Re: ¿Cuán santa o sagrada es la sangre?
¿No es acaso cobardía al tener que violar un mandato de Dios y a fin de esquivar la muerte???? No digo que todos tengamos miedo al enfrentarnos cara a cara con la muerte, pero el grado de fe que tenemos en Dios es lo que determina en que lugar lo tenemos.
¿Que pasaría si aún así muere la persona que antepuso su vida ante la de Dios?? No es entonces lo que Jesús dice claramente??;
Jua 12:25 El que tiene afecto a su alma la destruye, pero el que odia su alma en este mundo la resguardará para vida eterna.
La sangre es sagrada, pero muchos a parte de evitar la sangre dejan de ser Testigos, no porque estén en contra de las doctrinas básicas, sino mas bien es por el temor a enfrentarse ante tal prueba que prefieren cegarse y basarse ante una falsa realidad.
Pedro nego, pero obviamente siguió en el camino y posteriormente fue fiel hasta la muerte.
Estas en lo correcto y es cierto "fuera del agua se nada muy bien" es ahí donde uno a la mera hora de los fregazos vamos a demostrar la lealtad a Dios;
Apo 2:10 No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo va a echar a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
Todo testigo sabe a lo que nos podemos enfrentar y es decisión de cada uno si se mantiene leal a Dios, pero obviamente que esta lealtad se espera de todo siervo de Dios.
Te dejo esta información oficial del EFD, ya que detalla muy bien acerca de la pregunta de los lectores;
La respuesta fundamental es que los testigos de Jehová no*aceptamos sangre. Creemos firmemente que la ley de Dios sobre la sangre no*está sujeta a reformas para adecuarla a opiniones cambiantes. No*obstante, surgen cuestiones nuevas porque ahora la sangre puede procesarse y es posible extraer*cuatro componentes principales y fracciones de estos componentes. A*la hora de decidir si los acepta, el cristiano no*debe pensar únicamente en los posibles beneficios y riesgos médicos. Debe interesarle saber lo que dice la Biblia y el posible efecto en su relación con el Dios todopoderoso.
Las cuestiones fundamentales son bastante sencillas. Para comprender por qué, analicemos algunos fundamentos bíblicos, históricos y médicos.
Jehová Dios dijo a Noé, nuestro antepasado común, que la sangre debía considerarse algo especial (Génesis 9:3,*4). Las leyes que Dios dio posteriormente a Israel reflejaron la santidad de la sangre: “En cuanto a cualquier hombre de la casa de Israel o algún residente forastero*[...] que coma cualquier clase de sangre, ciertamente fijaré mi rostro contra el alma que esté comiendo la sangre”. Los israelitas que rechazaran la ley de Dios podían contaminar a los demás, por lo que Él añadió: “Verdaderamente la cortaré de entre su pueblo” (Levítico 17:10). Tiempo después, en una reunión celebrada en Jerusalén, los apóstoles y ancianos decretaron que debemos ‘abstenernos de sangre’. Hacerlo es igual de esencial que abstenerse de la inmoralidad sexual y la idolatría (Hechos 15:28,*29).
¿Qué significaba ‘abstenerse’ en aquel entonces? Los cristianos no*consumían sangre, ni*fresca ni*coagulada; tampoco comían carne de un animal no*desangrado. También estarían excluidos los alimentos que contenían sangre, como la morcilla. Ingerir sangre de alguna de estas maneras violaría la ley de Dios (1*Samuel 14:32,*33).
A la mayoría de las personas de tiempos antiguos no*les perturbaba consumir sangre, como sabemos por los escritos de Tertuliano (siglos segundo y tercero de nuestra era).
En*respuesta a las falsas acusaciones de que los cristianos ingerían sangre, Tertuliano mencionó que algunas tribus sellaban alianzas bebiéndola. También hizo esta observación: “[Hay] aquellos que, para curarse de la enfermedad comicial [la epilepsia], beben con avidez en los espectáculos del circo la sangre fresca que mana de las gargantas degolladas”.
