LA FE CATÓLICA NO ES IRRACIONAL COMO EL PROTESTANTISMO

No entiendes que Jesús no respalda vuestros templos llenos de estatuas y altares a otros dioses.

Si no entiende algo tan elemental en Is.42:8 ¿Es imposible que entienda asuntos de mayor complejidad?

Vuestra ceguera espiritual no tiene límites.
“ —altares a otros dioses”

Solo el criterio de una mentalidad terrena puede aventurar semejante especulación sin siquiera intentar presentar evidencia alguna, puesto a que su dislate no forma parte de la realidad en que vivimos. Todo disidente anticatólico enfrenta un grave dilema: carece de la capacidad cognoscitiva de diferenciar la abismal diferencia etimológica que existe entre imagen e ídolo. Respecto a la cita bíblica, mi persona derivó un epitome exegético de la perícopa que la contiene. En consecuencia, quien no comprende lo que pretende atacar es usted.

Será un verdadero placer espiritual atestiguar como sus endebles objeciones resultaran derribadas por el peso de la verdad revelada por Cristo a su Iglesia.
 
“ —altares a otros dioses”

Solo el criterio de una mentalidad terrena puede aventurar semejante especulación sin siquiera intentar presentar evidencia alguna, puesto a que su dislate no forma parte de la realidad en que vivimos. Todo disidente anticatólico enfrenta un grave dilema: carece de la capacidad cognoscitiva de diferenciar la abismal diferencia etimológica que existe entre imagen e ídolo. Respecto a la cita bíblica, mi persona derivó un epitome exegético de la perícopa que la contiene. En consecuencia, quien no comprende lo que pretende atacar es usted.

Será un verdadero placer espiritual atestiguar como sus endebles objeciones resultaran derribadas por el peso de la verdad revelada por Cristo a su Iglesia.
Su palabrería insustancial solo impresiona las mentes de los esclavos del Vaticano, de León XIV, de su magisterio católico, pero nada que ver con un redimido por la sangre de Cristo, su Iglesia, su doctrina apostólica, la cual es ajena al sistema religioso católico romano surgido por decreto imperial de vuestro primer jefe máximo, Constantino I en el año 325 en Roma.

Así que mucho erráis.

Mejor, hace mucho mejor, venir a los pies del Cristo de las Escrituras confesando su pecado de apostasía, en su grado de abogado del diablo.

La invitación sigue vigente:

"Salid de ella pueblo mío".
 
Uy mi hermano, parece que tiene en su mano todos los grandes conceptos (y no sólo en la mano), los pone en juego, con benévolo desprecio, contra el intelecto, los sentidos, los honores, el vivir bien, la ciencia, y ve tales cosas por debajo de sí como fuerzas dañinas y seductoras, sobre las cuales el espíritu se libra existiendo puramente para sí: Mientras se siga considerado como una especie superior de hombre, usted como teólogo, en automático se convierte en el negador, el calumniador, el envenenador de la vida por profesión, no dará respuesta a la pregunta: ¿qué es la verdad?
Ya se ha invertido la verdad cuando el consciente abogado de la nada y de la negación es considerado como el representante de la verdad.

Ni un átomo de Cristo, igual que su compañerito de fechorías, el forista Canisio, puro címbalo que retiñe.
 
“ —altares a otros dioses”

Solo el criterio de una mentalidad terrena puede aventurar semejante especulación sin siquiera intentar presentar evidencia alguna, puesto a que su dislate no forma parte de la realidad en que vivimos. Todo disidente anticatólico enfrenta un grave dilema: carece de la capacidad cognoscitiva de diferenciar la abismal diferencia etimológica que existe entre imagen e ídolo. Respecto a la cita bíblica, mi persona derivó un epitome exegético de la perícopa que la contiene. En consecuencia, quien no comprende lo que pretende atacar es usted.

Será un verdadero placer espiritual atestiguar como sus endebles objeciones resultaran derribadas por el peso de la verdad revelada por Cristo a su Iglesia.

Abogado católico romanista:

Cristo nunca instituyó imágenes para su adoración ni autorizó altares a otros “santos”. Él dijo: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24). La fe bíblica no necesita mediadores visuales, porque tenemos un Mediador vivo: Jesucristo hombre (1 Timoteo 2:5).


Si usted desea presentar una defensa seria, le invito a exponer su exégesis de Isaías 42:8 con base en el texto hebreo y su contexto profético.

Pero si su argumento se limita a juegos de palabras y apelaciones a la tradición, entonces no está defendiendo la verdad revelada, sino una construcción humana que Dios no respalda.

