de su arresto fuese día de preparación de Pascua; y sabemos que eso es absolutamente imposible.

Veamos ahora el otro aspecto de juan 19:14.

¿Qué responderían si yo les digo que Jesús murió a las 1700?
Me dirían que los relatos dicen a la hora novena = 1500
Yo aduciría que en aquella época, las horas no se podían medir y decir con exactitud.
Me responderían que no, que fue a las 1500
Pero si yo insisto en que el apuro por sepultarlo solo se explica si hubiese muerto a las 1700
A eso se me repite que no, que los evangelios dicen a las 1500 = hora novena.
No obstante las horas no se sabían con seguridad.
Que no, que fue a las 1500.

Eso es lo que sucedería también si alguien dijese que Jesús murió a las 1300.
Se diría y repetiría que fue a las 1500
Pero ¿y eso de las horas imprecisas e inexactas?
Que no, que murió a la hora novena = 1500.

¿Verdad que sería así?

Entonces ¿cómo se explica que Jesús estaba compadeciendo ante Pilato a la hora sexta, si fue crucificado a la hora tercera?
Solo hay una explicación: Primero Jesús está ante Pilato al mediodía y después es crucificado a las 0900. Partiendo de ese día a las 1500 en que Jesús está ante Pilato, debemos buscar cuándo en un futuro serían las 0900 de algún día. La respuesta más temprana es que al día siguiente.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

¿Ocurrió el juicio y crucifixión un mismo día y siendo día de preparación?
El texto clave para sostener tal tesis ha sido Juan 19:14
Y era el día de la preparación para la Pascua; era como la hora sexta. Y Pilato dijo a los judíos: He aquí vuestro Rey.
Veamos los hechos y luego comparémoslos con ese versículo a ver si en realidad dice lo que parece.

Por la Ley de Moisés sabemos que la Pascua es el 14 de Nisán. Ese día se sacrifica el cordero el cual se cena al llegar la noche, es decir el día 15. También sabemos que el día 15 es de convocación santa, o como dice Juan un gran sábado, sábado de gran solemnidad, sábado ceremonial. Por lo tanto, siendo el 15 un día sábado ceremonial, su víspera, el 14, es día de preparación. El 14 no es día de preparación porque ese día se prepare la Pascua, es día de preparación porque es víspera de un sábado ceremonial.

Por otro lado, leyendo los sinópticos, sabemos que el día de preparación 14 de Nisan, Jesús dio instrucciones a Pedro y a Juan de hacer los preparativos para la Pascua. Y los sinópticos nos dicen que llegada la noche, es decir, ya 15, Jesús entró al aposento alto a celebrar la Pascua con sus discípulos. Horas más tarde, siempre en el 15 de Nisán, sábado ceremonial, Jesus se dirige al jardin del Getsemaní para orara, y poco después es arrestado. Entonces comienzan sus juicios tanto ante los judíos como ante los romanos.

Como vemos, Jesús es arrestado en la madrugada del 15. El día de preparación fue el 14, entonces ¿a qué día de preparación se refiere Juan en 19:14? Si no fue el 14, y Jesús fue arrestado el 15, debemos buscar hacia adelante a ver qué otro día de preparación podría referirse Juan.

Para eso debemos recordar que día de preparación es todo día víspera de un sábado; sea sábado semanal o sábado ceremonial. Entonces podemos explorar la posibilidad de que se refiera a un día víspera de sábado semanal, un viernes. El detalle es que si Jesús fue arrestado un sábado ceremonial, aunque ese día fuese víspera de sábado semanal, aún así no sería día de preparación. Si suponemos que el 15 fue viernes, entonces el jueves 14 fue día de preparación para ambos sábados consecutivos (el viernes 15 y el sábado semanal).

Así, en el mejor de los casos, el día de preparación para un sábado semanal más próximo que podríamos suponer es el 16. En ese caso, el 14 fue día de preparación para el sábado ceremonial del 15, y suponemos al 16 como día de preparación de un supuesto sábado semanal. Como se ve, si ese hubiese sido el caso, si interpretamos que Juan 19:14 se refiere al 16 de Nisán.

Entonces tendríamos que el juicio a Jesús no ocurrió en apenas un día ni que fue día de preparación. En esta hipótesis, transcurrió en dos días, uno de los cuales no fue día de preparación.

De todos modos, todo eso debemos descartarlo. porque si leemos Juan 19:14 descubrimos que era un día de preparación para Pascua. No era un día de preparación de un sábado semanal, sino víspera de un sábado ceremonial de Pascua.

Si volvemos a investigar, encontramos que a la fiesta de Pascua le sigue la fiesta de los Panes Ázimos. Y en esa fiesta pegada a la Pascua tenemos un sábado ceremonial, el 21 de Nisan. Así se abre otra línea de pensamiento. Podría ser que Juan 19:14 se refiriese a ese día de preparación (el 20, víspera del sábado ceremonial del 21). No obstante Juan 19:14 dice víspera de Pascua, no víspera de Panes Ázimos. Eso podría ser superado si notamos cómo los evangelistas usan indiscriminadamente los nombres Pascua y Panes Ázimos como si para ellos fuesen sinónimos. Si ese es el caso, Juan al decir víspera de Pascua, se estaría refiriendo a víspera de Panes Ázimos.

Entonces tendríamos que el juicio a Jesús tampoco habría ocurrido en apenas un día, sino en muchos, siendo apenas uno de ellos día de preparación.

¿Qué otra opción existe?
Si Juan 19:14 se refiere al 14 de Nisan, entonces Jesús fue enjuciado y crucificado un día antes de ser arrestado.
Si se refiere a una víspera del sábado semanal, entonces el juicio se extendió por al menos dos días.
Si se refieren al 2o, víspera del sábado ceremonial del 21, el juicio se extendió aún mucho más.
Porque la única opción para que el juicio a Jesús hubiese ocurrido en apenas un día es que el 15 de Nisan, día de su arresto fuese día de preparación de Pascua; y sabemos que eso es absolutamente imposible.





Veamos ahora el otro aspecto de juan 19:14.

¿Qué responderían si yo les digo que Jesús murió a las 1700?
Me dirían que los relatos dicen a la hora novena = 1500
Yo aduciría que en aquella época, las horas no se podían medir y decir con exactitud.
Me responderían que no, que fue a las 1500
Pero si yo insisto en que el apuro por sepultarlo solo se explica si hubiese muerto a las 1700
A eso se me repite que no, que los evangelios dicen a las 1500 = hora novena.
No obstante las horas no se sabían con seguridad.
Que no, que fue a las 1500.

Eso es lo que sucedería también si alguien dijese que Jesús murió a las 1300.
Se diría y repetiría que fue a las 1500
Pero ¿y eso de las horas imprecisas e inexactas?
Que no, que murió a la hora novena = 1500.

¿Verdad que sería así?

Entonces ¿cómo se explica que Jesús estaba compadeciendo ante Pilato a la hora sexta, si fue crucificado a la hora tercera?
Solo hay una explicación: Primero Jesús está ante Pilato al mediodía y después es crucificado a las 0900. Partiendo de ese día a las 1500 en que Jesús está ante Pilato, debemos buscar cuándo en un futuro serían las 0900 de algún día. La respuesta más temprana es que al día siguiente.

Ya sabemos que el juicio a Jesús duró mucho más que apenas horas; duró al menos dos días; y probablemente se extendiera desde el 15 hasta el 20 de Nisán cuando fue crucificado.

Eso nos ayuda a comprender otros detalles como que Jesús se apareciera a sus discípulos por 40 días.

Si Jesús fue crucificado el Jueves 20 de Nisan y resucitó el domingo 23, entonces sus primeras apariciones ocurrieron el 23 de Nisan.
Jesús continuó apareciéndose por 40 días hasta la víspera de Pentecostes. Si Jesús hubiese sido crucificado el 14 o el 15, esa cuenta no cierra.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

otro indicio de que el juicio no duró apenas horas sino días es que Judas recibiera las 30 monedas, comprara un terreno, se arrepintiera, devolviese las monedas y se matara antes de que Jesús fuese llevado ante Pilato.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Todavía más.
Si Jesús fue crucificado el 15 o incluso el 14 de Nisán, el domingo de resurrección (según el sistema saduceo el cual regía en el Siglo I) fue día de ofrendas mecidas, y ese día también tiene caracter de sábado ceremonial. En tal caso, las mujeres tampoco podrían haber ido al sepulcro ese domingo, el primer domingo después de Pascua.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

otro indicio de que el juicio no duró apenas horas sino días es que Judas recibiera las 30 monedas, comprara un terreno, se arrepintiera, devolviese las monedas y se matara antes de que Jesús fuese llevado ante Pilato.

que día compró el terreno, cuanto le dieron de cambio?...... se tomó un café o una copa de vino , antes de lanzarle el cambio a los sacerdotes?......... uf!

vaya capacidad de exégesis la tuya.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

que día compró el terreno, cuanto le dieron de cambio?...... se tomó un café o una copa de vino , antes de lanzarle el cambio a los sacerdotes?......... uf!

vaya capacidad de exégesis la tuya.

¿piensas que con esos aportes INTELIGENTES vas a convencer a alguien?
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

¿piensas que con esos aportes INTELIGENTES vas a convencer a alguien?

Ahi no he aportado nada, estoy preguntandote un par de cosas, que por supuesto no vas a responder.

que día compró el terreno, cuanto le dieron de cambio?...... se tomó un café o una copa de vino , antes de lanzarle el cambio a los sacerdotes?
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Todavía más.
Si Jesús fue crucificado el 15 o incluso el 14 de Nisán, el domingo de resurrección (según el sistema saduceo el cual regía en el Siglo I) fue día de ofrendas mecidas, y ese día también tiene caracter de sábado ceremonial. En tal caso, las mujeres tampoco podrían haber ido al sepulcro ese domingo, el primer domingo después de Pascua.

Eso no es así. Eso es una confusión mía.
El día de las gavillas mecidas NO tiene carácter de sábado ceremonial.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Ahi no he aportado nada, estoy preguntandote un par de cosas, que por supuesto no vas a responder.

que día compró el terreno, cuanto le dieron de cambio?...... se tomó un café o una copa de vino , antes de lanzarle el cambio a los sacerdotes?

preguntas muy acordes a tu nivel de argumentación: inteligentes y respetuosas.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Nisán tiene 30 días. Si Jesús fue crucificado el 20 y resucita el 23, siendo el 23 el primer día de sus apariciones...
En Nisán apareció por 8 días (del 23 inclusive al 30)
Iyar tiene 29 días; con lo cual suma 37 días.
Entonces debió aparecer y ascender por última vez el 3 de Siván.

