Aceptas lo obvio por lo registrado en la Escritura.
Sigues aceptando lo obvio aunque quizás no por los motivos que te impelen hacerlo.
Bueno, creo que estás exagerando al extremo tu apreciación. En el caso específico de las “sandalias”, creo que no eran requeridas. En las instrucciones para la manufactura de las prendas de vestir especiales de los sacerdotes no se mencionaban para nada las sandalias. De hecho, servían descalzos mientras desempeñaban sus funciones, pues el santuario era considerado como suelo sagrado. Ahora bien, creo que indicas mal cuando dices que “todas sus partes” eran consideradas “sagradas” (menos su sangre, intuyo por lo del tema del epígrafe). Más bien todo lo contrario si hacemos una inspección cabal de lo que realmente se solicitaba del sacerdote en el “Santísimo del Templo” de Jehová.
Llevaban calzoncillos de lino, es cierto, que cubrían desde las caderas hasta los muslos por decoro, ‘para cubrir la carne desnuda para que no incurrieran en error y ciertamente murieran’. (Éx 28:42, 43.) Encima llevaban un traje talar de lino fino ceñido con una banda de lino. Luego se ‘envolvían’ un tocado sobre la cabeza. (Le 8:13; Éx 28:40; 39:27-29.) Parece ser que este tocado era algo diferente del turbante del sumo sacerdote, que posiblemente estaba cosido en forma de envoltura y colocado sobre su cabeza. (Lev 8:9.) Al parecer en época posterior los sacerdotes llevaban de vez en cuando un efod de lino, aunque no con bordados lujosos como el del sumo sacerdote. (1Sa 2:18.)
Por otra parte tenían que mantenerse limpios y observar normas morales elevadas. Cuando entraban en la tienda de reunión y antes de presentar una ofrenda en el altar, tenían que lavarse las manos y los pies en la palangana que estaba en el patio, ‘para que no murieran’. (Éx 30:17-21; 40:30-32.) Con una advertencia similar se les mandó que no bebieran vino ni licor embriagante cuando sirvieran en el santuario. (Le 10:8-11.)
No podían contaminarse tocando un cadáver o lamentándose por los muertos; esto los dejaría temporalmente inmundos para el servicio. Sin embargo, todo sacerdote, excepto el sumo sacerdote, podía contaminarse por la muerte de alguien con quien tuviera un estrecho vínculo familiar: madre, padre, hijo, hija, hermano y hermana virgen que fuese próxima a él (al parecer que viviese con él o cerca de él); posiblemente, la esposa también estaba incluida entre las personas próximas a él (Le 21:1-4.)
El sacerdote que quedase inmundo debido a lepra, a un flujo, a un cadáver u otra cosa inmunda, no podía comer de las cosas santas o llevar a cabo un servicio en el santuario hasta ser limpio; de lo contrario, debía morir. (Le 22:1-9.)
¡Vaya santidad que tenían mi estimable amigo! Una persona que fuera considerada “santa” juntamente con todo su “atuendo” no estaría más expuesta a la muerte como las que servían en el “Santísimo del Templo”.
Aquí creo que careces del verdadero entendimiento del “espíritu de la Ley” mi estimado Ricardo. La sangre en sí misma, no ha sido ni es “santa” (al menos la animal y humana). En esto todos ustedes creo que no han comprendido nuestra posición cuando nos referimos a la “santidad” de la sangre extraído por deducción de las Escrituras desde que Jehová le puso serias restricciones. La sangre, por sí misma, no es “mágica”, ni tiene poderes “sobrenaturales”, ni es una “persona” que “clama” a Dios “venganza” de los siervos fieles que la derramaron por obedecerlo. En esto me referiré en otro aporte que estoy preparando para “mejor proveer” en el caso de los que realmente desean aprender la postura TJ amparada a las Escrituras.
Creo que le andas rondando “de cerca” al verdadero propósito que está detrás de lo “sagrado” de la sangre, sin necesidad de que exista algún texto escritural que lo afirme y lo respalde. Esto creo que lo tienes claro.
