Se debe aclarar que los testigos no son el problema, sino el maldito lavado de cerebro que los tiene aprisionados en una ideología asesina.
Los empleados de la organización viven creyendo que están bien, y no saben la miseria existencial en que viven. No tienen a Cristo, no tienen la vida. Su confesión de anticirsto es somática, condicionada a la negación de Jesús y Su deidad. Es así como quieren vivir, y solamente la misericordia del Altísimo les podrá dar la oportunidad, en vida, de reconocer al que habrá de venir en el nombre del del que Es, poque en el nombre de Jesús hay salvación efectiva.
Lo que cuestioné, y ningún testigo ha respondido, es esto: si tienen la gracia de estar de pie ante el trono alto y sublime, y EL QUE ESTÁ SENTADO EN EL TRONO les ordena adorar a Cristo, ¿lo harían? Y si lo hacen, si lo quieren hacerlo, ¿lo harían con gusto o de mala gana? Pienso que, ante el mismo testimonio de Cristo, reforzado con el oráculo (conjunto de profecías mesiánicas), los salmos y el testimonio de los discípulos (evangelios escritos), habrán de acabar reconociendo que Jesús es el hijo de Dios, y admitiendo Su deidad porque, como Jesús mismo lo declaró, son uno (Juan 10:30). Del PUTO esclavo infiel e indiscreto, que se llena de dinero como una sangijuela al servicio de mammon, Dios habrá de ajustarle las cuentas: es solo un accesorio más de la gran ramera con quien fornicó descarada e impunemente, y lo va a pagar muy caro en esta vida, no en la otra.