a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Ademas... no creo que eso les sirve mucho a las personas... leer sobre el Camino de otros... ya que la interpretacion del lector no es lo mismo como la relacion viva... si me entiendes... yo no conozco como es ser formado de pequeno como creyente, estudiar la fe, participar en todo en la Iglesia... y luego tener un encuentro con Cristo personal y jamas tenerlo pero ser creyente...

Lo entiendes verdad? No es mi realidad... por tanto ni me lo puedo imaginar... pero tampoco entiendo el mundo de los "libres" de congregaciones que dicen que siguen a Cristo y que tienen una relacion con El pero NO HACEN SU VOLUNTAD de regresar a Casa... sino la suya propia y buscan el bien de la vida solo y favores... (suena negativo eso... no es que lo quiero decir como critica sino como ENIGMA para mi)... enigma porque El ha elegido diferente para mi...
Ni se como es sentir una "noche oscura" de la cual he leido que tiene gente que Si Le conocen bien... (no he leido testimonios de santos ya que no me ha dado el tiempo para ello y me falta MUCHA formacion dentro la Iglesia en muchos temas todavia --- :) pero no soy TAN vieja por tanto algun dia tendre tiempo cuando sea vieja y jubilada y lo hare...)sino El siempre se ha hecho presente... quizas porque soy muy llorona y me desespero como nina pequena cuando siento que esta en silencio :) y voy y hago todo para buscarle, revisarme... ver si he hecho algo para ofenderle... o otros...
Soy algo rara... :)... pero Le quiero tanto que quiero agradarLe... no quiero faltarLe aunque SE que lo hago a El y mis projimos... pero Gracias a Dios no tanto ya como antes de mi conversion...

En fin... quizas voy a escribir cuando soy muy vieja y tengo tiempo... ahora no lo tengo... la vida aprieta... ya que tambien deje todo... y me refiero TODO cuando El vino... deje mis bienen, muebles, casa, dinero, joyas demas :) todo... y tal he vivido... y eso hace que estas a merced de la vida y otros --- PERO... Cristo me ha mandado siempre- SIEMPRE - ayuda... tambien de los musulmanes :) y me fui a Siria al final para poder llegar a - o mejor INTENTAR a comprender eso... con los musulmanes y porque ellos responden a mis oraciones a Cristo :).... estuve del feb. hasta Semana Santa en el 10 en Mar Musa y luego en Mar Yacub...

:)
Aventuras... ha sido verdaderas aventuras para mi ... :)... donde he hecho mis "Abrahan" :) y El me ha cuidado y dado lo que El queria... que no sabia...

Hermana, si es provechoso leer los Caminos de otros, usted me dice qe No, pero yo le digo que sí, o mejor el Señor dice que Sí, San Pablo nunca dejaba de testimoniar su conversión a Cristo, él mismo lo daba como testimonio a los demás, Yo sé y la comprendo, que la vida rutinaria aprieta, se lo digo porque yo como joven universitario aveces se me vienen encima muchas cosas, los trabajos escolares, mis prácticas, el hacer por mis papá lo que hoy hago, un sacrificio, el tener por enfrente el futuro de mi vida, y sobre todo esto, tengo aún tiempo para dedicarle a mi Dios lo que merece de mi, Él que me ha llamado a su Gracia, aunque yo indigno e ingrato que no ha sabido responder a sus misericordias, aún he podido decirle que lo amo con mi vida...
Créame, las experiencias de los demás nos ayudan mucho también... He estado leyendo el libro de la Vida de santa Teresa de Ávila, que aunque ella se sentía incapáz para escribir, ella misma decía: "¿Para qué quieren que escriba? Escriban los letrados que han estudiado, que yo soy tonta y no sabré lo que me digo... Por amor de Dios que me dejen hilar mi rueca y seguir mi coro y oficios religiosos como las demás... que no soy para escribir ni tengo salud ni cabeza para ello".
Pero sin embargo ella escribía, el Santo Espíritu la inspiraba, estoy leyendo el libro que su Vida que ella escribió, me aprovecha mucho su lectura, es sabido que Edith Stein al leer su testimonio en una sola noche, decidió entrar a la Iglesia...
Tal vez diga que no puede, pero yo sé que el Señor le dice que sí, su testimonio vale mucho, a lo mejor no entienda muchas cosas como me dice, pero Dios mismo le dará luces,con lo poco que vaya escribiendo al final será fructífero...
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Quizas es porque no entiendo eso de imitar... ya que solo se ser la que soy... y en ello Cristo me ha REformado en ser mejor la que debo ser y no la que elegi sin El ser...

Ahora la unica "rolmodel" que he tenido es de mi infancia y el mundo donde fui formada de pequena... ya que mi "idolo" era Elisa en el cuento de Los cisnes Salvajes de HC Andersen... me llamo a mi corazon de pequena ya... y creo firmemente que lo que recibes en esa edad te forma --- no todos acoje eso y lo ven como "eso tambien quiero ser"... pero yo si senti eso...
Fui de esa edad formada tal con los cuentos de HC Andersen y tambien Grimm y luego de mas grande y saber leer yo de Selma Lagerlöf y tambien los clasicos rusos y demas de temprana edad... yo creo que eso forma un ser en sus inclinaciones sentimentales :)... mejor que leer y intentar de imitar gente de mayor como si una es mas actriz que natural :)...

Lo siento - deben de ser mis prejucios de un cierto deje protestante... :) que tengo aunque siempre pienso que no lo tengo :)...

si dices que debo... algun dia cuando tengo tiempo lo hare... por ahora no tengo... y no veo que lo tendre...
Pero te mando un abrazo grande por tus deseos buenos y el interes que muestras en mis testimonios ... ya que mas bien los hermanos protestantes me dicen que tengo demonio :) o demas que me dicen por haberme dejado llevar a la Iglesia... :) que a mi por cierto no me molesta ya que veo (aunque me FALTA MUCHO) el bien que he recibido mediante los sacramentos y todo que alli Cristo me ha dado mediante los Suyos...

En fin...
En Cristo
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Tengo que decir una cosa mas :) (las mujeres hablan mucho :) por tanto dijo el sabio Pablo que no lo hagan mas que en sus casas, y bien ... cumplo con ello ya que alli estoy ante mi PC :) en silencio... .:))...

has dicho: o mejor el Señor dice que Sí, San Pablo nunca dejaba de testimoniar su conversión a Cristo, él mismo lo daba como testimonio a los demás

PERO... Pablo ya era hombre de Dios y religiosamente formado ... aunque judio y fariseo... por tanto el mas que los otros hombres humildes tuvo una formacion IDONEA para su tarea... ya tenia todo pero tambien fue REformado :) a la Verdad que es Cristo para poder servir y fue el primero de - gente como yo - que viven y conocen a Cristo despues de la resurreccion... pero yo soy laica, comunicadora de marketing, he estudiado tras mi conversacion etica y filosofia (la de Kant me gusto mas y la profundize...sobretodo la epistmologia) pero ANTE TODO soy persona laica sin formacion religiosa... y ademas con compromisos en la vida cotidiana y un deseo enorme de casarme - :) amar un hombre :) nada santo en mi como ves :)...

Compararme con un GIGANTE como Pablo es una especie de sacrilegio para mi... aunque a la vez se que he sido en partes formada como María/Jesús... :) lo cual en mi no me da confusion... sino soy piedrecita en SU CONSTRUCCION ENORME... igual que los demas...

No es que me busco escusas (quizas lo hago sin darme cuenta) pero... tambien ha dicho un sacerdote al que tengo mucha confianza - un padre dominico - que si la Iglesia quiere algo de mi me lo dejaran saber - y no ha dado interes... y yo tampoco ya que confio en Cristo y espero Su Santo Tiempo para todo - TODO... y en ello no mando yo... si me entiendes...

 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Te pongo el cuento favorito de mi infanzia por si no lo leiste tu :)... lo encontre en Internet:

Los cisnes salvajes
[Cuento infantil. Texto completo]Hans Christian Andersen
Lejos de nuestras tierras, allá adonde van las golondrinas cuando el invierno llega a nosotros, vivía un rey que tenía once hijos y una hija llamada Elisa. Los once hermanos eran príncipes; llevaban una estrella en el pecho y sable al cinto para ir a la escuela; escribían con pizarrín de diamante sobre pizarras de oro, y aprendían de memoria con la misma facilidad con que leían; en seguida se notaba que eran príncipes. Elisa, la hermana, se sentaba en un escabel de reluciente cristal, y tenía un libro de estampas que había costado lo que valía la mitad del reino.
¡Qué bien lo pasaban aquellos niños! Lástima que aquella felicidad no pudiese durar siempre.
Su padre, Rey de todo el país, casó con una reina perversa, que odiaba a los pobres niños. Ya al primer día pudieron ellos darse cuenta. Fue el caso, que había gran gala en todo el palacio, y los pequeños jugaron a «visitas»; pero en vez de recibir pasteles y manzanas asadas como se suele en tales ocasiones, la nueva Reina no les dio más que arena en una taza de té, diciéndoles que imaginaran que era otra cosa.
A la semana siguiente mandó a Elisa al campo, a vivir con unos labradores, y antes de mucho tiempo le había ya dicho al Rey tantas cosas malas de los príncipes, que éste acabó por desentenderse de ellos.
-¡A volar por el mundo y apáñense por su cuenta! -exclamó un día la perversa mujer-; ¡a volar como grandes aves sin voz!
Pero no pudo llegar al extremo de maldad que habría querido; los niños se transformaron en once hermosísimos cisnes salvajes. Con un extraño grito emprendieron el vuelo por las ventanas de palacio, y, cruzando el parque, desaparecieron en el bosque.
Era aún de madrugada cuando pasaron por el lugar donde su hermana Elisa yacía dormida en el cuarto de los campesinos; y aunque describieron varios círculos sobre el tejado, estiraron los largos cuellos y estuvieron aleteando vigorosamente, nadie los oyó ni los vio. Hubieron de proseguir, remontándose basta las nubes, por esos mundos de Dios, y se dirigieron hacia un gran bosque tenebroso que se extendía hasta la misma orilla del mar.
La pobre Elisita seguía en el cuarto de los labradores jugando con una hoja verde, único juguete que poseía. Abriendo en ella un agujero, miró el sol a su través y le pareció como si viera los ojos límpidos de sus hermanos; y cada vez que los rayos del sol le daban en la cara, creía sentir el calor de sus besos.
Pasaban los días, monótonos e iguales. Cuando el viento soplaba por entre los grandes setos de rosales plantados delante de la casa, susurraba a las rosas:
-¿Qué puede haber más hermoso que ustedes?
Pero las rosas meneaban la cabeza y respondían:
-Elisa es más hermosa.
Cuando la vieja de la casa, sentada los domingos en el umbral, leía su devocionario, el viento le volvía las hojas, y preguntaba al libro:
-¿Quién puede ser más piadoso que tú?
-Elisa es más piadosa -replicaba el devocionario; y lo que decían las rosas y el libro era la pura verdad. Porque aquel libro no podía mentir.
Habían convenido en que la niña regresaría a palacio cuando cumpliese los quince años; pero al ver la Reina lo hermosa que era, sintió rencor y odio, y la habría transformado en cisne, como a sus hermanos; sin embargo, no se atrevió a hacerlo en seguida, porque el Rey quería ver a su hija.
Por la mañana, muy temprano, fue la Reina al cuarto de baile, que era todo él de mármol y estaba adornado con espléndidos almohadones y cortinajes, y, cogiendo tres sapos, los besó y dijo al primero:
-Súbete sobre la cabeza de Elisa cuando esté en el baño, para que se vuelva estúpida como tú. Ponte sobre su frente -dijo al segundo-, para que se vuelva como tú de fea, y su padre no la reconozca.
Y al tercero:
-Siéntate sobre su corazón e infúndele malos sentimientos, para que sufra.
Echó luego los sapos al agua clara, que inmediatamente se tiñó de verde, y, llamando a Elisa, la desnudó, mandándole entrar en el baño; y al hacerlo, uno de los sapos se le puso en la cabeza, el otro en la frente y el tercero en el pecho, sin que la niña pareciera notario; y en cuanto se incorporó, tres rojas flores de adormidera aparecieron flotando en el agua. Aquellos animales eran ponzoñosos y habían sido besados por la bruja; de lo contrario, se habrían transformado en rosas encarnadas. Sin embargo, se convirtieron en flores, por el solo hecho de haber estado sobre la cabeza y sobre el corazón de la princesa, la cual era, demasiado buena e inocente para que los hechizos tuviesen acción sobre ella.
Al verlo la malvada Reina, la frotó con jugo de nuez, de modo que su cuerpo adquirió un tinte pardo negruzco; le untó luego la cara con una pomada apestosa y le desgreñó el cabello. Era imposible reconocer a la hermosa Elisa.
Por eso se asustó su padre al verla, y dijo que no era su hija. Nadie la reconoció, excepto el perro mastín y las golondrinas; pero eran pobres animales cuya opinión no contaba.
La pobre Elisa rompió a llorar, pensando en sus once hermanos ausentes. Salió, angustiada, de palacio, y durante todo el día estuvo vagando por campos y eriales, adentrándose en el bosque inmenso. No sabía adónde dirigirse, pero se sentía acongojada y anhelante de encontrar a sus hermanos, que a buen seguro andarían también vagando por el amplio mundo. Hizo el propósito de buscarlos.
Llevaba poco rato en el bosque, cuando se hizo de noche; la doncella había perdido el camino. Se tendió sobre el blando musgo, y, rezadas sus oraciones vespertinas, reclinó la cabeza sobre un tronco de árbol. Reinaba un silencio absoluto, el aire estaba tibio, y en la hierba y el musgo que la rodeaban lucían las verdes lucecitas de centenares de luciérnagas, cuando tocaba con la mano una de las ramas, los insectos luminosos caían al suelo como estrellas fugaces.
Toda la noche estuvo soñando en sus hermanos. De nuevo los veía de niños, jugando, escribiendo en la pizarra de oro con pizarrín de diamante y contemplando el maravilloso libro de estampas que había costado medio reino; pero no escribían en el tablero, como antes, ceros y rasgos, sino las osadísimas gestas que habían realizado y todas las cosas que habían visto y vivido; y en el libro todo cobraba vida, los pájaros cantaban, y las personas salían de las páginas y hablaban con Elisa y sus hermanos; pero cuando volvía la hoja saltaban de nuevo al interior, para que no se produjesen confusiones en el texto.
Cuando despertó, el sol estaba ya alto sobre el horizonte. Elisa no podía verlo, pues los altos árboles formaban un techo de espesas ramas; pero los rayos jugueteaban allá fuera como un ondeante velo de oro. El campo esparcía sus aromas, y las avecillas venían a posarse casi en sus hombros; oía el chapoteo del agua, pues fluían en aquellos alrededores muchas y caudalosas fuentes, que iban a desaguar en un lago de límpido fondo arenoso. Había, si, matorrales muy espesos, pero en un punto los ciervos habían hecho una ancha abertura, y por ella bajó Elisa al agua. Era ésta tan cristalina, que, de no haber agitado el viento las ramas y matas, la muchacha habría podido pensar que estaban pintadas en el suelo; tal era la claridad con que se reflejaba cada hoja, tanto las bañadas por el sol como las que se hallaban en la sombra.
Al ver su propio rostro tuvo un gran sobresalto, tan negro y feo era; pero en cuanto se hubo frotado los ojos y la frente con la mano mojada, volvió a brillar su blanquísima piel. Se desnudó y se metió en el agua pura; en el mundo entero no se habría encontrado una princesa tan hermosa como ella.
Vestida ya de nuevo y trenzado el largo cabello, se dirigió a la fuente borboteante, bebió del hueco de la mano y prosiguió su marcha por el bosque, a la ventura, sin saber adónde. Pensaba en sus hermanos y en Dios misericordioso, que seguramente no la abandonaría: El hacía crecer las manzanas silvestres para alimentar a los hambrientos; y la guió hasta uno de aquellos árboles, cuyas ramas se doblaban bajo el peso del fruto. Comió de él, y, después de colocar apoyos para las ramas, se adentró en la parte más oscura de la selva. Reinaba allí un silencio tan profundo, que la muchacha oía el rumor de sus propios pasos y el de las hojas secas, que se doblaban bajo sus pies. No se veía ni un pájaro: ni un rayo de sol se filtraba por entre las corpulentas y densas ramas de los árboles, cuyos altos troncos estaban tan cerca unos de otros, que, al mirar la doncella a lo alto, le parecía verse rodeada por un enrejado de vigas. Era una soledad como nunca había conocido.
La noche siguiente fue muy oscura; ni una diminuta luciérnaga brillaba en el musgo. Ella se echó, triste, a dormir, y entonces tuvo la impresión de que se apartaban las ramas extendidas encima de su cabeza y que Dios Nuestro Señor la miraba con ojos bondadosos, mientras unos angelitos le rodeaban y asomaban por entre sus brazos.
Al despertarse por la mañana, no sabía si había soñado o si todo aquello había sido realidad.
Anduvo unos pasos y se encontró con una vieja que llevaba bayas en una cesta. La mujer le dio unas cuantas, y Elisa le preguntó si por casualidad había visto a los once príncipes cabalgando por el bosque.
-No -respondió la vieja-, pero ayer vi once cisnes, con coronas de oro en la cabeza, que iban río abajo.
Acompañó a Elisa un trecho, hasta una ladera a cuyo pie serpenteaba un riachuelo. Los árboles de sus orillas extendían sus largas y frondosas ramas al encuentro unas de otras, y allí donde no se alcanzaban por su crecimiento natural, las raíces salían al exterior y formaban un entretejido por encima del agua.
Elisa dijo adiós a la vieja y siguió por la margen del río, hasta el punto en que éste se vertía en el gran mar abierto.
Frente a la doncella se extendía el soberbio océano, pero en él no se divisaba ni una vela, ni un bote. ¿Cómo seguir adelante? Consideró las innúmeras piedrecitas de la playa, redondeadas y pulimentadas por el agua. Cristal, hierro, piedra, todo lo acumulado allí había sido moldeado por el agua, a pesar de ser ésta mucho más blanda que su mano. «La ola se mueve incesantemente y así alisa las cosas duras; pues yo seré tan incansable como ella. Gracias por su lección, olas claras y saltarinas; algún día, me lo dice el corazón, me llevarán al lado de mis hermanos queridos».
Entre las algas arrojadas por el mar a la playa yacían once blancas plumas de cisne, que la niña recogió, haciendo un haz con ellas. Estaban cuajadas de gotitas de agua, rocío o lágrimas, ¿quién sabe?. Se hallaba sola en la orilla, pero no sentía la soledad, pues el mar cambiaba constantemente; en unas horas se transformaba más veces que los lagos en todo un año. Si avanzaba una gran nube negra, el mar parecía decir: «¡Ved, qué tenebroso puedo ponerme!». Luego soplaba viento, y las olas volvían al exterior su parte blanca. Pero si las nubes eran de color rojo y los vientos dormían, el mar podía compararse con un pétalo de rosa; era ya verde, ya blanco, aunque por mucha calma que en él reinara, en la orilla siempre se percibía un leve movimiento; el agua se levantaba débilmente, como el pecho de un niño dormido.
A la hora del ocaso, Elisa vio que se acercaban volando once cisnes salvajes coronados de oro; iban alineados, uno tras otro, formando una larga cinta blanca. Elisa remontó la ladera y se escondió detrás de un matorral; los cisnes se posaron muy cerca de ella, agitando las grandes alas blancas.
No bien el sol hubo desaparecido bajo el horizonte, se desprendió el plumaje de las aves y aparecieron once apuestos príncipes: los hermanos de Elisa. Lanzó ella un agudo grito, pues aunque sus hermanos habían cambiado mucho, la muchacha comprendió que eran ellos; algo en su interior le dijo que no podían ser otros. Se arrojó en sus brazos, llamándolos por sus nombres, y los mozos se sintieron indeciblemente felices al ver y reconocer a su hermana, tan mayor ya y tan hermosa. Reían y lloraban a la vez, y pronto se contaron mutuamente el cruel proceder de su madrastra.
-Nosotros -dijo el hermano mayor- volamos convertidos en cisnes salvajes mientras el sol está en el cielo; pero en cuanto se ha puesto, recobramos nuestra figura humana; por eso debemos cuidar siempre de tener un punto de apoyo para los pies a la hora del anochecer, pues entonces si volásemos hacia las nubes, nos precipitaríamos al abismo al recuperar nuestra condición de hombres. No habitamos aquí; allende el océano hay una tierra tan hermosa como ésta, pero el camino es muy largo, a través de todo el mar, y sin islas donde pernoctar; sólo un arrecife solitario emerge de las aguas, justo para descansar en él pegados unos a otros; y si el mar está muy movido, sus olas saltan por encima de nosotros; pero, con todo, damos gracias a Dios de que la roca esté allí. En ella pasamos la noche en figura humana; si no la hubiera, nunca podríamos visitar nuestra amada tierra natal, pues la travesía nos lleva dos de los días más largos del año. Una sola vez al año podemos volver a la patria, donde nos está permitido permanecer por espacio de once días, volando por encima del bosque, desde el cual vemos el palacio en que nacimos y que es morada de nuestro padre, y el alto campanario de la iglesia donde está enterrada nuestra madre. Estando allí, nos parece como si árboles y matorrales fuesen familiares nuestros; los caballos salvajes corren por la estepa, como los vimos en nuestra infancia; los carboneros cantan las viejas canciones a cuyo ritmo bailábamos de pequeños; es nuestra patria, que nos atrae y en la que te hemos encontrado, hermanita querida. Tenemos aún dos días para quedarnos aquí, pero luego deberemos cruzar el mar en busca de una tierra espléndida, pero que no es la nuestra. ¿Cómo llevarte con nosotros? no poseemos ningún barco, ni un mísero bote, nada en absoluto que pueda flotar.
-¿Cómo podría yo redimirlos? -preguntó la muchacha.
Estuvieron hablando casi toda la noche, y durmieron bien pocas horas.
Elisa despertó con el aleteo de los cisnes que pasaban volando sobre su cabeza. Sus hermanos, transformados de nuevo, volaban en grandes círculos, y, se alejaron; pero uno de ellos, el menor de todos, se había quedado en tierra; reclinó la cabeza en su regazo y ella le acarició las blancas alas, y así pasaron juntos todo el día. Al anochecer regresaron los otros, y cuando el sol se puso recobraron todos su figura natural.
-Mañana nos marcharemos de aquí para no volver hasta dentro de un año; pero no podemos dejarte de este modo. ¿Te sientes con valor para venir con nosotros? Mi brazo es lo bastante robusto para llevarte a través del bosque, y, ¿no tendremos entre todos la fuerza suficiente para transportarte volando por encima del mar?
-¡Sí, llévenme con ustedes! -dijo Elisa.
Emplearon toda la noche tejiendo una grande y resistente red con juncos y flexible corteza de sauce. Se tendió en ella Elisa, y cuando salió el sol y los hermanos se hubieron transformado en cisnes salvajes, cogiendo la red con los picos, echaron a volar con su hermanita, que aún dormía en ella, y se remontaron hasta las nubes. Al ver que los rayos del sol le daban de lleno en la cara, uno de los cisnes se situó volando sobre su cabeza, para hacerle sombra con sus anchas alas extendidas.
Estaban ya muy lejos de tierra cuando Elisa despertó. Creía soñar aún, pues tan extraño le parecía verse en los aires, transportada por encima del mar. A su lado tenía una rama llena de exquisitas bayas rojas y un manojo de raíces aromáticas. El hermano menor las había recogido y puesto junto a ella.
Elisa le dirigió una sonrisa de gratitud, pues lo reconoció; era el que volaba encima de su cabeza, haciéndole sombra con las alas.
Iban tan altos, que el primer barco que vieron a sus pies parecía una blanca gaviota posada sobre el agua. Tenían a sus espaldas una gran nube; era una montaña, en la que se proyectaba la sombra de Elisa y de los once cisnes: ello demostraba la enorme altura de su vuelo. El cuadro era magnífico, como jamás viera la muchacha; pero al elevarse más el sol y quedar rezagada la nube, se desvaneció la hermosa silueta.
Siguieron volando durante todo el día, raudos como zumbantes saetas; y, sin embargo, llevaban menos velocidad que de costumbre, pues los frenaba el peso de la hermanita. Se levantó mal tiempo, y el atardecer se acercaba; Elisa veía angustiada cómo el sol iba hacia su ocaso sin que se vislumbrase el solitario arrecife en la superficie del mar. Se daba cuenta de que los cisnes aleteaban con mayor fuerza. ¡Ah!, ella tenía la culpa de que no pudiesen avanzar con la ligereza necesaria; al desaparecer el sol se transformarían en seres humanos, se precipitarían en el mar y se ahogarían. Desde el fondo de su corazón elevó una plegaria a Dios misericordioso, pero el acantilado no aparecía. Los negros nubarrones se aproximaban por momentos, y las fuertes ráfagas de viento anunciaban la tempestad. Las nubes formaban un único arco, grande y amenazador, que se adelantaba como si fuese de plomo, y los rayos se sucedían sin interrupción.
El sol se hallaba ya al nivel del mar. A Elisa le palpitaba el corazón; los cisnes descendieron bruscamente, con tanta rapidez, que la muchacha tuvo la sensación de caerse; pero en seguida reanudaron el vuelo. El círculo solar había desaparecido en su mitad debajo del horizonte cuando Elisa distinguió por primera vez el arrecife al fondo, tan pequeño, que se habría dicho la cabeza de una foca asomando fuera del agua. El sol seguía ocultándose rápidamente, ya no era mayor que una estrella, cuando su pie tocó tierra firme, y en aquel mismo momento el astro del día se apagó cual la última chispa en un papel encendido. Vio a sus hermanos rodeándola, cogidos todos del brazo; había el sitio justo para los doce; el mar azotaba la roca, proyectando sobre ellos una lluvia de agua pulverizada; el cielo parecía una enorme hoguera, y los truenos retumbaban sin interrupción. Los hermanos, cogidos de las manos, cantaban salmos y encontraban en ellos confianza y valor.
Al amanecer, el cielo, purísimo, estaba en calma; no bien salió el sol, los cisnes reemprendieron el vuelo, alejándose de la isla con Elisa. El mar seguía aún muy agitado; cuando los viajeros estuvieron a gran altura, les pareció como si las blancas crestas de espuma, que se destacaban sobre el agua verde negruzca, fuesen millones de cisnes nadando entre las olas.
Al elevarse más el sol, Elisa vio ante sí, a lo lejos, flotando en el aire, una tierra montañosa, con las rocas cubiertas de brillantes masas de hielo; en el centro se extendía un palacio, que bien mediría una milla de longitud, con atrevidas columnatas superpuestas; debajo ondeaban palmerales y magníficas flores, grandes como ruedas de molino. Preguntó si era aquél el país de destino, pero los cisnes sacudieron la cabeza negativamente; lo que veía era el soberbio castillo de nubes de la Fata Morgana, eternamente cambiante; no había allí lugar para criaturas humanas. Elisa clavó en él la mirada y vio cómo se derrumbaban las montañas, los bosques y el castillo, quedando reemplazados por veinte altivos templos, todos iguales, con altas torres y ventanales puntiagudos. Creyó oír los sones de los órganos, pero lo que en realidad oía era el rumor del mar. Estaba ya muy cerca de los templos cuando éstos se transformaron en una gran flota que navegaba debajo de ella; y al mirar al fondo vio que eran brumas marinas deslizándose sobre las aguas. Visiones constantemente cambiantes desfilaban ante sus ojos, hasta que al fin vislumbró la tierra real, término de su viaje, con grandiosas montañas azules cubiertas de bosques de cedros, ciudades y palacios. Mucho antes de la puesta del sol se encontró en la cima de una roca, frente a una gran cueva revestida de delicadas y verdes plantas trepadoras, comparables a bordadas alfombras.
-Vamos a ver lo que sueñas aquí esta noche -dijo el menor de los hermanos, mostrándole el dormitorio.
-¡Quiera el Cielo que sueñe la manera de salvarlos! -respondió ella; aquella idea no se le iba de la mente, y rogaba a Dios de todo corazón pidiéndole ayuda; hasta en sueños le rezaba. Y he aquí que le pareció como si saliera volando a gran altura, hacia el castillo de la Fata Morgana; el hada, hermosísima y reluciente, salía a su encuentro; y, sin embargo, se parecía a la vieja que le había dado bayas en el bosque y hablado de los cisnes con coronas de oro.
-Tus hermanos pueden ser redimidos -le dijo-; pero, ¿tendrás tú valor y constancia suficientes? Cierto que el agua moldea las piedras a pesar de ser más blanda que tus finas manos, pero no siente el dolor que sentirán tus dedos, y no tiene corazón, no experimenta la angustia y la pena que tú habrás de soportar. ¿Ves esta ortiga que tengo en la mano? Pues alrededor de la cueva en que duermes crecen muchas de su especie, pero fíjate bien en que únicamente sirven las que crecen en las tumbas del cementerio. Tendrás que recogerlas, por más que te llenen las manos de ampollas ardientes; rompe las ortigas con los pies y obtendrás lino, con el cual tejerás once camisones; los echas sobre los once cisnes, y el embrujo desaparecerá. Pero recuerda bien que desde el instante en que empieces la labor hasta que la termines no te está permitido pronunciar una palabra, aunque el trabajo dure años. A la primera que pronuncies, un puñal homicida se hundirá en el corazón de tus hermanos. De tu lengua depende sus vidas. No olvides nada de lo que te he dicho.
El hada tocó entonces con la ortiga la mano de la dormida doncella, y ésta despertó como al contacto del fuego. Era ya pleno día, y muy cerca del lugar donde había dormido crecía una ortiga idéntica a la que viera en sueños. Cayó de rodillas para dar gracias a Dios misericordioso y salió de la cueva dispuesta a iniciar su trabajo.
Cogió con sus delicadas manos las horribles plantas, que quemaban como fuego, y se le formaron grandes ampollas en manos y brazos; pero todo lo resistía gustosamente, con tal de poder liberar a sus hermanos. Partió las ortigas con los pies descalzos y trenzó el verde lino.
Al anochecer llegaron los hermanos, los cuales se asustaron al encontrar a Elisa muda. Creyeron que se trataba de algún nuevo embrujo de su perversa madrastra; pero al ver sus manos, comprendieron el sacrificio que su hermana se había impuesto por su amor; el más pequeño rompió a llorar, y donde caían sus lágrimas se le mitigaban los dolores y le desaparecían las abrasadoras ampollas.
Pasó la noche trabajando, pues no quería tomarse un momento de descanso hasta que hubiese redimido a sus hermanos queridos; y continuó durante todo el día siguiente, en ausencia de los cisnes; y aunque estaba sola, nunca pasó para ella el tiempo tan de prisa. Tenía ya terminado un camisón y comenzó el segundo.
En esto resonó un cuerno de caza en las montañas, y la princesa se asustó. Los sones se acercaban progresivamente, acompañados de ladridos de perros, por lo que Elisa corrió a ocultarse en la cueva y, atando en un fajo las ortigas que había recogido y peinado, se sentó encima.
FIN