Aquí lo estoy esperando con mi espada desenvainada.
 
Ni un átomo de Cristo, igual que su compañerito de fechorías, el forista Canisio, puro címbalo que retiñe.
Estad atentos los que leen esto, así somos los címbalos que retiñen, para que en medio de este ruido sin sentido os enseñemos como se hace una moral, una virtud, una santidad de esta defectuosa óptica con la que se observan todas las cosas, se confunde la buena conciencia con la falsa visión, se exige que ninguna otra cualidad óptica tenga valor en adelante, una vez que se ha hecho sacrosanta la propia con el nombre de "Redimido por la sangre de Cristo". Observad que es también la forma más difundida y realmente más subterránea de falsedad que existe en la tierra. Su más profundo instinto de conservación veda que la realidad sea honrada en cualquier punto o tome simplemente la palabra. Donde llega su influencia, el juicio de valor queda invertido; verdadero y falso son necesariamente trocados; lo más nocivo a la vida, aquí es llamado "verdadero": lo que la eleva, la aumenta, la afirma, la justifica y la hace triunfar, se llama "fechoría".
 
Última edición:
Estad atentos los que leen esto, así somos los címbalos que retiñen, para que en medio de este ruido os enseñemos como se hace una moral, una virtud, una santidad de esta defectuosa óptica con la que se observan todas las cosas, se confunde la buena conciencia con la falsa visión, se exige que ninguna otra cualidad óptica tenga valor en adelante, una vez que se ha hecho sacrosanta la propia con el nombre de "Redimido por la sangre de Cristo". Observad que es también la forma más difundida y realmente más subterránea de falsedad que existe en la tierra. Su más profundo instinto de conservación veda que la realidad sea honrada en cualquier punto o tome simplemente la palabra. Donde llega su influencia, el juicio de valor queda invertido; verdadero y falso son necesariamente trocados; lo más nocivo a la vida, aquí es llamado "verdadero": lo que la eleva, la aumenta, la afirma, la justifica y la hace triunfar, se llama "fechoría".
Su mensaje, aunque adornado con lenguaje filosófico, no es más que una inversión de valores que la misma Escritura ya anticipó:

“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz!” (Isaías 5:20).

Usted acusa a los redimidos por la sangre de Cristo de tener una “óptica defectuosa”, pero es precisamente esa sangre la que limpia la conciencia del pecado (Hebreos 9:14) y nos reconcilia con Dios (Colosenses 1:20).

La fe cristiana no es una ilusión subjetiva ni una inversión de la realidad, sino la revelación objetiva de Dios en la persona de Jesucristo, quien es “la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación... para que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1:15–18).

Usted habla de “virtud” y “santidad” como si fueran logros humanos, pero la Escritura enseña que “no hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10), y que toda verdadera virtud procede de la gracia de Dios obrando en el creyente (Efesios 2:8–10).

Finalmente, llamar “fechoría” a la fe en Cristo es blasfemar contra el único nombre dado a los hombres en que podemos ser salvos (Hechos 4:12).

Su crítica no es nueva; ya el apóstol Pablo escribió que “la palabra de la cruz es locura a los que se pierden” (1 Corintios 1:18), pero para nosotros es poder de Dios.


Si desea hablar de moral, virtud y verdad, comencemos por el fundamento:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

Sin Cristo, toda moral es relativa, toda virtud es vana, y toda verdad es distorsionada.

Sigue siendo címbalo que retiñe.
 
Su mensaje, aunque adornado con lenguaje filosófico, no es más que una inversión de valores que la misma Escritura ya anticipó:

“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz!” (Isaías 5:20).

Usted acusa a los redimidos por la sangre de Cristo de tener una “óptica defectuosa”, pero es precisamente esa sangre la que limpia la conciencia del pecado (Hebreos 9:14) y nos reconcilia con Dios (Colosenses 1:20).


La fe cristiana no es una ilusión subjetiva ni una inversión de la realidad, sino la revelación objetiva de Dios en la persona de Jesucristo, quien es “la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación... para que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1:15–18).

Usted habla de “virtud” y “santidad” como si fueran logros humanos, pero la Escritura enseña que “no hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10), y que toda verdadera virtud procede de la gracia de Dios obrando en el creyente (Efesios 2:8–10).

Finalmente, llamar “fechoría” a la fe en Cristo es blasfemar contra el único nombre dado a los hombres en que podemos ser salvos (Hechos 4:12).

