me imagino que sabes que cuando digo que "alguien se va" estoy hablando de que se van a otra iglesia, otro Estado, o ciudad, o simplemente dejan de ir a la iglesia.
Los casos que usted menciona, pertenecen al mundo denominacional, nunca a la Iglesia de Cristo.
Nosotros somos ciudadanos celestiales, lee:
Efe_1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
Efe_2:6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
Flp 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Flp 3:21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
En nuestras asambleas, para la gloria de Cristo, solo pensamos en servirle porque lo amamos, y amamos su venida.
No estamos amañados en este mundo, aquí somos pasajeros en tránsito hacia la Casa del Padre.
No digo que no habrán problemas, pero de esa clase que usted menciona jamás han existido ni existirán, por cuando la ofrenda que se recoge para los siervos de Cristo y los gastos de mantenimiento de nuestros locales propios, son ofrendas santas y voluntarias, porque eso es lo que aprendemos de la palabra del Señor, leemos:
Flp 4:16 pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades.
Flp 4:17 No es que busque dádivas,
sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.
Flp 4:18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis;
olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.
Flp 4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Nosotros tenemos una cuenta en el cielo y quien la administra es Cristo.
El versículo 19 claramente nos da a entender que Dios no es deudor de nadie.
¿Por qué?
Porque él es el dueño del oro y la plata, leemos:
Hag_2:8 Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
Pásala bien y no seas incrédulo a Cristo.