Pero antes de todo esto el le dió vida a un segundo hombre, un nuevo Adán, Jesucristo.Hemos vuelto a la vida, él nos dio vida, vivíamos muertos en delitos y pecados...
Todo empieza por acá.
No empieza por nuestra salvación sino por la venida en carne del Verbo.
Hay que entender la verdadera correlación de todos estos eventos aunque en la atemporalidad parezca que están todos en una misma línea.
Entonces la depravación total del hombre Dios la resuelve recreando una humanidad nueva sin mancha ni pecado.
Y es así como en la verdadera cronología de los sucesos:
1. Dios crea al hombre libre...
Génesis 1-2: El hombre (Adán) es creado con la capacidad de obedecer o desobedecer. Se le da libertad para actuar; no es autómata. El plan original es que viva para siempre en comunión con Dios.
2. El hombre se pierde y debe morir bajo el justo juicio de Dios...
Génesis 3: Adán desobedece, trayendo la corrupción y la condena de muerte (Gn 2:17). Así, toda su descendencia queda arrastrada en esa caída (Romanos 5:12). Esta muerte es un veredicto justo, resultado del pecado.
3. Con todo Dios determina salvar al hombre perdido por amor...
Juan 3:16: Pese a la rebeldía humana, Dios en su amor decide proporcionar una vía de salvación. No quiere aniquilar al hombre por el pecado, sino rescatarlo del poder de la muerte y el pecado (Ezequiel 18:23, 2 Pedro 3:9).
4. El Verbo se hace carne para nacer bajo la ley... Un nuevo hombre sin la herencia Adámica.
Juan 1:14: Para resolver la corrupción heredada de Adán, Dios crea directamente una nueva humanidad que será asumida por el mismo Verbo venido en carne, sin participar de la corrupción de Adán. Este hombre nuevo no nace de la “sola carne” (hombre+mujer), sino que es engendrado por Dios de manera directa por un acto divino: “el Verbo se hizo carne”.
Así, surge el “segundo hombre” (1 Cor. 15:47), el postrer Adán, sin defecto ni pecado original.
5. Este Verbo hecho carne obedece en todo al Padre y alcanza justicia humana en sus propias OBRAS...
He aquí que vengo o Dios a OBRAR tu voluntad...
Gálatas 4:4: Jesús nace bajo la Ley, la cual cumple sin fallar (Mateo 5:17-18).
Romanos 8:3-4: Dios, enviando a su Hijo “en semejanza de carne de pecado” pero sin el pecado, condena el pecado en la carne.
En toda su vida terrenal, Jesús debe aprender la obediencia y obedecer al Padre plenamente (Hebreos 4:15), alcanzando al ser muerto una justicia humana perfecta.
6. La criatura se reconcilia con su creador en la persona de Cristo...
2 Corintios 5:19: “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo”. La unión hombre-Dios se logra en la persona de Jesucristo. El hombre caído nada tiene que ver con todo esto ni participa en lo más mínimo. Esta reconciliación surge a partir de Jesucristo como hombre real y verdadero, perfecto, sin mancha, ni corrupción alguna ni pecado.
Una nueva humanidad que al mismo tiempo, es Dios mismo (Juan 1:1,14).
7. Cristo es muerto como el cordero de Dios para quitar el pecado del mundo...
Juan 1:29: Jesús es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Hebreos 9:26-28: Ofrece un sacrificio perfecto, no por su propio pecado (no tiene), sino como sustituto.
Romanos 6:10: Muere al pecado de forma total y absoluta.
8. Dios lo resucita de la muerte venciéndola definitivamente...
Como este hombre es muerto injustamente, porque la muerte en sí es la paga por el pecado y no había pecado en él, Dios debe resucitarle.
Hechos 2:24: “Dios le levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.”
Puesto que Cristo no tiene pecado, la muerte no tiene derecho sobre él (Romanos 6:9).
Su resurrección es la victoria definitiva sobre la muerte (1 Cor. 15:54-57).
9. Ahora Dios necesita, para salvar nuestras almas, interponer nuestra propia muerte para desengancharnos de Adán y de su naturaleza corrompida y engendrarnos como nuevas criaturas en la nueva humanidad del postrer Adán.
Y este punto es esencial:
Romanos 6:3-7: Somos bautizados en la muerte de Cristo, “sepultados” con Él. Morimos realmente al viejo hombre (Adán).
Romanos 7:4: Morimos a la Ley “mediante el cuerpo de Cristo” para pertenecer a otro.
2 Corintios 5:17: Así nacemos a una nueva creación EN la resurrección de Cristo.
Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado… ya no vivo yo.” El traspaso de Adán a Cristo ocurre mediando la muerte real en la carne de Cristo y un nuevo nacimiento en SU resurrección.