Si el 15 de Nisán fue sábado y la gavilla se meció el domingo 16; las siete semana son:
23 de Nisán
30 de Nisán
7 de Iyar
14 de Iyar
21de Iyar
28 de Iyar
6 de Siván
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Todo lo que hicieron el Sanedrín con Jesucristo fue ilegal segun la ley porque jamas podian juntarse en la noche en caso de tribunal eclesiástico y estos Si lo hicieron de noche, pasaron por alto todas las leyes que ellos mismo tanto se llenaron la boca, en el libro "Jesus, el Cristo" explica muy bien la confabulación satánica de los Sacerdotes Judíos.

http://communities.intel.com/servlet/JiveServlet/previewBody/6863-102-1-10035/Jesus_el_Cristo.pdf

CAPITULO 34
JUICIO Y CONDENACIÓN
EL JUICIO JUDÍO.
DEL Getsemaní, el atado y cautivo Cristo fue llevado ante los magistrados judíos. Sólo el
evangelio de Juan nos informa que primeramente llevaron el Señor ante Anas, el cual lo devolvió,
atado todavía, al sumo sacerdote Caifas. Los evangelistas sinópticos narran únicamente la audiencia
ante Caifás. No tenemos ningún detalle de la entrevista con Anas; y la comparecencia de Jesús ante él,
en primer lugar, fue tan verdaderamente irregular e ilícita, según la ley hebrea, como todas las demás
cosas que se hicieron esa noche. Más de veinte años antes Anas, suegro de Caifas, había sido
destituido de la posición de sumo sacerdote; pero durante todo este período había ejercido una
influencia potente en todos los asuntos de la jerarquía. Caifas, como Juan procura informarnos, era "el
que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo".
En el palacio de Caifas los principales sacerdotes, escribas y ancianos del pueblo se hallaban
reunidos en una sesión del Sanedrín, oficial o extraoficialmente, todos esperando ansiosamente el
resultado de la expedición encabezada por Judas. Cuando Jesús, objeto de su odio enconado y víctima
predeterminada, fue llevado ante ellos, atado y preso, inmediatamente comenzaron a juzgarlo,
contraviniendo la ley, así la escrita como la tradicional, de la cual aquellos magistrados judíos allí
reunidos declaraban ser tan celosos defensores. Ninguna audiencia legal podía verificarse, con
respecto a una ofensa capital, sino en el tribunal señalado y oficial del Sanedrín. De la narración dada
en el cuarto evangelio podemos inferir que ante todo, se sujetó al prisionero a un examen interrogante
por parte del sumo sacerdote en persona.
6
Este funcionario—y sólo podemos conjeturar si fue Anas o
Caifas—preguntó a Jesús concerniente a sus discípulos y doctrinas. Este examen preliminar fue
completamente ilícito. porque el código hebreo disponía que en cualquier causa ante un tribunal, el
testigo acusador debía detallar sus cargos contra el acusado, y que éste debía ser protegido de cualquier tentativa de hacerlo testificar contra sí mismo. La contestación del Señor al sumo sacerdote debía
haber sido suficiente protesta contra otros procedimientos ilícitos. "Jesús le respondió: Yo
públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se
reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que
han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho." La respuesta fue una
objeción legal a que se le negara a un prisionero acusado el derecho de encararse con sus acusadores.
Se escuchó con completo desdén, y uno de los alguaciles presentes, queriendo tal vez granjearse el
favor de sus superiores, administró un terrible golpe a Jesús,' preguntándole a la vez: "¿Así respondes
al sumo sacerdote?" A este cobarde asalto, el Señor contestó con bondad casi sobrehumana:
5
"Si he
hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?" Sin embargo, aparte de la
sumisión, sus palabras constituyeron otra apelación a los principios de la justicia, pues si lo que Jesús
había dicho era malo, ¿por qué no lo acusó su asaltante?; y si había hablado bien, ¿qué derecho tenía el
alguacil de juzgar, condenar y castigar, y sobre todo, en presencia del sumo sacerdote? Esa noche
quedó destronada toda ley y justicia.
"Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra
Jesús, para entregarle a la muerte." Si "todo el concilio" se refiere a un quorum legal, de veintitrés
miembros o más, o al cuerpo completo de los setenta y dos miembros del Sanedrín, es un detalle
menor. Toda convocación nocturna del Sanedrín, y más particularmente para considerar un crimen
mayor, violaba la ley judía en forma directa. En igual manera era ilícito que el concilio considerase
una acusación de esa naturaleza en un día de reposo, en día de fiesta o en vísperas de esos días. Cada
uno de los miembros del Sanedrín era juez; el cuerpo judicial debía escuchar el testimonio, y sólo de
acuerdo con ese testimonio rendir un fallo en toda causa debidamente presentada. Se requería que los
326acusadores comparecieran en persona, y de antemano se les amonestaba del crimen de dar falso
testimonio. Toda persona acusada debía ser considerada y tratada como si fuera inocente, hasta que se
comprobara su culpabilidad en forma debida. Pero en el juicio, así llamado, de Jesús, los jueces no
solamente buscaron testigos, sino particularmente testigos falsos. Aunque se presentaron muchos
falsos testimonios, no hallaron causa contra el Prisionero, porque los perjuros sobornados no podían
concordar entre sí; y aun los impíos integrantes del Sanedrín tuvieron miedo de violar en forma
palpable el requisito fundamental de que por lo menos dos testigos concordantes debían testificar
contra un acusado, pues de lo contrario la causa debía ser abrogada.
Los jueces sacerdotales ya habían determinado que Jesús habría de ser declarado culpable del
cargo que fuera, y condenado a muerte; su fracaso en hallar testigos contra El amenazaban demorar la
consumación de su nefario complot. La prisa y la precipitación caracterizaron toda su manera de
proceder: ilegalmente habían causado el arresto de Jesús de noche, e ilícitamente estaban simulando
un juicio durante la noche. Su propósito consistía en declarar culpable al prisionero, a fin de poder
llevarlo ante las autoridades romanas en las primeras horas de la mañana, como criminal debidamente
juzgado y considerado digno de muerte. La falta de dos testigos hostiles que relataran las mismas
calumnias estaba probando ser un serio impedimento. "Pero al fin vinieron dos testigos falsos, que
dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo."
1
Sin embargo, otros
testificaron en esta forma: "Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y
en tres días edificaré otro hecho sin mano." De manera que, como lo dice S. Marcos, "ni aun así
concordaban en el testimonio". En cualquier causa ante un tribunal, seguramente la discrepancia entre
las afirmaciones, "puedo derribar" y "derribaré" que le imputaban los acusadores, sería de importancia
fundamental. Sin embargo, los únicos cargos atribuidos a Cristo hasta esa parte del juicio no tenían
más fundamento que esa simulación de enjuiciamento formal. Se tendrá presente, con relación a la
primera purificación del templo, cerca del comienzo del ministerio de Señor, que El había respondido
a la clamorosa exigencia de los judíos, de que les mostrara alguna señal de su autoridad, diciéndoles;
"Destruid este templo, y en tres días lo levantaré." No dijo que El sería quien lo iba a destruir; los
judíos habrían de ser los destructores; El, el restaurador. Y refiriéndose a la ocasión, el escritor
inspirado declara explícitamente que Jesús "hablaba del templo de su cuerpo", y en ningún sentido de
los edificios erigidos por los hombres.
Uno lógicamente puede preguntar si sería posible atribuir importancia alguna a la declaración que
los testigos perjuros alegaban haber oído de labios de Cristo. La veneración con que los judíos
afirmaban estimar la Santa Casa, no obstante la manera tan inexcusable en que profanaban sus
recintos, ofrece una respuesta parcial pero insuficiente. El plan de los magistrados conspiradores
parece haber consistido en declarar culpable a Cristo del cargo de sedición, presentándolo como un
peligroso alborotador de la paz de la nación, enemigo declarado de las instituciones establecidas y.
consiguientemente, incitador de la oposición a la autonomía vasalla de la nación judía, así como al
supremo dominio de Roma.
Esta vagamente definida sombra de acusación legal, producida por el nebuloso e incongruente
testimonio de los testigos falsos, fue suficiente para estimular la audacia del inicuo tribunal.
Levantándose de su asiento para comunicar cierto énfasis dramático a su interrogación, Caifas le
preguntó a Jesús: "¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?" No había cosa qué responder.
Ningún testimonio consecuente o válido se había presentado contra El, de modo que guardó un
silencio decoroso. Entonces Caifas, contraviniendo la proscripción legal de no requerir que una
persona testificara en su propia causa, salvo en forma voluntaria y de su propia iniciativa, no sólo
exigió una respuesta al Prisionero, sino ejerció la potente prerrogativa del oficio sumo-sacerdotal,
conjurando al acusado como testigo ante el tribunal sacerdotal. "Entonces el sumo sacerdote le dijo:
Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios." Es significativo el
hecho de que mencionó separadamente al "Cristo" y al "Hijo de Dios", pues nos da a entender la
expectación judía de un Mesías, sin reconocer que había de ser distintamente de origen divino. Nada
de lo que previamente se había dicho puede considerarse fundamento propio para la interrogación
327anterior. La acusación de sedición estaba a punto de ser reemplazada por una de mayor gravedad, la de
blasfemia.
A la completamente injusta, pero a la vez oficial conjuración del sumo sacerdote, Jesús contestó:
"Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del
poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo." La expresión, "tú lo has dicho", equivalía a "soy lo
que tú has dicho".
11
Fue una declaración incondicional de su parentesco divino, así como de su propia
categoría inherente de Dios. "Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha
blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su
blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!"
Así fue como los jueces de Israel—entre los que estaban comprendidos el sumo sacerdote, los
principales sacerdotes, escribas y ancianos del pueblo, y el gran Sanedrín, convocado ilícitamente—
decretaron que el Hijo de Dios era digno de muerte, sin más evidencia que la de la propia admisión del
Acusado. Por estipulación expresa el código judío prohibía que una persona quedase convicta,
particularmente de una ofensa capital, por su propia confesión, a menos que el testimonio de testigos
fidedignos la apoyara ampliamente. Así como en el Jardín de Getsemaní Jesús voluntariamente se
había entregado, ahora en igual manera, personal y voluntariamente proporcionó a los jueces la
evidencia de acuerdo con la cual injustamente lo declararon reo de muerte. No podía haber más
crimen en la afirmación de su Mesiazgo o divina filiación, sino que la declaración era falsa. En vano
buscamos en la narración un indicio siquiera de que se hizo o se sugirió una investigación de las
razones en que Jesús basaba sus exaltadas afirmaciones. El acto del sumo sacerdote de rasgarse los
vestidos fue simplemente una afectación dramática de horror pío por la blasfemia que había herido sus
oídos. La ley expresamente prohibía que el sumo sacedote se rasgara la ropa;
p
pero de otras fuentes
ajenas a las Escrituras aprendemos que, de acuerdo con la ley tradicional, era permitida la rasgadura
de la ropa como testimonio de un delito sumamente grave, tal como el de blasfemia.' No hay
ninguna indicación de que se haya tomado y anotado el voto de los jueces en la manera precisa y
ordenada que la ley requería.
Jesús fue declarado convicto de la ofensa más atroz conocida entre los judíos. Pese a la injusticia
del hecho, el tribunal supremo de la nación lo había declarado culpable de blasfemia. Limitándonos a
los hechos precisos, no podemos decir que los miembros del Sanedrín sentenciaron a Cristo a muerte,
en vista de que por decreto romano se había despojado al concilio judío del poder de pronunciar
autorizadamente la pena capital. Sin embargo, el tribunal del sumo sacerdote decidió que Jesús era
digno de muerte, y así informaron cuando lo entregaron a Piíato. Impulsados por su exceso de odio
malévolo, los jueces de Israel abandonaron a su Señor a la desenfrenada voluntad de los lacayos
subalternos que colmaron sobre Jesús toda indignidad que sus instintos brutales pudieron idear. Le
bañaron el rostro con su vil esputo;
r
y entonces, habiéndole vendado los ojos, se divirtieron,
administrándole puñetazos una vez tras otra, diciendo mientras tanto: "Profetízanos, Cristo, quién es el
que te golpeó." La perversa multitud lo ridiculizó e injurió con escarnios y burlas, y de este modo se
convirtieron en blasfemos de hecho.
La ley y práctica de la época requerían que a cualquier persona declarada culpable de una ofensa
capital, después de ser juzgada debidamente ante un tribunal judío, se le concediera un segundo juicio
al día siguiente; y en este enjuiciamiento posterior, cualquiera de los jueces, o todos ellos, que
previamente hubiese votado a favor de la convicción del acusado, podía modificar su dictamen; pero
ninguno de los que previamente hubiese votado a favor de que se le absolviese, podía cambiar su voto.
Bastaba con una simple mayoría para dar la absolución, pero se requería más que la mayoría para
declarar culpable al prisionero. Por motivo de una disposición, que a nosotros nos debe parecer
sumamente extraordinaria, si todos los jueces votaban a favor de que se declarase culpable de una
ofensa capital al acusado, el veredicto no podía aceptarse, y el detenido debía ser puesto en libertad;
porque, según se afirmaba, el voto unánime contra cualquier prisionero indicaba que no tenía un solo
amigo defensor en el tribunal, y que los jueces pudieron habei conspirado contra él. De acuerdo con
este reglamento de la jurisprudencia hebrea, el veredicto fallado contra Jesús en la ilícita sesión
328nocturna del Sanedrín carecía de validez, porque se nos dice con claridad que "todos ellos le
condenaron, declarándole ser digno de muerte".
Aparentemente con objeto de dar un vago pretexto de legalidad a su manera de proceder, el
Sanedrín suspendió sus actividades para reunirse de nuevo en la primeras horas de la mañana. De esta
manera obedecieron técnicamente el requisito—que en todo caso en que se decretara la sentencia de
