No ha habido contra argumentación acerca de la Cronología bíblica de SEIS días antes de la Pascua, impuesta por mi criterio.
En Resumen, tenemos varias opiniones erradas emitidas por diferentes usuarios:
1- Colocan a JESÚS haciendo un trabajo (recorrido de más de 3 km) un sábado.
2- No tienen en cuenta el cambio de día al desarrollar una CENA el Señor con amigos, anfitrión, discípulos e invitados.
3-Confunden la Entrada Triunfal del Señor con otro día diferente al primer día de semana, y a su Tipo, el 10 del mes uno, cuando se aparta el cordero para Pesaj.
4-Desplazan o adelantan fechas siguiendo Cronologías NO Bíblicas, llamadas ¨calendarios¨.
5-Meten la Resurrección dentro de la Semana 69 de Daniel, la cual pertenece al Día Uno de Gracia, y su Tipo es la Fiesta de las Primicias.
6-Confunden los días de reposo de Fiestas Solemnes y los semanales.
7-No compaginan las frases bíblicas: ¨Al Tercer Día¨, ¨Tres Días y Tres Noches¨, ¨es tercer día DESDE que sucedió esto¨, etc.
8-Incumplen la Semana 69 de Daniel presentando días de más de una semana o de otra semana. Por ejemplo: colocan a JESUS haciendo su Entrada un sabado.
O sea que cada día es un año
Recuerde que en la semana 68 comienza el Ministerio terrenal del Señor, el cual dura tres años y medio (algunos erradamente proclaman que un solo año) y muere en la 69. Por tanto, transcurre una semana lo que debería dar SIETE años, pero no es así. Esto pasa porque DIOS da la profecía en semanas y no en años.
¿Por qué sitúo, en la semana 68, como el inicio del Ministerio de JESÚS? Hay que aplicar matemática en años: A 483 años (69 semanas), se resta 35 años GLOBALES (pues el tiempo DIOS lo da en semanas: 7x5) y marca hacia el nacimiento de Juan el Bautista, quien PREPARA dicho Ministerio (Camino del Señor), el cual acontece 6 meses antes del nacimiento del Señor.
Mal 4:5 He aquí, Yo os envío al profeta Elías antes que venga el día de YHVH, grande y terrible.
Aunque Elías ha de venir de nuevo como Elías (porque dice día de YHVH), esta frase fue dicha 430 años anterior a un silencio profético, roto por Juan el Bautista.