El problema aqui es que cuando DIOS dice "Salta", uno dice "¿que tan alto?"
El problema aquí es la falta de discernimiento espiritual.
El cual se obtiene exclusivamente cuando el creyente es añadido al Cuerpo de Cristo cuya cabeza es Cristo mismo.
Un militante de sistemas religiosos es ajeno a ese discernimiento espiritual.
Y así como Nicodemo, antes de ser de Cristo, interpretó que nacer de nuevo era regresar al vientre de la madre, de la misma manera estos religiosos inconversos, prefieren abrazar la falsa doctrina de la transubstanciación, que discernir el símbolo del
Pan asociados a los sufrimientos del Señor en su cuerpo, en su camino hacia el altar de la Cruz, conforme a las Escrituras proféticas que hablaban de los mismos, como, por ejemplo:
SIMBOLISMO DEL PAN
Isa_50:6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.
Sal_22:16 Porque perros me han rodeado;
Me ha cercado cuadrilla de malignos;
Horadaron mis manos y mis pies.
Sal 22:14 He sido derramado como aguas,
Y todos mis huesos se descoyuntaron;
Mi corazón fue como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas.
SIMBOLISMO DE LA COPA CON SU CONTENIDO DE VINO
Lev 17:11 Porque la vida de la carne en la
sangre está,
y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.
1Pe 1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
1Pe 1:19 sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1Pe 1:20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
Y así el redimido en la adoración contenida en la Cena del Señor, cada primer día de la semana, tiene en las Sagradas Escrituras una riqueza sin límites para expresar su adoración y gratitud no solo cuando participa del Pan sino también cuando lo hace con la Copa.
El Espíritu Santo se encarga de levantar a cada hermano con su porción de adoración al Señor.
Toda esta solemnidad es pisoteada asquerosamente, cuando se reduce a un acto de canibalismo al enseñar que tragar una hostia fue el propósito del Señor cuando dijo:
1Co 11:23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado,
tomó pan;
1Co 11:24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
1Co 11:25 Asimismo
tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
1Co 11:26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
Hacer memoria de los sufrimientos del Señor mediante el Pan y la Copa con su contenido de vino, es la expresión de su amor por una raza caída en el pecado, reos al infierno.
Pero tragarse a un hombre entero, mediante la ingestión una hostia, solo sirve para glorificar al diablo cuando es reducido a un desecho orgánico por medio de la digestión.
Entre cien, solo un católico se da cuenta de este engaño, y abandona inmediatamente su fidelidad al romanismo católico, arroja su escapulario, su crucifijo, al pote de la basura, y de rodillas, clama al Señor, por su salvación y la de su familia, y el que hizo el oído lo escucha, y el que hizo el ojo lo observa.
La iglesia no es un sistema religioso, no es una denominación, la Iglesia es CRISTO mismo, y nosotros formamos parte de su Cuerpo, del cual él es la Cabeza.