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Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Pero el cuento que yo lei de pequena tenia tambien un Rey que se enamoro de ella y se caso con ella cuando la iban a matar como bruja... :) --- por tanto esa version no es la autentica en todo... lo siento...

Me gusto ademas mas el otro que lei de pequena ya que soy como buena sueca dada al final feliz y el Amor :)...
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Pero el cuento que yo lei de pequena tenia tambien un Rey que se enamoro de ella y se caso con ella cuando la iban a matar como bruja... :) --- por tanto esa version no es la autentica en todo... lo siento...

Me gusto ademas mas el otro que lei de pequena ya que soy como buena sueca dada al final feliz y el Amor :)...


Encontre el original pero en aleman... deja alguien traducirtelo y veras que no es como la copia que te puse en castellano... es mas bello ese y ademas es original:

[h=3]Die wilden Schwäne
(Hans Christian Andersen)[/h]Weit von hier, dort, wo die Schwalben hinfliegen, wenn wir Winter haben, wohnte ein König der elf Söhne und eine Tochter Elisa hatte. Die elf Brüder waren Prinzen und gingen mit dem Stern auf der Brust und dem Säbel an der Seite in die Schule. Sie schrieben mit Diamantgriffeln auf Goldtafeln und lernten ebenso gut auswendig, wie sie lasen; man konnte gleich hören, daß sie Prinzen waren. Die Schwester Elisa saß auf einem kleinen Schemel von Spiegelglas und hatte ein Bilderbuch, welches für das halbe Königreich erkauft war. Oh, die Kinder hatten es so gut; aber so sollte es nicht immer bleiben!

Ihr Vater, welcher König über das ganze Land war, verheiratete sich mit einer bösen Königin, die den armen Kindern gar nicht gut war. Schon am ersten Tag konnten sie es merken. Auf dem ganzen Schloß war große Pracht, und da spielten die Kinder "Es kommt Besuch", aber statt daß sie, wie sonst, allen Kuchen und alle gebratenen Äpfel erhielten, die nur zu haben waren, gab sie ihnen bloß Sand in einer Teetasse und sagte, sie möchten tun, als ob etwas darin sei.

Die Woche darauf brachte sie die kleine Schwester Elisa auf das Land zu einem Bauernpaar, und lange währte es nicht, da redete sie dem König so viel von den armen Prinzen vor, daß er sich gar nicht mehr um sie kümmerte.

"Fliegt hinaus in die Welt und ernährt euch selbst!" sagte die böse Königin. "Fliegt wie die großen Vögel ohne Stimme!" Aber sie konnte es doch nicht so schlimm machen, wie sie gern wollte; sie wurden elf herrliche wilde Schwäne. Mit einem sonderbaren Schrei flogen sie aus den Schloßfenstern hinaus über den Park und den Wald dahin.

Es war noch ganz früh am Morgen, als sie da vorbeikamen, wo die Schwester Elisa in der Stube des Landmannes lag und schlief. Hier schwebten sie über dem Dach, drehten ihre langen Hälse und schlugen dann mit den Flügeln, aber niemand hörte oder sah es. Sie mußten wieder weiter, hoch gegen die Wolken empor, hinaus in die weiter Welt. Da flogen sie hin zu einem großen dunklen Wald, der sich bis an den Strand erstreckte.

Die arme, kleine Elisa stand in der Stube des Landmannes und spielte mit einem grünen Blatt; anderes Spielzeug hatte sie nicht. Und sie stach ein Loch in das Blatt, sah hindurch und gegen die Sonne empor, und da war es, als sähe sie ihrer Brüder klare Augen. Jedesmal, wenn die warmen Sonnenstrahlen auf ihre Wangen schienen, gedachte sie aller ihrer Küsse.

Ein Tag verging ebenso wie der andere. Strich der Wind durch die großen Rosenhecken draußen vor dem Haus, so flüsterte er den Rosen zu: "Wer kann schöner sein als Ihr?" Aber die Rosen schüttelten das Haupt und sangen: "Elisa ist es!" Und saß die alte Frau am Sonntag vor der Tür und las in ihrem Gesangbuch so wendete der Wind die Blätter um und sagte zum Buch: "Wer kann frömmer sein als du?" - "Elisa ist es!" sagte das Gesangbuch. Und es war die reine Wahrheit, was die Rosen und das Gesangbuch sagten.

Als sie fünfzehn Jahre alt war, sollte sie nach Hause. Und als die Königin sah, wie schön sie war, wurde sie ihr gram und voll Haß. Gern hätte sie sie in einen wilden Schwan verwandelt wie die Brüder, aber das wagte sie nicht gleich, weil ja der König seine Tochter sehen wollte.

Frühmorgens ging die Königin in das Bad, welches von Marmor erbaut und mit weichen Kissen und den prächtigsten Decken geschmückt war. Und sie nahm drei Kröten, küßte sie und sagte zu der einen: "Setze dich auf Elisas Kopf, wenn sie in das Bad kommt, damit sie dumm wird wie du!" "Setze dich auf ihre Stirn, damit sie häßlich wird wie du, so daß ihr Vater sie nicht kennt!" "Ruhe an ihrem Herzen", flüsterte sie der dritten zu; "laß sie einen bösen Sinn erhalten, damit sie Schmerzen davon hat!" Dann setzte sie die Kröten in das klare Wasser, welches sogleich eine grüne Farbe erhielt, rief Elisa, zog sie aus und ließ sie in das Wasser hinabsteigen. Und indem Elisa untertauchte, setzte sich die eine Kröte ihr in das Haar, die andere auf ihre Stirn und die dritte auf die Brust. Aber sie schien es gar nicht zu merken. Sobald sie sich emporrichtete, schwammen drei rote Mohnblumen auf dem Wasser. Wären die Tiere nicht giftig gewesen und von der Hexe geküßt worden, so wären sie in rote Rosen verwandelt. Aber Blumen wurden sie doch, weil sie auf ihrem Haupt und an ihrem Herzen geruht hatten. Sie war zu fromm und unschuldig, als daß die Zauberei Macht über sie haben konnte!

Als die böse Königin das sah, rieb sie Elisa mit Walnußsaft ein, so daß sie ganz schwarzbraun wurde, bestrich ihr das hübsche Antlitz mit einer stinkenden Salbe und ließ das herrliche Haar sich verwirren. Es war unmöglich, die schöne Elisa wiederzuerkennen.

Als sie der Vater sah, erschrak er sehr und sagte, es sei nicht seine Tochter. Niemand, außer dem Kettenhund und den Schwalben, wollte sie erkennen; aber das waren arme Tiere, die nichts zu sagen hatten.

Da weinte die arme Elisa und dachte an ihre elf Brüder, die alle weg waren. Betrübt stahl sie sich aus dem Schloß und ging den ganzen Tag über Feld und Moor bis in den großen Wald hinein. Sie wußte gar nicht, wohin sie wollte, aber die fühlte sich so betrübt und sehnte sich nach ihren Brüdern. Die waren sicher auch, gleich ihr, in die Welt hinausgejagt, die wollte sie suchen und finden. Nur kurze Zeit war sie im Wald gewesen, da brach die Nacht an. Sie kam ganz vom Weg und Steg ab, darum legte sie sich auf das weiche Moos nieder, betete ihr Abendgebet und lehnte ihr Haupt an einen Baumstumpf. Es war da so still, die Luft so mild, und ringsumher im Gras und im Moos leuchteten, einem grünen Feuer gleich, Hunderte von Johanneswürmchen. Als sie einen der Zweige leise mit der Hand berührte, fielen die leuchtenden Käfer wie Sternschnuppen zu ihr nieder.

Die ganze Nacht träumte sie von ihren Brüdern. Sie spielten wieder als Kinder, schrieben mit dem Diamantgriffel auf die Goldtafel und betrachteten das herrliche Bilderbuch, welches das halbe Reich gekostet hatte. Aber auf die Tafel schrieben sie nicht, wie früher, Nullen und Striche, sondern die mutigen Taten, die sie vollführt, alles, was sie erlebt und gesehen hatten. Und im Bilderbuch war alles lebendig, die Vögel sangen, und die Menschen gingen aus dem Buch heraus und sprachen mit Elisa und ihren Brüdern. Aber wenn diese das Blatt umwendeten, sprangen sie gleich wieder zurück, damit keine Unordnung hineinkomme.

Als sie erwachte, stand die Sonne schon hoch. Sie konnte sie freilich nicht sehen, die hohen Bäume breiteten ihre Zweige dicht und fest über sie aus. Aber die Strahlen spielten dort oben gerade wie ein wehender Goldflor. Da war ein Duft von Grünem, und die Vögel setzten sich fast auf ihre Schultern. Sie hörte Wasser plätschern. Das waren viele große Quellen, die alle in einen See ausliefen, in dem der herrlichste Sandhoden war. Freilich wuchsen dort dichte Büsche ringsumher, aber an einer Stelle hatten die Hirsche eine große Lichtung gemacht, und hier ging Elisa zum Wasser hin. Dies war so klar, daß man, wenn der Wind nicht die Zweige und Büsche berührte, so daß sie sich bewegten, hätte glauben können, sie seine auf dem Boden abgemalt, so deutlich spiegelte sich dort jedes Blatt, sowohl das, welches von der Sonne beschienen, als das, welches im Schatten war.

Sobald Elisa ihr eigenes Gesicht erblickte, erschrak sie, so braun und häßlich war es. Doch als sie ihre kleine Hand benetzte und Augen und Stirne rieb, glänzte die weiße Haut wieder vor. Da entkleidete sie sich und ging in das frische Wasser hinein. Ein schöneres Königskind, als sie war, wurde in dieser Welt nicht gefunden.

