Re: CRISTIANAS EN JEANS .... ¿ USAN PANTALONES LAS CRISTIANAS ?
I: Gustarle a los demás, gustarte a ti mismo... ¿hay alguna diferencia sustancial?
K: Me sorprende que no la veas.
I: Me sorprende que una atea crea que en un animal ("superior") como el hombre tercia alguna diferencia entre ponerse guapa y procurar exhibir la belleza como reclamo sexual para perpetuar la especie. En todo caso, debería usted afirmar que son cuestiones que van indisolublemente ligadas al fenómeno. Eso sería actuar —como buena atea— con mediana honestidad.
I: Es exactamente el mismo espíritu centrado en el ombligo de un mismo, y es contrario a este:
K: No, en realidad no.
I: Sí, en realidad, sí.
K: Sobre lo demás, pues no creo que las palabras de la Biblia sean una buena guía en todas las circunstancias, así que lo respeto sin compartirlo.
I: Yo ni respeto su religión y ni la comparto.
I: De ahí que cuando la "iglesia" se llena de inconversos e inconversas, no se glorifica a Dios con el cuerpo, sino a uno mismo: las mujeres se glorifican a sí mismas y los hombres adulteran con ellas.
K: No, nos glorificamos, simplemente nos queremos. No es lo mismo.
I: De nuevo me sorprende que una doctora licenciada como usted no sepa el mecanismo básico que usa naturaleza en las hembras humanas para perpetuar la especie. Qué manía tienen ustedes los ateos de negar la naturaleza de las cosas. Cuando se enfrentan con el mundo, de poco le aprovechan sus estudios.
I Es muy sencillo, doña Karina. Es un asunto del corazón... y de la hipocresía en que se vive cuando Dios no reina allí.
K: Conozco más creyentes hipócritas que ateos, entonces no puedo compartir, por la simple experiencia, esta máxima.
I: Yo todavía no he conocido a un ateo medianamente honesto con lo que predica su religión, así que figúrese usted lo mal que lo lleva usted.
Amor,
Ibero
I: Gustarle a los demás, gustarte a ti mismo... ¿hay alguna diferencia sustancial?
K: Me sorprende que no la veas.
I: Me sorprende que una atea crea que en un animal ("superior") como el hombre tercia alguna diferencia entre ponerse guapa y procurar exhibir la belleza como reclamo sexual para perpetuar la especie. En todo caso, debería usted afirmar que son cuestiones que van indisolublemente ligadas al fenómeno. Eso sería actuar —como buena atea— con mediana honestidad.
I: Es exactamente el mismo espíritu centrado en el ombligo de un mismo, y es contrario a este:
K: No, en realidad no.
I: Sí, en realidad, sí.
K: Sobre lo demás, pues no creo que las palabras de la Biblia sean una buena guía en todas las circunstancias, así que lo respeto sin compartirlo.
I: Yo ni respeto su religión y ni la comparto.
I: De ahí que cuando la "iglesia" se llena de inconversos e inconversas, no se glorifica a Dios con el cuerpo, sino a uno mismo: las mujeres se glorifican a sí mismas y los hombres adulteran con ellas.
K: No, nos glorificamos, simplemente nos queremos. No es lo mismo.
I: De nuevo me sorprende que una doctora licenciada como usted no sepa el mecanismo básico que usa naturaleza en las hembras humanas para perpetuar la especie. Qué manía tienen ustedes los ateos de negar la naturaleza de las cosas. Cuando se enfrentan con el mundo, de poco le aprovechan sus estudios.
I Es muy sencillo, doña Karina. Es un asunto del corazón... y de la hipocresía en que se vive cuando Dios no reina allí.
K: Conozco más creyentes hipócritas que ateos, entonces no puedo compartir, por la simple experiencia, esta máxima.
I: Yo todavía no he conocido a un ateo medianamente honesto con lo que predica su religión, así que figúrese usted lo mal que lo lleva usted.
Amor,
Ibero