muerte, el tribunal habría de oír y juzgar por segunda vez en una sesión posterior—pero
completamente pasaron por alto la disposición igualmente obligatoria de que el segundo juicio debía
llevarse a cabo al día siguiente de la primera audiencia. Entre los dos enjuiciamientos, en días
consecutivos, los jueces tenían la obligación de ayunar, orar y dar tranquila y sincera consideración a
la causa delante de ellos.
S. Lucas, que ningún^detalle relata del juicio nocturno de Jesús, es el único de los escritores
evangélicos que da una noticia circunstancial de las sesiones del día siguiente. Dice así: "Cuando era
de día, se juntaron los ancianos del pueblo los principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al
concilio."
11
La interpretación que algunas autoridades bíblicas han dado a la expresión, "le trajeron al
concilio", es que el Sanedrín condenó a Jesús en el sitio señalado del tribunal—Ga-zith o la Sala de
Piedras Labradas—como lo requería la ley de la época; pero se opone a lo anterior la declaración
de Juan, que Jesús fue llevado directamente de Caifas al pretorio romano.
Es probable que en esta sesión efectuada en las primeras horas de la mañana se aprobaron las
medidas irregulares tomadas durante la noche, y se decidieron los detalles de los siguientes pasos que
era necesario dar. Leemos que 'entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte". No
obstante, simularon el segundo juicio, cuyos resultados las afirmaciones voluntarias del Prisionero
grandemente facilitaron. No hubo ni sombra de justificación para que los jueces exigieran que el
Acusado declarara; debían haber examinado de nuevo a los que testificaban en contra de El. La primer
pregunta que le hicieron fue: "¿Eres tú el Cristo? Dínoslo." El Señor respondió dignamente: "Si os lo
dijere, no creeréis; y también si os preguntare, no me responderéis!, ni me soltaréis. Pero desde ahora
el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios." Ni la pregunta subentendía, ni la
respuesta daba motivo para su condenación. Toda la nación esperaba al Mesías; y si Jesús decía que El
era, el único paso judicial que propiamente se podía dar contra El era investigar los méritos de su
afirmación. Inmediatamente siguió la pregunta decisiva: "¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo:
Vosotros decís que lo soy. Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? Porque
nosotros mismos lo hemos oído de su boca."*
Jehová fue declarado convicto de blasfemar contra Jehová. El único Ser mortal a quien—por
haber afirmado que poseía atributos y poderes divinos—era imposible imputar el terrible crimen de
blasfemia, los jueces de Israel habían condenado por blasfemo. "Todo el concilio", expresión que
posiblemente nos da a entender un quorum legal, tomó parte en el acto final. Así concluyó el
impropiamente llamado "juicio" de Jesús ante el sumo sacerdote y ancianos
7
de su pueblo. "Muy de
mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con
todo el concilio, llevaron a Jesús atado, y le entregaron a Pilato."
2
Durante las pocas horas que le
quedaban en su estado terrenal, se hallaría en manos de gentiles, traicionado y entregado por los
suyos.
PEDRO NIEGA A SU SEÑOR.
Cuando Jesús fue aprehendido en el Jardín de Getse-maní, todos los Once lo abandonaron y
huyeron. No se les debe imputar este hecho como evidencia segura de cobardía, porque el Señor había
indicado que lo dejarían solo. Pedro y por lo menos otro de los discípulos siguieron de lejos, y después
que los guardias hubieron entrado en el palacio del sumo sacerdote con su prisionero, Pedro también
entró y "se sentó con los alguaciles, para ver el fin". El discípulo anónimo que era conocido del sumo
sacerdote, le ayudó a entrar. Con toda probabilidad el "otro discípulo" era Juan el Amado, como se
329puede inferir del hecho de que toda referencia a él aparece únicamente en el cuarto evangelio, cuyo
autor característicamente se refiere a sí mismo sin identificarse.
Mientras Jesús se hallaba ante el Sanedrín, Pedro estaba abajo con los criados. Cuidaba la puerta
una mujer joven cuyas sospechas femeninas se despertaron cuando dio la entrada a Pedro; y mientras
estaba sentado entre la multitud en el patio, se le acercó ella y habiéndolo observado atentamente, dijo:
"Tú también estabas con Jesús el galileo." Pero Pedro lo negó, asegurando que no conocía a Jesús.
Sobrevino al apóstol la inquietud; empezó a molestarlo su conciencia y el temor de ser reconocido
como uno de los discípulos del Señor. Se apartó de entre la multitud e intentó esconderse parcialmente
en la entrada; pero allí lo reconoció otra criada, y dijo a los que se hallaban cerca: "También éste
estaba con Jesús el nazareno", acusación que Pedro negó con un juramento: "No conozco al hombre."
Hacía frío esa noche abrileña, y se había encendido un fuego en el patio del palacio. Pedro se sentó
con los demás alrededor de la lumbre, pensando tal vez que la osadía sería mejor que el
comportamiento sigiloso para evitar que lo conocieran. Como una hora después de sus primeras
negaciones, algunos de los hombres sentados alrededor del fuego lo acusaron de ser discípulo de
Jesús, e hicieron mención de que su dialecto galileo era evidencia de que por lo menos era compatriota
del Prisionero del sumo sacerdote; pero la amenaza más grande provino de la acusación de un pariente
de Maleo, cuya oreja Pedro había cortado con la espada, el cual le preguntó en forma directa: "¿No te
vi yo en el huerto con él?" Entonces Pedro llegó a tal extremo, sobre el camino de la mentira que había
emprendido, que comenzó a maldecir y a jurar, y declaró con vehemencia por tercera vez: "No
conozco al hombre." Al salir de sus labios esta última mentira impía, el sonoro canto del gallo llegó a
sus oídos,
e
y el recuerdo de la predicción de su Señor se desbordó en sus pensamientos. Temblando
miserablemente al comprender su pérfida cobardía, se volvió de la multitud y vio la mirada del Cristo
sufriente, que desde en medio de la turba insolente dirigió la vista hacia su alardoso pero amoroso y
débil apóstol. Huyendo del palacio, Pedro salió en la noche llorando amargamente. Como lo hace
constar su vida posterior, sus lágrimas fueron de contrición verdadera y arrepentimiento sincero.
LO PRIMERA COMPARECENCIA DE CRISTO ANTE PILATO.
Como ya hemos notado, ningún tribunal judío tenía la autoridad para imponer la pena de muerte;
Roma imperial se había reservado esta prerrogativa para sí. El vocerío unido de los miembros del
Sanedrín, de que Jesús era digno de muerte, ningún efecto podía surtir hasta que lo sancionara el
diputado del Emperador, que en esa época era Poncio Pilato, gobernador, o más propiamente dicho,
procurador de Judea, Samaría e Idumea. Pilato tenía su residencia oficial en Cesárea,' sobre la costa
del Mediterráneo, pero acostumbraba estar presente en Jerusalén en épocas de importantes fiestas
hebreas, probablemente para preservar el orden o sofocar en el acto cualquier alboroto entre la
numerosa y heterogénea multitud que llenaba la ciudad en esas ocasiones festivas. El Gobernador y su
séquito se hallaban en Jerusalén en esta importante temporada de la Pascua. Muy temprano, la mañana
del viernes, todo el concilio, es decir, el Sanedrín, llevó a Jesús atado al pretorio de Poncio Pilato; pero
con estricta escrupulosidad se refrenaron de entrar en la casa por temor de contaminarse; porque la
sala de juicio era parte de la casa de un gentil, y podía haber en algún lugar pan con levadura, cuya
sola presencia los haría ceremonialmente impuros. ¡Juzgue para sí, todo lector, el carácter de aquellos
hombres, temerosos de aproximarse siquiera a la levadura mientras ansiaban derramar sangre
inocente!
Respetando sus escrúpulos, Pilato salió del palacio y, al entregársele el prisionero, preguntó:
"¿Qué acusación traéis contra este hombre?" La pregunta, aun cuando estrictamente propia y
judicialmente necesaria, sorprendió y desconcertó a los príncipes sacerdotales, los cuales
evidentemente iban con la esperanza de que el gobernador sencillamente aprobara su veredicto como
cosa hecha, y pronunciara la sentencia correspondiente; pero en lugar de ello, Pilato aparentemente
estaba a punto de ejercer su autoridad y jurisdicción original. Con mortificación o disgusto que no se
330pudo disimular, su portavoz, probablemente Caifas, contestó: "Si éste no fuera malhechor, no te lo
habríamos entregado." Ahora fue Pilato quien a su vez sintió, o por lo menos fingió resentimiento, y
contestó en substancia: Muy bien; si no queréis presentar la acusación en forma debida, tomadlo y
juzgadlo de acuerdo con vuestra ley, y no me molestéis con el asunto. Pero los judíos replicaron: "A
nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie."
Juan el Apóstol indica con estas últimas palabras la determinación de los judíos de causar la
muerte de Jesús, no sólo con la aprobación de Roma, sino por verdugos romanos; pues, como desde
luego podemos ver, si Pilato hubiese aprobado la sentencia de muerte y entregado el prisionero a los
judíos para que ellos la impusieran, Jesús habría sido apedreado, de acuerdo con el castigo hebreo
decretado para la blasfemia. Por otra parte, el Señor había predicho claramente que moriría
crucificado, método romano de ejecutar a los reos, pero nunca practicado por los judíos. Además, si
los magistrados judíos, hubiesen ejecutado a Jesús, aun con la aprobación del gobierno, podría haber
provocado una insurrección entre el pueblo, porque había muchos que creían en El. Los astutos
jerarcas estaban resueltos a causar que fuera muerto bajo la condenación de Roma.
"Y comenzaron a acusarle, diciendo: A este hemos hallado que pervierte a la nación, que prohibe
dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey." Es importante notar que ninguna
acusación de blasfemia se presentó a Pilato, pues de haberlo hecho, el gobernador, pagano consumado
de corazón y pensamientos, probablemente habría declarado que la acusación no merecía ser llevada a
juicio; porque Roma con sus muchos dioses—cuyo número aumentaba constantemente por motivo de
la entonces común deificación pagana de seres mortales—no reconocía la ofensa de blasfemia como la
interpretaban los judíos. Los miembros acusadores del Sanedrín no vacilaron en reemplazar el delito
de blasfemia, el crimen de mayor gravedad conocido en el código hebreo, con el de alta traición,
que constituía la ofensa más grave en la categoría romana de crímenes. A las vociferas acusaciones de
los principales sacerdotes y ancianos, el Cristo tranquilo y circunspecto no se dignó dar respuesta. Les
había hablado por la última vez, hasta la época señalada del otro juicio en cual El será el juez, y ellos
los prisioneros ante el tribunal.
La conducta sumisa, pero a la vez majestuosa de Jesús, sorprendió a Pilato; ciertamente aquel
hombre tenía un porte real; nunca había comparecido delante de él otro Ser semejante. Sin embargo, la
acusación era grave; los hombres que aspiraban a un trono podían ser peligrosos para Roma; mas con
todo, el Acusado nada decía o contestaba a los cargos que se le hacían. Entrando en el pretorio, Pilato
mandó que le llevaran a Jesús.' El relato detallado de los acontecimientos, preservado en el cuarto
Evangelio, da a entender que también entraron algunos de los discípulos, entre los cuales casi es
seguro que se hallaba Juan. Cualquier persona podía entrar libremente, porque la publicidad era uno
de los aspectos efectiva y expresamente proclamados de los juicios romanos.
Manifiestamente sin ninguna animosidad o prejucios contra Jesús, Pilato le preguntó: "¿Eres tú el
Rey de los judíos?" Jesús le contestó: "¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?"
Como lo indica la respuesta de Pilato, la pregunta con que nuestro Señor contestó la otra, dio a
entender, y tenía por objeto que así se entendiera, como lo expresaríamos nosotros: ¿Preguntas esto
con significado romano y literal—si soy de un reino terrenal—o con el significado judío y más
espiritual? Si hubiera respondido "sí" directamente, habría sido cierto en el sentido mesiánico, pero
incorrecto en cuanto a su significado terrenal; y a la inversa, un "no" podría haberse entendido como
verdadero o falso. De modo que Pilato le respondió: "¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los
principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este
mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los
judíos; pero mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú
dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la
verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz."
El gobernador romano comprendió claramente que aquel Varón notable, con sus altos conceptos
de un reino que no era de este mundo, y un imperio de verdad que El había de gobernar, no era ningún
insurrecto político; y que sería absurdo considerarlo como una amenaza a las instituciones romanas.
331Sus últimas palabras referentes a la verdad le habían sido las más difíciles de entender; Pilato se sintió
inquieto y quizá un poco temeroso por motivo de su importancia. ''¿Qué es la verdad?", exclamó—
más bien con aprehensión que como pregunta que debía ser contestada—al salir de la sala.
Oficialmente anunció a los judíos la absolución del Prisionero. El veredicto que pronunció: "Yo no
hallo en él ningún delito."
Sin embargo, los principales sacerdotes, escribas y ancianos del pueblo no se amedrentaron. Se
había convertido en manía su sed de la sangre del Santo. Salvaje y frenéticamente gritaron: "Alborota
al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí." La referencia a Galilea
sugirió a Pilato otra manera de proceder. Habiendo confirmado, tras una investigación, que Jesús era
galileo, determinó que el Prisionero fuese llevado a Herodes, gobernador vasallo de esa provincia y
que "en aquellos días también estaba en Jerusalén". Por este medio Pilato esperaba zafarse de toda
responsabilidad en el asunto, y además, podría ser el medio de hacer las paces con Herodes, "porque
antes estaban enemistados entre sí".
CRISTO ANTE HERODES.
Herodes Antipas, hijo degenerado de su infame padre, Herodes el Grande,
1
era tetrarca de Galilea
y Perea en esa época, y según el uso popular, aunque sin sanción imperial, se le llamaba rey para
halagarlo. Era el mismo que, para cumplir un impío juramento inspirado por las incitaciones
voluptuosas de una mujer, había ordenado el asesinato de Juan el Bautista. Gobernaba como vasallo