Als sie sich wieder angekleidet und ihr langes Haar geflochten hatte, ging sie zur sprudelnden Quelle, trank aus der hohlen Hand und wanderte tief in den Wald hinein, ohne selbst zu wissen, wohin. Sie dachte an ihre Brüder, dachte an den lieben Gott, der sie sicher nicht verlassen würde. Gott ließ die wilden Waldäpfel wachsen, um die Hungrigen zu sättigen. Er zeigte ihr einen solchen Raum, die Zweige bogen sich unter der Last der Früchte. Hier hielt sie ihre Mittagsmahlzeit, setzte Stützen unter die Zweige und ging dann in den dunkelsten Teil des Waldes hinein.

Da war es so still, daß sie ihre eigenen Fußtritte hörte sowie jedes kleinste vertrocknete Blatt, welches sich unter ihrem Fuße bog. Nicht ein Vogel war da zu sehen, nicht ein Sonnenstrahl konnte durch die großen, dunklen Baumzweige dringen. Die hohen Stämme standen so nahe beisammen, daß es, wenn sie vor sich in sah, ganz so schien, als ob ein Balkengitter dicht beim andern sie umschlösse. Oh, hier war eine Einsamkeit, wie sie solche früher nie gekannt!

Die Nacht wurde ganz dunkel. Nicht ein einziger kleiner Johanniswurm leuchtete aus dem Moos. Betrübt legte sie sich nieder, um zu schlafen. Da schien es ihr, als ob die Baumzweige über ihr sich zur Seite bewegten und der liebe Gott mit milden Augen auf sie niederblickte, und kleine Engel sahen über seinem Kopf und unter seinen Armen hervor.

Als sie am Morgen erwachte, wußte sie nicht, ob sie es geträumt hatte oder ob es wirklich so gewesen. Sie ging einige Schritte vorwärts, da begegneten sie einer alten Frau mit Beeren in ihrem Korb. Die Alte gab ihr einige davon. Elisa fragte, ob sie nicht elf Prinzen durch den Wald habe reiten sehen.

"Nein!" sagte die Alte; "aber ich sah gestern elf Schwäne mit Goldkronen auf dem Haupt den Fluß hier nahebei hinabschwimmen!"

Und sie führte Elisa ein Stück weiter vor zu einem Abhang. Am Fuße desselben schlängelte sich ein Flüßchen. Die Bäume an seinen Ufern streckten ihre langen, blattreichen Zweige einander entgegen, und wo sie ihrem natürlichen Wuchse nach nicht zusammenreichen konnten, da waren die Wurzel aus der Erde losgerissen und hingen, mit den Zweigen ineinander geflochten, über das Wasser hinaus.

Elisa sagte der Alten Lebewohl und ging das Flüßchen entlang, bis wo dieses ins große, offene Meer hinausfloß.

Das ganze herrliche Meer lag vor dem jungen Mädchen, aber nicht ein Segel zeigte sich darauf, nicht ein Boot war da zu sehen. Wie sollte sie nun dort weiter fort kommen? Sie betrachtete die unzähligen kleinen Steine am Ufer, das Wasser hatte sie alle rund geschliffen. Glas, Eisen, Seine, alles, was da zusammengespült lag, hatte seine Form durch das Wasser bekommen, welches doch viel weicher war als ihre feine Hand. "Das rollt unermüdlich fort, und so ebnet sich das Harte. Ich will ebenso unermüdlich sein. Dank für eure Lehre, ihr klaren, rollenden Wogen; einst, das sagte mir mein Herz, werdet ihr mich zu meinen lieben Brüdern tragen!"

Auf dem angespülten Seegras lagen elf weiße Schwanenfedern! Sie sammelte sie zu einem Strauß. Es lagen Wassertropfen darauf - ob es Tau oder Tränen waren, konnte man nicht sehen. Einsam war es dort am Strand, aber sie fühlte es nicht, denn das Meer bot eine dauernde Abwechslung, ja mehr in nur wenigen Stunden, als die Landseen in einem ganzen Jahr aufweisen können. Kam eine große, schwarze Wolke, so war das, als ob die See sagen wollte: "Ich kann auch finster aussehen." Und dann blies der Wind, und die Wogen kehrten das Weiße nach außen. Schienen aber die Wolken rot und schliefen die Winde, so war das Meer einem Rosenblatt gleich; bald wurde es grün, bald weiß. Aber wie still es auch ruhte, am Ufer war doch eine leise Bewegung, das Wasser hob sich schwach wie die Brust eines schlafenden Kindes.

Als die Sonne unterzugehen im Begriff war, sah Elisa elf wilde Schwäne mit Goldkronen auf dem Kopf dem Lande zufliegen. Sie schwebten einer hinter dem anderen, es sah aus wie ein langes, weißes Band. Da stieg Elisa den Abhang hinauf und verbarg sich hinter einem Busch. Die Schwäne ließen sich nahe bei ihr nieder und schlugen mit ihren großen, weißen Schwingen.

Sobald die Sonne hinter dem Wasser war, fielen plötzlich die Schwanengefieder, und elf schöne Prinzen, ihre Brüder, standen da. Sie stieß einen lauten Schrei aus; obwohl sie sich sehr verändert hatte, wußte sie doch, daß sie es waren, fühlte sie, daß sie es sein müßten. Und sie sprang in ihre Arme und nannte sie bei Namen. Und die Prinzen fühlten sich so glücklich, als sie ihre kleine Schwester sahen, und erkannten sie, die nun groß und schön war. Sie lachten und weinten, und bald hatten sie verstanden, wie böse ihre Stiefmutter gegen sie alle gewesen war.

"Wir Brüder", sagte der älteste, "fliegen als wilde Schwäne, solange die Sonne am Himmel steht; sobald sie untergegangen ist, erhalten wir unsere menschliche Gestalt wieder. Deshalb müssen wir immer aufpassen, beim Sonnenuntergang eine Ruhestätte für die Füße zu haben, denn fliegen wir um diese Zeit gegen die Wolken empor, so müssen wir als Menschen in die Tiefe hinunterstürzen. Hier wohnen wir nicht; es liegt ein ebenso schönes Land wie dieses jenseits der See. Aber der Weg dahin ist weit. Wir müssen über das große Meer, und es findet sich keine Insel auf unserm Wege, wo wir übernachten könnten; nur eine einsame, kleine Klippe ragt in der Mitte hervor, sie ist nicht größer, als daß wir dicht nebeneinander darauf ruhen können. Ist die See stark bewegt, so spritzt das Wasser hoch über uns; aber doch danken wir Gott für sie. Da übernachten wir in unserer Menschengestalt; ohne diese könnten wir nie unser liebes Vaterland besuchen, denn zwei der längsten Tage des Jahres brauchen wir für unseren Flug. Nur einmal im Jahr ist es uns vergönnt, unsere Heimat zu besuchen. Elf Tage dürfen wir hier bleiben und über den großen Wald hinfliegen, von wo wir das Schloß, in dem wir geboren wurden und wo unser Vater wohnt, erblicken und den hohen Kirchturm sehen können, wo die Mutter begraben ist. Hier kommt es uns vor, als seien Bäume und Büsche mit uns verwandt; hier laufen die wilden Pferde über die Steppen hin, wie wir es in unserer Kindheit gesehen; hier singt der Kohlenbrenner die alten Lieder, nach denen wir als Kinder tanzten; hier ist unser Vaterland; hierher fühlen wir uns gezogen, und hier haben wir dich, du liebe, kleine Schwester, gefunden! Zwei Tage können wir noch hier bleiben, dann müssen wir fort über das Meer, nach einem herrlichen Land, welches aber nicht unser Vaterland ist! Wie bringen wir dich fort? Wir haben weder Schiff noch Boot!"

"Auf welche Art kann ich euch erlösen?" fragte die Schwester. Und sie unterhielten sich fast die ganze Nacht, es wurde nur einige Stunden geschlummert.

Elisa erwachte von dem Rauschen der Schwanenflügel, welche über ihr sausten, die Brüder waren wieder verwandelt. Und sie flogen in großen Kreisen und zuletzt weit weg, aber der eine von ihnen, der jüngste, blieb zurück. Und der Schwan legte den Kopf in ihren Schoß, und sie streichelte seine Flügel, den ganzen Tag waren sie beisammen. Gegen Abend kamen die andern zurück, und als die Sonne untergegangen war, standen sie in natürlicher Gestalt da.

"Morgen fliegen wir von hier weg und können vor Ablauf eines ganzen Jahres nicht zurückkehren. Aber dich können wir nicht so verlassen! Hast du Mut, mitzukommen? Mein Arm ist stark genug, dich durch den Wald zu tragen. Sollten wir da nicht alle so starke Flügel haben, um mit dir über das Meer zu fliegen?" - - "Ja, nehmt mich mit!" sagte Elisa.

Die ganze Nacht brachten sie damit zu, aus der geschmeidigen Weidenrinde und dem zähen Schild ein Netz zu flechten, und das wurde groß und fest. Auf dieses Netz legte sich Elisa, und als die Sonne hervortrat und die Brüder in wilde Schwäne verwandelt wurden, ergriffen sie das Netz mit ihren Schnäbeln und flogen mit ihrer lieben Schwester, die noch schlief, hoch gegen die Wolken empor. Die Sonnenstrahlen fielen ihr gerade auf das Antlitz, deshalb flog einer der Schwäne über ihrem Kopf, damit seine breiten Schwingen sie beschatten konnten.

Sie waren weit vom Land entfernt, als Elisa erwachte. Sie glaubte noch zu träumen, so sonderbar kam es ihr vor, hoch durch die Luft über das Meer getragen zu werden. An ihrer Seite lag ein Zweig mit herrlichen reifen Beeren und ein Bündel wohlschmeckender Wurzeln, die hatte der jüngste der Brüder gesammelt und ihr hingelegt. Sie lächelte ihn dankbar an, denn sie erkannte ihn, er war es, der über ihr folg und sie mit den Schwingen beschattete.

Sie waren so hoch, daß das größte Schiff, welches sie unter sich erblickten, eine weiße Möwe zu sein schien, die auf dem Wasser lag. Eine große Wolke stand hinter ihnen, das war ein ganzer Berg. Und auf diesem sah Elisa ihren eigenen Schatten und den der elf Schwäne, so riesengroß flogen sie dahin. Das war ein Gemälde, prächtiger, als sie früher je eins gesehen. Doch als die Sonne höher stieg und die Wolke weiter zurückblieb, verschwand das schwebende Schattenbild. Den ganzen Tag flogen sie fort, gleich einem sausenden Pfeil durch die Luft; aber es ging doch langsamer als sonst, denn jetzt hatten sie die Schwester zu tragen. Es zog ein böses Wetter auf, der Abend brach herein. Ängstlich sah Elisa die Sonne sinken, und noch war die einsame Klippe im Meere nicht zu erblicken. Es kam ihr vor, als machten die Schwäne stärkere Schläge mit den Flügeln. Ach, sie war Schuld daran, daß sie nicht rasch genug fortkamen. Wenn die Sonne untergegangen war, so mußten sie Menschen werden, in das Meer stürzen und ertrinken. Da betete sie aus dem Innersten des Herzens ein Gebet zum lieben Gott; aber noch erblickte sie keine Klippe. Die schwarze Wolke kam näher, die starken Windstöße verkündeten einen Sturm. Die Wolken standen in einer einzigen, großen, drohenden Welle da, welche fast wie Blei vorwärts schoß, Blitz leuchtete auf Blitz.

Jetzt war die Sonne gerade am Rande des Meeres. Elisas Herz bebte. Da schossen die Schwäne hinab, so schnell, daß sie zu fallen glaubte. Aber nun schwebten sie wieder. Die Sonne war halb unter dem Wasser, da erblickte sie erst die kleine Klippe unter sich. Sie sah nicht größer aus, als ob es ein Seehund sei, der den Kopf aus de Wasser streckte. Die Sonne sank so schnell, jetzt erschien sie nur noch wie ein Stern. Da berührte ihr Fuß den festen Grund! Die Sonne erlosch gleich dem letzten Funken im brennenden Papier. Arm in Arm sah sie die Brüder um sich stehen; aber mehr Platz, als gerade für diese und sie war auch nicht da. Die See schlug gegen die Klippe und ging wie Staubregen über sie hin. Der Himmel leuchtete in einem fortwährenden Feuer, und Schlag auf Schlag rollte der Donner. Aber Schwester und Brüder faßten sich an den Händen und sangen Psalmen, aus denen sie Trost und Mut schöpften.

In der Morgendämmerung war die Luft rein und still, Sobald die Sonne emporstieg, flogen die Schwäne mit Elisa von der Insel fort. Das Meer ging noch hoch; es sah aus, wie sie hoch in der Luft waren, als ob der weiße Schaum auf der schwarzgrünen See Millionen Schwäne seien, die auf dem Wasser schwammen.

Als die Sonne höher stieg, sah Elisa vor sich, halb in der Luft schwimmend, ein Bergland mit glänzenden Eismassen auf den Felsen. Und mitten darauf erhob sich ein meilenlanges Schloß mir einem kühnen Säulengang über dem andern; unten wogten Palmenwälder und Prachtblumen, so groß wie Mühlräder. Sie fragte, ob das das Land sei, wo sie hin wollten; aber die Schwäne schüttelten mit dem Kopf, denn das, was sie sah, war der Fata Morgana herrliches, allzeit wechselndes Wolkenschloß, in das durften sie keinen Menschen hineinbringen. Elisa starrte es an, da stürzten Berge, Wälder und Schloß zusammen, und zwanzig stolze Kirchen, alle einander gleich, mit hohen Türmen und spitzen Fenstern standen vor ihnen. Sie glaubte die Orgeln ertönen zu hören, aber es war das Meer, welches sie hörte. Nun war sie den Kirchen ganz nahe, da wurden sie zu einer ganzen Flotte, die unter ihr dahinsegelte; doch als sie hinunterblickte, waren es nur Meernebel, die über dem Wasser hinglitten. So hatte sie eine ewige Abwechslung vor den Augen, und dann sah sie das wirkliche Land, zu dem hin sie wollten. Dort erhoben sich die herrlichsten blauen Berge mit Zedernwäldern, Städten und Schlössern. Lange bevor die Sonne unterging, saß sie auf dem Felsen vor einer großen Höhle, die mit feinen grünen Schlingpflanzen bewachsen war, es sah aus, als seien es gestickte Teppiche.

