Pero el formato de tus respuestas es idéntico a los de la IA; el año pasado pensabas por ti mismo.
Y lo que quiero darte a entender, es que la gracia de Dios no tiene porque estar sujeta al libre albedrío, o a la ley como, si no fuese independiente de tales conceptos, sino su esclava.
La soberana gracia de Dios está por encima de los conceptos surgidos después de la Creación (2Tim.1:9).
Nosotros recibimos la gracia de Dios sin ningún costo, porque ya fue paga por Cristo (1P.1:18-20).
No se trata del esfuerzo humano para cumplir lo que Dios estableció en Sinaí, este método ya fue probado y ninguno salió justificado por la obediencia a este sistema jurídico.
La biblia es muy clara acerca de aquellos que recibieron la gracia de Dios, no conforme a su conducta, a su testimonio, que, a decir verdad, era desastroso.
Un asesino lujurioso, que contó con la complicidad de la mujer del occiso, que a sabiendas que era vecina del rey, salía al patio por las tardes, para bañarse desnuda y así fue tropiezo de David.
No solo mató a Urías, su esposo, sino que a Betsabé hizo su mujer, algo que desagradó a Dios, y sin embargo fue llamado como uno "conforme al corazón de Dios".
Una iglesia primitiva cuyo líder fue uno que maldijo tres veces al Señor jurando que nunca había conocido a Jesús.
Otro asesino que se complacía con la muerte de los discípulos de Cristo, y que respirando amenazas de muerto iba al frente de un operativo en Damasco para hacer una redada de cristianos.
De tal manera amó Dios al mundo, (en este amor están incluidos esta clase de personajes, y también este servidor de Cristo, y hasta usted mismo) que dio a su Hijo Unigénito, esto significa que la gracia no fue gratis para Dios impidiendo de este modo a la criatura cualquier alegato, cualquier cuestionamiento acerca de su justicia, porque nosotros cometimos los pecados pero el castigo lo recibió su Hijo.
Con este hecho le calla la boca a todo defensor del libre albedrío, a todo menospreciador de la Gracia de Dios, que por lo visto no ama a Cristo como más sublime que el mismo cielo.
La IA no puede llegar a este punto de inflexión en nuestra vida cristiana, porque se precisa del Espíritu Santo para lograrlo y la máquina de inteligencia no tiene espíritu, es como una computadora, solo recibe datos, los procesa y los expulsa, pero no los discierne espiritualmente, ambas cosas son como el hombre natural.