Originalmente enviado por: Tobi
En este caso no replico al que escribió estas palabras, sino que deseo que cualquier católico que lo lea reflexione. He aquí la frase que no tiene desperdicio:
Marsuar:
Pero nosotros los pecadorcillos no nos fiamos de nuestra gracia para con Jesucrito y si de la llena de gracia que es Maria o de mi padre San Elias por ejemplo, y entonces en nuestra sinceridad y humildad pedimos que sean ellos los que recen por nosotros.
Tobi:
Primera afirmación:"Pero nosotros los pecadorcillos no nos fiamos de nuestra gracia para con Jesucrito". Aquí se cumple aquello que sin fe no es posible agradar a Diios. No fiarse de nuestra gracia (¿que significará eso de nuestra gracia ) para con Jesucristo.
Pues bien, un auténtico cristiano si se fia de que ha recibido la gracia de Jesucristo. El murió en la cruz para cada uno de aquellos que le aceptan en esta muerte vicaria. ¿Puede haber un mayor amor que este? ¿Un amor que le llevó a morir en la cruz aun siendo sus enemigos a causa del pecado? ¿Acaso el San Elias citado me mostró este amor muriendo por mi? ¿O María, con todos los respetos que me merece, murió por mi?
Razonemos: Yo tenía una deuda impagable en contra de alguien y este alguien me cita ante un tribunal a fin de reclamar aquello que era suyo y que obraba contra mi cuenta. Alguien entonces paga allí mismo mi deuda y por toda gratutud le replico: Mira, no me fio de tu buena voluntad para conmigo y por ello le daré las gracias a tu tia Pepa que me merece más confianza. Ante eso, ¿que opinará mi benefactor?
Observad lo que dice Pablo en Rom. 5:10-11: "Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación".
¿Donde estan aquí el San Elías y demás? ¿Acaso recibimos la salvación por su mediación? Si es por el suyo no lo es por la mediación de Jesucristo. Entonces Aquel que Inspiró en Pablo las palabras citadas, ¿nos engañó?
¿Quien debe ser el merecedor de nuestra confianza? ¿En quien hemos de depositar nuestra fe?
Solo os propongo una simple reflexión.
Bendiciones.