Los cristianos consideraban incorrectas aquellas costumbres (aunque algunos romanos las adoptaran por razones de salud). “Ni siquiera la sangre de los animales tomamos en los convites”, escribió Tertuliano. Los romanos ponían a prueba la integridad de los cristianos verdaderos con alimentos que contenían sangre. Tertuliano añadió: “¿Cómo hay que entender, pues, que creáis que ansían sangre humana los [cristianos,] que confesáis aborrecen sangre de bestia?”.
En nuestros días, pocas personas pensarán que han de tener en cuenta las leyes del Dios todopoderoso si el médico les recomienda administrarse sangre. Obviamente, los testigos de Jehová deseamos vivir, pero nos hemos comprometido a obedecer la ley de Jehová sobre la sangre. ¿Qué implica eso en vista de los procedimientos médicos actuales?
Cuando se generalizaron las transfusiones de sangre completa, después de la II Guerra Mundial, los testigos de Jehová comprendimos que estaban en contra de la ley de Dios, y así lo seguimos creyendo. No*obstante, la medicina ha ido cambiando con el tiempo. En*la actualidad, la mayoría de las transfusiones no*son de sangre completa, sino de uno de sus componentes principales: 1)*glóbulos rojos, 2)*glóbulos blancos, 3)*plaquetas o 4)*plasma (suero sanguíneo), la parte líquida. Dependiendo del estado del paciente, los médicos podrían prescribirle glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma. Las transfusiones de los componentes principales permiten que una sola unidad de sangre sirva para varios pacientes. Los testigos de Jehová sostenemos que aceptar tanto sangre completa como alguno de estos cuatro componentes básicos violan la ley de Dios. Es*significativo que mantener esta postura basada en la Biblia nos ha protegido de muchos peligros, entre ellos enfermedades como la hepatitis y el sida, que se pueden contraer por medio de la sangre.
Ahora bien, dado que es posible asimismo obtener fracciones de los componentes sanguíneos principales, surgen algunas preguntas sobre tales fracciones. ¿Cómo se usan, y qué debemos analizar los cristianos cuando hayamos de tomar una decisión al respecto?
La sangre es compleja. Hasta el plasma, constituido por agua en un 90%, transporta una gran cantidad de hormonas, sales inorgánicas, enzimas y nutrientes, incluidos minerales y azúcar. También transporta proteínas, como la albúmina, factores de coagulación y anticuerpos para combatir las enfermedades. Los expertos aíslan y usan muchas de las proteínas del plasma. Por ejemplo, a los hemofílicos, que sangran con facilidad, se les suministra el factor de coagulación VIII.
Ya las personas expuestas a determinadas enfermedades, puede que los médicos les receten inyecciones de gammaglobulina extraída del plasma sanguíneo de personas ya inmunizadas. Hay otras proteínas del plasma a las que se dan usos médicos, pero las que se han mencionado sirven para ilustrar cómo un componente sanguíneo principal (el plasma) puede procesarse para obtener fracciones.
Igual que pueden extraerse diversas fracciones del plasma, es posible procesar los demás componentes principales de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) a fin de aislar las partes más pequeñas. Por ejemplo, de los glóbulos blancos pueden obtenerse los interferones y las interleuquinas, que se emplean en el tratamiento de algunas infecciones virales y de algunos tipos de cáncer. Las plaquetas se procesan con el fin de extraer un factor para la cicatrización de las heridas. Y*se avecina la aparición de otros medicamentos elaborados (al menos inicialmente) con fracciones de los componentes de la sangre. Esos tratamientos no*implican transfusiones de componentes sanguíneos principales; por lo general conllevan el uso de partes o fracciones de ellos. ¿Podríamos aceptar los cristianos estas fracciones como tratamiento médico? No*podemos dar una respuesta. La*Biblia no*da detalles, por lo que los cristianos debemos tomar ante Dios nuestra propia decisión en conformidad con nuestra conciencia.
