No; de hecho.
Lo que prueban esos versículos es que no se le puede llamar "dios" a lo que se hace con las manos... es ilógico.
Como lo ilustra este pasaje:
"¡Qué necios son quienes se fabrican ídolos para tenerlos como sus dioses! Sus esperanzas quedan sin cumplir. Ellos mismos son testigos de eso, porque sus ídolos ni oyen ni conocen. Con razón se avergüenzan quienes los adoran. ¿Quién sino un necio se haría su propio dios, un ídolo que no puede ayudarle en lo más mínimo? Todos los que adoran esas imágenes, avergonzados se presentarán ante el SEÑOR junto con todos esos carpinteros —hombres no más— que dicen haber hecho un dios. Unidos estarán en el terror. El herrero ante la fragua hace el hacha golpeándola con todas sus fuerzas. Hambriento y sediento, se siente débil y desfalleciente. Luego el tallador toma el hacha y la emplea para hacer un ídolo. Mide y marca un trozo de madera y talla la figura de un hombre. Ahora cuenta con un admirable ídolo que ni siquiera puede moverse del sitio donde lo ponen. Corta cedros, selecciona el ciprés y el roble, planta el fresno en el bosque para que la lluvia lo nutra. Y después de cuidarlo, emplea parte de la madera para hacer un fuego que lo caliente y para cocinar su pan, y después —realmente es así— toma el resto de la madera y se hace un dios, un dios para que los hombres lo adoren. Un ídolo, ¡un ídolo ante el cual postrarse y al cual alabar! Quema parte del árbol para asar su carne, mantenerse caliente, comer y sentirse contento, y con lo que sobra se hace su dios: un ídolo tallado. Se postra ante él, lo adora y le ora. «Líbrame», le dice. «Tú eres mi dios». ¡Qué insensatez e ignorancia! Dios les ha cerrado los ojos para que no puedan ver y les ha cerrado el entendimiento. El hombre aquel no se detiene a pensar o a preguntarse: «¿No es acaso sólo un trozo de madera? Lo usé como leña para calentarme, cocinar mi pan y asar mi carne, ¿cómo ha de ser un dios el pedazo sobrante? ¿He de postrarme ante un trozo de madera?». El pobre necio engañado come cenizas. Confía en lo que jamás podrá darle ayuda alguna y, sin embargo, no logra preguntarse: «¿Será acaso falso esto, este ídolo que tengo en la mano?». Isaías 44:9-20
Nota la pregunta: "¿cómo va a ser un dios un trozo de madera"?
Saludos.