¿Que piensan del DISPENSACIONALISMO? ¿Es HEREJÍA... SÍ o NO?

¿Que piensan del DISPENSACIONALISMO? ¿Es HEREJÍA... SÍ o NO?


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LAS PROMESAS DE DIOS

Primera Parte

La norma general que constantemente hemos procurado seguir durante los últimos once
años[1] ha sido (con la ayuda de Dios) la de procurar la edificación de nuestros lectores
cristianos. Por esto es que nos hemos esforzado por establecer un ministerio
constructivo y equilibrado. Los venenos no alimentan, y tampoco la refutación del error
es de edificación al alma. Muy de vez en cuando nos hemos apartado de nuestra norma,
y eso, muy en contra de nuestras inclinaciones espirituales, porque sabemos muy bien
lo difícil que es manejar esta área sin salir afectado por ello.
Pero en poco más de una ocasión nos hemos visto forzados a levantar nuestras voces y a
sonar la alarma. Y una vez más nos sentimos constreñidos a hacerlo así. Cuando Pablo
estaba en Atenas y vio a la ciudad entera dada a la idolatría “su espíritu se enardecía
dentro suyo,” y cuando vemos el manejo insensato e irreverente que de la Palabra de
Dios hacen los llamados maestros de “la verdad dispensacional,” y atestiguamos los
efectos adversos (perniciosos) que produjo en las mentes y en las vidas de muchos,
somos movidos por lo que es, y confiamos que lo es, una indignación santa.

No es nuestro objetivo tratar en serie los varios postulados de esta escuela de
interpretación profética moderna, ni tampoco examinar en detalle las salvajes
conclusiones que han sido extraídas a partir de postulados tan endebles. Ni tampoco
tenemos expectativas de volver del error de su camino a ninguno de los actuales líderes
de este sistema que cada vez se vuelve más popular. En ninguna manera, pues no
habremos de malgastar el valioso tiempo en ellos, por cuanto es nuestra firme
convicción que Dios los ha entregado a un espíritu engañoso. Si el Señor lo permite,
esperamos poder tratar con algunos otros aspectos de esta “falsa enseñanza [doctrina]”
en publicaciones posteriores, pero de momento centraremos nuestra atención en un
terrible mal por ella concebido, a saber, el robarle (privarle) a los hijos de Dios muchas
de las “preciosas y grandísimas promesas” que les han sido dadas.

No somos ignorantes en cuanto a las sutiles distinciones que han sido formuladas por los
enseñadores previamente mencionados entre lo que es la interpretación y la aplicación
de las Escrituras, ni tampoco ignoramos su tan repetido slogan que dice “Toda la
Escritura es para nosotros, pero no toda está dirigida a nosotros, ni toda trata sobre
nosotros.” Cualquiera sea lo que se piense de esta declaración, queda claro, y no puede
negarse, que hay ahora decenas de miles en Gran Bretaña y en U.S.A. que dicen de
grandes porciones de la Palabra de Dios, “Esto no es para mí; esto pertenece a los judíos;
no tiene nada que ver con la dispensación presente, sino que le concierne a aquellos que

[1] El autor se refiere a la publicación de su revista mensual “Studies in the Scriptures”

estarán en la tierra durante la gran tribulación o durante el milenio.” Y así sus almas son
privadas del presente valor de mucho de lo cual Dios mismo ha dicho que nos es “útil” (2
Tim. 3:16).

Puede que algunos de nuestros lectores se asombren cuando les decimos que este acto
de confinar gran parte de la Palabra de Dios a los judíos es una antigua mentira del diablo
ahora disfrazada bajo un nuevo atuendo. Con todo, es así. Nadie debería sorprenderse
por esta noticia, por cuanto la Escritura misma declara que “nada hay nuevo debajo del
sol” (Ecl.1:9). Hace doscientos cincuenta años atrás, en su obra “La doctrina de la
perseverancia de los santos explicada y confirmada,” J. Owen escribió, “Muchos han
hecho grandes esfuerzos por robarle a los creyentes el consuelo que les fue destinado en
las promesas evangélicas del Antiguo Testamento, afirmando que las mismas fueron
hechas únicamente para los judíos, y que por eso ya no nos conciernen y no tenemos
que prestarles atención.” Hace unos trescientos años atrás, cuando los Treinta y nueve
Artículos de la Iglesia de Inglaterra (la “Iglesia Episcopal”) fueron desarrollados, el
séptimo decía: “El Antiguo Testamento no es contrario al Nuevo, dado que tanto en el
Antiguo como en el Nuevo Testamento Cristo ofrece la vida eterna a la Humanidad, y
Él es el único Mediador entre Dios y el Hombre, siendo al mismo tiempo tanto Dios
como Hombre. Por lo cual no debe escucharse a aquellos que dicen que los antiguos
Padres [los santos del A.T] sólo se preocuparon por las promesas transitorias.”

Hace unos cuatrocientos años atrás Calvino, en su “Institución,” comenzó su capítulo
“Semejanza entre el Antiguo y el Nuevo Testamento” diciendo: “Por lo que hasta aquí
hemos tratado, resulta claramente que todos aquellos a quienes Dios ha querido asociar
a su pueblo han sido unidos a Él en las mismas condiciones y con el mismo vínculo y
clase de doctrina con que lo estamos nosotros en el día de hoy. Mas como interesa no
poco que esta verdad quede bien establecida, expondré también de qué manera los
patriarcas han sido partícipes de la misma herencia que nosotros, y han esperado la
misma salvación que nosotros por la gracia de un mismo Mediador, aunque su condición
fue muy distinta de la nuestra. Si bien los testimonios de la Ley y de los Profetas que
hemos recogido en confirmación de esto, demuestran claramente que jamás hubo en el
pueblo de Dios otra regla de religión y piedad que la que nosotros tenemos, sin
embargo, como los doctores eclesiásticos tratan muchas veces de la diferencia entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento - lo cual podría suscitar escrúpulos entre algunos
lectores no muy avisados - me ha parecido muy conveniente tratar más en particular
este punto, para que quede bien aclarado. Y además, lo que ya de por sí era muy útil se
convierte en una necesidad por la importunidad de ese monstruo de Servet, y de algunos
exaltados anabaptistas, que no hacen más caso del pueblo de Israel que de una manada
de puercos, y piensan que nuestro Señor no ha querido sino cebarlos en la tierra sin
esperanza alguna de la inmortalidad celeste.”

Una declaración llana de la Santa Palabra es de mucho más infinito valor que todos los
huecos razonamientos de hombres carnales. Gran declaración concerniente a las
promesas de Dios tenemos en 2 Corintios 1:20: “porque todas las promesas de Dios son
en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” La línea de
pensamiento en el contexto se sigue fácilmente. Primero, el Apóstol tenía la intención
de darles a los Corintos una segunda visita (vs.15-16), pero había sido
providencialmente estorbado (vs.8-10). Segundo, sabiendo que sus enemigos estaban
dispuestos a usar su retraso para mofársele diciendo que era un ignorante en el Señor y
un inconstante en la tarea de preservar Su Palabra, el Apóstol se anticipa a éste ataque
(vs.17-18) – había razones divinas por las cuales Pablo había retrasado su viaje
prometido. Tercero, ya sea que eso dejara satisfecho o no a los corintos, no podía
negarse que no hubo incertidumbre alguna en su predicación: había proclamado a
Jesucristo en medio de ellos de manera llana y positiva (v.19).