romano y profesaba ser ortodoxo en lo concerniente a las observancias judías. Había llegado a
Jerusalén con gran pompa para participar en la fiesta de la Pascua. Herodes quedó muy complacido
cuando Pilato le envió a Jesús; porque aparte de ser un acto condescendiente por parte del Procurador,
con el cual se estableció, como lo demuestran los acontecimientos posteriores, los preliminares de una
reconciliación entre los dos gobernantes,™ también fue el medio de satisfacer la curiosidad que tenía
de ver a Jesús, acerca del cual tanto había oído, cuya fama lo había aterrado y por medio de quien
ahora esperaba ver efectuado algún milagro interesante.
Cuando Herodes vio al renombrado Profeta de Galilea atado delante de él, custodiado por una
guardia romana y acompañado de los oficiales eclesiásticos, quedó reemplazado con un interés curioso
el temor que en otro tiempo había sentido en cuanto a Jesús, a quien supersticiosamente había
conceptuado ser la reencarnación de su víctima asesinada, Juan el Bautista. Comenzó a interrogar al
Prisionero, pero Jesús guardó silencio. Los principales sacerdotes y escribas lo acusaron con
vehemencia, pero el Señor no habló una sola palabra. Que sepamos, Herodes fue el único personaje en
toda la historia a quien Jesús haya dirigido un epíteto despreciativo: "Id, y decid a aquella zorra"—
había expresado en cierta ocasión a unos fariseos que vinieron a El con el rumor de que Herodes
intentaba matarlo.
0
Por lo que sabemos, Herodes también gozó de la distinción de ser la única persona
que vio a Cristo cara a cara y le habló, y sin embargo nunca escuchó su voz. Para los pecadores
arrepentidos, mujeres acongojadas, niños balbuceantes; para los escribas, fariseos, saduccos, rabinos;
para el perjuro sumo sacerdote y sus serviles e insolentes lacayos, y aun para Pilato el pagano, Cristo
tuvo palabras ele consuelo o instrucción, de amonestación o reproche, de protesta o denuncia,
respectivamente; sin embargo, para Herodes la zorra, sólo un silencio desdeñoso y real.
Completamente resentido, Herodes pasó de preguntas insultantes a hechos de vejación perversa. Con
sus soldados se burló de Cristo, y "le menospreció y escarneció". Entonces para ridiculizarlo, lo vistió
"de una ropa espléndida y volvió a enviarle a Pilato".
p
Herodes no halló nada en Jesús que justificara
su condenación.
332CRISTO NUEVAMENTE ANTE PILATO.
El procurador romano, viendo que no podía eludir el deber de seguir considerando la causa,
"convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, les dijo: Me habéis
presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de
vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. Y ni aun Herodes,
porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre. Le soltaré, pues, después
de castigarle." El deseo de Pilato de salvar a Jesús de la muerte fue justo y genuino; su intención de
azotar al prisionero, cuya inocencia había afirmado y reafirmado, representaba una concesión infame
al prejuicio de los judíos. Sabía que carecían de fundamento los cargos de sedición y traición; y que
era ridicula en extremo aun la denuncia misma por parte de la jerarquía judía, cuya lealtad simulada a
César sólo servía de pretexto a un odio inextinguible e inherente; y también sabía perfectamente bien
que los oficiales sacerdotales, impelidos por la envidia y la maldad habían entregado a Jesús en sus
manos.
Era costumbre de que en la temporada de la Pascua el gobernador perdonara y diera su libertad a
cualquiera de los prisioneros condenados que el pueblo eligiese. En esos días se hallaba encarcelado,
esperando su ejecución, "un preso famoso llamado Barrabás" que había sido juzgado culpable de
sedición, pues además de incitar al pueblo a que se insubordinara, también había cometido homicidio.
Este hombre había sido declarado convicto precisamente de los mismos cargos de que Pilato, en forma
particular, y Herodes, por inferencia, habían absuelto a Jesús, aparte de lo cual Barrabás también era
asesino. Pilato pensó en pacificar a los sacerdotes y al pueblo, soltando a Jesús en cumplimiento de su
acto misericordioso esa Pascua; significaría una admisión tácita del juicio pronunciado sobre Cristo en
el tribunal eclesiástico, y virtualmente la confirmación de la sentencia de muerte, reemplazada por un
perdón oficial. Por tanto, les preguntó: "¿A quién queréis que os suelte: A Barrabás, o a Jesús, llamado
el Cristo?" Parece que hubo un breve intervalo entre la pregunta de Pilato y la respuesta del pueblo,
durante el cual los principales sacerdotes y ancianos se dispersaron entre la multitud, incitándola a que
demandara la libertad del insurrecto y asesino. De modo que cuando Pilato volvió a preguntar: "¿A
cuál de los dos queréis que os suelte?", la turba gritó: "A Barrabás." Pilato, sorprendido, chasqueado y
enojado, entonces preguntó: "¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?" Todos gritaron: "¡Sea
crucificado! Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo:
¡Sea crucificado!"
El gobernador romano, turbado en extremo, sintió miedo dentro de sí. Aumentó a su perplejidad
un mensaje amo-nestador que recibió de su esposa, mientras se hallaba sentado en el tribunal: "No
tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él." Los que
no conocen a Dios son característicamente supersticiosos. Pilato temía el terrible presagio que el sueño
de su esposa podría pronosticar; pero hallando que no podía prevalecer, y previendo un alboroto entre
el pueblo si persistía en defender a Cristo, pidió agua y se lavó las manos delante de la multitud—acto
simbólico con que desconoció toda responsabilidad, y el cual todos entendieron—declarando a la vez:
"Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros." Siguió entonces el terrible grito con que el
pueblo del convenio decretó su propia condenación: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros
hijos." La historia proporciona espantoso testimonio del cumplimiento literal de tan horrorosa
invocación. Pilato soltó a Barrabás, y entregó a Jesús a los soldados para que fuese azotado.
La flagelación era el terrible preliminar de la muerte sobre la cruz. El instrumento de castigo era
un azote de muchas correas emplomadas, en el extremo de las cuales se colocaban filosos fragmentos
de hueso. Se sabe de casos en que los condenados murieron bajo el látigo, librándose así de los
horrores de la crucifixión en vida. De conformidad con las costumbres brutales de la época, Jesús¡
agotado y sangrando de la horrible flagelación que acababa de recibir, fue entregado a los soldados
semisalvajes para que se divirtieran. Como no se trataba de una víctima común y ordinaria, toda la
compañía se reunió en el pretorio para tomar parte en aquel pasatiempo diabólico. Desvistieron a
Jesús, colocaron sobre El un manto de púrpura y entonces, impulsados por un realismo endemoniado,
333tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre la cabeza del Sufriente. Le pusieron una caña en
la mano derecha como representación del cetro real, y postrándose ante El en homenaje burlón, lo
saludaban, diciendo: "¡Salve, rey de los judíos!" Arrebatándole la caña, le golpeaban la cabeza
brutalmente con ella, incrustando las crueles espinas en su carne temblorosa; lo abofetearon con los
puños y escupieron sobre El con vil y depravado abandono."
Pilato probablemente había estado observando en silencio esta barbarie. La hizo cesar y determinó
intentar una vez más conmover las fuentes de piedad en los judíos, si acaso existía en ellos. Salió y
dijo a la multitud: "Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él." Era la
tercera proclamación definitiva que el gobernador hacía de la inocencia del prisionero. "Y salió Jesús,
llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre!"
Parece que Pilato creía que la lastimosa apariencia del Cristo azotado y sangrando podría ablandar
el corazón de los judíos enfurecidos; pero no surtió tal efecto. Consideremos el terrible hecho: ¡Un
incrédulo, un pagano que no conocía a Dios, abogando ante los sacerdotes y pueblo de Israel por la
vida de su Señor y Rey! Cuando los principales sacerdotes y oficiales, insensibles ante el cuadro que
estaban presenciando, gritaron con un odio cada vez mayor: "¡Crucifícale! ¡Crucifícale!", Pilato
pronunció la sentencia fatal: "Tomadle vosotros, y crucificadle"; y añadió con énfasis acerbo: "Yo no
hallo delito en él".
Se recordará que la única acusación que le imputaron a Cristo ante el gobernador romano fue la de
sedición; los judíos acosadores cuidadosamente habían evitado mencionar siquiera el delito de
blasfemia, ofensa por la cual habían juzgado a Jesús digno de muerte. Ahora que habían arrebatado a
Pilato la pena de crucifixión, descaradamente trataron de aparentar que el decreto del gobernador sólo
era la ratificación de su propia sentencia de muerte, de modo que dijeron: "Nosotros tenemos una ley,
y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios." ¿Qué significaba aquello? El
impresionante título "Hijo de Dios" hirió más profundamente la conciencia turbada de Pilato. Una vez
más llevó a Jesús al pretorio y le preguntó alarmado: "¿De dónde eres tú?" La interrogación se refería
a que si Jesús era humano o sobrehumano. Una afirmación directa de la divinidad del Señor habría
atemorizado pero no iluminado al gobernador pagano, por tanto, Jesús no respondió. Pilato, más
perplejo todavía, y tal vez un poco ofendido por este aparente desprecio de su autoridad, le exigió una
explicación, diciendo: "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que
tengo autoridad para soltarte?" A esto Jesús respondió: "Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te
fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene." La posición de uno y
otro quedó invertida: Cristo era el juez y Pilato el objeto de su juicio. Aunque no quedó absuelto, el
romano fue declarado menos culpable que aquel o aquellos que entregaron a Jesús en sus manos y le
habían exigido un decreto injusto.
Aun cuando ya había dictado la sentencia, el gobernador todavía buscaba algún medio para
libertar al sumiso Sufridor. Percibiendo las primeras señas de su vacilación, los judíos lo recibieron
con el grito: "Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone."
Pilato se sentó en el tribunal que se hallaba situado en el lugar llamado el Enlosado o Gabata, fuera del
pretorio. Estaba ofendido por causa de aquellos judíos que habían osado insinuar que él no era amigo
de César, insinuación que podría resultar en que una embajada de quejantes se presentase en Roma
para dar un informe falso de él mediante una acusación exagerada. Señalando hacia Jesús, exclamó
con sarcasmo manifiesto: "¡He aquí vuestro rey!" Pero los judíos contestaron con gritos amenazantes y
siniestros: "¡Fuera, fuera, crucifícale!" Recordándoles mordazmente su estado de subyugación
nacional, Pilato les preguntó con ironía más punzante aún: "¿A vuestro rey he de crucificar?"
Y los principales sacerdotes gritaron en alta voz: "No tenemos más rey que César."
Así fue, y así había de ser. El pueblo, que por convenio había aceptado a Jehová como su Rey,
ahora lo rechazaba en persona y no reconocía más soberano que César; y subditos y siervos de César
han sido a través de los siglos. ¡ Cuán lamentable el estado del hombre o nación que de corazón y
espíritu no reconoce más rey que a César.
334¿Cuál fue la causa de .la debilidad de Pilato? Era el representante del Emperador, el procurador
imperial, facultado para crucificar o salvar; oficialmente era un autócrata. Su convencimiento de la
inocencia de Cristo y su deseo de salvarlo de la cruz son incontrovertibles. ¿Por qué, pues, titubeó,
dudó, vaciló y por último dio su consentimiento a lo que su conciencia y su voluntad no aceptaban?
Porque al fin y al cabo Pilato era esclavo más bien que hombre libre. Era siervo de su pasado. Sabía
que si se presentaba en Roma una queja en contra de él, le echarían en cara su corrupción y
crueldades, sus extorsiones y las muertes que había ordenado sin justificación. Era el gobernador
romano, pero el pueblo sobre el cual ejercía su autoridad oñcial se deleitaba en verlo acobardarse,
cuando sobre su cabeza se chasqueaba, con fuertes estallidos, el látigo de la amenaza de un informe
desfavorable acerca de él a Tiberio, su amo imperial.
JUDAS ISCARIOTE.
Cuando Judas Iscariote vio cuán terriblemente eficaz había sido el resultado de su traición, le
sobrevino un remordimiento frenético. Durante el juicio del Cristo ante las autoridades judías, con su
consiguiente humillación y crueldades, el traidor había visto la gravedad de su acto; y cuando el
sumiso Sufridor fue entregado a los romanos y se convirtió en realidad la fatal consumación, la
enormidad de su crimen llenó a Judas de un horror indescriptible. Entrando intempestivamente en la
presencia de los principales sacerdotes y ancianos, mientras se hacían los arreglos finales para la
crucifixión del Señor, Judas imploró a los oficiales sacerdotales que aceptaran el maldito dinero que le
habían pagado, clamando con agonía desesperada: "Yo he pecado entregando sangre inocente." Quizá
vagamente esperaba una palabra compasiva de aquellos conspiradores, en cuyas inicuamente hábiles
manos había sido tan presto y útil instrumento; posiblemente creía que su confesión contendría la
corriente de la iniquidad de aquellos hombres, y que pedirían la abrogación de la sentencia. Pero los
magistrados de Israel lo rechazaron con desprecio. "Qué nos importa a nosotros?—le dijeron
sarcásticamente—¡Allá tú!" Les había sido útil; le habían pagado su precio; no querían volver a ver su
cara; y despiadadamente lo arrojaron de nuevo a las tinieblas hostigadoras de su conciencia
enloquecida. Llevando todavía en sus manos la bolsa de plata, recuerdo demasiado real de su terrible
pecado, corrió al templo, penetrando hasta los recintos reservados para los sacerdotes, y arrojó las
piezas de plata sobre el piso del santuario. Entonces, bajo el impulso instigador de su amo, el diablo, al
cual se había vendido en cuerpo y alma, fue y se ahorcó.
Los principales sacerdotes recogieron las piezas de plata, y con escrupulosidad sacrilega
convocaron un concilio solemne para determinar lo que debían hacer con el "precio de sangre". Como
les pareció ilícito depositar aquel dinero mancillado en la tesorería sagrada, compraron con él cierto
barrizal, en otro tiempo propiedad de un alfarero, precisamente el sitio donde Judas se había suicidado.