"Nun wollen wir sehen, was du diese Nacht hier träumst", sagte der jüngste Bruder und zeigte ihr die Schlafkammer.

"Gebe der Himmel, daß ich träumen möge, wie ich euch erretten kann!" sagte sie. Und dieser Gedanke beschäftigte sie lebhaft. Sie betete recht inbrünstig zu Gott um seine Hilfe, ja, selbst im Schlafe fuhr sie fort zu beten. Da kam es ihr vor, als ob sie hoch in die Luft fliege, zu der Fata Morgana Wolkenschloß. Und die Fee kam ihr entgegen, so schön und glänzend; und doch glich sie ganz der alten Frau, die ihr Beeren im Walde gegeben und ihr von den Schwänen mit Goldkronen auf dem Kopfe erzählt hatte.

"Deine Brüder können erlöst werden!" sagte sie; "Aber hast du Mut und Ausdauer? Wohl ist das Wasser weicher als deine feinen Hände, und doch formt es die Steine um; aber es fühlt nicht die Schmerzen, die deine Finger fühlen werden. es hat kein Herz, leidet nicht die Angst und Qual, die du aushalten mußt. Siehst du die Brennessel, die ich in meiner Hand halte? Von derselben Art wachsen viele rings um die Höhle, wo du schläfst; nur die dort und die, welche auf des Kirchhofs Gräbern wachsen, sind tauglich, merke dir das. Die mußt du pflücken, obgleich sie deine Hand voll Blasen brennen werden. Brich die Nesseln mit deinen Füßen, so erhältst du einen Flachs; aus diesem mußt du elf Panzerhemden mit langen Ärmeln flechten und binden. Wirf diese über die elf Schwäne, so ist der Zauber gelöst. Aber bedenke wohl, daß du von dem Augenblick, wo du diese Arbeit beginnst, bis zu dem, wo sie vollendet ist, wenn auch Jahre darüber vergehen, nicht sprechen darfst. Das erste Wort, welches du sprichst, geht als tötender Dolch in deiner Brüder Herz! An deiner Zunge hängt ihr Leben. Merke dir das alles."

Und sie berührte zugleich ihre Hand mit der Nessel. Es war einem brennenden Feuer gleich; Elisa erwachte dadurch. Es war heller Tag, und dicht daneben, wo sie geschlafen hatte, lagt eine Nessel wie die, welche sie im Traum gesehen. Da fiel sie auf ihre Knie, dankte dem lieben Gott und ging aus der Höhle hinaus, um ihre Arbeit zu beginnen.

Mit den feinen Händen griff sie hinunter in die häßlichen Nesseln, diese waren wie Feuer. Große Blasen brannten sie an ihren Händen und Armen; aber gern wollte sie es leiden, konnte sie nur die lieben Brüder befreien. Sie brach jede Nessel mit ihren bloßen Füßen und flocht den grünen Flachs.

Als die Sonne untergegangen war, kamen die Brüder, und sie erschraken, sie so stumm zu finden. Sie glaubten, es sei ein neuer Zauber der bösen Stiefmutter. Aber als sie ihre Hände erblickten, begriffen sie, was sie ihrethalben tat. Und der jüngste Bruder weinte, und wohin seine Tränen fielen, da fühlte sie keine Schmerzen, da verschwanden die brennenden Blasen.

Die Nacht brachte sie bei ihrer Arbeit zu, denn sie hatte keine Ruhe, bevor sie die lieben Brüder erlöst hätte. Den ganzen folgenden Tag, während die Schwäne fort waren, saß sie in ihrer Einsamkeit; aber noch nie war die Zeit ihr so schnell entflohen. Ein Panzerhemd war schon fertig, nun fing sie das zweite an.

Da ertönte ein Jagdhorn zwischen den Bergen; sie wurde von Furcht ergriffen. Der Ton kam immer näher, sie hörte Hunde bellen; erschrocken floh sie in die Höhle, band die Nesseln, die sie gesammelt und gehechelt hatte, in ein Bund zusammen und setzte sich drauf.

Sogleich kam ein großer Hund aus der Schlucht hervorgesprungen, und gleich darauf wieder einer und noch einer; sie bellten laut, liefen zurück und kamen wieder vor. Es währte nur wenige Minuten, so standen alle Jäger vor der Höhle, und der schönste unter ihnen war der König des Landes. Er trat auf Elisa zu, nie hatte er ein schöneres Mädchen gesehen.

"Wie bist du hierher gekommen, du herrliches Kind?" frage er. Elisa schüttelte den Kopf, sie durfte ja nicht sprechen; es galt ihrer Brüder Erlösung und Leben. Und sie verbarg ihre Hände unter der Schürze, damit der König nicht sehen solle, was sie leiden mußte.

"Kommt mit mir!" sagte er, "hier darfst du nicht bleiben. Bist du so gut, wie du schön bist, so will ich dich in Seide und Samt kleiden, die Goldkrone dir auf das Haupt setzen, und du sollst in meinem reichsten Schloß wohnen und hausen!" Und dann hob er sie auf sein Pferd. Sie weinte und rang die Hände, aber der König sagte: "Ich will nur dein Glück! Einst wirst du mir dafür danken". Und dann jagte er fort durch die Berge und hielt sie vorn auf dem Pferd, und die Jäger jagten hinterher.

Als die Sonne unterging, lag die schöne Königsstadt mit Kirchen und Kuppeln vor ihnen. Und der König führte sie in das Schloß, wo große Springbrunnen in den hohen Marmorsälen plätscherten, wo Wände und Decken mit Gemälden prangten. Aber sie hatte keine Augen dafür, sie weinte und trauerte. Willig ließ sie sich von den Frauen königliche Kleider anlegen, Perlen in ihre Haar flechten und feine Handschuhe über die verbrannten Finger ziehen. Als sie in ihrer Pracht dastand, war sie so blendend schön, daß der Hof sich noch tiefer verneigte. Und der König erkor sie zu seiner Braut, obgleich der Erzbischof den Kopf schüttelte und flüsterte, daß das schöne Waldmädchen ganz sicher eine Hexe sein, sie blende die Augen und betöre das Herz des Königs.

Aber der König hörte nicht darauf, ließ die Musik ertönen, die köstlichsten Gerichte auftragen und die lieblichsten Mädchen um sie tanzen. Und sie wurde durch duftende Gärten in prächtige Säle hineingeführt, aber nicht ein Lächeln kam auf ihre Lippen oder sprach aus ihren Augen. Wie ein Bild der Trauer stand sie da. Dann öffnete der König eine kleine Kammer dicht daneben, wo sie schlafen sollte; die war mit köstlichen grünen Teppichen geschmückt und glich ganz der Höhle, in der sie gewesen war. Auf dem Fußboden lag das Bund Flachs, welches sie aus den Nesseln gesponnen hatte, und unter der Decke hing das Panzerhemd, welches fertig gestrickt war. Alles dieses hatte ein Jäger als Kuriosität mitgenommen.

"Hier kannst du dich in deine frühere Heimat zurückträumen!" sagte der König. "Hier ist die Arbeit, die dich dort beschäftigte. Jetzt, mitten in all deiner Pracht, wird es dich erfreuen, an jene Zeit zurückzudenken."

Als Elisa das sah, was ihrem Herzen so nahe lag, spielte ein Lächeln um ihren Mund, und das Blut kehrte in ihre Wangen zurück. Sie dachte an die Erlösung ihrer Brüder, küßte des Königs Hand; und er drückte sie an sein Herz und ließ durch alle Kirchenglocken das Hochzeitsfest verkünden. Das schöne, stumme Mädchen aus dem Walde ward des Landes Königin.

Da flüsterte der Erzbischof böse Worte in des Königs Ohren, aber sie drangen nicht bis zu seinem Herzen. Die Hochzeit sollte stattfinden; der Erzbischof selbst mußte ihr die Krone auf das Haupt setzen, und er drückte mit bösem Sinn den engen Ring fest auf ihre Stirn nieder, so daß es schmerzte. Doch ein schwererer Ring lag um ihr Herz, die Trauer um ihre Brüder. Sie fühlte nicht die körperlichen Leiden. Ihr Mund war stumm, ein einziges Wort würde ja ihren Brüdern das Leben kosten. Aber in ihren Augen sprach sich innige Liebe zu dem guten, schönen König aus, der alles tat, um sie zu erfreuen. Von ganzem Herzen gewann sie ihn von Tag zu Tag lieber; oh, daß sie nur sich ihm vertrauen und ihre Leiden klagen dürfte! Doch stumm mußte sie sein, stumm mußte sie ihr Werk vollbringen. Deshalb schlich sie sich des Nachts von seiner Seite, ging in die kleine Kammer, welche wie die Höhle geschmückt war, und strickte ein Panzerhemd nach dem andern fertig. Aber als sie das siebente begann, hatte sie keinen Flachs mehr.

Auf dem Kirchhof, das wußte sie, wuchsen Nesseln, die sie brauchen konnte; aber die mußte sie selber pflücken. Wie sollte sie da hinaus gelangen!

"Oh, was ist der Schmerz in meinen Fingern gegen die Qual, die mein Herz erduldet!" dachte sie. "Ich muß es wagen! Der Herr wird seine Hand nicht von mir nehmen!" Mit einer Herzensangst, als sei es eine böse Tat, die sie vorhabe, schlich sie sich in der mondhellen Nacht in den Garten hinunter und ging durch die Alleen und durch die einsamen Straßen zum Kirchhof hinaus. Da sah sie auf einem der breitesten Grabsteine einen Kreis Lamien sitzen. Diese häßlichen Hexen nahmen ihre Lumpen ab, als ob sie sich baden wollten, und dann gruben sie mit den langen, mageren Fingern die frischen Gräber auf, holten Leichen heraus und aßen ihr Fleisch. Elisa mußte nahe an ihnen vorbei, und sie hefteten ihre bösen Blicke auf sie; aber sie betete still, sammelte die brennenden Nesseln und trug sie zu dem Schlosse heim.

Nur ein einziger Mensch hatte sie gesehen: der Erzbischof. Er war munter, wenn die andern schliefen. Nun hatte er doch recht mit seiner Meinung, daß es mit der Königin nicht sei, wie es sein sollte; sie sei eine Hexe, deshalb habe sie den König und das ganze Volk betört.

Im Beichtstuhl sagte er dem König, was er gesehen hatte und was er fürchtete. Und als die harten Worte seiner Zunge entströmten, schüttelten die Heiligenbilder die Köpfe, als wenn sie sagten wollten: "Es ist nicht so! Elisa ist unschuldig!" Aber der Erzbischof legte es anders aus, er meinte, daß sie gegen sie zeugten, daß sie über ihre Sünden die Köpfe schüttelten. Da rollten zwei schwere Tränen über des Königs Wangen herab. Er ging nach Hause mit Zweifel in seinem Herzen und stellte sich, als ob er in der Nacht schlafe. Aber es kam kein ruhiger Schlaf in seine Augen, er merkte, wie Elisa aufstand. Jede Nacht wiederholte sie dieses, und jedesmal folgte er ihr sacht nach und sah, wie sie in ihrer Kammer verschwand.

Tag für Tag wurde seine Miene finsterer; Elisa sah es, begriff aber nicht, weshalb. Allein es ängstigte sie, und was litt sie nicht im Herzen für die Brüder. Auf den königlichen Staat und Purpur flossen ihre heißen Tränen; die lagen da wie schimmernde Diamanten, und alle, welche die reiche Pracht sahen, wünschten Königin zu sein. Inzwischen war sie bald mit ihrer Arbeit fertig, nur ein Panzerhemd fehlte noch. Aber Flachs hatte sie auch nicht mehr, nicht eine einzige Nessel. Einmal, nur dieses letzte Mal mußte sie deshalb zum Kirchhof und einige Handvoll pflücken. Sie dachte mit Angst an diese einsame Wanderung und an die schrecklichen Lamien; aber ihr Wille stand fest sowie ihr Vertrauen auf den Herrn.

Elisa ging, aber der König und der Erzbischof folgten ihr. Sie sahen sie bei der Gitterpforte zum Kirchhof hinein verschwinden, und als sie sich näherten, saßen die Lamien auf dem Grabstein, wie Elisa sie gesehen hatte. Und der König wendete sich ab, denn unter ihnen dachte er sich die, deren Haupt noch diesen Abend an seiner Brust geruht hatte.

"Das Volk muß sie verurteilen!" sagte er. Und das Volk verurteilte sie, in den roten Flammen verbrannt zu werden.

Aus den prächtigen Königssälen wurde sie in ein dunkles, feuchtes Loch geführt, wo der Wind durch das Gitter hineinpfiff. Statt Samt und Seide gab man ihr das Bund Nesseln, welches sie gesammelt hatte, darauf konnte sie ihr Haupt legen. Die harten, brennenden Panzerhemden, die sie gestrickt hatte, sollten ihre Decken sein. Aber nichts Lieberes hätte man ihr geben können; sie nahm wieder ihre Arbeit vor und betete zu ihrem Gott. Draußen sangen die Straßenbuben Spottlieder auf sie; keine Seele tröstete sie mit einem freundlichen Wort.

