Re: Cafe Virtual Cristiano: "Ya No hay Hombres, Ya no Hay Mujeres, Somos Uno en Crist
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30.09.09 - MUNDO
Mujer y Religión: La hora de la Igualdad
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Por María Rosa Medel
Maestra y licenciada en Geografía e Historia. Empresaria editorial. Miembro de la Primera Iglesia Bautista de Madrid. Secretaria nacional de la Unión de Mujeres Evangélicas de España (UDME). Miembro de Cristianos Socialistas.
Si alguna palabra define aquí y ahora la radiografía del estado de la cuestión en el trinomio Mujer/Teología/Sociedad es "Igualdad". Vivimos tiempos de igualdad. Por primera vez en la historia de España tenemos más mujeres que hombres en el Gobierno, estamos estrenando un Ministerio de Igualdad, y no es fruto de la improvisación, pues España tiene una Ley de Igualdad.
Pero lo cierto es que por extraño o paradójico que parezca, la igualdad no es nada nuevo. Ya en el primer capítulo del libro del Génesis se nos habla de cómo Dios creó al hombre y a la mujer, "Varón y hembra los creó", dice el texto, y no cabe deducir que no fue sino en igualdad de condiciones y con iguales responsabilidades, puesto que la Biblia nos dice que Dios los bendijo y les encargó sojuzgar la tierra y organizarla.
Se dirigió a los dos, a la pareja, en plural. Otra cosa es la historia de la "costilla", pero de esto nos ocuparemos otro día.
La importancia que dan los Evangelios a la mujer está patente ya en el primer capítulo de Mateo en la relación de la genealogía de Jesús. En ella aparecen mujeres no del todo "religiosamente correctas" con historias personales poco "presentables" en aquella época y me atrevería a decir que en esta, pero de las que no se avergüenza el escritor.
Ejemplos: Rahab (la ramera), Ruth (la moabita, por tanto ajena al pueblo de Dios), Tamar (la nuera de Judá, quien protagonizó un episodio increíble pero poco ortodoxo), Betsabé (que aparece citada como que fue mujer de Urías no como la madre de Salomón).
Jesús, aunque no rompe del todo con las tradiciones de su época, ni en el tema de la mujer ni en otros, sí creó una comunidad de iguales, donde no había hombre ni mujer. El Señor se comporta con las mujeres de forma poco usual. En el pasaje de la mujer adúltera, los judíos no condenan al hombre, pero él a quien no condena es a la mujer.
En el caso de Marta y María, da valor a lo que no era "correcto": enseñar a las mujeres mientras estas desatendían los quehaceres domésticos. Se deja ungir por mujeres "pecadoras". Incluso el anuncio de la resurrección de Jesús les llega a los apóstoles por boca de una mujer, a la que naturalmente tachan de "loca".
Para llegar a la situación actual es necesario que demos un paseíto por la Historia.
Como ya sabemos, los primeros cristianos se reunían en las casas, donde "naturalmente" reinaba sin lugar a dudas la mujer. Por tanto, tuvo que tener bastante influencia en el desarrollo de la Iglesia en los primeros tiempos. Los cristianos se apartan así de la costumbre hebrea: son iguales hombres y mujeres, lo que escandaliza a la sociedad que les rodea. De ahí las prevenciones de Pablo. A pesar de las normas del apóstol, en el Nuevo Testamento las mujeres son tratadas casi como iguales.
Es a partir del siglo IV cuando la mujer empieza a perder este papel nuclear y es relegada, fundamentalmente debido a las enseñanzas de los grandes padres de la iglesia que hablan de la igualdad como algo efectivo… pero sólo en el terreno de la fe. Admiten que en el cielo seremos iguales. Aquí, no.