Su crítica no es nueva; ya el apóstol Pablo escribió que “la palabra de la cruz es locura a los que se pierden” (1 Corintios 1:18), pero para nosotros es poder de Dios.

Si desea hablar de moral, virtud y verdad, comencemos por el fundamento:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

Sin Cristo, toda moral es relativa, toda virtud es vana, y toda verdad es distorsionada.

Sigue siendo címbalo que retiñe.
Y entonces en usted prevalece el sentimiento menos evangélico: la venganza. Una vez más pasó al primer término la expectación popular de un Mesías; se tomó en consideración un momento histórico: el reino de Dios había de venir para juzgar a sus enemigos… Pero con esto se confundió todo: ¡el reino de Dios considerado como acto final, como promesa! El Evangelio, sin embargo, había sido precisamente la existencia, el cumplimiento, la realidad de este reino de Dios. Entonces precisamente se introdujo en el tipo del maestro todo el desprecio y la amargura contra los fariseos y los teólogos, ¡y con esto se hizo de él un fariseo y un teólogo! Por otra parte, la salvaje veneración de estas almas salidas completamente de sus quicios no toleró ya la igualdad de todos los hombres como hijos de Dios, igualdad evangélica que Jesús había predicado; su venganza consistió en levantar en alto a Jesús de un modo extravagante, en separarlo de ellos; lo mismo que en otro tiempo los hebreos, para vengarse de sus enemigos, separaron de ellos a su propio dios y lo elevaron en alto. El Dios único, el único hijo de Dios; ambos son productos del rencor. Y entonces surgió un absurdo problema: ¿cómo pudo Dios permitir esto? A esta pregunta, la razón de una pequeña comunidad perturbada encontró una respuesta terriblemente absurda: Dios dio su hijo para la remisión de los pecados, como víctima. ¡De este modo se concluyó de un golpe con el Evangelio! ¡El sacrificio expiatorio, en su forma más repugnante y bárbara, el sacrificio del inocente por los pecados de los pecadores! ¡Qué horrible paganismo! Jesús había abolido el mismo concepto de culpa; negado todo abismo entre Dios y el hombre; había concebido esta unidad entre Dios y el hombre como su buena nueva… ¡Y no como privilegio! Desde aquel momento se llegó, gradualmente, a crear el tipo de redentor: la doctrina del juicio y del retorno, la doctrina de la muerte como una muerte expiatoria, la doctrina de la resurrección, con la que es anulado todo el concepto de bienaventuranza, la única y total realidad del Evangelio, en provecho de un estado subsiguiente a la muerte. Pablo logificó luego sobre esta concepción, sobre esta imprudente concepción, con aquella desfachatez rabínica que le distinguía en todas las ocasiones: «si Cristo no resucitó después de la muerte, nuestra fe es vana». Y de golpe se hizo del Evangelio la más despreciable de todas las promesas irrealizables: la impúdica doctrina de la inmortalidad personal. ¡Pablo mismo la predicó como una recompensa! Y de cierto os digo, vos también tenéis la vuestra.
 
Tenemos un gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos.

Con Cristo nos sobra y nos basta.

Pobres de ustedes, sin Dios, sin Cristo y sin ninguna esperanza.
No te queda de otra que aceptar a regañadientes que ustedes carecen del ministerio del orden sacerdotal.
 
No te queda de otra que aceptar a regañadientes que ustedes carecen del ministerio del orden sacerdotal.
Si así fuera, el Espíritu Santo jamás hubiese sido enviado para dirigir la asamblea en el Nombre del Padre y del Señor Jesucristo, pero la astucia de la serpiente está presente cuando substituimos esta dirección Espiritual por el gobierno de una casta sacerdotal Cristo aborrece por cuanto ya no es el que abre, dirige y cierra el culto, sino una potestad humana que convierte la Presencia del Señor (Mt.18:20) en un convidado de piedra.
 
Si así fuera, el Espíritu Santo jamás hubiese sido enviado para dirigir la asamblea en el Nombre del Padre y del Señor Jesucristo, pero la astucia de la serpiente está presente cuando substituimos esta dirección Espiritual por el gobierno de una casta sacerdotal Cristo aborrece por cuanto ya no es el que abre, dirige y cierra el culto, sino una potestad humana que convierte la Presencia del Señor (Mt.18:20) en un convidado de piedra.
El Espíritu Santo fue enviado para dirigir la iglesia por medio de los apóstoles y por medio de éstos, los obispos, los presbíteros y los diáconos. Ese es el papel del ministerio del orden sacerdotal.