Habiéndoles recordado a los Corintos que el mensaje que les había predicado en su
primera visita era invariable y constante (2.Cor.1:19), el Apóstol ahora da prueba de su
aserción: Cristo era el sumun y la sustancia de su predicación: no sabía nada entre ellos
sino solo a Jesucristo y a éste crucificado (cf. 1 Cor.2:2), y como Cristo mismo es
siempre “sí” o inmutable, de ahí que su mensaje era siempre “sí” o el mismo. La forma
en la que ahora él proporciona prueba de esto es afirmando: “porque todas las promesas
de Dios son en él [viz. Cristo] Sí, y en él (Cristo) Amén, por medio de nosotros, para la
gloria de Dios”: por tanto Cristo no puede ser “sí y no.” El significado de 2 Corintios
1:20 llanamente es: - Las promesas que Dios le ha dado a Su pueblo son absolutamente
confiables, porque les fueron hechas en Cristo; son absolutamente ciertas (efectivas) en
su cumplimiento, por cuanto son alcanzadas (consumadas) en Él.

1. Dado que la caída alienó a la criatura del Creador, no podía existir relación alguna
entre Dios y el hombre a no ser por una promesa de Su parte. Nadie puede reclamar
nada de la Majestad en las alturas sin una orden de Él mismo, ni la conciencia podría
quedar satisfecha a no ser que posea una concesión divina para cualquier bien que
esperamos de Él.

2. Dios ha dirigido a Su pueblo mediante Sus promesas durante todas las edades, a fin
de que puedan ejercer fe, esperanza, suplicas, y dependencia de Él. Dios nos ha dado
promesas para probar si confiamos o no en Él.

3. El fundamento de las promesas es Dios-hombre Mediador, Jesucristo, por cuanto no
podía haber relación alguna entre Dios y nosotros sino solo a través del Árbitro
escogido. Cristo debe recibir todo bien para nosotros, y nosotros recibirlo de
segunda mano de Él. De ahí que “todas las promesas de Dios son en él (Cristo) Sí, y
en él Amén”

4. Que los cristianos siempre cuiden de no contemplar ninguna de las promesas de Dios
separadamente de Cristo. Sea lo que fuere la cosa prometida, la bendición deseada,
sea temporal o espiritual, no podemos ni legítima ni realmente disfrutarla sino solo
en y a través de Cristo. Por eso el apóstol les recordó a los Gálatas, “Ahora bien, a
Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes,
como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.”
(Gál 3:16) – citando a Génesis 12:3, Pablo no estaba demostrando, sino afirmando
que las promesas de Dios hechas a Abraham no contemplaban a toda su descendencia
carnal (natural), sino solamente a aquellos quienes eran de su simiente espiritual, los
unidos a Cristo. Todas las promesas de Dios a los creyentes son hechas en Cristo, el
Fiador del pacto eterno, y son conferidas desde Él a nosotros – tanto las promesas
en sí mismas como las cosas prometidas. “Y esta [incluyendo todo] es la promesa que
él nos hizo, la vida eterna” (1 Juan 2:25). Y como 1 Juan 5:11 nos dice, “esta vida
está en Su Hijo” – así también la gracia, y todos los otros beneficios. “Si leo cualquiera
de las promesas, encuentro que todas y cada una contienen a Cristo en su seno, a Él
mismo siendo la gran Promesa de la Biblia. A Él fueron hechas todas primero; de Él
proviene toda la eficacia, dulzura, valor, e importancia de ellas; por Él son traídas y
hechas perfectamente claras al corazón; y en Él son todas ellas sí, y amén.” (R.
Hawker, 1810)

5. Dado que todas las promesas de Dios son hechas en Cristo, claramente se sigue que
ninguna de ellas es aplicable a quien esté fuera de Cristo, por cuanto estar fuera de
Él es estar fuera del favor de Dios. Dios no puede mirar a la tal persona sino solo
como un objeto de Su ira, como combustible para Su venganza; no hay esperanza
alguna para ningún hombre mientras que éste no se halle en Cristo. Pero podría
preguntarse, ¿Dios no concede nada bueno a aquellos que están fuera de Cristo,
cuando envía su lluvia sobre los injustos, y llena el vientre de los impíos con cosas
buenas (Sal 17:14)? Sí, indudablemente lo hace. Entonces, ¿no son aquellas gracias
temporales, bendiciones? Ciertamente no: muy lejos está de ello. Como Él dice en
Malaquías 2:2, “maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no
os habéis decidido de corazón.” (cf. Deuteronomio 28:15-20). Para el impío, las
gracias temporales de Dios son como comida dada a los bueyes: no hacen más que
“prepararlos para el día de la matanza” (Jeremías 12:3; cf. Santiago 5:5).

Habiendo presentado por encima un breve esbozo sobre el tema de las promesas
Divinas, permítasenos observar cuidadosamente el hecho de que 2 Corintios 1:20
plenamente (llanamente) afirma, “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y
en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” Cuan inefablemente
bendito es esto para el humilde hijo de Dios – mas aún, un misterio escondido para
aquellos que son sabios en su propia arrogancia. “El que no escatimó ni a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas
las cosas?” (Rom.8:32). Las promesas de Dios son varias, relacionadas tanto a esta
vida como a la que habrá de venir; concernientes tanto a nuestro bien temporal como
el espiritual; supliendo tanto las necesidades del cuerpo como las del alma; pero,
cualquiera sea su carácter, ninguna de ellas puede aprovecharnos a no ser por, a
través, y por medio de Aquel que murió por nosotros.

“Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu” (2.Cor.7:1). ¿Qué promesas? Las mencionadas
en los versículos finales del capítulo precedente. Ahí leemos: “¿Y qué acuerdo hay
entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios
viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán
mi pueblo” (2.Cor.6:16). ¿Y en donde Dios había dicho eso? Remontémonos a
Levítico 26:12, “y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi
pueblo
.” ¡Esa promesa fue hecha a la nación de Israel en los días de Moisés! Y otra vez
leemos, “Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no
toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me
seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2 Cor.6:17-18). Palabras que
claramente se refieren a Jeremías 31:9 y Oseas 1:9-10.

Obsérvese ahora especialmente lo que el Espíritu Santo dice acerca de las promesas
del Antiguo Testamento por medio de Pablo. Primero, dice a los santos del Nuevo
Testamento “puesto que tenemos tales promesas” (2 Cor.7:1). Declara que aquellas
antiguas promesas les pertenecen: que las mismas son de su interés personal y
derecho; que son herederos de ellas no únicamente en esperanza, sino también en
poder (de facto) – suyas para hacer completo uso de ellas, para alimentarse y gozarse,
para deleitarse en ellas dándole gracias a Dios. Desde que Cristo mismo es nuestro,
todas las cosas son nuestras (1 Cor.3:22-23). Oh, lector cristiano, no permitas que
ningún hombre, bajo los pretextos de “dividir correctamente la palabra,” te desligue
de ellas, y te robe las “preciosas y grandísimas promesas” de tu Padre. Si él se
contenta con confinarse a unas pocas epístolas del N.T, deja que así lo haga – esa es
su pérdida. Pero no le permitas confinarte a tan estrecho alcance.