Apartaron este terreno para que sirviera de sepultura a los extranjeros, forasteros y paganos, y el
cuerpo de Judas, traidor de Cristo, probablemente fue el primero en ser enterrado allí. Y se dio a ese
campo el nombre de "Acéldama" que quiere decir, "Campo de Sangre".
NOTAS AL CAPITULO 34.
1. Anas y su entrevista con Jesús.—"No hay otra persona mejor conocida que Anas en la historia
judía contemporánea; ninguno es considerado más afortunado o venturoso, pero al mismo tiempo más
generalmente abominado, que el anterior sumo sacerdote. Desempeñó el pontificado solamente seis o
siete años; pero no menos que cinco de sus hijos, además de Caifas su hijo político y un nieto,
ocuparon el puesto. Y en aquella época, por lo menos para uno que tenía la disposición de Anas, era
mucho más ventajoso haber sido sumo sacerdote que serlo. Gozaba de toda la dignidad y de toda la
influencia del oficio, pues se hallaba en posición de adelantar a ese cargo a los que más íntimamente
335se relacionaban con él. Y aun cuando éstos oficiaban públicamente, era él quien realmente dirigía, y
sin la responsabilidad o restricciones que el nombramiento imponía. Su influencia entre los romanos
se debía a los conceptos religiosos que profesaba, a su parcialidad manifiesta hacia los extranjeros y a
sus grandes riquezas ... Hemos visto los enormes ingresos que la familia de Anas debe haber percibido
de los puestos del templo, y cuán perverso e impopular era ese tráfico. Los nombres de estos
descarados, licenciosos, ímprobos, degenerados hijos de Aarón se pronunciaban en medio de
maldiciones proferidas en voz baja. Sin tomar en consideración el hecho de que Cristo interrumpió ese
comercio en el templo—que irremediablemente habría cesado si la autoridad del Señor hubiese
prevalecido—podemos entender lo antitético que en todo respecto debe haber sido para Anas un
Mesías, y especialmente un Mesías como Jesús . . . Nada se dice de lo que aconteció cuando estuvo
delante de Anas. Aun el hecho de que Cristo fue llevado allí primeramente sólo se menciona
brevemente en el cuarto evangelio. En vista de que todos los discípulos lo abandonaron y huyeron,
podemos suponer que nada supieron de lo que realmente aconteció sino hasta que nuevamente se
hubieron recobrado lo suficiente; por lo menos hasta que Pedro y el "otro discípulo", evidentemente
Juan, siguieron al Seño?." "al patio del sumo sacerdote", es decir, al palacio de Caifas, no de .Vnás.
Pues, como lo hacen constar los tres evangelios sinópticos, fue en el palacio del sumo sacerdote Caifas
donde ocurrió la negación de Pedro," así que la relación que de ello se hace en el cuarto evangelio
debe referirse al mismo sitio y no al palacio de Anas." —Life and Times of Jesús the Messiah, por
Edersheim, tomo 2, págs. 547, 548.
2. La longanimidad de Cristo al ser golpeado.—La afirmación de nuestro Señor, de que había
"vencido al mundo" (Juan 16:33), queda comprobada por el hecho de que conservó su ecuanimidad y
sumisión, aun durante la provocación del golpe que recibió del salvaje subalterno en presencia del
sumo sacerdote. Uno no puede leer el pasaje sin comparar, quizá involuntariamente, la divina
sumisión de Jesús en esta ocasión, y la enteramente natural y humana indignación de Pablo en una
situación posterior más o menos similar (Hechos 23:1-5). El sumo sacerdote Ananías, ofendido por las
palabras de Pablo, mandó a uno de los que estaban cerca que hiriese al apóstol en la boca. Este
irrumpió en la enojosa protesta: "¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueda! ¿Estás tú sentado para
juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear?" Se disculpó en seguida,
diciendo que no sabía que era el sumo sacerdote quien había dado la orden de herirlo. Véase Artículos
de Fe, por el autor, pág. 455, y la Nota 1 al mismo capítulo; también Life and Works of St. Paul, por
Farrar, págs. 539, 540.
3.Sumos sacerdotes y ancianos.—No deben confundirse estos títulos que se daba a los
oficiales de la jerarquía en la época de Cristo, con los mismos nombres que actualmente se
aplican a los portadores del Sacerdocio Mayor o de Melquisedec. El sumo sacerdote de los
judíos era el sacerdote presidente; tenía que ser de descendencia aarónica, en primer lugar, para poder
ser sacerdote; y por nombramiento de los romanos era como llegaba a ser sumo sacerdote. Los
ancianos, como el nombre lo indica, eran hombres de años y experiencia maduros, nombrados para
actuar como magistrados en los pueblos, y como jueces en los tribunales eclesiásticos, ya en los
sanedrines menores de las provincias, ya en el Gran Sanedrín de Jerusalén. La palabra "anciano", de
acuerdo con el uso común que se le daba entre los judíos en los días de Cristo, no tiene más relación
con el nombramiento presente de élder en el Sacerdocio de Melquisedec, que el título "escriba". En
los deberes de los sumos sacerdotes y ancianos judíos se combinaban en una las funciones
eclesiásticas y seculares; de hecho, ambos puestos se habían convertido principalmente en
recompensas políticas. Véase la palabra "Élder" en el Bible Dictionary de Smith. Desde la época de
Moisés hasta la venida de Cristo, la teocracia organizada de Israel pertenecía al Sacerdocio
Menor o Aarónico, en el cual estaban com prendidos el puesto de sacerdote, limitado a los del linaje
de Aarón, y los nombramientos menores de maestro y diácono, que se hallaban combinados en el
orden levítico. Véase "Ordenes y Oficios del Sacer docio", en Artículos de Fe, por el autor, pág. 227.
4.Ilegalidades del juicio judío de Jesús.—Se han escrito muchos tomos sobre el juicio, así
llamado de Jesús. En esta obra solamente se puede incorporar un breve resumen de los asuntos
336principales de hecho y de ley. Para una consideración más extensa referimos al lector a los
siguientes tratados: Life and Times of Jesús the Messiah, por Edersheim; Life of our Lord, por
Andrews; Jesús before Caiaphas and Pilate, por Dupin; Criminal Jurisprudence of the Ancient
Hebrews, por Mendelsohn; Institutions of Moses, por Salvador; The Triol of Jesús Christ, por Innes;
Sanhedrin, por Maimonides; Jesús befare the Sanhedrin, por M. M. Lemann; Criminal Code of the
Jews, por Benny; The Triol of Jesús from a Lawyer's Standpoint, por Walter M. Chandler, de la Barra
de Nueva York. Esta obra se compone de dos tomos que tratan respectivamente "El Juicio Hebreo" y
"El JUÍCÍO Romano", y contiene citas de las obras anteriores y de muchas otras
Edersheim (tomo 2, págs. 556-558) sostiene que la comparecencia nocturna de Jesús en la casa de
Caifas no constituyó un juicio ante el Sanedrín, y llama la atención a las irregularidades e ilegalidades
del proceso como evidencia de que el Sanedrín no pudo haber hecho lo que se llevó a cabo esa noche.
Citando extensamente a fin de corroborar los requisitos legales especificados, el autor dice: "Por otra
parte, el juicio y sentencia de Jesús en el palacio de Caifas habría violado todo principio de las leyes y
procesos criminales de los judíos. Únicamente en la sala acostumbrada de reuniones del Sanedrín
podían juzgarse tales causas y pronunciarse la pena capital, no en el palacio del sumo sacerdote, como
sucedió en este caso; ningún proceso, mucho menos uno de esta naturaleza, podía iniciarse durante la
noche, ni aun al atardecer; pero en caso de que la discusión hubiera durado todo el día, se podía dictar
la sentencia en la noche. Además no podía haber ningún enjuiciamento en día de reposo o en un día
festivo, ni aun en vísperas de estos días, aunque no por ello se habrían abrogado los pasos dados; por
otra parte podrá argúirse que el enjuiciamiento de uno que había incitado al pueblo debía verificarse,
incluso la imposición de la sentencia, preferentemente en días de fiesta públicos, para que sirviera de
advertencia a todos. Por último, cuando se trataba de una ofensa capital, existía un sistema muy
complejo para advertir y prevenir a los testigos; pero puede afirmarse con seguridad que en un juicio
oficial, los jueces judíos por predispuestos que estuviesen, no habrían actuado como los miembros del
Sanedrín y Caifas lo hicieron en esta ocasión. . . Pero aun cuando el Sanedrín no juzgó y sentenció a
Cristo en una reunión formal, no puede haber duda, desgraciadamente, de que su condenación y
muerte fueron obra, si no del Sanedrín entonces de los miembros del mismo, es decir, del cuerpo
entero ('todo el concilio'), porque expresaron el criterio y propósito de todo el concilio supremo y
gobernantes de Israel, salvo contadas excepciones. Tengamos presente que la resolución de sacrificar a
Cristo se había decretado desde hacía ya algún tiempo."
Citamos lo anterior para mostrar, de acuerdo con autoridades reconocidas y eminentes, algunas de
las ilegalidades del juicio nocturno de Jesús, el cual, como se acaba de indicar—y así lo hace constar
la narración bíblica—fue obra del sumo sacerdote y "el concilio" o Sanedrín, de un modo
palpablemente irregular a ilícito. Si los miembros del concilio juzgaron y condenaron, no estando en
sesión en calidad de Sanedrín, la atrocidad del acto cobra un aspecto aún más insidioso y tenebroso.
En la excelente obra de Chandler, (tomo I, "El Juicio Hebreo") se examina minuciosamente el
expediente de los hechos relacionados con la causa así como la ley criminal hebrea correspondiente.
Sigue entonces un extenso "Memorial", en el cual se exponen por orden los siguientes puntos:
"Punto primero: El arresto de Jesús fue ilegal, porque se efectuó de noche, y por medio de a
traición de Judas, un compice. Ambos hechos estaban expresamente prohibidos en la ley judía de esa
época.
"Punto segundo: La audiencia privada de Jesús ante Anas o Caifas fue ilegal, porque: (1) Se llevó
a cabo de noche: (2) estaba expresamente prohibido el examen de cualquier causa por 'un solo juez';
(3) come lo dice Salvador: 'Uno de los principios que perpetuamente se reproducen en las escrituras
hebreas se refiere a las dos condiciones de publicidad y libertad.
"Punto tercero: La acusación presentada contra Jesús fue ilegal en cuanto a forma. 'Todo el
sistema procesal del código mosaico en materia criminal se basa en cuatro reglas: Certeza en cuanto a
la acusación; publicidad en la discusión; completa libertad concedida al acusado; y protección de todo
peligro o errores de testimonio.'—Salvador, pág. 365. 'El Sanedrín ni originaba ni podía originar los
337cargos contra una persona; solamente investigaba los que le eran presentados.'— Edersheim, tomo 1,
pág. 309. 'La evidencia de los testigos principales constituía la acusación. No había más cargos, ni
ninguna otra denuncia formal. Hasta que éstos hablaban y hacían sus declaraciones ante la asamblea
pública, difícilmente podía formársele causa al prisionero.' —Innes, pág. 41. Los únicos acusadores
conocidos en la jurisprudencia criminal talmúdica, son los testigos del crimen. Su deber consiste en
traer el asunto al conocimiento del tribunal y dar testimonio contra el criminal. Si se trata de la pena
capital, también son los verdugos legales. En las leyes de los antiguos hebreos, en ninguna parte
hallamos indicios de un acusador o fiscal oficial.'—Mendelsohn, pág. 110.
"Punto cuarto: Los actos del Sanedrín en el asunto de Jesús fueron ilegales porque se hicieron de
noche. 'Juzgúese una ofensa capital durante el día pero suspéndase de noche.'—Misna, Sanedrín 4:1.
'Sólo durante el día pueden los varios tribunales procesar las causas criminales los Sanedrines
Menores desde la conclusión del servicio matutino hasta el mediodía, y el Gran Sanedrín hasta la
tarde.'-—Mendelsohn, pág. 112
"Punto quinto: Los actos del Sanedrín en el asunto de Jesús fueron ilegales, porque el
tribunal se reunió antes de ofrecerse ei sacrificio matutino. 'El Sanedrín permanecía en sesiones desde
la conclusión del sacrificio matutino hasta la hora de! sacrificio vespertino. —Talmud, Jer. San. 1:19.
'No podía verificarse ninguna sesión del tribunal antes de ser ofrecido el sacrificio matutino.'—MM.
Lemann, pág. 109. 'En vista de que el sacrificio matutino se ofrecía al despuntar ei día, difícilmente
era posible que el Sanedrín se reuniera sino hasta después de esa hora.'—Misna, Tamid, capítulo 3.
"Punto sexto: El enjuiciamiento de Jesús fus ilegal porque se llevó a cabo el día anterior a un día
de reposo judío; también el primer día de los panes sin levadura i¡ la víspera de la Pascua.
c
No
juzgarán durante la víspera del día de reposo ni de cualquier otro día de fiesta.'—Misna, San. 4:1. 'No
se permitía que ningún tribunal de Israel estuviera en sesiones en día de reposo ni en cualquiera de los
otros siete días de fiesta bíblicos. Tratándose de crímenes capitales, no podía iniciarse ningún juicio en
viernes o en la víspera de cualquier día festivo, porque no era lícito aplazar estas causas más de una
noche ni continuarlas en día de reposo o en días festivos.'—Martyrdom of Jesús, por el rabino Wise
pág. 67.
"Panto séptimo: El juicio de Jesús fue ilegal porque se concluyó dentro del mismo día. 'Una causa
criminal que resulte en la absolución del acusado puede terminar el mismo día en que se empezó el
juicio. Pero si va a imponerse la sentencia de muerte, no puede concluir antes del día siguiente.'—
Misna, San. 4:1.
"Punto octavo: La sentencia condenatoria que el Sanedrín pronunció sobre Jesús fue ilegal
porque se fundó exclusivamente en su confesión 'Sostenemos, como principio fundamental de nuestra
jurisprudencia, eJ hecho de que nadie puede presentar una acusación contra sí mismo. Si un hombre
confesare un dejjto ante un tribunal legalmente constituido, tal confesión no ha de usarse contra él a
menos que sea debidamente confirmada por dos testigos más.'—Maimonides, 4:2. 'No sólo nunca se
arranca al procesado una condenación contra sí mismo por medio del tormento, sino que jamás se
intenta incitarlo a que se declare culpable. Además, no se admite como evidencia una confesión
voluntaria de su parte, y por lo mismo, carece de competencia para establecer la culpabilidad del
confesado, a menos que un número legal de testigos corrobore minuciosamente su autoacusación.'—
Mendelsohn, pág. 133.
"Punto noveno: La condenación de Jesús fue ilegal porque el veredicto del Sanedrín fue unánime.
'Un veredicto de culpabilidad simultáneo y unánime decretado el mismo día del juicio surte el efecto
de una absolución.'—Mendelsohn, pág. 141. 'Si ninguno de los jueces defiende al reo, es decir, si
todos lo declaran culpable, y no hay quien lo defienda ante el tribunal, el veredicto de culpabilidad
será inválido y no se podrá imponer la sentencia de muerte.'—Rabino Wise, pág. 74.