Juan 16

12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. 13 Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir.
 
El Espíritu Santo fue enviado para dirigir la iglesia por medio de los apóstoles y por medio de éstos, los obispos, los presbíteros y los diáconos. Ese es el papel del ministerio del orden sacerdotal.

Juan 16

12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. 13 Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir.
Todos los apóstoles murieron, pero dejaron sus cartas epistolares que contienen la doctrina de la Iglesia.

Si la adoración a la reina del cielo no se encuentra como doctrina de la Iglesia es porque no exista tal culto.

Si el Vaticano no se encuentra registrado allí, es porque no existe como sede bíblica.

Si aparece un religión como el catolicismo romano, el origen es romano, por lo tanto, no es la Iglesia de Cristo nacida en Jerusalén en el día de Pentecostés.

¿Así o más claro?
 
Todos los apóstoles murieron, pero dejaron sus cartas epistolares que contienen la doctrina de la Iglesia.

Si la adoración a la reina del cielo no se encuentra como doctrina de la Iglesia es porque no exista tal culto.

Si el Vaticano no se encuentra registrado allí, es porque no existe como sede bíblica.

Si aparece un religión como el catolicismo romano, el origen es romano, por lo tanto, no es la Iglesia de Cristo nacida en Jerusalén en el día de Pentecostés.

¿Así o más claro?
Eso lo dirás a falta de un ministerio del orden sacerdotal comenzando con los apóstoles y siguiendo con los apóstoles, los obispos y los diáconos.
 
Eso lo dirás a falta de un ministerio del orden sacerdotal comenzando con los apóstoles y siguiendo con los apóstoles, los obispos y los diáconos.
En la tentación, no hubo necesidad de invitar al diablo a la mesa de negociaciones, ya la Escritura había resuelto el asunto.

"Escrito está" fue suficiente.

Todo lo que no está escrito, es inspirado por este derrotado opositor, cuyo silbido se escucha por los pasillos del foro.
 
En la tentación, no hubo necesidad de invitar al diablo a la mesa de negociaciones, ya la Escritura había resuelto el asunto.

"Escrito está" fue suficiente.

Todo lo que no está escrito, es inspirado por este derrotado opositor, cuyo silbido se escucha por los pasillos del foro.
Y lo de los apóstoles, obispos, presbíteros y diáconos “escrito está” también y es suficiente.
 
Y lo de los apóstoles, obispos, presbíteros y diáconos “escrito está” también y es suficiente.
Presentar una jerarquía piramidal es un invento del mismo diablo para desplazar al Espíritu Santo, cuyo oficio es glorificar a Cristo y hacernos entender que todo lo que tiene el Padre es del Hijo (Jn.16:14-15).

Los obispo o ancianos son puestos por el Espíritu Santo (Hch.20:28) para apacentar la grey de Dios bajo este principio bíblico:


Mat 20:26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,

Cristo, Cabeza del Cuerpo:

El Espíritu Santo desplazado por la jerarquía humana

Desde los primeros siglos, el desarrollo de una jerarquía piramidal dentro del cristianismo ha desfigurado la sencillez y gloria del modelo original que Cristo estableció.

Esta estructura, coronada por una figura suprema como el Papa y descendiendo en grados hasta el laicado, no refleja el diseño bíblico, sino que representa —como bien he dicho— un invento del mismo diablo, ideado para suplantar el lugar del Espíritu Santo en la conducción de la Iglesia.

1. El propósito del Espíritu Santo: glorificar a Cristo

En Juan 16:14–15, Jesús anunció que el Espíritu no hablaría por su propia cuenta, sino que glorificaría al Hijo, tomando de lo suyo y haciéndolo conocer a los suyos. Cualquier sistema que desplace esa obra con una estructura humana, visible, autoritaria, y centralizada en hombres, roba la gloria que corresponde únicamente a Cristo y contradice la operación misma del Espíritu.


2. El modelo del liderazgo verdadero: Siervo, no Señor

Cristo reprendió el estilo de gobierno de los gentiles, diciendo: “Entre vosotros no será así” (Mt. 20:26). Él no dejó un patrón imperial o monárquico, sino una comunidad de hermanos con diversidad de dones (1 Cor. 12), todos bajo la única Cabeza: Cristo (Col. 1:18).

El liderazgo en la Iglesia no tiene rango, sino función; no domina, sino que sirve (Jn. 13:14–15).

