El asunto debe ser aproximado examinando en que forma, o hasta dónde Jésus de Nazaret es Dios. No debe haber duda que la doctrina cristiana ortodoxa, por no decir tradicional, es que Jesucristo es Dios. Es la segunda persona de la Santa Trinidad, según fue definido en el Concilio de Nicea en el 325 DC, y fue totalmente hombre y totalmente Dios, como fue expuesto en el Concilio de Calcedonia del 451 DC. Tenemos que hacer referencia a esos concilios católicos, ya que la Biblia misma jamás explica claramente el asunto.
Tampoco cabe duda que el Evangelio de Juan claramente expone que Jesús es el Verbo divino, quien era igual a Dios (Juan 1:1). No obstante, cuando vamos al idioma original en que fue escrito el evangelio, no dice exactamente que Jesús "era Dios" sino que era "COMO" Dios. Este punto es vital, pues expone claramente que la divinidad manifestada en Jesús tenía sus parámetros.
Jesús mismo dijo que el Padre es mayor que Él (Juan 14:28), igualmente el Señor Jesús dijo que el Dios Padre, es su Padre y es nuestro también, además que es nuestro Dios y SU Dios. Entonces, Jesús, aunque es Dios, tiene un Padre y un Dios. Complejo.
Esto denota que la divinidad de Jesús es una subordinada al poder y gloria del Padre. El Hijo no es el Padre. Es por ello que el Dios del Antiguo Testamento, por momentos puede haber manifestado la presencia del Hijo, pero en general es nuestro Padre del Cielo, que no es el Hijo. No son lo mismo.
Jesús es Dios en el sentido que es la encarnación del Verbo de Dios, de su Palabra creadora. Ese poder se hizo humano en Jesús. El mismo así lo expresó. El era ese poder creador hecho hombre. El Padre estaba en Él, pero el no era el Padre.
El teólogo Karl Barth explicó que la Trinidad debe ser entendida en forma de "modos" en vez de "personas." Es decir, Dios es UNO, pero se presenta en ocasiones como el Padre, en otras como el Hijo, y en otras como el Espíritu Santo. Todos son el mismo, pero presente en diferentes modos.
Es mejor entender que Dios está presente en Jesús, como el Hijo amado que dio su vida por nosotros, en obediencia al Padre. Amén