El contexto de todo el argumento, con base en el griego koiné, va enfocado a hórama (Mateo 17:9; Hechos 10:3; Hechos 10:17).
¿Por qué no tocas ese punto central?
Jesús es parte del hórama, no es solo un vidente testigo ocular; por tal razón, al tener el rostro resplandeciente y sus vestiduras (Mateo 17:2; Marcos 9:3), las cuales no mantuvo permanentemente, porque solo fue un hórama para mostrar cómo sería su gloria en el tiempo establecido, no antes ni en ese momento (2 Pedro 1:16–18), así que Jesús es mensajero y puente de comunicación con sus discípulos.
El elemento que explico del argumento que citas, ignorando el resto, son Elías y Moisés, los cuales no interactuaron con los videntes (Lucas 9:31–33), así como siempre ocurre en todos los hóramas enseñados en el NT y AT (Hechos 7:31; Hechos 9:10; Daniel 10:7 LXX; Éxodo 3:2–3 LXX).
Por lo tanto, si Jesús clasifica en la categoría de hórama ese evento, y los elementos de la visión no interactuaron con los testigos, entendemos que, aunque se veían reales y no fueron producto de la imaginación ni ficticios, hacen parte de una revelación espontánea que Dios usó para transmitir un propósito diferente a probar la falsa doctrina de la inmortalidad del alma, que golpea de frente lo que el contexto escritural enseña (Ezequiel 18:4; Job 36:14; Santiago 5:20).
El único propósito del hórama de Mateo 17 fue probar la gloria futura de Cristo en su venida, y que en él se cumple la ley y los profetas (Mateo 17:5; Lucas 24:27), y a él debemos escuchar (Deuteronomio 18:15; Hechos 3:22–23).