"Punto décimo: El enjuiciamiento de Jesús fue ilegal por motivo de que: (1) la sentencia de
condenación se pronunció en un sitio prohibido por ley; (2) el sumo sacerdote se desgarró la ropa;
(3) hubo irregularidad en la votación. 'Después de salir de la sala llamada Gazith, no se podrá
338imponer la sentencia de muerte a ninguno.'-—Talmud Bab. 'De la idolatría' 1:8. 'La sentencia de
muerte puede pronunciarse sólo mientras el Sanedrín efectúe sus sesiones en el lugar señalado.'—
Maimonides, 14. Véase además Lev. 21:10; también compárese con 10:6. 'Absuelvan o condenen los
jueces, cada cual por tumo.'—Misna, San. 15:5. 'Los miembros del Sanedrín se sentaban en
semicírculo, al extremo del cual se colocaba un secretario cuyo deber consistía en llevar cuenta de los
votos. Uno de estos secretarios contaba los votos a favor del acusado, el otro los votos en contra de
él.'—Misna, San. 4:3. 'En los casos ordinarios ios jueces votaban según su antigüedad, comenzando
por los mayores: en una ofensa capital, se invertía el orden.'—Benny, pág. 73.
"Punto undécimo: Los miembros del Gran Sanedrín carecían de competencia legal para juzgar a
Jesús. 'Tampoco debe haber en el asiento judicial ningún pariente, ni amigo particular, ni enemigo, del
acusado o del acusador.'—Mendelsohn, pág. 108. 'Por ninguna circunstancia se permitía que un
hombre, de quien se supiera que sentía enemistad hacia el acusado, ocupara una posición entre los
jueces.''— Benny, pág 37.
"Punto duodécimo: La condenación de Jesús fue ilegal porque no se consideraron los méritos de
la defensa. 'Tú inquirirás, y buscarás y preguntarás con diligencia.'—Deut. 13:14 'Los jueces
considerarán el asunto con sinceridad de conciencia.'—Misna, San. 4:5. 'El principal objeto del
sistema judicial hebreo consistía en impedir que una persona inocente fuese declarada culpable. Toda
la ingeniosidad de los legistas judíos tenía como fin la consecución de este propósito.'Benny, pág. 56."
Se recomiendan al investigador las eruditas declaraciones de los hechos y argumentos de Chandler
sobre cada uno de los puntos anteriores. El autor de referencia declara sucintamente: "No hallamos en
las páginas de la historia humana un ejemplo más palpable de asesinato judicial que el juicio y
crucifixión de Jesús de Nazaret, por la sencilla razón de que se violó todo procedimiento legal y fue
hollado bajo los pies en el enjuiciamiento que se instituyó contra El." (pág. 216)
5. "Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos."-—Eder-sheim (tomo 2, pág. 578)
comenta muy eficazmente en las siguientes palabras la admisión de responsabilidad por la muerte de
Cristo: "La Misna nos dice que después del solemne lavamiento de manos de los ancianos y su
repudiación del pecado, los sacerdotes contestaban con esta oración: 'Perdónalo entre tu pueblo Israel,
al cual Tú has redimido, oh Señor, y no imputes sangre inocente a tu pueblo Israel.' Pero aquí,
respondiendo a las palabras de Pilato, se oyó este fuerte y ronco grito: 'Su sangre sea sobre nosotros,
y—¡Dios nos libre!— sobre nuestros hijos.' Unos treinta años después y precisamente en ese mismo
sitio, se pronunció juicio contra algunos de los más distinguidos de Jerusalén; y entre las 3.600
víctimas de la furia del gobernador, de los cuales no pocos fueron azotados y crucificados a un lado
del pretorio, hubo muchos de los ciudadanos más nobles de Jerusalén. (Wars of the ]ews, por Josefo,
xiv, cap. 8:9) Pocos años después los cuerpos quebrantados de los judíos colgaban de cientos de cruces
erguidas, plenamente visibles desde Jerusalén. Y parece que este pueblo errante ha seguido
soportando, de siglo en siglo y de tierra en tierra, esa carga de sangre, la cual todavía parece descansar
pesadamente sobre nosotros y nuestros hijos.'"
6."No tenemos más rey que César."—Con tal afirmación, el judaismo, por boca de sus
representantes, incurrió en el pecado de negar a Dios, blasfemar y apostatar. Cometió suicidio; y
desde esa época y día, su cuerpo muerto ha sido llevado y exhibido de un país a otro, siglo tras siglo, y
permanecerá muerto hasta que venga por segunda vez Aquel que es la resurrección y la vida."—
Edersheim, tomo 2, pág. 581.
7.La causa fundamental de la transigencia de Pilato ante las demandas de los judíos.—Pilato
sabía lo que debía hacer, pero le faltó la fuerza moral para llevarlo a efecto. Temía a los judíos, pero
no tanto como las influencias hostiles en Roma. Su conciencia le infundía miedo, pero más lo
atemorizaba la posibilidad de perder su posición oficial. La política de Roma consistía en tratar con
tolerancia y consideración las religiones y costumbres sociales de las naciones conquistadas. Poncio
Pilato había violado este régimen liberal desde los primeros días de su procuraduría. Despreciando en
forma completa la antipatía de los hebreos hacia las imágenes e insignias paganas, mandó que los
339legionarios entraran en Jerusalén de noche, llevando sus águilas y estandartes adornados con la
efigie del Emperador. Para los judíos el acto constituía una profanación de la Santa Ciudad. Se
reunieron grandes multitudes en Cesárea para pedirle al procurador que fuesen quitados los
estandartes y otras imágenes de Jerusalén. Durantecinco días el pueblo exigió, y Pilato se lo negó.
Amenazó a las multitudes con una matanza general, y se asombró al ver que el pueblo se ofrecía a caer
por la espada más bien que desistir de sus demandas. Pilato tuvo que ceder (Antiquities of the ]ews,
por Josefo, xviii, cap. 3:1; también Wars of the Jews ii, cap. 9:2, 3).
Nuevamente los ofendió cuando se apropió el Corbán, o sea los fondos sagrados del templo, para
la construcción de un acueducto que habría de traer agua a Jerusalén desde el estanque de Salomón.
Previendo una protesta pública por parte del pueblo, dio órdenes de que los soldados romanos se
disfrazaran de judíos, y que con sus armas ocultas se dispersaran entre las multitudes. Al darse la
señal, estos asesinos sacaron sus armas, y fueron muertos o heridos grandes números de judíos
indefensos. (Antíquities of the ]ews, por Josefo, xviii, cap. 3:2; también Wars of the ]ews, ii, cap. 9:3,
4). En otra ocasión Pilato insultó groseramente al pueblo colocando en su residencia oficial en
Jerusalén unos escudos que habían sido dedicados al emperador Tiberio, cosa que hizo "no tanto para
honrar a Tiberio sino para irritar al pueblo judío". La jerarquía eclesiástica de la nación, as! como
otras personas de influencia, incluso cuatro príncipes hero-dianos, firmaron una petición y la enviaron
al Emperador, el cual reprendió a Pilato y mandó que los escudos fuesen llevados de Jerusalén a
Cesárea.
Estos ultrajes contra los sentimientos de la nación, y muchos actos menores de violencia, extorsión
y crueldad eran las cosas que los judíos tenían contra el procurador. Pilato sabía que su posición era
inestable, y temía una denuncia. Había cometido tantas maldades, que cuando quería hacer algo
bueno, se amendrentaba por causa del temor cobarde que le infundía su pasado acusador.
8. Judas Iscariote.—En la actualidad aplicamos el sobrenombre de "Judas" o "Iscariote" a los
traidores. El que colocó el estigma de la infamia sobre este nombre ha llegado a ser, a través de los
siglos, el tema de grandes discusiones entre teólogos y filósofos, y en los últimos tiempos aun se le ha
examinado a la luz del análisis psicológico. Los filósofos alemanes fueron de los primeros en afirmar
que el hombre había sido juzgado injustamente, y que su verdadero carácter no era de un matiz tan
negro como el que se le imputaba. Por cierto, algunos críticos sostienen que Judas, de todos los Doce,
era el que más completamente estaba convencido de la divinidad de nuestro Señor en la carne; y estos
apologistas tratan de explicar la traición conceptuándola como un acto premeditado y bien
intencionado de colocar a Jesús en una posición difícil, de la cual no podría salir sin ejercer sus
facultades divinas que hasta entonces jamás había utilizado para su propio beneficio.
No somos los jueces constituidos de Judas ni de ningún otro hombre; pero sí nos sentimos
competentes para formar y sostener opiniones concernientes a los hechos de cualquier persona. De
acuerdo con la luz de la palabra revelada, parece que Judas Iscariote se había entregado por completo a
la causa de Satanás mientras aparentemente servía al Cristo en su posición exaltada. Únicamente por
medio del pecado se puede efectuar esta sumisión a los poderes malignos. No nos son comunicadas la
naturaleza y extensión de las transgresiones de este hombre durante los años. Había recibido el
testimonio de que Jesús era el Hijo de Dios; y teniendo tan pleno conocimiento de esa con vicción, se
volvió contra su Señor y lo traicionó y entregó a su muerte. La revelación moderna no es menos
explícita que la antigua en afirmar que el sendero del pecado es la vía de tinieblas espirituales que
conduce a una destrucción segura. Si el hombre que comete adulterio, aun cuando sólo sea en su
corazón, ciertamente perderá el compañerismo del Espíritu de Dios "y negará la fe," a menos que se
arrepienta—así lo ha declarado la voz de Dios (véase Doc. y Con. 63:16)—no podemos dudar que los
pecados capitales, en cualquiera de sus formas, pueden envenenar el alma; y si no se abandonan por
medio del arrepentimiento verdadero, causarán la condenación de esa alma. Satanás proveerá a sus
siervos capacitados y hábiles oportunidades para prestarle servicio, en proporción a su destreza
perversa. Pese a las opiniones de los críticos modernos respecto del buen carácter de Judas, tenemos el
testimonio de Juan, el cual durante casi tres años se asoció íntimamente con él, en que nos declara que
340Judas era ladrón (12:6); y Jesús lo llamó diablo (6:70) e "hijo de perdición" (17:12). Véase en relación
con ésto Doc. y Con 76:41-48.
La precisa afirmación del Señor de que uno de los Doce era un diablo (Juan 6:70. compárese con
13:27; Lucas 22:3) es evidencia de que Cristo conocía las perversas tendencias de Judas Iscariote. Por
otra parte, sus palabras: "Yo sé a quienes he elegido", junto con la explicación de que por motivo de
esa elección que El había hecho se cumplirían las Escrituras, nos da a entender que El sabía todo esto
al elegir a los Doce. Así como la muerte expiatoria del Cordero de Dios fue prevista y predicha, en
igual manera se supieron de antemano las circunstancias de la traición. Sería contrario a la letra, así
como al espíritu de la palabra revelada, decir que se privó al infeliz Iscariote en lo más mínimo de su
libertad o albedrío, en cuanto al curso que siguió hasta su execrable consumación. Tuvo la misma
oportunidad y privilegio, ofrecidos a los Doce, de vivir a la luz de la presencia personal del Señor, y
recibir de fuente divina la revelación de los propósitos de Dios. Judas Iscariote no fue víctima de las
circunstancias ni tampoco un instrumento insensible movido por un poder sobre humano, sino en
proporción a lo que él de su propia voluntad se entregó a Satanás y aceptó su paga como empleado del
diablo. Si Judas hubiese permanecido fiel, se habrían utilizado otros medios, aparte de su perfidia, para
llevar al Cordero al matadero. Su ordenación como apóstol le proporcionó oportunidades y privilegios
mayores que los de aquellos que no son llamados y ordenados en tal forma; y con esta bendita
posibilidad para obrar en el sen-icio de Dios vino la capacidad correspondiente para caer. Un alto
oficial de confianza de un gobierno puede cometer actos de traición y perfidia que le son imposibles al
ciudadano que jamás se ha dado cuenta de los secretos de la nación. Con el adelanto viene mayor
responsabilidad, y esto sucede más literalmente en los asuntos del reino de Dios que en las
instituciones de los hombres.
Parece haber una discrepancia entre la narración de la muerte de Judas Iscariote según S. Mateo
(27:3-10), y la que leemos en Hechos 1:16-20. De acuerdo con la primera, Judas se ahorcó; la segunda
dice que cayó de cabeza "y todas sus entrañas se derramaron". Si ambos escritos son acertados, el
desdichado probablemente se ahorcó, y luego cayó, posiblemente por haberse roto la cuerda o la rama
a la cual se hallaba atada. Mateo dice que los principales sacerdotes compraron el "campo de sangre";
el autor de los Hechos cita las palabras de Pedro, de que Judas adquirió el campo con la paga que
recibió de los sacerdotes. En vista de que se compró el terreno con el dinero que había sido del
Iscariote, y como los oficiales del templo se negaron a aceptar formalmente el dinero que les quiso
devolver, técnicamente el campo comprado pertenecía a los bienes de Judas. La única importancia que
podemos atribuir a las variaciones es que indican la independencia de sus autores. Ambas narraciones
concuerdan en el hecho esencial de que Judas murió miserablemente.
Concerniente al destino de los "hijos de perdición," el Señor ha dado una descripción parcial pero
impresionante, por medio de una revelación fechada el 16 de febrero de 1832: "Así dice el Señor concerniente a todos los que conocen mi poder y han participado de él, y se han dejado vencer por el
poder del diablo, negando la verdad y desafiando mi poder. Estos son los hijos de perdición, de
quienes digo que mejor hubiera sido para ellos no haber nacido; porque son vasos de enojo,
condenados a padecer la ira de Dios con el diablo y sus ángeles en la eternidad; concerniente a los
cuales he dicho que no hay perdón en este mundo ni en el venidero, habiendo negado al Espíritu Santo
después de haberlo recibido, y habiendo negado al Unigénito del Padre, crucificándolo para sí mismos
y exponiéndolo a pleno vituperio. Estos son los que irán al lago de fuego y azufre, con el diablo y sus
ángeles; y los únicos sobre los cuales tendrá poder alguno la segunda muerte . . . Por tanto, a todos
salva él menos a ellos. Estos irán al suplicio sempiterno, que es suplicio sin fin, suplicio eterno, para
reinal con el diablo y sus ángeles por las eternidades, en donde su gusano no muere y el fuego no se
apaga, lo cual es su tormento. Y ningún hombre sabe ni su fin, ni su lugar, ni su tormento; ni tampoco
fue, ni es, ni será revelado al hombre, salvo a quienes participan en ello; sin embargo, yo, el Señor, lo
enseño en visión a muchos, pero luego lo retiro; por consiguiente, no comprenden su fin, su anchura,
su altura, su profundidad o su miseria, ni tampoco hombre alguno, sino aquellos que son ordenados
para esta condenación."—Doc. y Con. 76:31-37, 44-48.