3. Una usurpación progresiva

El ascenso de un clero piramidal promovió una noción de "mediadores" entre Dios y los hombres, en abierta contradicción con 1 Timoteo 2:5. Al hacerlo, el Espíritu fue progresivamente desplazado, relegado a un papel ceremonial mientras el sistema institucional se convirtió en el “guía espiritual”, sofocando Su dirección libre y soberana.

4. El cuerpo edificado por todos, no gobernado por pocos


1 Corintios 12 enseña que todos los miembros del cuerpo son necesarios.

La jerarquía clerical sugiere lo contrario: que unos son imprescindibles y otros prescindibles. Este error mina la vida del cuerpo y niega el sacerdocio de todos los creyentes (1 Pedro 2:9).

Jesús jamás se propuso establecer semejante perversidad que identifica al mundo denominacional, donde quien gobierna es una estructura humana jerarquizada y no el poder del Espíritu Santo como administrador de los intereses de Cristo por medio de los hermanos con esta responsabilidad de servicio, los ancianos y diáconos.

Forista Católico romanista Eddy González, considera las Escrituras presentadas y que el Señor le de entendimiento en todo, porque escrito está:

RVR60 1Co 7:23: "Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres."
 
  • ¿Por qué creen ustedes a la
  • biblia? - responden: “Porque es la Palabra de Dios”
  • ¿Cómo lo sabe? No tienen respuesta.
  • Para complicar más el asunto, dicen: “Yo creo en este pasaje de la biblia, pero hay estos autores que dicen que significa que si, y estos otros que significan que no” Los dos tienen razón y cada grupo defiende su interpretación.

Si la Biblia es la palabra de Dios:

¿Quien se aseguro de que lo fuera y que nunca fuera corrompida hasta la llegada del protestantismo?

Pregunta "sin respuesta"
 
Si la Biblia es la palabra de Dios:

¿Quien se aseguro de que lo fuera y que nunca fuera corrompida hasta la llegada del protestantismo?

Pregunta "sin respuesta"

En primer lugar, siendo honestos, lo primero que usted debe de hacer al exponer esas palabras como si fueran mías, es aclarar que el planteamiento pertenece a este ciudadano Manuel María Carreira Vérez (31-05-1931; 3-02-2020), un sacerdote jesuita, teólogo, filósofo y astrofísico.
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YA FALLECIDO

Esta pregunta, aunque formulada con aparente lógica, parte de una premisa errada: que la autoridad de la Escritura depende de una institución humana para ser reconocida como divina. Pero la Escritura no necesita ser “certificada” por el hombre, porque su origen es celestial (2 Tim. 3:16; 2 Pe. 1:21).
 
Supongamos que nunca hubiera existido la iglesia católica, que nunca hubiera dado un cánon bíblico firme en el 382 d.c. sino varias comunidades religiosas separadas y dogmáticamente diferentes cada una con su versión de las escrituras, sin los vastos recursos de una institucion millonaria para reproducir los escritos.

Supongamos eso. @Natanael1

¿Cual de todos aquellos antiguos compendios sería el cánon inspirado por Dios?
 
Última edición:
Abogado católico romanista:

Cristo nunca instituyó imágenes para su adoración ni autorizó altares a otros “santos”. Él dijo: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24). La fe bíblica no necesita mediadores visuales, porque tenemos un Mediador vivo: Jesucristo hombre (1 Timoteo 2:5).


Si usted desea presentar una defensa seria, le invito a exponer su exégesis de Isaías 42:8 con base en el texto hebreo y su contexto profético.

Pero si su argumento se limita a juegos de palabras y apelaciones a la tradición, entonces no está defendiendo la verdad revelada, sino una construcción humana que Dios no respalda.

Aquí lo estoy esperando con mi espada desenvainada.
Su palabrería insustancial solo impresiona las mentes de los esclavos del Vaticano, de León XIV, de su magisterio católico,

Su perspectiva se encuentra inmersa en el error, de allí que usted no puede obtener conclusiones objetivas, y es que la Iglesia de Cristo no esclaviza, sino que son sus fieles quienes participan voluntariamente de la comunión con la comunidad eclesiástica bajo la asistencia divina, de manera que los creyentes en Cristo no tienen motivo para impresionarse de nada en absoluto, ya que conocen los fundamentos bíblicos y teológicos de los cuales se sirven para dar defensa de la fe.

pero nada que ver con un redimido por la sangre de Cristo,

Insisto, usted está atacando un sistema de fe que su mentalidad terrena no le permite concebir, es decir, está enfrentando un molino de viento que solo usted puede ver. La docencia de la Iglesia resulta objetiva al respecto:

CIC 622
La redención de Cristo consiste en que Él "ha venido a dar su vida como rescate por muchos" (Mt 20, 28), es decir "a amar a los suyos [...] hasta el extremo" (Jn 13, 1) para que ellos fuesen "rescatados de la conducta necia heredada de sus padres" (1 P 1, 18).

su Iglesia, su doctrina apostólica, la cual es ajena al sistema religioso católico romano

Es imposible para la perspectiva de la cual está atacando, evidenciar bíblica, teológica e históricamente la existencia de la iglesia que usted sugiere, le aseguro que jamás tendrá éxito ya no que forma parte de la realidad en que vivimos. Por otra parte, debería usted evidenciar que el sustantivo «religión» tiene connotación negativa ya sea tanto bíblica como teológica.

surgido por decreto imperial de vuestro primer jefe máximo, Constantino I en el año 325 en Roma. Así que mucho erráis.

Otro molino de viento, debería usted citar toda la bibliografía correspondiente en la cual supuestamente se exponga que Constantino fue el “—primer jefe máximo” de la Iglesia Católica. De esa manera será posible objetivamente determinar quién es el que está errando en su praxis y razonamiento.

Mejor, hace mucho mejor, venir a los pies del Cristo de las Escrituras confesando su pecado de apostasía, en su grado de abogado del diablo.

Entiendo que usted está forzando las Sagradas Escrituras para establecer un orden Cristo—Escritura, lo cual es bíblica y teológicamente inexacto, ya que Cristo no dio las Escrituras por cabeza sobre todas las cosas. En tanto, disidentes anticatólicos como usted son quienes se han desgajado a sí mismos de la vid de Cristo, negando la fe cristiana y siendo arrastrados por vientos de doctrina hacia los abismos de la incertidumbre y heterodoxia donde reina el padre de la iniquidad.

La invitación sigue vigente: "Salid de ella pueblo mío".

Mi persona desarrollará un epítome exegético con el objeto de arrojar luz sobre aquella perícopa que usted emplea como arma arrojadiza contra la Iglesia Católica.

Durante el capítulo dieciocho del Libro del Apocalipsis, el Hagiógrafo relata que ha visto otro ángel diferente al que mencionó anteriormente (Apocalipsis 17,1) bajar del cielo con gran poder y resplandeciente claridad [v.1], lo cual atribuye importante relevancia al mensaje que porta mientras a su vez con poderosa voz grita desde lo alto en el cielo con el único propósito de ser escuchado en todo rincón de la tierra anunciado la caída del imperio Romano, las ruinas de Babilonia [v.2]. El Ángel se expresa en términos proféticos semejantes a los de anteriores capítulos (Apocalipsis 14,8) con la intención de significar la certeza de las ruinas de Roma y su sistema opresor, pues la idolatría con la que emborrachaba a todas las naciones a las cuales sometía y la lucha espiritual por la pronta disolución de las costumbres de la Roma pagana resultaron ser la razón de su caída [v.3]. La caída de la metrópoli romana significo entonces un duro revés al mundo pagano, pues se considera la idolatría como una fornicación que arrastraría también a aquellos cristianos que se vieran seducidos de violar el pacto de Dios con Su Pueblo. Con el objeto de que los cristianos no fuesen sorprendidos mientras permitían o consentían convirtiéndose voluntaria o involuntariamente en cómplices activos de semejante degradación, resulto ser el motivo por el cual el Ángel de Dios les exhorta a los cristianos a abandonar los límites de las fauces de la ciudad pecadora que eleva sus actos pecaminosos hasta la bóveda celeste [v.4-5].

Ni un átomo de Cristo, igual que su compañerito de fechorías, el forista Canisio, puro címbalo que retiñe.

La expresión «metal que resuena, ó címbalo que retiñe» se refiere San Pablo a aquellos instrumentos cuyo sonido vacío eran utilizados en los cultos paganos. Aquellas prácticas terrenas que carecían de «Amor y caridad», dones de los cuales el Apóstol San Pablo enseña que aquel que no los profesa carece de identidad cristiana, concepto del cual usted mismo es evidencia de acuerdo a sus propias creencias.

Abogado católico romanista: Cristo nunca instituyó imágenes para su adoración

Insiste en atacar un molino de viento, la Iglesia no enseña que Cristo “—instituyó imágenes para su adoración”. El dilema estriba en la incapacidad cognoscitiva de todo disidente anticatólico, al intentar asimilar la diferencia de los conceptos etimológicos «imagen» e «ídolo», como así también entre «adorar» y «venerar» y la abismal diferencia entre sus raíces gramaticales de forma y significado.

ni autorizó altares a otros “santos”.