En realidad, comprendes muy bien la postura TJ en parte, claro.
De acuerdo.
Aquí es donde la “mula botó a Jenaro”, como decimos por aquí.
¡Claro! ¿Cuán santa o sagrada es como para afirmar, sin lugar a equivocarnos, que la “sangre” humana también sea considerada como “sagrada”?
Mira Ricardo, una cosa es que Dios considerase el “cuerpo sano”, sin “alteraciones ni defectos” que no desacreditaran a la víctima animal para el sacrificio” y otra, muy diferente, es que al no contar con “defecto alguno” el animal era considerado “sagrado”. Lo “sagrado” aquí no era el animal en sí, sino lo que representaba ante Dios: el valor del verdadero “Sacrificio” futuro de nuestro Redentor, Jesús, el verdadero “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Esto es así. De hecho, no podía ser de otro modo porque sería una monstruosidad espantosa el que al hombre se le considerara inferior que los animales porque fue la “sangre animal” la que se usaba, de forma representativa, en sacrificios. No se usó la sangre humana por razones obvias que espero lo comprendas.
Porque si no lo comprendes estarías entonces en el enredo espantoso de explicar y justificar el sacrificio humano. De manera que no podríamos estar beneficiándonos de ningún sacrificio animal para alcanzar el perdón y santidad requeridas para volver a nuestro Creador. Esto por sí y ante sí, es una malformación ideológica de conceptos totalmente contrarios al propósito de Dios. De hecho, tanto el cuerpo como la sangre del animal fueron representativos para conducirnos al verdadero sacrificio que nos iba a redimir: el verdadero “derramamiento” de sangre de la única realidad “sagrada” ante Dios y que Él podía aceptar como “pago” por nuestros pecados: Jesús. Ningún sacrificio animal y ninguna “sangre” animal podía alcanzar jamás el valor de ningún hombre, criatura que fue hecha a “imagen y semejanza” de Dios, tal y como el mismo Cristo lo era.
Una cosa es lo que dices y otra es relacionarlo a que entonces, la “sangre” humana, es de mucho menos valor que la “sangre” animal. Nada que ver Ricardo. Isaías lo que está expresando allí es el sentir de Jehová con respecto a la rebeldía de Israel durante los días de algunos de sus representantes. De hecho, en el verso 4 expresa lo siguiente: “¡Ay de la nación pecadora, el pueblo cargado de error, descendencia malhechora, hijos ruinosos! Han dejado a Jehová, han tratado con falta de respeto al Santo de Israel, se han vuelto hacia atrás”.
Aquí les recuerda su estado calamitoso; su verdadera naturaleza de lo que realmente son en el interior. Jehová se está refiriendo a la condición moribunda y total desapego de su pueblo a su Servicio. Para nada está describiendo ni enseñando que la “sangre” y el “cuerpo” de ellos están literalmente “podridos”. Creo que está hablando de otra cosa totalmente diferente a la que nos quieres transmitir.
¡Exacto! Y eso ¿Qué prueba? ¿Qué la sangre del hombre mortal, corruptible, no debe ser considerada como “sagrada” ante Dios? ¿Y si es así, dime, ¿Por qué entonces envió a su Hijo para que se sacrificara por algo que del todo no valía la pena hacerlo porque carecía de valor alguno? Precisamente por ser nosotros creación de Él, por su misericordia y paciencia y por haber sido creados a su “imagen y semejanza” es que El estuvo dispuesto a darnos otra vida, la de su propio Hijo, perfecta, santa y sin defecto, porque para Él, el hombre, en sí mismo, tiene el valor apropiado, más que cualquier otra criatura de la Tierra, cuando estuvo dispuesto a sacrificar la vida de su propio Hijo por nosotros. ¡Por eso!
Creo que Pablo fue mucho más que explícito, cuando dijo: “Porque, de hecho, Cristo, mientras todavía éramos débiles, murió por impíos al tiempo señalado. Porque apenas muere alguien por un [hombre] justo; en realidad, por el [hombre] bueno, quizás, alguien hasta se atreva a morir. Pero Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, (con toda era “pudrición que mencionaste) Cristo murió por nosotros”. (Romanos 5:6-8).