 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

preguntas muy acordes a tu nivel de argumentación: inteligentes y respetuosas.

Pos que tiene de diferente que Judas haya parado a tomarse un cafe mientras que Pilatos se tomaba una siestecita?.......jejejeje
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

332CRISTO NUEVAMENTE ANTE PILATO.
El procurador romano, viendo que no podía eludir el deber de seguir considerando la causa,
"convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, les dijo: Me habéis
presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de
vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. Y ni aun Herodes,
porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre. Le soltaré, pues, después
de castigarle." El deseo de Pilato de salvar a Jesús de la muerte fue justo y genuino; su intención de
azotar al prisionero, cuya inocencia había afirmado y reafirmado, representaba una concesión infame
al prejuicio de los judíos. Sabía que carecían de fundamento los cargos de sedición y traición; y que
era ridicula en extremo aun la denuncia misma por parte de la jerarquía judía, cuya lealtad simulada a
César sólo servía de pretexto a un odio inextinguible e inherente; y también sabía perfectamente bien
que los oficiales sacerdotales, impelidos por la envidia y la maldad habían entregado a Jesús en sus
manos.

Esto está ocurriendo a la hora sexta, al mediodía; y Jesús fue crucificado a la hora tercera a media mañana
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

4.Ilegalidades del juicio judío de Jesús.—Se han escrito muchos tomos sobre el juicio, así
llamado de Jesús. En esta obra solamente se puede incorporar un breve resumen de los asuntos
336principales de hecho y de ley. Para una consideración más extensa referimos al lector a los
siguientes tratados: Life and Times of Jesús the Messiah, por Edersheim; Life of our Lord, por
Andrews; Jesús before Caiaphas and Pilate, por Dupin; Criminal Jurisprudence of the Ancient
Hebrews, por Mendelsohn; Institutions of Moses, por Salvador; The Triol of Jesús Christ, por Innes;
Sanhedrin, por Maimonides; Jesús befare the Sanhedrin, por M. M. Lemann; Criminal Code of the
Jews, por Benny; The Triol of Jesús from a Lawyer's Standpoint, por Walter M. Chandler, de la Barra
de Nueva York.
Esta obra se compone de dos tomos que tratan respectivamente "El Juicio Hebreo" y
"El JUÍCÍO Romano", y contiene citas de las obras anteriores y de muchas otras
Edersheim (tomo 2, págs. 556-558) sostiene que la comparecencia nocturna de Jesús en la casa de
Caifas no constituyó un juicio ante el Sanedrín,
y llama la atención a las irregularidades e ilegalidades
del proceso
como evidencia de que el Sanedrín no pudo haber hecho lo que se llevó a cabo esa noche.
Citando extensamente a fin de corroborar los requisitos legales especificados, el autor dice: "Por otra
parte, el juicio y sentencia de Jesús en el palacio de Caifas habría violado todo principio de las leyes y
procesos criminales de los judíos.

