El segundo, y además de forma mística (es decir, en el régimen del (E-e)spíritu). Y esto es obvio porque "si fuere levantado, a muchos atraeré a Mí Mismo". Si Su cuerpo es la "iglesia", es evidente que sólo tras la la muerte, resurrección (y glorificación) ese "uno" pudo ser "muchos". Así pues, el cuerpo que estaba ofreciendo a los suyos era un cuerpo místico que "da vida a cuantos comen de él". Es decir, no el cuerpo "según la carne" (que habría de ser reo de muerte, sacrificado en el altar de Dios), sino ese cuerpo una vez "aceptado como sacrificio", y "resucitado en glorificación".
Así que lo que yo creo que les ofreció a Sus discípulos, era un cuerpo profético, es decir, les estaba ofreciendo algo que todavía no podían consumir, pues el sacrificio no había sido todavía consumado. Esta forma de hablar o profetizar "en futuro" (algo no cumplido, pero por cumplirse, y que se habla de ello como un "hecho actual, como si fuera cumplido"), es una constante en el ministerio de Jesús el Mesías, y creo que en la Santa Cena Él actuó así. Ninguno en aquella sala podía comer ni su cuerpo ni su sangre, pues ni aquel pan ni aquel vino eran el cuerpo del Señor: ni el místico ni el físico. Estaba anunciando lo que habría de ser, y por eso instituyó aquel acto de esta forma, diciendo: "hacedlo en memoria de mí"... en cuanto a un futuro. "Esto haréis en un futuro". Allí les decía lo que habría de pasar, y que en el futuro lo harían de nuevo, pero ya de un modo "efectivo".
La Cena del Señor, como ya he compartido en este foro, no tiene nada que ver con tomar vino y pan (físicos), sino con una simbología donde se representa la realidad mística: el creyente se alimenta místicamente del cuerpo místico de Cristo. Nos "comemos" a Cristo y nos "comemos" los unos a los otros. La simbología con el pan y el vino (físicos) es un simple recordatorio de la realidad mística.
Amor,
Ibero