Da schwirrte gegen Abend dicht am Gitter ein Schwanenflügel. Das war der jüngste der Brüder. Er hatte die Schwester gefunden, und sie schluchzte laut vor Freude, obgleich sie wußte, daß die kommende Nacht wahrscheinlich die letzte sein würde, die sie zu leben hatte. Aber nun war ja auch die Arbeit fast beendigt, und ihre Brüder waren hier.

Der Erzbischof kam nun, um in der letzten Stunde bei ihr zu sein, das hatte er dem König versprochen. Aber sie schüttelte das Haupt und bat mit Blicken und Mienen, er möge gehen. In dieser Nacht mußte sie ja ihre Arbeit vollenden, sonst war alles unnütz, alles, Schmerz, Tränen und die schlaflosen Nächte. Der Erzbischof entfernte sich mit bösen Worten gegen sie, aber die arme Elisa wußte, daß sie unschuldig war, und fuhr in ihrer Arbeit fort.

Die kleinen Mäuse liefen auf dem Fußboden, sie schleppten Nesseln zu ihren Füßen hin, um doch etwas zu helfen. Und die Drossel setzte sich an das Gitter des Fensters und sang die ganze Nacht so munter, wie sie konnte, damit Elisa nicht den Mut verlieren möchte.

Es dämmerte noch, erst nach einer Stunde ging die Sonne auf. Da standen die elf Brüder an der Pforte des Schlosses und verlangten, vor den König geführt zu werden. Das könne nicht geschehen, wurde geantwortet, es sei ja noch Nacht; der König schlafe und dürfe nicht geweckt werden. Sie baten, sie drohten, die Wache kam, ja selbst der König trat heraus und fragte, was das bedeute. Da ging gerade die Sonne auf, und nun waren keine Brüder zu sehen; aber über das Schloß flogen elf wilde Schwäne hin.

Aus dem Stadttor strömte das ganze Volk; es wollte die Hexe verbrennen sehen. Ein alter Gaul zog den Karren, auf dem sie saß. Man hatte ihr einen Kittel von grobem Sackleinen angezogen; ihr herrliches Haar hing aufgelöst um das schöne Haupt; ihre Wangen waren totenbleich, ihre Lippen bewegten sich leise, während die Finger den grünen Flachs zurichteten. Selbst auf dem Weg zu ihrem Tode unterbrach sie die angefangene Arbeit nicht. Die zehn Panzerhemden lagen zu ihren Füßen, an dem elften arbeitete sie. Der Pöbel verhöhnte sie.

"Sieh die rote Hexe, wie sie murmelt! Kein Gesangbuch hat sie in der Hand, nein, mit ihrer häßlichen Gaukelei sitzt sie da. Reißt sie ihr in tausend Stücke!" Und sie drangen alle auf sie ein und wollten die Panzerhemden zerreißen. Da kamen elf wilde Schwäne geflogen, die setzten sich rings um sie auf den Karren und schlugen mit ihren großen Schwingen. Nun wich der Haufe erschrocken zur Seite.

"Das ist ein Zeichen des Himmels! Sie ist sicher unschuldig!" flüsterten viele. Aber sie wagten nicht, es laut zu sagen.

Jetzt ergriff der Henker sie bei der Hand. Da warf sie hastig die elf Panzerhemden über die Schwäne. Und sogleich standen elf schöne Prinzen da. Aber der jüngste hatte einen Schwanenflügel statt des einen Armes, denn es fehlte ein Ärmel in seinem Panzerhemd; den hatte sie nicht fertig gebracht.

"Jetzt darf ich sprechen!" sagte sie. "Ich bin unschuldig!"

Und das Volk, welches sah, was geschehen war, neigte sich vor ihr wie vor einer Heiligen. Aber sie sank wie leblos in der Brüder Arme, so hatten Spannung, Angst und Schmerz auf sie gewirkt.

"Ja, unschuldig ist sie", sagte der älteste Bruder, und nun erzählte er alles, was geschehen war. Und während er sprach, verbreitete sich ein Duft wie von Millionen Rosen, denn jedes Stück Brennholz im Scheiterhaufen hatte Wurzel geschlagen und trieb Zweige. Es stand eine duftende Hecke da, hoch und groß mit roten Rosen; ganz oben saß eine Blume, weiß und glänzend, sie leuchtete wie ein Stern. Die pflückte der König und steckte sie an Elisas Brust. Da erwachte sie mit Frieden und Glückseligkeit im Herzen.

Und alle Kirchenglocken läuteten von selbst, und die Vögel kamen in großen Zügen. Es wurde ein Hochzeitszug zurück zum Schloß, wie ihn noch kein König gesehen hatte!
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Y el punto final voy a decir de mi parte es solo uno: CONVERTIRSE... convertirse en pensamientos, sentimientos y voluntad para ser de Cristo...

Y cuando uno esta CLAVADO EN LA CRUZ MURIENDOSE por amor a los hermanos, se sabe lo que es AMOR Y AMAR... ni mas ni menos... y eso es lo unico veraz y que es de verdad...

Eso a ver cuando se convierte de una vez y deja de engañar , o pretender engañarnos.Usted se ama mas a si misma que a Cristo.
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Eso a ver cuando se convierte de una vez y deja de engañar , o pretender engañarnos.Usted se ama mas a si misma que a Cristo.


hace mucho HERMANO formaplata... (te lo digo ya que no te gusta que te diga hermano... y soy maligna - eso ya lo sabemos todos por tu testimonio... - continuo ademas :)) pero sabes que hermano...
si yo no me amaria a mi misma no seria capaz de amar a Cristo y mucho menos a ti que no me amas para nada... ya que el fondo es ese... de tambien saber amarse ... :) pero no MAS y en ello me es tan facil de comprobar que TU no me conoces mejor que Cristo y si El en mi Camino visiblemente me Avala y me da la vista buena mediante lo que me ha dado (que es notable para los que me conocieron antes y ahora) tu no tienes de que acusarme... ves en paz por tanto...

En Cristo
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

“Originalmente enviado por Kungens Ester”
También es testimonio de Pedro el que toda profecía de la Escritura no se hace por propia interpretación (2Pe 1,20). Pedro desconfía de los autodidactas incompetentes que entienden y comentan los textos a su manera

(¿pero cómo podría tacharse así a cualquier persona si el Espíritu Santo realmente guiase a cada cual en la interpretación personal de la Biblia?).

El término “epilusis”, usado por Pedro quiere decir “solución de un enigma, interpretación” (cf. su uso en Gn 40,8; 41,16), “respuesta a una investigación” (cf. Hch 19,39).
Por este motivo Jesús explicaba las parábolas a sus discípulos (cf. Mc 4,34) y no los dejaba a solas con el Espíritu Santo (como hubiera hecho si se hubiese guiado por los principios protestantes).

Jorge Enrique: CUANDO JESÚS HABLA EN PARÁBOLAS, LOS DISCÍPULOS AÚN NO RECIBÍAN EL ESPÍRITU SANTO.
Al fin será derramado desde arriba sobre nosotros espíritu (Is 32, 15.)

Después de esto yo derramaré mi Espíritu sobre todo mortal y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros ancianos tendrán sueños, vuestros jóvenes verán visiones (Jl 3, 1; Hch 2, 17-21; Nm 11, 25-30)

En efecto, todo cuanto fue escrito en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra…(Rm 15, 4).

Todo esto les acontecía en figura, y fue escrito para aviso de los que hemos llegado a la plenitud de los tiempos (1Co 10, 11)

Cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os explicará lo que ha de venir. (Jn 16, 13)
(No ha lugar la frase: como hubiera hecho si se hubiese guiado por los principios protestantes).

Este versículo de Pedro como señala Spicq en su comentario a las cartas petrinas7 , opone “Escritura” a “interpretación personal”, y recuerda que “idios” (= propia; el texto griego dice “ídias epilúseos”) puede significar “por su propia cuenta”, “por sí mismo”; es la acusación que Clemente hace a Simón el Mago, a saber: que quiso “alegorizar las palabras de la Ley a su propia manera (idia prolépsei)”8 ; esta acepción está confirmada por el verbo con un genitivo: “ginesthai tinos” (= convertirse en propiedad de alguien, apropiarse de algo) de tal modo que la traducción literal del versículo sería: “ninguna profecía puede ser interpretada 7 Cf. C. Spicq, Les Épitres de Saint Pierre, Gabalda Ed., Paris 1966, pp. 224-226. 8 Ps. Clemente, Homilia 2,22. No se trata de Clemente Romano sino de otro Clemente, denominado “Pseudo” Clemente para diferenciarlo del pontífice del mismo nombre como algo propio de cada uno”. San Pedro no va más allá indicando quién debe interpretar las palabras de Dios con autoridad, pero el texto es suficiente para manifestar que proclamar un principio de interpretación privada (o libre examen, que es igual) es contrario a su pensamiento. Pensar que el Espíritu Santo inspira acertada y autoritativamente a todo el que lee por su cuenta la Escritura, es responsabilizar al Espíritu Santo de toda fantasía personal y ¡va contra lo que dice el mismo texto bíblico!

Todo esto dicho de modo positivo equivale a postular la necesidad de una interpretación oficial (de la cual no se habla en el texto de Pedro).

Jorge Enrique: De lo cual no se habla en el texto de Pedro.
Ahora bien; Pedro se refiere a las PROFESIAS, no a toda la enseñanza de la Biblia.
La interpretación de las profecías, como de toda la enseñanza de la Biblia debe hacerse en el Espíritu Santo, no por cuenta propia.
Si quiere entenderse que en el caso de las profecías, no puede ser por una sola persona, está bien, debe haber unanimidad en un grupo de personas que las interprete, siempre y cuando estas personas tengan el Espíritu santo y se dejen guiar por él.

Las cosas secretas pertenecen a Yavé, nuestro Dios, pero las que nos dio a conocer (las reveladas) nos comprometen, a nosotros y nuestros hijos para siempre, y tenemos que poner en práctica todas las disposiciones de esta Ley. (Dt 29, 28)

Creo que es CONVENIENTE QUE EXISTA UNA INTERPRETACIÓN OFICIAL, porque una sola es la verdad, una sola Fe, un solo Señor, un solo bautismo, UN SOLO DIOS (Ef 4, 5)

¿Porque no hay una interpretación oficial? Porque cada grupo quiere acomodar las escrituras a su conveniencia.
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Que la PAZ esté con vosotros.

Solo para MEDITAR...

En Mateo 12:46,50, ESTÁ ESCRITO:
Mientras EL HABLABA a la muchedumbre, SU MADRE y SUS HERMANOS estaban fuera y pretendían HABLARLE. Alguién le dijo: Tu MADRE y tus HERMANOS están fuera y desean hablarte. ÉL, RESPONDIENDO, DIJO al que le hablaba: ¿Quién es MI MADRE y quienes son MIS HERMANOS? Y EXTENDIENDO su mano sobre sus discípulos, DIJO: He aquí mi madre y mis hermanos.
Porque quienquiera que HICIERE la VOLUNTAD de MI PADRE, que ESTÁ EN los CIELOS, ÉSE ES MI HERMANO, y MI HERMANA, y MI MADRE.

Y, en Lucas 6:27,38, JESÚS DICE: SI AMÁIS a los que os AMAN, ¿QUÉ GRACIA TENDRÉIS?

JESUCRISTO (Bendito sea) AMÓ a SU MADRE y a SUS HERMANOS, como AMÓ a los APÓSTOLES, como AMÓ y AMA a la HUMANIDAD ENTERA. ÉL MURIÓ POR TODOS y PARA TODOS, PARA DAR y SER EJEMPLO DEL AMOR DE DIOS, aún en las PEORES CIRCUNSTANCIAS que se le pueden presentar a un HOMBRE EN EL MUNDO, SIENDO INOCENTE EN TODO...

Al acabar la guerra civil en España, mi padre recibió el encargo del obispo de su ciudad, de tallar una IMAGEN de María, para presidir una de las ermitas de la comarca, en sustitución de la que fué destruida durante el conflicto.
Desde entonces y hasta hoy; se la viste con ropas y mantos realizados con telas costosas, se la adorna con joyas de oro y piedras preciosas, se le pone velas y flores, se le trae exvotos, se la besa. Durante unos dias al año, señalados como "su fiesta", se la saca a hombros en procesión, se le ora, se le canta y se le alaba...Y NO es la única IMAGEN de María, NI es el ÚNICO "espectáculo"...
MUCHOS CONFUNDEN, los APEGOS a las tradiciones de DOCTRINAS ERRADAS, con el AMOR DE DIOS.

¿Cómo NO AMAR A la BIENAVENTURADA Madre de nuestro SEÑOR?
Pero, ¿quién AMA a SUS SEMEJANTES como dicen AMAR a María y a los santos "ausentes"?

JESUCRISTO (Bendito sea) AMÓ A TODOS POR IGUAL; EL VINO A SALVAR a la HUMANIDAD ENTERA. ÉL ES EL EJEMPLO, SOLO EN ÉL ESTÁ LA SANA DOCTRINA, SOLO ÉL ES EL ÚNICO CAMINO y ÚNICO SALVADOR. VIVE y ESTÁ PRESENTE. GLORIA A ÉL SIEMPRE. AMÉN.

Que ÉL os Bendiga a TODOS con SU PAZ y SU AMOR. AMÉN.


RESPUESTA al mensaje 1420.

Que la PAZ esté contigo Ester.