Otro pasaje ocupará nuestra atención y cerraremos esta sección. Escribiendo a los
santos del A.T el Apóstol Pablo fue movido por el Espíritu Santo a decir: “Sean
vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No
te desampararé, ni te dejaré” (Heb.13:5) ¿Y a quien supones que fue dada esta bendita
promesa en primera instancia? A Josué – cf. Josué 1:5. Bien dijo John Owen
(siguiendo su referencia a los ladrones religiosos de su tiempo, que pretendían
robarles a los creyentes el consuelo dirigido a ellos en las promesas evangélicas del
A.T) al respecto:

“Si ésta declaración (Heb.13:5) fuese admitida, puedo decir que no sé de
ninguna otra promesa sobre la cual se pudiera caer tan evidentemente bajo su
poder que la que estamos considerando ahora. Fue hecha a una persona en
particular, y en una ocasión particular; fue hecha a un general, a un capitán de
ejércitos, respecto a las grandes guerras que debía emprender bajo el mandato
especial de Dios. ¿No podría un creyente hambriento y pobre decir con toda
razón -¿y qué es esto para mí? No soy el general de ningún ejército, ni tengo guerras
que emprender bajo el mandato de Dios, la virtud de esta promesa sin lugar a dudas
expiró con la conquista de Canaán, y murió con aquel a quien le fue hecha
[2]-? A fin de
manifestar la semejanza de amor que existe en todas las promesas – con su
fundamento en el único Mediador, y el interés general de los creyentes en
cada una de ellas, independientemente de cómo y en qué ocasión le hayan sido
dadas a alguien – esta promesa a Josué está aquí aplicada a la condición de los
más débiles, insignificantes, y pobres de entre los santos: a todos y a cada uno
de ellos, sea cual fuere su caso y condición. E indudablemente, los creyentes
no son escasos[3] en sí mismos, y en sus consolaciones, más de lo cerca que
puedan estar de estas palabras de verdad, de gracia y de fidelidad, que en
diversas ocasiones y en períodos distintos habían sido dadas a los santos de
antaño – incluso a Abraham, Isaac, Jacob, David, y demás de ellos, quienes
caminaron juntamente con Dios en sus generaciones. Estas cosas, de manera
especial, están registradas (escritas) para nuestra consolación, ´a fin de que por
la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza´
(Rom.15:4).”

Ahora el Espíritu Santo, conociendo la flaqueza de nuestra fe, y sabiendo cuan
propensos somos a magullarnos por cerrarnos a las promesas, e incapaces de
mixturarnos con la fe al menor desanimo surgido (y por cierto, ésta frase que sigue
no es una causa menor de desánimo: -las promesas no fueron hechas a nosotros, sino
que son para otros, y solo ellos pueden cosechar la dulzura de ellas; Dios les será fiel
en esas promesas, aunque nosotros jamás disfrutemos de sus bendiciones-), toma a
los creyentes por la mano y los lleva a realizar con confianza y valentía las mismas
conclusiones, y a tomar las mismas promesas, como lo hizo David en la antigüedad

[2] Bastardilla agregada.
[3] Carentes

bajo las tantas agraciadas promesas que había recibido de la presencia de Dios con él;
“de manera (dice él, bajo la realidad de esta promesa) que podemos decir
confiadamente (quedando excluida la incredulidad): el Señor es mi ayudador.” Esta
es una conclusión de fe: por cuanto Dios dijo a Josué, un creyente, “no te
desampararé, ni te dejaré” – aunque haya sido en una ocasión particular, y en relación
a un cargo puntual – cada creyente puede decir confiadamente, “el Señor es mi
ayudador.”
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

El AUTOR de ESTE TEXTO AFIRMA que DIOS HA ENTREGADO a los DISPENSACIONALISTAS a un ESPÍRITU ENGAÑOSO (2 Tesalonicenses 2:10-12)... ¡DEBERÍAN REFLEXIONAR ESTAS PERSONAS... CUAL ES la RAZÓN POR la CUAL... DIOS LES HA ENTREGADO a un ESPÍRITU de MENTIRA que LES CIEGA y LES IMPIDE VER la LUZ y la VERDAD... LLEVÁNDOLES a la PERDICIÓN (1 Corintios 15:1-2)!

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

El CONTEXTO HABLA de UN ÁRBOL (y NO de JESUCRISTO)... CONCRETAMENTE de un OLIVO... ASÍ que RESULTA CURIOSO que TÚ que CRITICAS que NO ESTÁ ESCRITO lo que TESTIFICO... TÚ AFIRMES que JESUCRISTO ES el TRONCO... CUANDO ESO... AUNQUE ES VERDAD (pues CRISTO ES la CABEZA del VERDADERO ISRAEL)... NO ESTÁ ESCRITO en el TEXTO que COMENTÉ.

SI ERES INCAPAZ de ENTENDER que PABLO ESTÁ IDENTIFICANDO a ISRAEL con el BUEN OLIVO en Romanos 11... ESTÁ DE SOBRA que SIGAMOS HABLANDO... porque SI NO PUEDES ENTENDER una VERDAD SIMPLE y SENCILLA de ENTENDER... MUCHO MENOS ENTENDERÁS COSAS ESPIRITUALES que ESTÁN MÁS ESCONDIDAS en AQUELLO que EXPLICAN las ESCRITURAS (1 Corintios 2:14).

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad

Me extrama hermano que no sepas Esto

Como pueden see

Quien Es la vid verdadera?? Quietness son Los Pampans quienes on las Ramas ?


Quiet es el vastago de isai?

Israel o Jesucristo??
 
Última edición:
No lo digo yo sino que lo he visto y oído que han sido bendecidos por Jesucristo por creer en el dispensionalismo, como lo que no creen en él, entonces debo considerar que no es una herejía.

Herejía; idea o conjunto de ideas religiosas contrarias a los dogmas de una doctrina religiosa .

Y no hay una idea clara en la Biblia sobre las escatologías que contradigan la Palabra de Dios .
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

EL DOGMA de las DOCTRINAS CRISTIANAS ESTÁN ESCRITAS en la BIBLIA... y AQUÍ VENIMOS DEMOSTRANDO que las DOCTRINAS DISPENSACIONALISTA SON CONTRARIAS al TESTIMONIO del ESPÍRITU SANTO en la BIBLIA... ¡Y ESO ES HEREJÍA que HACE que SE PIERDAN los que CREEN y PREDICAN la MENTIRA!

1 Corintios 15:1-2
Además os declaro, hermanos, EL EVANGELIO QUE OS HE PREDICADO, el cual también recibisteis, EN EL CUAL TAMBIÉN PERSEVERÁIS; por el cual asimismo, SI RETENÉIS LA PALABRA QUE OS HE PREDICADO, SOIS SALVOS, SI NO CREÍSTEIS EN VANO.