Algunos rechazarán todo derivado sanguíneo (incluso las fracciones cuyo propósito es proporcionar inmunidad pasiva temporal al paciente). Así es como entienden el mandato de Dios de ‘abstenerse de sangre’. Razonan que la ley dada a Israel exigía que la sangre que salía de una criatura se ‘derramara sobre el suelo’ (Deuteronomio 12:22-24). ¿Por qué es pertinente este punto? Pues bien, para preparar la gammaglobulina, los factores de coagulación elaborados a partir de la sangre,*etc., hay que recoger y procesar la sangre. Por tanto, algunos cristianos rechazan esos productos, igual que rechazan las transfusiones de sangre completa o de sus cuatro componentes principales. Debe respetarse su postura sincera y acorde con su conciencia.
Otros cristianos toman una decisión distinta. También rechazan las transfusiones de sangre completa, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma, pero permiten que los médicos los traten con una fracción extraída de los componentes principales. Aun en este caso puede haber diferencias. Quizá un cristiano acepte una inyección de gammaglobulina, pero no*necesariamente dé su conformidad a una inyección que contenga un elemento extraído de los glóbulos rojos o los blancos. Ahora bien, ¿qué motivaría, en líneas generales, a un cristiano a aceptar fracciones de sangre?
La sección “Preguntas de los lectores” de La*Atalaya del 1*de junio de*1990 indicó que algunas proteínas del plasma (fracciones sanguíneas) de las mujeres embarazadas pasan de su sangre al sistema sanguíneo independiente del feto. Así, este obtiene las inmunoglobulinas de su madre, gracias a lo cual adquiere una valiosa inmunidad. En*un proceso aparte, cuando los glóbulos rojos del feto alcanzan el final de su vida normal, se procesa la fracción de estos que transporta el oxígeno. Parte se convierte en bilirrubina, la cual cruza la placenta y se transfiere a la madre, que la elimina junto con sus productos de desecho. Algunos cristianos tal vez lleguen a la conclusión de que como algunas fracciones sanguíneas pasan de una persona a otra en este medio natural, ellos pueden aceptar una fracción de sangre obtenida a partir del plasma sanguíneo o de los glóbulos.
¿Significa el que puedan diferir las opiniones y las decisiones tomadas en conciencia que se trata de un asunto intrascendente? No. Es*una cuestión seria. Pero hay un hecho básico. Todo lo antedicho indica que los testigos de Jehová rechazan las transfusiones tanto de sangre completa como de sus componentes primarios. La*Biblia ordena a los cristianos que ‘se abstengan de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de fornicación’ (Hechos 15:29).
En*cambio, cuando se trata de fracciones de los componentes principales, cada cristiano, tras meditar profundamente y con oración, debe tomar su propia decisión en conformidad con su conciencia.
Muchas personas están dispuestas a aceptar cualquier tratamiento que parezca ofrecerles beneficios inmediatos, aun cuando presente riesgos conocidos para la salud, como es el caso de los productos*sanguíneos. Los cristianos sinceros procuramos tener una visión más amplia y equilibrada, en la que entran en juego otros aspectos aparte de los físicos. Los testigos de Jehová agradecemos los esfuerzos por suministrar una asistencia médica de calidad y sopesamos los beneficios y los riesgos de todo tratamiento. Pero cuando este supone la administración de productos derivados de la sangre, tenemos muy presente lo que dice Dios y nuestra relación personal con el Dador de la Vida (Salmo 36:9).
Qué bendición es para los cristianos tener la confianza del salmista que escribió: “Jehová Dios es sol y escudo; favor y gloria son lo que él da. Jehová mismo no*retendrá nada que sea bueno de los que andan exentos de falta. Oh Jehová*[...], feliz es el hombre que está confiando en ti” (Salmo 84:11,*12).
No creo que se deba juzgar o calificar de cobardes a aquellos que entre la vida y la muerte, deciden hacerse una transfusión.... existen ejemplos de personas que le fallaron a "Su D-os", conociendo perfectamente que lo que iban a a hacer era INCORRECTO y no precisamente estando entre la vida y la muerte, y las escrituras los califican de hombres justos.
¿No es acaso cobardía al tener que violar un mandato de Dios y a fin de esquivar la muerte???? No digo que todos tengamos miedo al enfrentarnos cara a cara con la muerte, pero el grado de fe que tenemos en Dios es lo que determina en que lugar lo tenemos.