Por lo tanto, si la “vida” del hombre es considerada como “sagrada” ante Dios hasta el límite de entregar la “vida” de su propio Hijo, ¿No va a considerar “sagrada” la “sangre” que representa esa “vida” (Y QUE PROHIBIÓ QUE SE DERRAMARA) de aquél por cuya causa Cristo murió?
Error mi estimado Ricardo. Estás hablando como un humano con conceptos preconcebidos de alguna ideología sectaria o de alguna denominación que ha nublado la razón de tu elocuencia y sano juicio. Una cosa es que seamos pecadores (con nuestras facultades físicas, mentales y espirituales, como el hombre que somos) y otra, muy diferente, es que se desvalorice lo que Dios ya ha etiquetado como “sagrado”, no porque la sangre lo sea, por el hecho de poseer algún atributo “mágico” que le dé la connotación de “santa”, sino por el “valor representativo” de la vida y, como la vida “es sagrada” ante los ojos de Dios, (Y HABLO DE LA VIDA HUMANA, NO DE VIDA ANIMAL, POR CUANTO SE DIO PERMISO AL HOMBRE PARA DISPONER DE ESA VIDA “SAGRADA” PARA ALIMENTO DEL HOMBRE, ¿Contradictorio no?) razón de más para establecer el verdadero entendimiento de si la “sangre” animal es de mayor “valor que la sangre humana”; y no me refiero al cuerpo en sí, o a los órganos en sí, ni a la sangre en sí, sino a todo EL HOMBRE; ese conjunto de “componentes” extraídos de la tierra que nos dio la forma que el Todopoderoso dispuso; es a ese HOMBRE TOTAL al que se refiere Jehová, al que le dio nuevamente la esperanza de VIVIR PARA SIEMPRE, quizás no tanto porque la merezcamos, sino porque Él nos hizo, Él nos dio la VIDA, y la VIDA para Él, siempre ha sido y será “SAGRADA” a sus ojos.
Aquí aceptas a discreción lo obvio y la realidad de nuestra existencia. Y encima aceptas las “muchas enfermedades infecciosas” que se transmiten a través de la sangre (¿Cómo a través de las transfusiones sanguíneas, por ejemplo?) Digo, te lo pregunto porque no lo aclaras del todo. Y lo más irónico de tu afirmación es que esa “sangre” humana que algunos de tus “hermanos en Cristo” dicen que “ES VIDA” (AUNQUE TÚ YA AFIRMASTE QUE NO ES NI SAGRADA NI LIMPIA y, POR ENDE, LA VIDA TAMPOCO) y que, en el caso específico de las transfusiones no debe negarse, puede ser transmisora, al mismo tiempo, ¡DE MUERTE! ¡Increíble!
¡Exacto! Y espero haber podido ampliar un poco más tus “expectativas” escriturales con respecto a lo “sagrado” de la “sangre” de los “hombres libres”.
¿Y quién está relacionando el pecado inherente al ser humano en todos sus extremos con que si le trasfundimos sangre se volverá “más bueno” o, en su defecto, si se la negamos, lo estamos manteniendo en “las tinieblas” espirituales sin darle la oportunidad de redención alguna?
Creo que ya di algunos detalles “adicionales”, siguiendo la “queja” de mi estimado Ricardo, para que enfoquen sus perspectivas desde otros ángulos, lejos del prejuicio mundial que impera sobre una pequeña organización mundial poco “popular”, y cuyos preceptos y forma de interpretación de las Escrituras, trae de cabeza a la “comunidad cristiana” de toda las “marcas”, “colores” y “sabores”.
Sería interesante, para variar, que le pidas a nuestro forista Davidben alguna evidencia adicional (para mejor proveer) sobre el por qué él también se refirió a lo sagrado de la sangre humana (por lo que expuso en su aporte anterior) y por qué cree que dentro de esa “santidad” de la sangre animal, implícita por deducción hermenéutica, se encuentra también la “sangre humana”.
Cordiales saludos.