EL ESPÍRITU SANTO TESTIFICA que DIOS SÓLO TIENE un PUEBLO en CRISTO JESÚS... el VERDADERO ISRAEL... COMPUESTO de JUDÍOS + GENTILES de TODO el MUNDO que SON HEREDEROS de las PROMESAS que DIOS LE HIZO a ABRAHAM en CRISTO JESÚS... y el DISPENSACIONALISMO... ¡NIEGA ESTO... LO CUAL ES HEREJÍA!

EL ESPÍRITU SANTO TESTIFICA que la SEGUNDA VENIDA de JESUCRISTO SERÁ DESPUÉS de la GRAN TRIBULACIÓN y que los SANTOS ESCOGIDOS de DIOS SERÁN PERSEGUIDOS y MUCHOS MUERTOS por el ANTICRISTO por NO QUERER SER MARCADOS con su MARCA... y los DISPENSACIONALISTAS... ¡NIEGAN ESTO... LO CUAL ES HEREJÍA!

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
de otro modo terminamos también negando la inmortalidad por el simple hecho de que Platón también creía en ello...

No todo ser humano tendrá inmortalidad. Los incrédulos que rechazen a Cristo, MORIRÁN ETERNAMENTE:

Juan 11:26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Luis Alberto42
 
Quiet es el vast ago de isai?

Israel o Jesucristo??
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

NO TE VAYAS por las RAMAS... porque SI NO NOS PODEMOS PONER de ACUERDO en la VERDAD SIMPLE y SENCILLA que EXPLICA PABLO en Romanos 11 de que ISRAEL ES el BUEN OLIVO del que HABLA... CUANDO LO DICE con TODA CLARIDAD... al HABLAR de ISRAEL en el CONTEXTO que CITÉ... ES INÚTIL que SIGAMOS HABLANDO... pues ME PARECE que NO QUIERES ACEPTAR lo que ESTÁ ESCRITO... y ENTONCES... NO ME INTERESA SEGUIR una CONVERSACIÓN con ALGUIEN que NO QUIERE ENCONTRARSE con la VERDAD.

Romanos 11:7
¿Qué pues? LO QUE BUSCABA ISRAEL, NO LO HA ALCANZADO; PERO LOS ESCOGIDOS SÍ LO HAN ALCANZADO, Y LOS DEMÁS FUERON ENDURECIDOS;

¿QUIÉN ES el VERDADERO ISRAEL... los JUDÍOS en la CARNE... que NO ALCANZAN las PROMESAS que DIOS LE DIO a ABRAHAM y a ISRAEL... o LOS ESCOGIDOS JUDÍOS + GENTILES de TODO el MUNDO que SON los VERDADEROS DESCENDIENTES de ABRAHAM...o el VERDADERO ISRAEL?

Gálatas 3:7-9
Sabed, por tanto, QUE LOS QUE SON DE FE, ÉSTOS SON HIJOS DE ABRAHAM.
Y la Escritura, PREVIENDO QUE DIOS HABÍA DE JUSTIFICAR POR LA FE A LOS GENTILES, DIO DE ANTEMANO LA BUENA NUEVA A ABRAHAM, DICIENDO: EN TI SERÁN BENDITAS TODAS LAS NACIONES.
De modo que LOS DE LA FE SON BENDECIDOS CON EL CREYENTE ABRAHAM.

Y RESPECTO a que ISRAEL ES el BUEN OLIVO de DIOS... PONGO lo SIGUIENTE... para los que TIENEN OJOS para VER... y OÍDOS para OÍR.

¿SI en Romanos 11... los JUDÍOS SON las RAMAS NATURALES del BUEN OLIVO... y los GENTILES las RAMAS del OLIVO SILVESTRE... QUIÉN ES el BUEN OLIVO... ACASO NO ES ISRAEL... que DA JUDÍOS COMO RAMAS NATURALES del OLIVO?


Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
Me extrama hermano que no sepas Esto

Como pueden see

Quien Es la vid verdadera?? Quietness son Los Pampans quienes on las Ramas ?


Quiet es el vastago de isai?

Israel o Jesucristo??
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

DEJA de DESCONTEXTUALIZAR AQUELLO de lo que SE HABLA... ¡ME PREGUNTASTE DÓNDE la ESCRITURA DICE que ISRAEL ES el BUEN OLIVO... y yo TE RESPONDÍ que en Romanos 11... y DE ESTO... y A ESTO... ES a lo que yo ME REFIERO!

LO DEMÁS SON CORTINAS de HUMO que ECHAS para NO RECONOCER la VERDAD que TE SEÑALÉ... y TRATAS de ACUSARME de ALGO que NO ES CIERTO... y TODO ESTO... ¡YA TE DEJA RETRATADO a TI... y al ESPÍRITU que TE MOTIVA!

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
He visto la encuesta y el resultado es que la mayor parte de los foristas votaron a favor del dispensacionalismo, con justa razón.

Investigando un poco encontré esta información que podría ser útil:




(sic) "Pregunta: "¿Es bíblico el dispensacionalismo?"

Respuesta:
Una dispensación es una forma de ordenar las cosas: una administración, un sistema o una gerencia. En teología, una dispensación es la administración divina de un período de tiempo; cada dispensación es un periodo divinamente designado. El dispensacionalismo es un sistema de teología que reconoce éstos periodos establecidos por Dios para poner en orden los asuntos del mundo. El dispensacionalismo tiene dos características principales. (1) Una consistente interpretación literal de la Escritura, especialmente de la profecía bíblica. (2) Una distinción entre Israel y la iglesia dentro del programa de Dios. El dispensacionalismo clásico identifica siete dispensaciones en el plan de Dios para la humanidad.

Los dispensacionalistas sostienen que su principio de hermenéutica es el de la interpretación literal. “Interpretación Literal” significa dar a cada palabra el significado que comúnmente tendría en el uso cotidiano. Se tienen en cuenta los símbolos, las figuras de voz y por supuesto los estilos. Se entiende que incluso los símbolos y los refranes figurativos tienen un significado literal detrás de ellos. . Aún los simbolismos y figuras del lenguaje tienen interpretaciones literales contenidas en ellas. Así, por ejemplo, cuando la Biblia habla de "mil años" en Apocalipsis 20, los dispensacionalistas lo interpretan como un período literal de 1.000 años (la dispensación del Reino), ya que no hay ninguna razón de peso para interpretarlo de otra manera.

Hay por lo menos dos razones por las que la interpretación literal es la mejor manera de ver la Escritura. Primero, filosóficamente, el propósito del lenguaje en sí parece requerir que lo interpretemos literalmente. El lenguaje fue dado por Dios con el propósito de poder comunicarse con el hombre. Las palabras son recipientes de significado. La segunda razón es bíblica. Cada profecía acerca de Jesucristo en el Antiguo Testamento, fue cumplida literalmente. El nacimiento de Jesús, Su ministerio, Su muerte y Su resurrección, todas ocurrieron exacta y literalmente como fueron predichas en el Antiguo Testamento. Las profecías fueron literales. No hay ningún cumplimiento no literal de profecías mesiánicas en el Nuevo Testamento. Este es un fuerte argumento a favor del método literal. Si no se utiliza la interpretación literal en el estudio de las Escrituras, entonces no hay un parámetro objetivo por el cual se pueda entender la Biblia. Cada persona podría interpretar la Biblia como le parezca. La interpretación bíblica se convertiría en “lo que este pasaje me dice a mí....” en vez de “la Biblia dice...”. Tristemente, este es ya el caso en lo que actualmente se conoce como interpretación bíblica hoy en día.

