-El sectarismo parece ser un mal congénito de la cristiandad, cuyas muestras las tenemos ya en la iglesia en Corinto -que por tantas cosas Pablo alaba-, pero a la que también reprocha su espíritu divisorio, cuando les escribe: "Os ruego pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo , que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros disensiones, antes seáis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque me ha sido declarado de vosotros, hermanos míos, por los que son de Cloé, que hay entre vosotros contiendas; Quiero decir , que cada uno de vosotros dice: Yo cierto soy de Pablo; pues yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿ó habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?" (1Co 1:10-13).
-En todo colectivo que profese ser cristiano y las personas se aglomeren en torno a una personalidad o un selecto elenco de ellos, se da este mismo fenómeno, ya propuesto desde antiguo por Pedro (Mt 17:4); la madre de los hijos de Zebedeo (Mt 20:20,21) y el autócrata Diótrefes (3Juan).
-En todo colectivo que profese ser cristiano y las personas se aglomeren en torno a una personalidad o un selecto elenco de ellos, se da este mismo fenómeno, ya propuesto desde antiguo por Pedro (Mt 17:4); la madre de los hijos de Zebedeo (Mt 20:20,21) y el autócrata Diótrefes (3Juan).