¿Que pasaría si aún así muere la persona que antepuso su vida ante la de Dios?? No es entonces lo que Jesús dice claramente??;
Jua 12:25 El que tiene afecto a su alma la destruye, pero el que odia su alma en este mundo la resguardará para vida eterna.
La sangre es sagrada, pero muchos a parte de evitar la sangre dejan de ser Testigos, no porque estén en contra de las doctrinas básicas, sino mas bien es por el temor a enfrentarse ante tal prueba que prefieren cegarse y basarse ante una falsa realidad.
Pedro nego, pero obviamente siguió en el camino y posteriormente fue fiel hasta la muerte.
Yo admiro la decisión de un creyente de no desear ser transfundido si por un imprevisto necesitara sangre, sin embargo, no me atrevo a juzgar a aquel que entre la vida y la muerte deciden escoger la vida y atenerse a la misericordia de lo Alto. Reflexiona en esto, por que puede que un día usted mismo pueda estar en una situación similar (que no lo deseo claro está) y fuera del agua se nada muy bien, habría que ver como se nada dentro de ella...
Estas en lo correcto y es cierto "fuera del agua se nada muy bien" es ahí donde uno a la mera hora de los fregazos vamos a demostrar la lealtad a Dios;
Apo 2:10 No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo va a echar a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
Todo testigo sabe a lo que nos podemos enfrentar y es decisión de cada uno si se mantiene leal a Dios, pero obviamente que esta lealtad se espera de todo siervo de Dios.
Originalmente enviado por Espasmo
Bueno, es claro que la sangre se puede fraccionar y esta deja de ser sangre, si para ti un átomo de Hidrógeno es agua, eso no es mi problema.
Y eso que pedí que no se tomara como argumento....
Por cierto, en base a este ultimo comentario le pregunto;
¿Cuales son los componentes que estaría un TJ dispuestos a transfundirse, inyectarse o ingerir, y cuales no?
Esperé...
Gracias de antemano.
David
Te dejo esta información oficial del EFD, ya que detalla muy bien acerca de la pregunta de los lectores;
Preguntas de los lectores
¿Aceptan los testigos de Jehová fracciones menores de la sangre?
La siguiente respuesta es una reimpresión de lo publicado en el número del 15 de junio de2000.¿Aceptan los testigos de Jehová fracciones menores de la sangre?
La respuesta fundamental es que los testigos de Jehová no*aceptamos sangre. Creemos firmemente que la ley de Dios sobre la sangre no*está sujeta a reformas para adecuarla a opiniones cambiantes. No*obstante, surgen cuestiones nuevas porque ahora la sangre puede procesarse y es posible extraer*cuatro componentes principales y fracciones de estos componentes. A*la hora de decidir si los acepta, el cristiano no*debe pensar únicamente en los posibles beneficios y riesgos médicos. Debe interesarle saber lo que dice la Biblia y el posible efecto en su relación con el Dios todopoderoso.
Las cuestiones fundamentales son bastante sencillas. Para comprender por qué, analicemos algunos fundamentos bíblicos, históricos y médicos.
Jehová Dios dijo a Noé, nuestro antepasado común, que la sangre debía considerarse algo especial (Génesis 9:3,*4). Las leyes que Dios dio posteriormente a Israel reflejaron la santidad de la sangre: “En cuanto a cualquier hombre de la casa de Israel o algún residente forastero*[...] que coma cualquier clase de sangre, ciertamente fijaré mi rostro contra el alma que esté comiendo la sangre”. Los israelitas que rechazaran la ley de Dios podían contaminar a los demás, por lo que Él añadió: “Verdaderamente la cortaré de entre su pueblo” (Levítico 17:10). Tiempo después, en una reunión celebrada en Jerusalén, los apóstoles y ancianos decretaron que debemos ‘abstenernos de sangre’. Hacerlo es igual de esencial que abstenerse de la inmoralidad sexual y la idolatría (Hechos 15:28,*29).
¿Qué significaba ‘abstenerse’ en aquel entonces? Los cristianos no*consumían sangre, ni*fresca ni*coagulada; tampoco comían carne de un animal no*desangrado. También estarían excluidos los alimentos que contenían sangre, como la morcilla. Ingerir sangre de alguna de estas maneras violaría la ley de Dios (1*Samuel 14:32,*33).