La dispensación teológica enseña que hay dos clases del pueblo de Dios: Israel y la Iglesia. Los dispensacionalistas creen que la salvación siempre ha sido por gracia por medio de la fe (En Dios en el Antiguo Testamento, y específicamente en Dios Hijo en el Nuevo Testamento). Los dispensacionalistas sostienen que la Iglesia no ha reemplazado a Israel en el programa de Dios y que las promesas a Israel en el Antiguo Testamento no han sido transferidas a la Iglesia. Ellos creen que las promesas que Dios hizo a Israel (de la tierra, muchos descendientes y bendiciones) en el Antiguo Testamento, serán finalmente cumplidas en el período del milenio del que se habla en Apocalipsis 20. Creen que, así como Dios en la época actual enfoca Su atención en la Iglesia, Él nuevamente en el futuro, enfocará Su atención en Israel (Romanos 9-11 y Daniel 9:24).

Usando este sistema como base, los dispensacionalistas entienden que la Biblia está organizada en siete dispensaciones; Inocencia (Génesis 1:1 – 3:7), Conciencia (Génesis 3:8 – 8:22), Gobierno Humano (Génesis 9:11 – 11:32), Promesa (Génesis 12:1Éxodo 19:25), Ley (Éxodo 20:1Hechos 2:4), Gracia (Hechos 2:4Apocalipsis 20:3), y el Reino Milenial (Apocalipsis 20:4-6). Nuevamente, estas dispensaciones no son medios para la salvación, sino maneras en las que Dios se relaciona con el hombre. Cada dispensación incluye un modelo reconocible de cómo Dios obró con las personas que vivieron en esa dispensación. Ese modelo es 1) una responsabilidad, 2) un fracaso, 3) un juicio, y 4) gracia para seguir adelante.

El dispensacionalismo como un sistema, resulta en una interpretación premilenial de la Segunda Venida de Cristo, y usualmente una interpretación pretribulacional del arrebatamiento. En resumen, el dispensacionalismo es un sistema teológico que enfatiza la interpretación literal de la profecía bíblica, reconoce una distinción entre Israel y la Iglesia, y organiza la Biblia en diferentes dispensaciones o administraciones." [FIN DE LA CITA]

Fuente: https://www.gotquestions.org/Espanol/dispensacionalismo.html

Así que el dispensacionalismos contrario a lo que alguien por aquí afirma, no es "una herejía" sino una metodología, es un sistema bíblico útil para separar y no mezclar cosas, destinatarios y confundir una cosa con otra.

No es un invento ni una ocurrencia tampoco y mucho menos "una herejía" es más bien una metodología y un punto de vista bíblico y objetivo. Desde luego, un sistema basado en épocas, antiguo vs nuevo testamento, pactos y dispensaciones a través de cada tiempo y época, siempre tendrá detractores, por más de los cuales tienden a mezclar y confundir las cosas, los tiempos, etc, especialmente confunden a Israel con la Iglesia.

El dispensacionalismo como cualquier otra metodología tiene bases y principios, por ejemplo la escritura se define a si misma, tiende a separar el lenguaje alegórico del literal y sitúa en que parte de la historia bíblica se ubica cada cosa. Esto desde luego choca de frente contra aquellos que tienden a espiritualizar conceptos, generalizar hechos, confundir los tiempos y a los destinatarios, que tienden a interpretar ciertos pasajes y los aplican a destinatarios distintos, etc.

El dispensaiconalismo es una herramienta que pone a prueba los dichos, supuestos y particulares creencias de algunos cristianos especialmente en cuanto a escatología y no los deja pasar fácilmente, o que disminuye sustancialmente el riesgo de confundir el mensaje de Dios que es específico para Israel, confundiéndole con un mensaje que claramente es para la Iglesia neotestamentaria.

Contrario a lo que algunos creen, al grado de mal satanizan el dispensaiconalismo, todos los cristianos somos en mayor o menor grado dispensaiconalistas, y el resultado de al encuesta es muestra de ello.

Así la mayor parte de los cristianos, reconocemos y separamos viejo y nuevo pacto, reconocemos y diferenciamos el pacto noéico del pacto abrahamico, separamos la ley de la Gracia, Israel de la Iglesia, judíos de gentiles, tribulación de la Gran tribulación, el arrebatamiento de la iglesia antes de la tribulación de la segunda venida después de la gran tribulación, fe de obras, lenguaje alegórico de lenguaje figurado, podemos distinguir entre primero y segundo cumplimiento de algunas profecías, etc.

Bendiciones a todos.
 
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Re: ¿Que piensan del DISPENSACIONALISMO? ¿Es HEREJÍA... SÍ o NO?




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¿NO... qué? ¿Que NO es HEREJÍA? o ¿NO a que DIOS no hace acepción de personas, ni tiene dos pueblos?

Perdona que NO entienda una respuesta tan escueta.

Que Dios les bendiga a todos

Paz a la gente de buena voluntad

El Señor tiene dos rebaños pero un solo redil (Israel espiritual)

"Tengo otras ovejas que no son de este redil; a ésas también me es necesario traerlas, y oirán mi voz, y serán un rebaño con un solo pastor."

Las palabra "serán" tienen un gran significado profético el cual aun no se ha cumplido plenamente, pues ni todos los gentiles forman parte de "las otras ovejas" que serán llamadas, ni se ha completado el total de los gentiles, ni la ovejas del Israel en la carne oyen aún su voz. Todo a su tiempo, pero se cumplirá que todos estaremos en un solo redil.

No es pues un asunto de que Dios "haga acepción de personas",pues no lo hace, pero hay un orden de Dios para las cosas: el evangelio llegó primero a los judíos, y llegó poco después a los gentiles. Luego a los judíos les fue impuesto un velo de incredulidad que será quitado cuando termine el tiempo de los gentiles, pero aun falta que se cumpla esta profecía.

Así las cosas, por ahora no todos lo judíos ni todos los gentiles son ovejas pues no todos (judíos y gentiles) escucharon ni escuchan Su voz.

Pero viene un tiempo en que nuevamente le Espíritu Santo vendrá a Israel (en la carne) y ellos, los que aún no escuchan la voz del Pastor la oirán (pues aun no son parte del Israel espiritual, sino solo son parte del Israel en la carne), habrán de convertirse y harán lamento por Aquel que traspasaron. Aunque entrarán tarde a este nuevo pacto, entraran pero serán castigados estos escogidos durante la gran Tribulación, serán perseguidos y pagaran con sus vidas el derecho a lavar sus ropas en la sangre del Cordero.

Luego todo Israel será salvo y entonces si podemos llamarle "Israel espiritual" a este solo rebaño formado de ambo rediles (judíos y gentiles que escuchamos la voz de nuestro Pastor).