Otro molino de viento que usted está atacando y tiene la misma naturaleza, puesto a que su capacidad cognoscitiva tiene serios problemas al intentar asimilar y diferenciar conceptos etimológicos tales como «dioses» y «santos». Evidencia de lo expresado por mi persona, estriba en el hecho de que usted manipula deliberadamente ambos términos como análogos entre sí.

“—vuestros templos llenos de estatuas y altares a otros dioses”.
“—altares a otros ´santos´”.

Él dijo: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24).

Durante el capítulo cuarto del Libro Sagrado de Juan, el relato joánico se centra ahora en el planteo inmediato de la samaritana sobre el problema central entre los judíos y los samaritanos, estos últimos adoraban a Yahvé Dios en el monte Garizim, mientras que los primeros aseguraban que el lugar legítimo de culto era la capital Jerusalén. La respuesta de Jesucristo concluye en que ha llegado un tiempo, de acuerdo al concepto «hora», que significa en concreto la introducción a una nueva época escatológica, en la que queda resuelto definitivamente el problema acerca del legítimo lugar de culto. Este nuevo culto divino de tiempo escatológico que Jesús proclama, indica que desde ese momento ya no quedará el culto litúrgico ligado a un lugar. El tiempo, señala Jesús, ha llegado «Mas la hora viene, y ahora es». Queda inaugurado de esta manera el presente escatológico de la salvación en donde los verdaderos piadosos «adorarán al Padre en espíritu y en verdad» [v.23]. Esta forma de adoración divina ha llegado con Jesús como un culto escatológico que es a su vez un culto cristológico, cuyo centro y esencia es definido por Jesús. La apertura vital al espacio abierto de la presencia de Dios ya no se debe concebir topográficamente. La nueva forma de culto pasa a ser trascendente en cuanto a la forma en que se realiza, dejando relegado el lugar de su desarrollo. Jesucristo vivo y resucitado ocupa ahora el lugar central de la Iglesia según la concepción del circulo joánico, el lugar de Dios ya no está atado singular y topográficamente a un solo lugar de culto. Es el culto eclesial ahora, donde «espíritu» y «verdad» designan el carácter fundamental del nuevo culto divino en virtud tanto de una adoración personal como así también comunitaria, como lo es en el caso de la celebración eucarística. Al proclamar la necesidad de adorar al Padre «en espíritu y en verdad» no se está excluyendo el culto y los ritos externos, ya que Jesús al mismo tiempo enseñó la importancia de acceder a los sacramentos (cf. Juan 3,5; 6,8ss; 20,22ss) [v.24].

la fe bíblica no necesita mediadores visuales, porque tenemos un Mediador vivo: Jesucristo hombre (1 Timoteo 2:5).

Existe una estrecha relación etimológica entre los términos «interceder» y «mediar», la praxis estriba en comprender el hecho de que el termino griego μεσίτης mesitês (1 Timoteo 2,5) se utiliza en las Sagradas Escrituras para describir la intervención de Cristo como Mediador y Reconciliador frente al Padre y Su Alianza (1Timoteo 2,5; Hebreos 8,6; Hebreos 9,15; Hebreos 12,24). Mientras que, si bien el Apóstol San Pablo para describir que la Ley del Antiguo Pacto tenía carácter bilateral, en el cual por una parte se encontraba Dios representado por los ángeles, no tiene inconveniente en aplicar el adjetivo a la persona de Moisés, quien hacía a su vez de «mediador» mesitês μεσίτης representando al Pueblo (Gálatas 3,20-21). Y aunque se trata de la Antigua Alianza ya concluida, si el Hagiógrafo hubiese tenido prejuicios al respecto, similares a los que presenta la impostura anticatólica, pudo haber empleado otro termino para aplicarlo sobre Moisés, como, por ejemplo; ἐντυγχάνω entunjáno el cual significa «interceder», «invocar», que, si bien también es utilizado para describir la intercesión de la divinidad (Romanos 8,26-27; Romanos 8,34; Hebreos 7,25), es usado además por San Pablo para describir la invocación o intercesión de Elías ante Yahvé en contra Israel (Romanos 11,2).

Si usted desea presentar una defensa seria, le invito a exponer su exégesis de Isaías 42:8 con base en el texto hebreo y su contexto profético.

