-Mis deseos son que los que ahora viven perdidos en el mundo, a tiempo se reconcilien con Dios.Pero tienes un problema, que tus deseos no lo respaldan las Escrituras.
Tienes una enfermedad que se llama Schadenfreude, ya que sientes placer y alegría por la desgracia de los demás y lo importante es que tú estés a salvo.
-La desgracia en la que tantos viven y el destino que los aguarda, es lo que me lleva a pedirles que se arrepientan y confiesen a Jesucristo como su Señor y Salvador, si Dios les concede su gracia.
-Solamente estando ya a salvo puedo interceder por los perdidos y hacer cuanto pueda por ellos.