Por ahora solo hay Iglesia (su pueblo) e Israel en la carne (escogidos para salvación)

Esta es la luvia temprana y la lluvia tardía del profeta Joel.
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

EL DOGMA de las DOCTRINAS CRISTIANAS ESTÁN ESCRITAS en la BIBLIA... y AQUÍ VENIMOS DEMOSTRANDO que las DOCTRINAS DISPENSACIONALISTA SON CONTRARIAS al TESTIMONIO del ESPÍRITU SANTO en la BIBLIA... ¡Y ESO ES HEREJÍA que HACE que SE PIERDAN los que CREEN y PREDICAN la MENTIRA!


1 Corintios 15:1-2
Además os declaro, hermanos, EL EVANGELIO QUE OS HE PREDICADO, el cual también recibisteis, EN EL CUAL TAMBIÉN PERSEVERÁIS; por el cual asimismo, SI RETENÉIS LA PALABRA QUE OS HE PREDICADO, SOIS SALVOS, SI NO CREÍSTEIS EN VANO.

EL ESPÍRITU SANTO TESTIFICA que DIOS SÓLO TIENE un PUEBLO en CRISTO JESÚS... el VERDADERO ISRAEL... COMPUESTO de JUDÍOS + GENTILES de TODO el MUNDO que SON HEREDEROS de las PROMESAS que DIOS LE HIZO a ABRAHAM en CRISTO JESÚS... y el DISPENSACIONALISMO... ¡NIEGA ESTO... LO CUAL ES HEREJÍA!

EL ESPÍRITU SANTO TESTIFICA que la SEGUNDA VENIDA de JESUCRISTO SERÁ DESPUÉS de la GRAN TRIBULACIÓN y que los SANTOS ESCOGIDOS de DIOS SERÁN PERSEGUIDOS y MUCHOS MUERTOS por el ANTICRISTO por NO QUERER SER MARCADOS con su MARCA... y los DISPENSACIONALISTAS... ¡NIEGAN ESTO... LO CUAL ES HEREJÍA!

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad

Yo nunca creí en el dispensionalismo y lo creo una contaminación, pero personas que sí creen, el Espíritu Santo los asiste igual que a nosotros.
Saludos.
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

DEJA de DESCONTEXTUALIZAR AQUELLO de lo que SE HABLA... ¡ME PREGUNTASTE DÓNDE la ESCRITURA DICE que ISRAEL ES el BUEN OLIVO... y yo TE RESPONDÍ que en Romanos 11... y DE ESTO... y A ESTO... ES a lo que yo ME REFIERO!


LO DEMÁS SON CORTINAS de HUMO que ECHAS para NO RECONOCER la VERDAD que TE SEÑALÉ... y TRATAS de ACUSARME de ALGO que NO ES CIERTO... y TODO ESTO... ¡YA TE DEJA RETRATADO a TI... y al ESPÍRITU que TE MOTIVA!

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
hermano ,el pueblo de israel no puede ser el tronco pues el mismo israelita esta sujeto a ser desgajado o incluso injertado nuevamente ,y son identificados como ramas naturales ,,

El tronco es el pacto la promesa Jesus ,,

Jacob no es el tronco ,ni tan siquiera abraham es el tronco, la promesa fue dada a abraham pero Jesus es la misma promesa en carne ,,

pues la promesa es en tu simiente seran benditas todas las naciones y Al decir simiente en singular no simientos en plural se refiere a Cristo

El israelita incredulo es desgajados del tronco y el israelita creyente permanese en el tronco ,el israelita que no cree pero luego se arrepiente y cree es nuevamente injertado l

SI israel fuera el tronco Entonses tendriamos q convertir is en israelitas oara ser oarte de Ellis pero pirque Cristo es el tronco los gentiles pued ebn ser injertados sin ser judaisados ..

...
 
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Reacciones: Miguel Loayza F
Van este video ,aqui encontre lo que les he dicho

 
LAS PROMESAS DE DIOS

Primera Parte

La norma general que constantemente hemos procurado seguir durante los últimos once
años[1] ha sido (con la ayuda de Dios) la de procurar la edificación de nuestros lectores
cristianos. Por esto es que nos hemos esforzado por establecer un ministerio
constructivo y equilibrado. Los venenos no alimentan, y tampoco la refutación del error
es de edificación al alma. Muy de vez en cuando nos hemos apartado de nuestra norma,
y eso, muy en contra de nuestras inclinaciones espirituales, porque sabemos muy bien
lo difícil que es manejar esta área sin salir afectado por ello.
Pero en poco más de una ocasión nos hemos visto forzados a levantar nuestras voces y a
sonar la alarma. Y una vez más nos sentimos constreñidos a hacerlo así. Cuando Pablo
estaba en Atenas y vio a la ciudad entera dada a la idolatría “su espíritu se enardecía
dentro suyo,” y cuando vemos el manejo insensato e irreverente que de la Palabra de
Dios hacen los llamados maestros de “la verdad dispensacional,” y atestiguamos los
efectos adversos (perniciosos) que produjo en las mentes y en las vidas de muchos,
somos movidos por lo que es, y confiamos que lo es, una indignación santa.

No es nuestro objetivo tratar en serie los varios postulados de esta escuela de
interpretación profética moderna, ni tampoco examinar en detalle las salvajes
conclusiones que han sido extraídas a partir de postulados tan endebles. Ni tampoco
tenemos expectativas de volver del error de su camino a ninguno de los actuales líderes
de este sistema que cada vez se vuelve más popular. En ninguna manera, pues no
habremos de malgastar el valioso tiempo en ellos, por cuanto es nuestra firme
convicción que Dios los ha entregado a un espíritu engañoso. Si el Señor lo permite,
esperamos poder tratar con algunos otros aspectos de esta “falsa enseñanza [doctrina]”
en publicaciones posteriores, pero de momento centraremos nuestra atención en un
terrible mal por ella concebido, a saber, el robarle (privarle) a los hijos de Dios muchas
de las “preciosas y grandísimas promesas” que les han sido dadas.

No somos ignorantes en cuanto a las sutiles distinciones que han sido formuladas por los
enseñadores previamente mencionados entre lo que es la interpretación y la aplicación
de las Escrituras, ni tampoco ignoramos su tan repetido slogan que dice “Toda la
Escritura es para nosotros, pero no toda está dirigida a nosotros, ni toda trata sobre
nosotros.” Cualquiera sea lo que se piense de esta declaración, queda claro, y no puede
negarse, que hay ahora decenas de miles en Gran Bretaña y en U.S.A. que dicen de
grandes porciones de la Palabra de Dios, “Esto no es para mí; esto pertenece a los judíos;
no tiene nada que ver con la dispensación presente, sino que le concierne a aquellos que

[1] El autor se refiere a la publicación de su revista mensual “Studies in the Scriptures”

estarán en la tierra durante la gran tribulación o durante el milenio.” Y así sus almas son
privadas del presente valor de mucho de lo cual Dios mismo ha dicho que nos es “útil” (2
Tim. 3:16).

