Mantengan esta misma actitud mental que tuvo Cristo Jesús,
6 a quien, aunque existía en la forma de Dios,
ni se le pasó por la mente tratar de ser igual a Dios.
7 No, más bien dejó todo lo que tenía y tomó la forma de un esclavo
y se convirtió en un ser humano.
8 Es más, cuando vino como hombre, se humilló
y se hizo obediente hasta la muerte,
así es, una muerte en un madero de tormento.
9 Por esta razón, Dios lo elevó a un puesto superior
y bondadosamente le dio
el nombre que está por encima de todo otro nombre,
(Filipenses 2:5-9)
El Hijo de Dios aceptó voluntariamente la asignación,
como se desprende de Filipenses 2:5-8, donde se registra que
“se despojó a sí mismo” de su gloria celestial y naturaleza de espíritu,
y “tomó la forma de un esclavo”
al ser transferida su vida al plano terrestre, material y humano
¿Cuál idea concuerda con el contexto?
El versículo 5 aconseja a los cristianos que imiten a Cristo en el asunto que se está considerando.
¿Pudiera instárseles a no pensar que fuera una “usurpación”, sino su derecho, ‘ser iguales a Dios’?
¡Por supuesto que no! Sin embargo, pueden imitar al que
“no dio consideración a un arrebatamiento, a saber, que debiera ser igual a Dios”.