Con la Reforma en el siglo XVI, se avanza un poco. Lutero da especial énfasis a la lectura e interpretación -libre- de la Biblia. Hasta entonces sólo han tenido acceso a la Biblia los monjes y clérigos en los monasterios. Ahora se va a traducir la Biblia a las lenguas vernáculas, con lo que el pueblo podrá acceder libremente a ella.
Pero los reformadores se dan de bruces con un gran inconveniente: la elevadísima tasa de analfabetos del momento, sobre todo entre las mujeres. ¿Qué se puede hacer? Enseñarlas a leer, cosa considerada totalmente "innecesaria" en la época pero crucial para el desarrollo de las mismas.
Por otra parte Lutero está en contra del celibato. Saca a las mujeres de los conventos y opone al celibato la estima del matrimonio. Se deja de demonizar la sexualidad y por otra parte la mujer, al convertirse en esposa de clérigo, toma responsabilidades dentro de la iglesia.
El reformador dice textualmente que "por el bautismo, hombres y mujeres están llamados a ser amigos de Dios". No obstante, estos tímidos avances no nos pueden llevar a engaño. La estructura de la Iglesia, al igual que la sociedad, sigue siendo totalmente patriarcal.
Por lo que respecta al momento actual en el campo protestante, creo no estar equivocada si digo que es donde la mujer ha llegado más lejos en el panorama eclesiástico. Tenemos mujeres pastoras, ordenadas en igualdad de derechos que los hombres y mujeres responsables en las distintas estructuras del gobierno de las iglesias.
Pero como siempre hay luces y sombras, debido al principio de la libre interpretación, nos encontramos con denominaciones protestantes cada vez menos… protestantes -esto es, herederas de la Reforma- y más evangelistas o evangelicales con otras influencias, en las que la mujer es totalmente relegada a un segundo plano o tercero.
En estas denominaciones se toman al pie de la letra las palabras de los pasajes más conflictivos de Pablo respecto al tema y así deciden que la mujer no puede orar en público, mucho menos hablar, debe preguntar en "casa" a su marido… con lo que cabe deducir que las solteras o viudas quedan en mayor desventaja pues o no tienen a quién preguntar o no tienen dudas que plantear…
Las iglesias están formadas por miembros de la sociedad, por lo que en ellas afloran los mismos errores y las mismas virtudes (de éstas cada vez hay menos en lo referente al tema de la mujer), ya que mientras que la sociedad civil avanza, la iglesia se estanca, cuando no incluso retrocede. Se hace poco caso al Pablo que sostiene que "no hay… varón ni mujer", Gálatas 3:28).
En las iglesias, por lo menos en las que yo conozco, no se ponen en práctica las leyes de igualdad, ni de paridad… ¿Será acaso que no estamos obligados a cumplirlas y hacerlas cumplir? Pues lamentablemente es verdad. A las iglesias no se le puede exigir su cumplimiento, pero esto no es un inconveniente para cumplirlas si nos parecen justas.
Como anécdota, diré que estuve hace muy pocos días en una iglesia de Madrid de una denominación de las avanzadas en el tema de la mujer, donde se ordenan mujeres, predican, administran las ordenanzas, ocupan cargos, etcétera. El predicador, teólogo y yo creía que de vanguardia, al hablar del ministerio misionero, se refirió a la mujer como "la infraestructura" necesaria para que el hombre pudiera desarrollar su papel, que el predicador no concebía que se pudiera desarrollar sin la ayuda de la mujer (naturalmente, la comida, tener las camisas en orden, la casa, los niños, etcétera.)
Con lo que podemos llegar a la conclusión de que si bien no nos queda todo por andar, sí nos falta un buen trecho para conseguir cerrar el círculo y volver a ser como Jesús quería que fuéramos. Iguales.
Iguales. Como en el paraíso, cuando Dios se dirigía a la pareja en plural y no había entrado el pecado en el mundo. Tampoco el del machismo.
[http://www.lupaprotestante.com/
Créditos imagen: http://www.ferede.org/img/2009/noticia1599-1-548.jpg]
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