Creo que te confundes, estimada hermana. Cuando mi padre realizó el encargo, NO gobernaban los socialistas, NI el encargo procedía de ellos.
Gobernaba Franco, y el encargo fué de un obispo de la iglesia católico-romana, "reinante" durante SIGLOS hasta hoy, e IMPONIENDO CULTOS y DOCTRINAS AÑADIDAS ERRADAS, AJENAS y CONTRARIAS a la SANA DOCTRINA de nuestro SEÑOR JESUCRISTO, EXPUESTA EN SU EVANGELIO, que "ESTANCAN" e IMPIDEN la "PROGRESIÓN" en SU CONOCIMIENTO.

Hay millones de "cristianos" católico-romanos por TRADICIÓN FAMILIAR; pero, el CONOCIMIENTO DE DIOS NO es un "TÍTULO" que se hereda, NI se "transmite" realizando rituales APARENTES a imágenes hechas por manos humanas, NI son el "resultado".

DIOS ES GRANDE, estimada hermana; y, FUERA de las instituciones humanas; ÉL SIGUE LLAMANDO, como a tí te LLAMÓ, como a mí, y como a MUCHOS. Pero, NO hay que confundir; el "GOZO" por el "toque" del ESPÍRITU SANTO EN la LLAMADA, con la "RECEPCIÓN"; solo posible, MEDIANTE la CONFIANZA EN el CUMPLIMIENTO de los MANDATOS de nuestro SEÑOR JESUCRISTO.

La adhesión a instituciones que practican DOCTRINAS ERRADAS (CAMINOS ERRADOS), lleva a la FRUSTRACIÓN de la "RECEPCIÓN", tras la LLAMADA....
SOLO JESÚS ES EL CAMINO, estimada hermana... EL VIVE y ESTÁ PRESENTE, y GUÍA a quién EN ÉL CONFÍA y CUMPLE los MANDATOS de SU EVANGELIO. EN ÉL NO HAY ERROR. GLORIA A ÉL, SIEMPRE. AMÉN.

Que ÉL te Bendiga con SU PAZ y SU AMOR. AMÉN.
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Hector Lugo: no amigo se le escapa un detalle ,,,
pedir a un hermano que ore a Dios por ti es algo licito y de hecho muy practicado por todos los evangelicos de todos los tiempos ,,,
pero pedirle a aun hermano que le pida a un muerto que ore a Dios es algo que jamas se a visto ni practicado en el cristianismo ,,jamas se enseno tal cosa ni jamas ningun personaje biblico hiso tal aberracion ,,,,
entiende m>>?????
nosotros pedimos a un hermano orar a Dios ,,,
jamas pedimos a un hermano orar o pedirle a un muerto que ore a Dios .
para que acudir a un muerto a que interseda si jesus es el intercesor por exelencia ante el padre????
ese es el trabajo de cristo ,,,,no el trabajo de los que descansan en la presencia de Dios.

Jorge Enrique: Hermano Hector, creo que no es lo mismo pedirle a un hombre, ya muerto que ore a Dios por ti; que pedirle a un muerto que realice un milagro para ti.
Cuando yo muera, seguiré orando a Dios por mis hermanos, y creo que tú harás lo mismo por tu parte, al igual que todos los que creemos en Jesucristo. Es nuestra vocación y nuestro ministerio.
Lo que es muy distinto a invocar a un muerto para que realice un favor para ti (pedir un milagro u otra concesión como salud, bienestar o sencillamente que se haga mi voluntad sobre un caso determinado).
Si tú y yo tenemos una misma fe y oramos los unos por los otros, en esa misma fe lo seguiremos haciendo luego que dejemos este mundo, así me lo pidan o no me lo pidan.


Joseph: Pues primeramente quiero decirle, amigo Hector Lugo, que la comunión de los santos, es algo, que sí, es practicado en el cristianismo de todos los tiempos, desde la Iglesia primitiva hasta la actualidad.
San Pablo habla de la santa familia de Dios, que está en el cielo y en la tierra:
Ef 3,15… doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra

Esa familia es la misma Iglesia de Cristo, tanto la militante como la Triunfante, las dos son una sola...
Y le vuelvo a aclarar nuevísimamente, los Santos cristianos, no está muertos, están más vivos cielo que nosotros, ellos ya alcanzaron la victoria y la glorificación en el cielo... Cristo Jesús lo dice: "Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos. Están muy equivocados" (Mc. 12: 27)... Si los muertos están descansando o dormidos entonces: El rico de Lc 16, no parece nada dormido entre tormentos. ¿Para qué quería ir San Pablo con Cristo a estar dormido? Claro está que quería estar en el gozo del cielo (Fil 1,21-23). Los mártires que piden justicia (Ap 6,10) no parecen nada dormidos, un dormido no puede estar pidiendo justicia. Tampoco creemos que Jesús fue a predicar a los muertos si hubiesen estado dormidos (1 Ped 3,19-20), no me imagino a Jesús hablando como perico a alguien a quien no lo va a escuchar. Mucho menos podemos decir que Moisés y Elías estaban dormidos y platicando con Jesús (Mc 9,4). No hay motivos para decir que los vivos en el cielo nada saben de nosotros, pues al estar con Dios, se acabó el tiempo, se acabó el espacio, pero No se acabó la vida.

No nos dirigimos a un muerto, sino a alguien vivo que está en el cielo, los primeros cristianos así lo entendieron, incluso los judíos, quienes creían en esta comunión, así hallamos que:
En el antiguo testamento:

Moisés pide a Dios por la intercesión de Abraham ya muerto (Ex 32,13).
Dios dejó muy claro que Moisés y Samuel ya muertos podían interceder por Judá, pero no quiso (Jer 15,1).

En los deuterocanónicos:
el Arcángel San Rafael, presentaba ante Dios, las oraciones de Sara y Tobías (Tobías 12:11-12).
Onías y el profeta Jeremías ya muertos, oran ante Dios sin cesar por el pueblo judío (2 Macabeos 15).

En el Nuevo Testamento:

Pablo pidió por Onesíforo ya muerto (2 Tim 1,16).

El mismo apóstol Pablo nos habla de esa enorme nube de testigos (Hb 12,1.)

Ahora bien, los primeros cristianos, siempre creyeron en la comunion de los Santos, En la Iglesia primitiva abundó el fervor por los hombres de la Iglesia que mostraban mucha santidad, sobre todo cuando eran martirizados. Hay testimonios de sus plegarias pidiendo intercesión, y también de procesiones con sus reliquias, como pasó con las reliquias de san Ignacio de Antioquia (siglo II), que tuvo lugar desde su martirio (Roma) hasta Antioquia. En las catacumbas de la Iglesia primitiva se ven decenas de inscripciones con plegarias por el alma del cristiano muerto, inclusive hay unas que piden la intercesión de María y de algunos cristianos.

Policarpo de Esmirna (siglo II) antes de ser martirizado aparte de invocar a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, invocó a los Ángeles y a los santos mártires, y despues de su martirio los cristiano con justa razón proclamaron: "Nos concederá el Señor celebrar el aniversario de su martirio, reuniéndonos todos cuantos nos sea posible con júbilo y alegría. (Acts. Mart. Sn. P.)

San Cirilo de Jerusalén (año 350 d.C.) en sus “Lecturas Catequistas” para los cristianos prontos al bautismo escribe:

Cap. XXIII, 9: "Recordamos también a todos los que ya durmieron: en primer lugar, los patriarcas, los profetas, los apóstoles, los mártires, para que, por sus preces y su intercesión, Dios acoja nuestra oración."

Y sin duda san Agustín también nos da testimonio de esta Comunión de los santos, fe que transmitida desde la era apostólica nos ha llegado hasta hoy: "...Es un error orar por un mártir ya que nosotros debemos encomendarnos a sus oraciones". (Serm. 159:1 [año 411]).
Si con la llegada de Lutero los protestantes o evangélicos han negado esta realidad bíblica y transmitida también por los primeros cristianos desde la era apostólica hasta hoy, eso no significa que no sea cierto que nuestros hermanos que han sido glorificados en el cielo, estén muertos, y sobre todo la plena comunión que hay entre los siervos de Dios de la tierra con los del cielo.

Jorge Enrique: Comparto lo que dices, es lo que creo también, en LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS (Debemos especificar, eso sí, cuales son los santos). Sin embargo esto que explicas es lo que se puede llamar: “la teoría”; en la práctica, lo que Hector Lugo rechaza es que en la mayoría de los casos no se pide al santo (persona fallecida) que ore a Dios por ti en el nombre de Jesucristo, sino que se le pide directamente, te conceda un milagro, como si el santo, o en otros caso, la virgen, fuera dios para conceder lo que el solicitante espera.
Creo que los fieles que realizan de esta manera un culto a la Virgen y a los Santos, caen en la idolatría y confunden, tanto a los mismos hermanos, como a personas de otras denominaciones cristianas, dando un ejemplo equivocado de lo que debe ser la veneración a los Santos y a la Virgen.
La comunión de los Santos es la COMUN-UNION EN UNA MISMA FE. EN ESA MISMA FE ORAMOS UNOS POR OTROS, EN ESA MISMA FE ORAMOS CON MARÍA Y CON TODOS LOS SANTOS A DIOS PADRE EN EL NOMBRE DE JESUS.
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

“Originalmente enviado por Kungens Ester”
También es testimonio de Pedro el que toda profecía de la Escritura no se hace por propia interpretación (2Pe 1,20). Pedro desconfía de los autodidactas incompetentes que entienden y comentan los textos a su manera

(¿pero cómo podría tacharse así a cualquier persona si el Espíritu Santo realmente guiase a cada cual en la interpretación personal de la Biblia?).

El término “epilusis”, usado por Pedro quiere decir “solución de un enigma, interpretación” (cf. su uso en Gn 40,8; 41,16), “respuesta a una investigación” (cf. Hch 19,39).
/B]

epilusis significa tambien ,,exposicion .... existe otra palabra griega que explisitamente signigifica interpretacion y es



hermeneia = interpretacion


nunca se uso en la biblia epilusis como interpretacion ....el texto que expones de genesis no es griego ,,,
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Te pongo el cuento favorito de mi infanzia por si no lo leiste tu :)... lo encontre en Internet:
LOS CISNES SALVAJES

Hermana, me tomé el tiempo de leerlo, no de forma normal, aunque sí de forma superficial, ya que este cuento es una bella historia que ví en una película, estos cuentos destacan por su forma bella y en cierto sentido por su carácter inocente y moral, no como los cuentos y caricaturas que hoy se les da a los niños, llenos de violencia y peor aún muy mundanos, etc, etc...
Ahora sobre tu testimonio, que dices que algún día lo plasmarás por escrito, pues lo esperaré... Mientras tanto, sigamos en nuestro andar cristiano, la carrera es difícil pero no imposible...
Dios te guarde en el país en donde mores... me gustaría algún día conocerte..
Con lo que he leído en el foro me he hecho una imagen de tí: sabes responder con amabilidades, y sobretodo creo que los que te rodean, tus amigos y familiares tienen a una mujer amena que transmite alegría... no puedo decir más pero con lo que escribiste en este foro, puedo darme una idea hermana...
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Jorge Enrique: Hermano Hector, creo que no es lo mismo pedirle a un hombre, ya muerto que ore a Dios por ti; que pedirle a un muerto que realice un milagro para ti.
Cuando yo muera, seguiré orando a Dios por mis hermanos, y creo que tú harás lo mismo por tu parte, al igual que todos los que creemos en Jesucristo. Es nuestra vocación y nuestro ministerio.
Lo que es muy distinto a invocar a un muerto para que realice un favor para ti (pedir un milagro u otra concesión como salud, bienestar o sencillamente que se haga mi voluntad sobre un caso determinado).
Si tú y yo tenemos una misma fe y oramos los unos por los otros, en esa misma fe lo seguiremos haciendo luego que dejemos este mundo, así me lo pidan o no me lo pidan.



Jorge Enrique: Comparto lo que dices, es lo que creo también, en LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS (Debemos especificar, eso sí, cuales son los santos). Sin embargo esto que explicas es lo que se puede llamar: “la teoría”; en la práctica, lo que Hector Lugo rechaza es que en la mayoría de los casos no se pide al santo (persona fallecida) que ore a Dios por ti en el nombre de Jesucristo, sino que se le pide directamente, te conceda un milagro, como si el santo, o en otros caso, la virgen, fuera dios para conceder lo que el solicitante espera.
Creo que los fieles que realizan de esta manera un culto a la Virgen y a los Santos, caen en la idolatría y confunden, tanto a los mismos hermanos, como a personas de otras denominaciones cristianas, dando un ejemplo equivocado de lo que debe ser la veneración a los Santos y a la Virgen.
La comunión de los Santos es la COMUN-UNION EN UNA MISMA FE. EN ESA MISMA FE ORAMOS UNOS POR OTROS, EN ESA MISMA FE ORAMOS CON MARÍA Y CON TODOS LOS SANTOS A DIOS PADRE EN EL NOMBRE DE JESUS.

Hermano Enrique zenteno, en el aporte #1416, le expuse la problemática en donde surge... una cierta desviación de la FE CATÓLICA al momento de hablar de la comunión de los santos, aunque en sí, la comunión de los Santos no sólo es la oración de intercesión, abarca mucho más... aunque en el aporte #1416 expuse todo lo referente a esto...
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Moisés pide a Dios por la intercesión de Abraham ya muerto (Ex 32,13).
Dios dejó muy claro que Moisés y Samuel ya muertos podían interceder por Judá, pero no quiso (Jer 15,1).