A la mayoría de las personas de tiempos antiguos no*les perturbaba consumir sangre, como sabemos por los escritos de Tertuliano (siglos segundo y tercero de nuestra era).
En*respuesta a las falsas acusaciones de que los cristianos ingerían sangre, Tertuliano mencionó que algunas tribus sellaban alianzas bebiéndola. También hizo esta observación: “[Hay] aquellos que, para curarse de la enfermedad comicial [la epilepsia], beben con avidez en los espectáculos del circo la sangre fresca que mana de las gargantas degolladas”.
Los cristianos consideraban incorrectas aquellas costumbres (aunque algunos romanos las adoptaran por razones de salud). “Ni siquiera la sangre de los animales tomamos en los convites”, escribió Tertuliano. Los romanos ponían a prueba la integridad de los cristianos verdaderos con alimentos que contenían sangre. Tertuliano añadió: “¿Cómo hay que entender, pues, que creáis que ansían sangre humana los [cristianos,] que confesáis aborrecen sangre de bestia?”.
En nuestros días, pocas personas pensarán que han de tener en cuenta las leyes del Dios todopoderoso si el médico les recomienda administrarse sangre. Obviamente, los testigos de Jehová deseamos vivir, pero nos hemos comprometido a obedecer la ley de Jehová sobre la sangre. ¿Qué implica eso en vista de los procedimientos médicos actuales?
Cuando se generalizaron las transfusiones de sangre completa, después de la II Guerra Mundial, los testigos de Jehová comprendimos que estaban en contra de la ley de Dios, y así lo seguimos creyendo. No*obstante, la medicina ha ido cambiando con el tiempo. En*la actualidad, la mayoría de las transfusiones no*son de sangre completa, sino de uno de sus componentes principales: 1)*glóbulos rojos, 2)*glóbulos blancos, 3)*plaquetas o 4)*plasma (suero sanguíneo), la parte líquida. Dependiendo del estado del paciente, los médicos podrían prescribirle glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma. Las transfusiones de los componentes principales permiten que una sola unidad de sangre sirva para varios pacientes. Los testigos de Jehová sostenemos que aceptar tanto sangre completa como alguno de estos cuatro componentes básicos violan la ley de Dios. Es*significativo que mantener esta postura basada en la Biblia nos ha protegido de muchos peligros, entre ellos enfermedades como la hepatitis y el sida, que se pueden contraer por medio de la sangre.
Ahora bien, dado que es posible asimismo obtener fracciones de los componentes sanguíneos principales, surgen algunas preguntas sobre tales fracciones. ¿Cómo se usan, y qué debemos analizar los cristianos cuando hayamos de tomar una decisión al respecto?
La sangre es compleja. Hasta el plasma, constituido por agua en un 90%, transporta una gran cantidad de hormonas, sales inorgánicas, enzimas y nutrientes, incluidos minerales y azúcar. También transporta proteínas, como la albúmina, factores de coagulación y anticuerpos para combatir las enfermedades. Los expertos aíslan y usan muchas de las proteínas del plasma. Por ejemplo, a los hemofílicos, que sangran con facilidad, se les suministra el factor de coagulación VIII.
Ya las personas expuestas a determinadas enfermedades, puede que los médicos les receten inyecciones de gammaglobulina extraída del plasma sanguíneo de personas ya inmunizadas. Hay otras proteínas del plasma a las que se dan usos médicos, pero las que se han mencionado sirven para ilustrar cómo un componente sanguíneo principal (el plasma) puede procesarse para obtener fracciones.
Igual que pueden extraerse diversas fracciones del plasma, es posible procesar los demás componentes principales de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) a fin de aislar las partes más pequeñas. Por ejemplo, de los glóbulos blancos pueden obtenerse los interferones y las interleuquinas, que se emplean en el tratamiento de algunas infecciones virales y de algunos tipos de cáncer. Las plaquetas se procesan con el fin de extraer un factor para la cicatrización de las heridas. Y*se avecina la aparición de otros medicamentos elaborados (al menos inicialmente) con fracciones de los componentes de la sangre. Esos tratamientos no*implican transfusiones de componentes sanguíneos principales; por lo general conllevan el uso de partes o fracciones de ellos. ¿Podríamos aceptar los cristianos estas fracciones como tratamiento médico? No*podemos dar una respuesta. La*Biblia no*da detalles, por lo que los cristianos debemos tomar ante Dios nuestra propia decisión en conformidad con nuestra conciencia.