Puede que algunos de nuestros lectores se asombren cuando les decimos que este acto
de confinar gran parte de la Palabra de Dios a los judíos es una antigua mentira del diablo
ahora disfrazada bajo un nuevo atuendo. Con todo, es así. Nadie debería sorprenderse
por esta noticia, por cuanto la Escritura misma declara que “nada hay nuevo debajo del
sol” (Ecl.1:9). Hace doscientos cincuenta años atrás, en su obra “La doctrina de la
perseverancia de los santos explicada y confirmada,” J. Owen escribió, “Muchos han
hecho grandes esfuerzos por robarle a los creyentes el consuelo que les fue destinado en
las promesas evangélicas del Antiguo Testamento, afirmando que las mismas fueron
hechas únicamente para los judíos, y que por eso ya no nos conciernen y no tenemos
que prestarles atención.” Hace unos trescientos años atrás, cuando los Treinta y nueve
Artículos de la Iglesia de Inglaterra (la “Iglesia Episcopal”) fueron desarrollados, el
séptimo decía: “El Antiguo Testamento no es contrario al Nuevo, dado que tanto en el
Antiguo como en el Nuevo Testamento Cristo ofrece la vida eterna a la Humanidad, y
Él es el único Mediador entre Dios y el Hombre, siendo al mismo tiempo tanto Dios
como Hombre. Por lo cual no debe escucharse a aquellos que dicen que los antiguos
Padres [los santos del A.T] sólo se preocuparon por las promesas transitorias.”

Hace unos cuatrocientos años atrás Calvino, en su “Institución,” comenzó su capítulo
“Semejanza entre el Antiguo y el Nuevo Testamento” diciendo: “Por lo que hasta aquí
hemos tratado, resulta claramente que todos aquellos a quienes Dios ha querido asociar
a su pueblo han sido unidos a Él en las mismas condiciones y con el mismo vínculo y
clase de doctrina con que lo estamos nosotros en el día de hoy. Mas como interesa no
poco que esta verdad quede bien establecida, expondré también de qué manera los
patriarcas han sido partícipes de la misma herencia que nosotros, y han esperado la
misma salvación que nosotros por la gracia de un mismo Mediador, aunque su condición
fue muy distinta de la nuestra. Si bien los testimonios de la Ley y de los Profetas que
hemos recogido en confirmación de esto, demuestran claramente que jamás hubo en el
pueblo de Dios otra regla de religión y piedad que la que nosotros tenemos, sin
embargo, como los doctores eclesiásticos tratan muchas veces de la diferencia entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento - lo cual podría suscitar escrúpulos entre algunos
lectores no muy avisados - me ha parecido muy conveniente tratar más en particular
este punto, para que quede bien aclarado. Y además, lo que ya de por sí era muy útil se
convierte en una necesidad por la importunidad de ese monstruo de Servet, y de algunos
exaltados anabaptistas, que no hacen más caso del pueblo de Israel que de una manada
de puercos, y piensan que nuestro Señor no ha querido sino cebarlos en la tierra sin
esperanza alguna de la inmortalidad celeste.”

Una declaración llana de la Santa Palabra es de mucho más infinito valor que todos los
huecos razonamientos de hombres carnales. Gran declaración concerniente a las
promesas de Dios tenemos en 2 Corintios 1:20: “porque todas las promesas de Dios son
en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” La línea de
pensamiento en el contexto se sigue fácilmente. Primero, el Apóstol tenía la intención
de darles a los Corintos una segunda visita (vs.15-16), pero había sido
providencialmente estorbado (vs.8-10). Segundo, sabiendo que sus enemigos estaban
dispuestos a usar su retraso para mofársele diciendo que era un ignorante en el Señor y
un inconstante en la tarea de preservar Su Palabra, el Apóstol se anticipa a éste ataque
(vs.17-18) – había razones divinas por las cuales Pablo había retrasado su viaje
prometido. Tercero, ya sea que eso dejara satisfecho o no a los corintos, no podía
negarse que no hubo incertidumbre alguna en su predicación: había proclamado a
Jesucristo en medio de ellos de manera llana y positiva (v.19).

Habiéndoles recordado a los Corintos que el mensaje que les había predicado en su
primera visita era invariable y constante (2.Cor.1:19), el Apóstol ahora da prueba de su
aserción: Cristo era el sumun y la sustancia de su predicación: no sabía nada entre ellos
sino solo a Jesucristo y a éste crucificado (cf. 1 Cor.2:2), y como Cristo mismo es
siempre “sí” o inmutable, de ahí que su mensaje era siempre “sí” o el mismo. La forma
en la que ahora él proporciona prueba de esto es afirmando: “porque todas las promesas
de Dios son en él [viz. Cristo] Sí, y en él (Cristo) Amén, por medio de nosotros, para la
gloria de Dios”: por tanto Cristo no puede ser “sí y no.” El significado de 2 Corintios
1:20 llanamente es: - Las promesas que Dios le ha dado a Su pueblo son absolutamente
confiables, porque les fueron hechas en Cristo; son absolutamente ciertas (efectivas) en
su cumplimiento, por cuanto son alcanzadas (consumadas) en Él.

1. Dado que la caída alienó a la criatura del Creador, no podía existir relación alguna
entre Dios y el hombre a no ser por una promesa de Su parte. Nadie puede reclamar
nada de la Majestad en las alturas sin una orden de Él mismo, ni la conciencia podría
quedar satisfecha a no ser que posea una concesión divina para cualquier bien que
esperamos de Él.

2. Dios ha dirigido a Su pueblo mediante Sus promesas durante todas las edades, a fin
de que puedan ejercer fe, esperanza, suplicas, y dependencia de Él. Dios nos ha dado
promesas para probar si confiamos o no en Él.

3. El fundamento de las promesas es Dios-hombre Mediador, Jesucristo, por cuanto no
podía haber relación alguna entre Dios y nosotros sino solo a través del Árbitro
escogido. Cristo debe recibir todo bien para nosotros, y nosotros recibirlo de
segunda mano de Él. De ahí que “todas las promesas de Dios son en él (Cristo) Sí, y
en él Amén”

4. Que los cristianos siempre cuiden de no contemplar ninguna de las promesas de Dios
separadamente de Cristo. Sea lo que fuere la cosa prometida, la bendición deseada,
sea temporal o espiritual, no podemos ni legítima ni realmente disfrutarla sino solo
en y a través de Cristo. Por eso el apóstol les recordó a los Gálatas, “Ahora bien, a
Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes,
como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.”
(Gál 3:16) – citando a Génesis 12:3, Pablo no estaba demostrando, sino afirmando
que las promesas de Dios hechas a Abraham no contemplaban a toda su descendencia
carnal (natural), sino solamente a aquellos quienes eran de su simiente espiritual, los
unidos a Cristo. Todas las promesas de Dios a los creyentes son hechas en Cristo, el
Fiador del pacto eterno, y son conferidas desde Él a nosotros – tanto las promesas
en sí mismas como las cosas prometidas. “Y esta [incluyendo todo] es la promesa que
él nos hizo, la vida eterna” (1 Juan 2:25). Y como 1 Juan 5:11 nos dice, “esta vida
está en Su Hijo” – así también la gracia, y todos los otros beneficios. “Si leo cualquiera
de las promesas, encuentro que todas y cada una contienen a Cristo en su seno, a Él
mismo siendo la gran Promesa de la Biblia. A Él fueron hechas todas primero; de Él
proviene toda la eficacia, dulzura, valor, e importancia de ellas; por Él son traídas y
hechas perfectamente claras al corazón; y en Él son todas ellas sí, y amén.” (R.
Hawker, 1810)