No tiene sentido realizar un desarrollo exegético de tan solo un versículo, cuando resulta verificable que la presente perícopa (Isaías 42, 8-9) se trata de la conclusión del capítulo anterior, en donde se relata el «desafío a los ídolos» (cf. Isaías 41,21-24). Su dilema es etimológico respecto a los términos «imagen» e «ídolo», producto su impericia al momento de diferenciar sus raíces gramaticales de forma y significado. Es usted quien debe cumplir la premisa de presentar al menos un texto bíblico que proscriba el uso de imágenes representativas durante la liturgia.

Pero si su argumento se limita a juegos de palabras y apelaciones a la tradición, entonces no está defendiendo la verdad revelada, sino una construcción humana que Dios no respalda. Aquí lo estoy esperando con mi espada desenvainada.

Usted jamás logrará de evidenciar que los alegatos vertidos por mi persona, son supuestamente a una mera actividad recreativa, puesto a que su presente impiedad no forma parte de la realidad en que vivimos. Sus esfuerzos son vanos, desacertados y solo se limitan a intentar derribar con un florete forjado de cúmulos de dislates, “molinos de viento” que su mentalidad terrena ha ido levantando frente a sí mismo para obstruir el acceso a la verdad revelada, ya desde el momento mismo en que comenzó a ser arrastrado por todo viento de doctrina.
 
No tiene sentido realizar un desarrollo exegético de tan solo un versículo, cuando resulta verificable que la presente perícopa (Isaías 42, 8-9) se trata de la conclusión del capítulo anterior, en donde se relata el «desafío a los ídolos» (cf. Isaías 41,21-24). Su dilema es etimológico respecto a los términos «imagen» e «ídolo», producto su impericia al momento de diferenciar sus raíces gramaticales de forma y significado. Es usted quien debe cumplir la premisa de presentar al menos un texto bíblico que proscriba el uso de imágenes representativas durante la liturgia.

Ciudadano católico romano, usted ha optado por una retórica altisonante y evasiva, sin entrar en el análisis exegético solicitado. Su respuesta, aunque adornada con lenguaje florido, elude el texto hebreo de Isaías 42:8, y recurre a descalificaciones personales en lugar de argumentos bíblicos.

El texto hebreo es claro y exclusivo:


אָנֹכִי יְהוָה הוּא שְׁמִי וּכְבוֹדִי לְאַחֵר לֹא־אֶתֵּן וּתְהִלָּתִי לַפְּסִילִים׃
“Yo soy YHWH, ese es mi nombre; y mi gloria no la daré a otro, ni mi alabanza a imágenes talladas.”

El término "פְּסִילִים" (pesilim) proviene de la raíz pasal, que significa tallar o esculpir, y se refiere inequívocamente a imágenes hechas por manos humanas.

No hay ambigüedad etimológica aquí: el texto condena dar gloria o alabanza a representaciones materiales, sean llamadas “ídolos” o “imágenes” que es la perversión abominable propia del catolicismo romano, como una de las causales para ser arrojado al lago que arde con fuego y azufre, aquí está el texto:

Apo 21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros,
los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Ustedes mienten al enseñar el culto a la reina del cielo.

Ustedes mienten al enseñar la existencia del Purgatorio.

Ustedes mienten al reemplazar la Autoridad de la Biblia por su magisterio católico romano.

El contexto profético refuerza la exclusividad de Dios


Isaías 41:21–24 presenta un desafío directo a los ídolos, exigiendo que demuestren poder o conocimiento.

El argumento culmina en Isaías 42:8, donde Dios declara que no comparte su gloria con nada ni nadie, mucho menos con objetos de culto.

El contexto no debilita el versículo: lo fortalece.

El Espíritu Santo glorifica a Cristo, no a imágenes


Juan 16:14–15 enseña que el Espíritu glorifica al Hijo, no a representaciones materiales. La liturgia que introduce imágenes como mediadoras visuales desplaza al Espíritu Santo y oscurece la centralidad de Cristo como único mediador (1 Tim. 2:5).

Ustedes mienten y engañan al practicar esta clase de liturgia idolátrica.

Finalmente, y para que se la cale de una vez por todas, no luchamos contra molinos de viento, sino contra fortalezas doctrinales.


Su alusión a “molinos de viento” revela una confusión entre fantasía y discernimiento espiritual.

No estamos luchando contra ilusiones, sino contra argumentos que se levantan contra el conocimiento de Dios (2 Cor. 10:4–5).

Y lo hacemos con la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (Ef. 6:17), no con floretes de retórica.

ASÍ QUE QUEDA RESPONSABLE DELANTE DE CRISTO (Ro.2:16).