Algunos rechazarán todo derivado sanguíneo (incluso las fracciones cuyo propósito es proporcionar inmunidad pasiva temporal al paciente). Así es como entienden el mandato de Dios de ‘abstenerse de sangre’. Razonan que la ley dada a Israel exigía que la sangre que salía de una criatura se ‘derramara sobre el suelo’ (Deuteronomio 12:22-24). ¿Por qué es pertinente este punto? Pues bien, para preparar la gammaglobulina, los factores de coagulación elaborados a partir de la sangre,*etc., hay que recoger y procesar la sangre. Por tanto, algunos cristianos rechazan esos productos, igual que rechazan las transfusiones de sangre completa o de sus cuatro componentes principales. Debe respetarse su postura sincera y acorde con su conciencia.
Otros cristianos toman una decisión distinta. También rechazan las transfusiones de sangre completa, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma, pero permiten que los médicos los traten con una fracción extraída de los componentes principales. Aun en este caso puede haber diferencias. Quizá un cristiano acepte una inyección de gammaglobulina, pero no*necesariamente dé su conformidad a una inyección que contenga un elemento extraído de los glóbulos rojos o los blancos. Ahora bien, ¿qué motivaría, en líneas generales, a un cristiano a aceptar fracciones de sangre?
La sección “Preguntas de los lectores” de La*Atalaya del 1*de junio de*1990 indicó que algunas proteínas del plasma (fracciones sanguíneas) de las mujeres embarazadas pasan de su sangre al sistema sanguíneo independiente del feto. Así, este obtiene las inmunoglobulinas de su madre, gracias a lo cual adquiere una valiosa inmunidad. En*un proceso aparte, cuando los glóbulos rojos del feto alcanzan el final de su vida normal, se procesa la fracción de estos que transporta el oxígeno. Parte se convierte en bilirrubina, la cual cruza la placenta y se transfiere a la madre, que la elimina junto con sus productos de desecho. Algunos cristianos tal vez lleguen a la conclusión de que como algunas fracciones sanguíneas pasan de una persona a otra en este medio natural, ellos pueden aceptar una fracción de sangre obtenida a partir del plasma sanguíneo o de los glóbulos.
¿Significa el que puedan diferir las opiniones y las decisiones tomadas en conciencia que se trata de un asunto intrascendente? No. Es*una cuestión seria. Pero hay un hecho básico. Todo lo antedicho indica que los testigos de Jehová rechazan las transfusiones tanto de sangre completa como de sus componentes primarios. La*Biblia ordena a los cristianos que ‘se abstengan de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de fornicación’ (Hechos 15:29).
En*cambio, cuando se trata de fracciones de los componentes principales, cada cristiano, tras meditar profundamente y con oración, debe tomar su propia decisión en conformidad con su conciencia.
Muchas personas están dispuestas a aceptar cualquier tratamiento que parezca ofrecerles beneficios inmediatos, aun cuando presente riesgos conocidos para la salud, como es el caso de los productos*sanguíneos. Los cristianos sinceros procuramos tener una visión más amplia y equilibrada, en la que entran en juego otros aspectos aparte de los físicos. Los testigos de Jehová agradecemos los esfuerzos por suministrar una asistencia médica de calidad y sopesamos los beneficios y los riesgos de todo tratamiento. Pero cuando este supone la administración de productos derivados de la sangre, tenemos muy presente lo que dice Dios y nuestra relación personal con el Dador de la Vida (Salmo 36:9).
Qué bendición es para los cristianos tener la confianza del salmista que escribió: “Jehová Dios es sol y escudo; favor y gloria son lo que él da. Jehová mismo no*retendrá nada que sea bueno de los que andan exentos de falta. Oh Jehová*[...], feliz es el hombre que está confiando en ti” (Salmo 84:11,*12).