
EL AMOR DE CRISTO NOS CONSTRIÑE
1. ¿Cómo en su sangre pudo haber
tanta ventura para mí,
si yo sus penas agravé
y de su muerte causa fui?
¿Hay maravilla cual su amor,
morir por mí con tal dolor?
¿Hay maravilla cual su amor,
morir por mí con tal dolor?
Las almas de los santos del Antiguo Testamento se hallaban cautivas en el Hades, bajo el poder del Emperador de la muerte, esto es, el diablo (Heb.2:14).
La razón judicial por la cual el diablo las reclamaba como de su propiedad, fue la ineficacia de la sangre de los sacrificios, leemos:
Heb 10:4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
Esto significa que las almas de los santos en el Hades, quedaron a la espera de su purificación a efectuarse en la Obra de la Redención. El apóstol nos dice:
Heb 10:14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Los santos del AT estaban cautivos en el Hades debido a la imperfección de los sacrificios cuya sangre no tenía poder para la limpieza de los pecados, pero fueron santificados.
Es la misma situación de la Iglesia en nuestros días, leemos:
Jua_17:19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
Al igual que ellos, nosotros gozamos de una santificación posicional en Cristo.
¿Por qué?
Porque el alcance de la Obra de la Redención no tiene límites… leemos sobre la abundancia de su Gracia y el don de la Justicia de Dios (2Cor.5:21).
Rom 5:18 Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Rom 5:19 Porque, así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
La muerte de Cristo tiene una eficacia tan completa y universal como el pecado de Adán.
Si aquel pecado de Adán introdujo la muerte en el mundo, y todos nuestros males, así la Obra de la Redención, trajo la reconciliación del mundo y la justificación de vida a todos los hombres hasta allí donde la transgresión les trajo condenación.
De manera que el peso de la Cruz, no se igualó con el peso del Pecado que allí, en el Altar de la Cruz, el Señor cargó.
1. Cargó todos los pecados de los santos del AT que estaban cautivos en el Hades, estaba santificados posicionalmente, pero no purificados debido a la ineficacia de la sangre de los sacrificios.
2. Cargó todos los pecados de la generación presente en el día de su muerte, de tal manera que sí se arrepentían serían salvos, como ocurrió con el que estaba crucificado a su lado:
- “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”-
La respuesta del Señor:
“HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”
3. Cargó con todos los pecados de las generaciones futuras que habrían de creer en él por medio del evangelio de la gracia de Dios en esta edad de la Iglesia y por medio del evangelio del reino en la Gran Tribulación (Mt.24:14).
Aquella promesa de la futura restauración de su pueblo, leemos:
Isa 49:24 ¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano?
Isa 49:25 Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.
… la contemplamos cuando el Señor desciende al Hades (Hch.2:27), pero no lo hace en debilidad, pues habiendo sido justificado en Espíritu, toda potestad le fue devuelta en el cielo y en la tierra en su nueva condición de Hijo del Hombre.
El botín (las almas de los cautivos) fue arrebatado al tirano… su pleito Cristo lo ganó en el Altar de la Cruz, su sangre preciosa los había limpiado de todo pecado y los traslada al cielo:
Efe 4:8 Por lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,
Y dio dones a los hombres.
Oh apreciado pueblo del Señor, al contemplar los símbolos puestos sobre la mesa, el Pan y la Copa con su contenido de vino, discernimos el altísimo precio pagado por nuestra libertad.
Cual vestidura regia la sangre cubre al Salvador, triunfó sobre el poder del pecado, la ley. Triunfó sobre el emperador de la muerte, el diablo. Triunfo sobre la misma muerte porque la paga del pecado es muerte, y quienes debíamos estar allí crucificados éramos nosotros, viles y miserables pecadores, nuestros pecados fueron la causa de su muerte.
La muerte perdió todo su poder allí:
Ose_13:14 De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol; la compasión será escondida de mi vista.
La muerte fue vencida por UNO mas fuerte, Jesús jamás hizo pecado ni hubo engaño en sus labios.
Lo estamos esperando, el Señor dijo: “Ciertamente, vengo en breve”
Y la Iglesia de Cristo responde:
Ven, Señor Jesús.
3. Nada retiene al descender
sino su amor y deidad.
Todo lo entrega: gloria, prez,
corona, trono, majestad.
Ver redimidos es su afán,
los tristes hijos de Adán.
Ver redimidos es su afán,
los tristes hijos de Adán.