Exo 32:13 Acuérdate de Abraham, de Isaac, y de Israel tus siervos, á los cuales has jurado por ti mismo, y dícholes: Yo multiplicaré vuestra simiente como las estrellas del cielo; y daré á vuestra simiente toda esta tierra que he dicho, y la tomarán por heredad para siempre.


no hermano ,,,,,moises le recuerda a Dios hablando con Dios sobre la promesa que le hiso a abraham e isaac ,,,en ningun momento esta hablando con muertos ,,,

su conversacion es con Dios ,,,, no con nadie mas,,,




Jer 15:1 Y DIJOME Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, mi voluntad no será con este pueblo: échalos de delante de mí, y salgan.


tampoco ,,,,,Dios responde con una suposicion ,,,,nada que ver con que moises y samuel intersedian ,,,,

lo que dice Dios es que si asi fuere no responderia ,,,,


es como decir ,,,,,si mi misma madre intersediera por ti tan siquiera a ella escucharia ,,,

no implica que mi mama tiene trabajo de intersesora.


paz
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

es cierto que tenemos una familia en el cielo ...

y es cierto que probablemente oran por nosotros ,,,quisas hasta juegan pelota y balonsesto y comen lechon asado ,,,,

no obstante si oran o no es cosas de ellos ,,,,jesus les mandarea as orar si es que se nesesita la oracion de ellos para que Dios me conseda una peticion ...

el asunto mes que de toda la familia del cielo jesus es el mediador e intersesor por exelencia ante nuestro padre celestial y unico mediador entre Dios y los hombres ..


porque acudir a un muerto pudiendo acudir al mas dispuesto para atender mi suplica???


jesus nunca enseno que al momento de orar te dirigieras a algun muerto ..ni que pidieras su intersesion ,,,el dijo que el intersederia y se comprometio en que todo lo que pidieramos al padre en su nombre el lo hariqa ,,,ningun santo jamas se comprometio de esa forma lo cual logicamente convierte todo tipo de sistema diferente de orar en obsoleto ,,,digo,,,ante la eficasia de la forma en que jesus ordeno orar .


si le preguntaras a san pablo como oraba o cual es su devoto ..

crees que te daria un nombre diferente al de Jesucristo???

piensa,,
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Hermana, me tomé el tiempo de leerlo, no de forma normal, aunque sí de forma superficial, ya que este cuento es una bella historia que ví en una película, estos cuentos destacan por su forma bella y en cierto sentido por su carácter inocente y moral, no como los cuentos y caricaturas que hoy se les da a los niños, llenos de violencia y peor aún muy mundanos, etc, etc...
Ahora sobre tu testimonio, que dices que algún día lo plasmarás por escrito, pues lo esperaré... Mientras tanto, sigamos en nuestro andar cristiano, la carrera es difícil pero no imposible...
Dios te guarde en el país en donde mores... me gustaría algún día conocerte..
Con lo que he leído en el foro me he hecho una imagen de tí: sabes responder con amabilidades, y sobretodo creo que los que te rodean, tus amigos y familiares tienen a una mujer amena que transmite alegría... no puedo decir más pero con lo que escribiste en este foro, puedo darme una idea hermana...


Gracias...por tus palabras y tambien por haberte tomado el tiempo... dicen los psicologos que el primer tiempo - la infancia - en la vida de un humano formara el fondo con el cual luego acoges la vida... sabes que Dios tambien puede alterar tu forma de pensar, sentir y obrar para el bien y purificarte de forma perpetua aunque tu fondo no ha sido bueno del principio... - pero creo que lo que entra en tus ojos tambien afecta tu mente... de lo mas profundo y puede que lo que entra en tus ojos te impide saber incluso pedir ayuda donde la puedes hallar = Dios.

Complejo eso... creo que hay muchos que han tenido encuentros con Dios en lo personal pero se piensan tener una psicosis o algun trastorno mental... y toma pildoras hasta que se les pase ese "mal"...es una verdadera lastima ya que regalan sus vidas por la nada al nada.
donde es el miedo y la desinformacion que les rigen...

El saber en mi caso que era una fabula, un cuento... que Elisa es una persona de ficcion... me ayudaba como a los chicos pequenos ver un heroe en una fabula que sabes no es de verdad - desear ser de esa forma pero a la vez saber que ella es solo una imagen exagerada... y buscas no imitar pero lograr factultades... ya que sus logros (en hechos) no te son alcanzables y te da paz en tu deseo de alcanzar lo imposible... :) - si me entiendes... se hace factible!
Ya que buscas dones... facultades y no imitar...(o quizas es mi forma erronea de entender el concepto de la imitacion que me hace interpretarlo como lo hago... no lo se).

Dios no desea que seamos sobrenaturales - pero llegar a ser los que debemos ser en, con y mediante El = personas felices y con paz interior que en si llevan la capacidad real de saber Amar... ya que eso es Vida.
Un sacerdote muy inteligente (como son los jesuitas) en un curso que atendi en el 03 en la ciudad de Uppsala cuando estudie un curso de Kant dijo: el purgatorio es cuando has dejado tu cuerpo (es demasiado tarde ya) y estas con Dios y el te muestra dos vidas... la que tu elegiste y la persona que elegiste ser - y la otra... la persona que podias haber sido y la vida que podias haber recibido de El - PERO QUE NO ELEGISTE... y dijo el sacerdote "y el DOLOR que siente la persona a constatar la perdidad y lo que no elegio a comparacion con lo que Dios podia haberte dado - eso es el purgatorio"... a lo que dije a mi misma... "yo ya se (porque Dios ha elegido mi Caminar ya que Le dije que no sabia donde iba ni para que ni conocia la Iglesia) que lo que Tu eliges es mejor para mi... por tanto es mejor que tambien eliges el resto pero porfavor ayudame en ello ya que soy dificil Senor... ya lo sabes..."... y tal ha salido...

:)

En Cristo
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

epilusis significa tambien ,,exposicion .... existe otra palabra griega que explisitamente signigifica interpretacion y es



hermeneia = interpretacion


nunca se uso en la biblia epilusis como interpretacion ....el texto que expones de genesis no es griego ,,,


PORQUE Hector... porque por el amor de Dios... buscas en los conceptos fundar tu error, buscas en los conceptos apoyo en tu error y el apoyo en tu postura... porque no buscas lo contrario y lo acoges?
Cuando yo estudie la epistemologia... (y con ello las teorias de la ciencia) me di cuenta que la gente en sus hipotesis buscan apoyo luego en lo que ven para corroborarlas... lo que hace que no existe lo objetivo sino lo que ellos DESEAN VER y observar...
Ahora tu te debes de preguntar seriamente si deseas que Dios sea como TU QUIERES Y A TU MODO o que debas tener algo de humilidad que te ayude a acoger tambien lo que no es COMO TU QUIERES QUE SEA... y segun tu propia interpretacion...

Si yo... Hector tuviera una relacion contigo y te amoldo a ser el hombre que yo deseo que seas - puede que me haga feliz a mi por ser yo una mujer estupida que no sabe acoger lo que me viene y amar a otros segun SON ELLOS sino solo segun los deseo que sean... que no son ELLOS SINO LA IMAGEN DE LO QUE YO QUIERO... - pero jamas llegare a conocerte a TI... tal como eres... y puede que vivamos juntos una vida entera y tu intentas ser el hombre que sabes que yo deseo pero que no eres y eso es un desastre y no una historia de amor...

PUES LO MISMO CON DIOS... deja de amoldarle como te gusta a ti y buscar apoyo en conceptos para tu vision de El... y El cuando hagas eso SE VA A REVELAR ANTE TI ... tal como es El y no segun tu imagen de El...

creeme....
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

Hermano Joseph... quiero comentar eso de la felicidad... CIERTO... siempre toda mi vida he sido feliz... es verdad... pero por su puesto no como un constante que no se cambia y que no pueda ser triste ... NO.. puedo ser muy triste... y demas emociones que todos tienen...

Ahora... mi madre es igual... mi madre siempre ha sido y es una persona feliz... es su forma de acoger el mundo y lo que le rodea... llevar "gafas rosas" - de lo cual tambien padecia yo antes :)... pensar que todos son buenos, que todo bien, que todo esta bien, que ... ya te imaginas... una forma naiva de ver el mundo y los otros... que poco o nada tiene que ver con la realidad pero te explicas la realidad de tal forma... porque te hace feliz.

Bien... Dios ha curado eso en mi... mediante que he aprendido (no ha sido facil pero lo he logrado) a amar A PESAR DE... a pesar de la malignidad de otros, de mi misma y demas... mugrecillos que somos y llevamos y donde te das cuenta que somos todos iguales mas o menos... y que solo eres una parte de la especie humana con todo lo que conlleva... y que el Amor en realidad reside en ti para - liberarlo y darlo...

Con eso no digo que Dios que es Amor --- es un sentimiento en ti... no es lo que intento expresar... sino te daras cuenta que tus sentimientos - que no son los de Dios... pueden llegar - si lo pides y lo deseas y te abres a ello - ser algo amoldados a coincidir con los tuyos y tu ser... y la felicidad se hace una que esta basada en una vision de ti y de los que te rodean que es mas bien - cruel pero la realidad... y estas feliz porque amas... a pesar de ti y ellos y sus limitaciones ya que sabes que Dios te apoyara... y apoya en esa tu tarea y tu deseo... de verles y verte tal como eres y ellos son... y aprender a amarles de todos modos... :) y a ti mismo... y acoger lo que te viene y dejarte sorprender... (no tener pre... prejucios o algun pre... de lo que te viene)...

Eso es lo que pienso yo sobre eso de la felicidad... :)
 
Re: a todos los catolicos romanos respondan esta pregunta,,,

PORQUE Hector... porque por el amor de Dios... buscas en los conceptos fundar tu error, buscas en los conceptos apoyo en tu error y el apoyo en tu postura... porque no buscas lo contrario y lo acoges?
Cuando yo estudie la epistemologia... (y con ello las teorias de la ciencia) me di cuenta que la gente en sus hipotesis buscan apoyo luego en lo que ven para corroborarlas... lo que hace que no existe lo objetivo sino lo que ellos DESEAN VER y observar...
Ahora tu te debes de preguntar seriamente si deseas que Dios sea como TU QUIERES Y A TU MODO o que debas tener algo de humilidad que te ayude a acoger tambien lo que no es COMO TU QUIERES QUE SEA... y segun tu propia interpretacion...

Si yo... Hector tuviera una relacion contigo y te amoldo a ser el hombre que yo deseo que seas - puede que me haga feliz a mi por ser yo una mujer estupida que no sabe acoger lo que me viene y amar a otros segun SON ELLOS sino solo segun los deseo que sean... que no son ELLOS SINO LA IMAGEN DE LO QUE YO QUIERO... - pero jamas llegare a conocerte a TI... tal como eres... y puede que vivamos juntos una vida entera y tu intentas ser el hombre que sabes que yo deseo pero que no eres y eso es un desastre y no una historia de amor...

PUES LO MISMO CON DIOS... deja de amoldarle como te gusta a ti y buscar apoyo en conceptos para tu vision de El... y El cuando hagas eso SE VA A REVELAR ANTE TI ... tal como es El y no segun tu imagen de El...

creeme....

buenos dias amada hermana ,,,


le explico ,,


en el griego las palabras pueden significar diferentes cosas de acuerdo a el contexto ...


si hasemos una exejesis de este pasaje inferimos tres afirmaciones apostolicas .


veamos :


2Pe 1:19 Tenemos también la palabra profética más permanente, á la cual hacéis bien de estar atentos como á una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones:


1) el apostol nos insta a que podemos y debemos estar atentos a la palabra profetica (refiriendose a las sagradas escrituras) porque estas son una antorcha que nos alumbra


2Pe 1:20 Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es una exposicion(epilusis) privada;2Pe 1:21 Porque la profecía no fué en los tiempos pasados traída por voluntad humana,



2) : el apostol nos recalca que esa palabra profetica(sefiriendose a las escrituras) son inventos de los que las escribieron


sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.


3) el apostol explica que estas palabras profeticas fueron inspiradas por el espiritu santo


la idea central en este pasaje es una defensa apostolica de la inspiracion divina de las escrituras sagradas .


nada que ver con el que lee ..mas bien el sujeto de quien se habla son los profetas que escribieron expusioro el mensaje de la palabra profetica.


ahora bien viendolo segun la traduccion epilusis = interpretacion ,,,entonses pierde sentido el texto veamos



2Pe 1:19 Tenemos también la palabra profética más permanente, á la cual hacéis bien de estar atentos como á una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones:


1) el apostol esta hablando de las sagradas escrituras y dice que debemos estar atentos a ellas para que nos alumbre como antorcha


2Pe 1:20 Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de particular interpretación;


2) se rompe el contexto y comiensa a hablar de otra cosa que nada tiene que ver .... dando a entender que ninguno de nosotros puede interpretar lo que lee ..


2Pe 1:21 Porque la profecía no fué en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.

3) vuelve y se sale del contexto presentando una defensa y una razon que nada tiene que ver con el pasaje anterior ..

al decir "porque" se supone que explique el porque no podemos interpretar las escrituras nosotros mismos ,pero mas bien se concentra en explicar y defender y argumentar sobre los que escribieron las escrituras nada que ver con los que las leen y las malinterpretan ,,


de hecho en nada ayuda el hrcho de la divina inspiracion de las escrituras a una correcta interpretacion ....


de todos modos sera malinterpretada . sean inspiradas o no .


traducir la palabra epilusis como interpretacion hasiendo alucion a los que leen en lugar de seguir el contexto el cual es sobre los que escribieron convierte el texto en uno confuso y oscuro ..



no ,,,,de acuerdo al griego la correcta traduccion para epilusis es exposicion ... y el texto gira en torno a la inspiracion divina de las escrituras ..nada que ver con que no podemos usar nuestro sentido comun y la direccion de l espiritu para interpretar las escrituras.


de hecho en mi experiencia de tantos anos en este asunto me e dado cuenta de que los que mas buscan interpretaciones a las escrituras es a quien menos le gusta lo que ellas dicen .