Únicamente en la sala acostumbrada de reuniones del Sanedrín
podían juzgarse tales causas y pronunciarse la pena capital, no en el palacio del sumo sacerdote, como sucedió en este caso;
ningún proceso, mucho menos uno de esta naturaleza, podía iniciarse durante la
noche, ni aun al atardecer; pero en caso de que la discusión hubiera durado todo el día, se podía dictar la sentencia en la noche.
Además no podía haber ningún enjuiciamento en día de reposo o en un día
festivo, ni aun en vísperas de estos días, aunque no por ello se habrían abrogado los pasos dados;
por
otra parte podrá argúirse que el enjuiciamiento de uno que había incitado al pueblo debía verificarse,incluso la imposición de la sentencia, preferentemente en días de fiesta públicos, para que sirviera de advertencia a todos.
Por último, cuando se trataba de una ofensa capital, existía un sistema muy
complejo para advertir y prevenir a los testigos; pero puede afirmarse con seguridad que en un juicio oficial, los jueces judíos por predispuestos que estuviesen, no habrían actuado como los miembros del Sanedrín y Caifas lo hicieron en esta ocasión. . .
Pero aun cuando el Sanedrín no juzgó y sentenció a
Cristo en una reunión formal, no puede haber duda, desgraciadamente, de que su condenación y
muerte fueron obra, si no del Sanedrín entonces de los miembros del mismo, es decir, del cuerpo entero ('todo el concilio'), porque expresaron el criterio y propósito de todo el concilio supremo y gobernantes de Israel, salvo contadas excepciones. Tengamos presente que la resolución de sacrificar a
Cristo se había decretado desde hacía ya algún tiempo."
Citamos lo anterior para mostrar, de acuerdo con autoridades reconocidas y eminentes, algunas de
las ilegalidades del juicio nocturno de Jesús
, el cual, como se acaba de indicar—y así lo hace constarla narración bíblica—fue obra del sumo sacerdote y "el concilio" o Sanedrín, de un modo
palpablemente irregular a ilícito. Si los miembros del concilio juzgaron y condenaron, no estando en
sesión en calidad de Sanedrín, la atrocidad del acto cobra un aspecto aún más insidioso y tenebroso.

En la excelente obra de Chandler,
(tomo I, "El Juicio Hebreo") se examina minuciosamente el
expediente de los hechos relacionados con la causa así como la ley criminal hebrea correspondiente.
Sigue entonces un extenso "Memorial", en el cual se exponen por orden los siguientes puntos:
"Punto primero: El arresto de Jesús fue ilegal, porque se efectuó de noche, y por medio de a
traición de Judas, un compice. Ambos hechos estaban expresamente prohibidos en la ley judía de esa
época.
"Punto segundo: La audiencia privada de Jesús ante Anas o Caifas fue ilegal, porque: (1) Se llevó
a cabo de noche: (2) estaba expresamente prohibido el examen de cualquier causa por 'un solo juez';
(3) come lo dice Salvador: 'Uno de los principios que perpetuamente se reproducen en las escrituras
hebreas se refiere a las dos condiciones de publicidad y libertad.
"Punto tercero: La acusación presentada contra Jesús fue ilegal en cuanto a forma. 'Todo el
sistema procesal del código mosaico en materia criminal se basa en cuatro reglas: Certeza en cuanto a
la acusación; publicidad en la discusión; completa libertad concedida al acusado; y protección de todo
peligro o errores de testimonio.'—Salvador, pág. 365. 'El Sanedrín ni originaba ni podía originar los
337cargos contra una persona; solamente investigaba los que le eran presentados.'— Edersheim, tomo 1,
pág. 309
. 'La evidencia de los testigos principales constituía la acusación. No había más cargos, ni
ninguna otra denuncia formal. Hasta que éstos hablaban y hacían sus declaraciones ante la asamblea
pública, difícilmente podía formársele causa al prisionero.' —Innes, pág. 41. Los únicos acusadores
conocidos en la jurisprudencia criminal talmúdica, son los testigos del crimen. Su deber consiste en
traer el asunto al conocimiento del tribunal y dar testimonio contra el criminal. Si se trata de la pena
capital, también son los verdugos legales. En las leyes de los antiguos hebreos, en ninguna parte
hallamos indicios de un acusador o fiscal oficial.'—Mendelsohn, pág. 110.
"Punto cuarto: Los actos del Sanedrín en el asunto de Jesús fueron ilegales porque se hicieron de
noche. 'Juzgúese una ofensa capital durante el día pero suspéndase de noche.'—Misna, Sanedrín 4:1.
'Sólo durante el día pueden los varios tribunales procesar las causas criminales los Sanedrines
Menores desde la conclusión del servicio matutino hasta el mediodía, y el Gran Sanedrín hasta la
tarde.'-—Mendelsohn, pág. 112
"Punto quinto: Los actos del Sanedrín en el asunto de Jesús fueron ilegales, porque el
tribunal se reunió antes de ofrecerse ei sacrificio matutino. 'El Sanedrín permanecía en sesiones desde
la conclusión del sacrificio matutino hasta la hora de! sacrificio vespertino. —Talmud, Jer. San. 1:19.
'No podía verificarse ninguna sesión del tribunal antes de ser ofrecido el sacrificio matutino.'—MM.
Lemann, pág. 109. 'En vista de que el sacrificio matutino se ofrecía al despuntar ei día, difícilmente
era posible que el Sanedrín se reuniera sino hasta después de esa hora.'—Misna, Tamid, capítulo 3.
"Punto sexto: El enjuiciamiento de Jesús fus ilegal porque se llevó a cabo el día anterior a un día
de reposo judío; también el primer día de los panes sin levadura i¡ la víspera de la Pascua.

No juzgarán durante la víspera del día de reposo ni de cualquier otro día de fiesta.'—Misna, San. 4:1. 'No
se permitía que ningún tribunal de Israel estuviera en sesiones en día de reposo ni en cualquiera de los
otros siete días de fiesta bíblicos. Tratándose de crímenes capitales, no podía iniciarse ningún juicio en
viernes o en la víspera de cualquier día festivo, porque no era lícito aplazar estas causas más de una
noche ni continuarlas en día de reposo o en días festivos.'—Martyrdom of Jesús, por el rabino Wise
pág. 67.
"Panto séptimo: El juicio de Jesús fue ilegal porque se concluyó dentro del mismo día. 'Una causa
criminal que resulte en la absolución del acusado puede terminar el mismo día en que se empezó el
juicio. Pero si va a imponerse la sentencia de muerte, no puede concluir antes del día siguiente.'—
Misna, San. 4:1.
"Punto octavo: La sentencia condenatoria que el Sanedrín pronunció sobre Jesús fue ilegal
porque se fundó exclusivamente en su confesión 'Sostenemos, como principio fundamental de nuestra
jurisprudencia, eJ hecho de que nadie puede presentar una acusación contra sí mismo. Si un hombre
confesare un dejjto ante un tribunal legalmente constituido, tal confesión no ha de usarse contra él a
menos que sea debidamente confirmada por dos testigos más.'—Maimonides, 4:2. 'No sólo nunca se
arranca al procesado una condenación contra sí mismo por medio del tormento, sino que jamás se
intenta incitarlo a que se declare culpable. Además, no se admite como evidencia una confesión
voluntaria de su parte, y por lo mismo, carece de competencia para establecer la culpabilidad del
confesado, a menos que un número legal de testigos corrobore minuciosamente su autoacusación.'—
Mendelsohn, pág. 133.
"Punto noveno: La condenación de Jesús fue ilegal porque el veredicto del Sanedrín fue unánime.
'Un veredicto de culpabilidad simultáneo y unánime decretado el mismo día del juicio surte el efecto
de una absolución.'—Mendelsohn, pág. 141. 'Si ninguno de los jueces defiende al reo, es decir, si
todos lo declaran culpable, y no hay quien lo defienda ante el tribunal, el veredicto de culpabilidad
será inválido y no se podrá imponer la sentencia de muerte.'—Rabino Wise, pág. 74.
"Punto décimo: El enjuiciamiento de Jesús fue ilegal por motivo de que: (1) la sentencia de
condenación se pronunció en un sitio prohibido por ley; (2) el sumo sacerdote se desgarró la ropa;
(3) hubo irregularidad en la votación. 'Después de salir de la sala llamada Gazith, no se podrá
338imponer la sentencia de muerte a ninguno.'-—Talmud Bab. 'De la idolatría' 1:8. 'La sentencia de
muerte puede pronunciarse sólo mientras el Sanedrín efectúe sus sesiones en el lugar señalado.'—
Maimonides, 14. Véase además Lev. 21:10; también compárese con 10:6. 'Absuelvan o condenen los
jueces, cada cual por tumo.'—Misna, San. 15:5. 'Los miembros del Sanedrín se sentaban en
semicírculo, al extremo del cual se colocaba un secretario cuyo deber consistía en llevar cuenta de los
votos. Uno de estos secretarios contaba los votos a favor del acusado, el otro los votos en contra de
él.'—Misna, San. 4:3. 'En los casos ordinarios ios jueces votaban según su antigüedad, comenzando
por los mayores: en una ofensa capital, se invertía el orden.'—Benny, pág. 73.
"Punto undécimo: Los miembros del Gran Sanedrín carecían de competencia legal para juzgar a
Jesús. 'Tampoco debe haber en el asiento judicial ningún pariente, ni amigo particular, ni enemigo, del
acusado o del acusador.'—Mendelsohn, pág. 108. 'Por ninguna circunstancia se permitía que un
hombre, de quien se supiera que sentía enemistad hacia el acusado, ocupara una posición entre los
jueces.''— Benny, pág 37.
"Punto duodécimo: La condenación de Jesús fue ilegal porque no se consideraron los méritos de
la defensa. 'Tú inquirirás, y buscarás y preguntarás con diligencia.'—Deut. 13:14 'Los jueces
considerarán el asunto con sinceridad de conciencia.'—Misna, San. 4:5. 'El principal objeto del
sistema judicial hebreo consistía en impedir que una persona inocente fuese declarada culpable. Toda
la ingeniosidad de los legistas judíos tenía como fin la consecución de este propósito.'Benny, pág. 56."
Se recomiendan al investigador las eruditas declaraciones de los hechos y argumentos de Chandler
sobre cada uno de los puntos anteriores. El autor de referencia declara sucintamente: "No hallamos en
las páginas de la historia humana un ejemplo más palpable de asesinato judicial que el juicio y
crucifixión de Jesús de Nazaret, por la sencilla razón de que se violó todo procedimiento legal y fue
hollado bajo los pies en el enjuiciamiento que se instituyó contra El."
(pág. 216)

Arriba dice
así lo hace constar la narración bíblica eso es falso. Lo ilegal del juicio a Jesús es la interpretación que se lee, no la descripción que está escrita.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Este hombre fue un gran teólogo que investigo todo y si sigues leyendo sabrás que todo lo que hicieron con Jesús fue ilegal.

Te presento evidencia pero como no te conviene la fuente la niegas.
 
Re: ¿Cuánto se extendió el juicio a Jesús? del arresto a la crucifixión.

Pos que tiene de diferente que Judas haya parado a tomarse un cafe mientras que Pilatos se tomaba una siestecita?.......jejejeje

Obviamente que eso del café es un decir. Tu sabes que en aquella época no eran esas las bebidas ni las costumbres. Pero de todos modos es un buen punto. Si Jesús fue arrestado en la madrugada, y si judas fue pago luego de entregarlo, y si Judas se arrepiente cuando Jesús fue condenado en el Sanedrin, y si eso ocurrió antes del amanecer; entonces Judas tuvo que actuar muy aceleradamente y no se tomo ni un cafesito.

Lo de la siesta de Pilato que te has tomado a la broma es otra cosa. Juan nos dice que era la hora sexta. Sabemos que a esa hora los romanos se dormían una siesta, y que la palabra siesta se deriva justamente de la palabra sexta. Entonces, ese dato se suma a la abrumadora evidencia de que Jesús estaba compadeciendo ante Pilato al mediodía. Eso dificulta entender cómo pudo haber sido crucificado a la hora tercera.

Tal vez tu tengas la respuesta. Ya la has prometido. Pero solo tienes mofas y burlas.