5. Dado que todas las promesas de Dios son hechas en Cristo, claramente se sigue que
ninguna de ellas es aplicable a quien esté fuera de Cristo, por cuanto estar fuera de
Él es estar fuera del favor de Dios. Dios no puede mirar a la tal persona sino solo
como un objeto de Su ira, como combustible para Su venganza; no hay esperanza
alguna para ningún hombre mientras que éste no se halle en Cristo. Pero podría
preguntarse, ¿Dios no concede nada bueno a aquellos que están fuera de Cristo,
cuando envía su lluvia sobre los injustos, y llena el vientre de los impíos con cosas
buenas (Sal 17:14)? Sí, indudablemente lo hace. Entonces, ¿no son aquellas gracias
temporales, bendiciones? Ciertamente no: muy lejos está de ello. Como Él dice en
Malaquías 2:2, “maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no
os habéis decidido de corazón.” (cf. Deuteronomio 28:15-20). Para el impío, las
gracias temporales de Dios son como comida dada a los bueyes: no hacen más que
“prepararlos para el día de la matanza” (Jeremías 12:3; cf. Santiago 5:5).

Habiendo presentado por encima un breve esbozo sobre el tema de las promesas
Divinas, permítasenos observar cuidadosamente el hecho de que 2 Corintios 1:20
plenamente (llanamente) afirma, “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y
en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” Cuan inefablemente
bendito es esto para el humilde hijo de Dios – mas aún, un misterio escondido para
aquellos que son sabios en su propia arrogancia. “El que no escatimó ni a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas
las cosas?” (Rom.8:32). Las promesas de Dios son varias, relacionadas tanto a esta
vida como a la que habrá de venir; concernientes tanto a nuestro bien temporal como
el espiritual; supliendo tanto las necesidades del cuerpo como las del alma; pero,
cualquiera sea su carácter, ninguna de ellas puede aprovecharnos a no ser por, a
través, y por medio de Aquel que murió por nosotros.

“Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu” (2.Cor.7:1). ¿Qué promesas? Las mencionadas
en los versículos finales del capítulo precedente. Ahí leemos: “¿Y qué acuerdo hay
entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios
viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán
mi pueblo” (2.Cor.6:16). ¿Y en donde Dios había dicho eso? Remontémonos a
Levítico 26:12, “y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi
pueblo
.” ¡Esa promesa fue hecha a la nación de Israel en los días de Moisés! Y otra vez
leemos, “Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no
toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me
seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2 Cor.6:17-18). Palabras que
claramente se refieren a Jeremías 31:9 y Oseas 1:9-10.

Obsérvese ahora especialmente lo que el Espíritu Santo dice acerca de las promesas
del Antiguo Testamento por medio de Pablo. Primero, dice a los santos del Nuevo
Testamento “puesto que tenemos tales promesas” (2 Cor.7:1). Declara que aquellas
antiguas promesas les pertenecen: que las mismas son de su interés personal y
derecho; que son herederos de ellas no únicamente en esperanza, sino también en
poder (de facto) – suyas para hacer completo uso de ellas, para alimentarse y gozarse,
para deleitarse en ellas dándole gracias a Dios. Desde que Cristo mismo es nuestro,
todas las cosas son nuestras (1 Cor.3:22-23). Oh, lector cristiano, no permitas que
ningún hombre, bajo los pretextos de “dividir correctamente la palabra,” te desligue
de ellas, y te robe las “preciosas y grandísimas promesas” de tu Padre. Si él se
contenta con confinarse a unas pocas epístolas del N.T, deja que así lo haga – esa es
su pérdida. Pero no le permitas confinarte a tan estrecho alcance.

Otro pasaje ocupará nuestra atención y cerraremos esta sección. Escribiendo a los
santos del A.T el Apóstol Pablo fue movido por el Espíritu Santo a decir: “Sean
vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No
te desampararé, ni te dejaré” (Heb.13:5) ¿Y a quien supones que fue dada esta bendita
promesa en primera instancia? A Josué – cf. Josué 1:5. Bien dijo John Owen
(siguiendo su referencia a los ladrones religiosos de su tiempo, que pretendían
robarles a los creyentes el consuelo dirigido a ellos en las promesas evangélicas del
A.T) al respecto:

“Si ésta declaración (Heb.13:5) fuese admitida, puedo decir que no sé de
ninguna otra promesa sobre la cual se pudiera caer tan evidentemente bajo su
poder que la que estamos considerando ahora. Fue hecha a una persona en
particular, y en una ocasión particular; fue hecha a un general, a un capitán de
ejércitos, respecto a las grandes guerras que debía emprender bajo el mandato
especial de Dios. ¿No podría un creyente hambriento y pobre decir con toda
razón -¿y qué es esto para mí? No soy el general de ningún ejército, ni tengo guerras
que emprender bajo el mandato de Dios, la virtud de esta promesa sin lugar a dudas
expiró con la conquista de Canaán, y murió con aquel a quien le fue hecha
[2]-? A fin de
manifestar la semejanza de amor que existe en todas las promesas – con su
fundamento en el único Mediador, y el interés general de los creyentes en
cada una de ellas, independientemente de cómo y en qué ocasión le hayan sido
dadas a alguien – esta promesa a Josué está aquí aplicada a la condición de los
más débiles, insignificantes, y pobres de entre los santos: a todos y a cada uno
de ellos, sea cual fuere su caso y condición. E indudablemente, los creyentes
no son escasos[3] en sí mismos, y en sus consolaciones, más de lo cerca que
puedan estar de estas palabras de verdad, de gracia y de fidelidad, que en
diversas ocasiones y en períodos distintos habían sido dadas a los santos de
antaño – incluso a Abraham, Isaac, Jacob, David, y demás de ellos, quienes
caminaron juntamente con Dios en sus generaciones. Estas cosas, de manera
especial, están registradas (escritas) para nuestra consolación, ´a fin de que por
la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza´
(Rom.15:4).”

Ahora el Espíritu Santo, conociendo la flaqueza de nuestra fe, y sabiendo cuan
propensos somos a magullarnos por cerrarnos a las promesas, e incapaces de
mixturarnos con la fe al menor desanimo surgido (y por cierto, ésta frase que sigue
no es una causa menor de desánimo: -las promesas no fueron hechas a nosotros, sino
que son para otros, y solo ellos pueden cosechar la dulzura de ellas; Dios les será fiel
en esas promesas, aunque nosotros jamás disfrutemos de sus bendiciones-), toma a
los creyentes por la mano y los lleva a realizar con confianza y valentía las mismas
conclusiones, y a tomar las mismas promesas, como lo hizo David en la antigüedad

[2] Bastardilla agregada.
[3] Carentes

bajo las tantas agraciadas promesas que había recibido de la presencia de Dios con él;
“de manera (dice él, bajo la realidad de esta promesa) que podemos decir
confiadamente (quedando excluida la incredulidad): el Señor es mi ayudador.” Esta
es una conclusión de fe: por cuanto Dios dijo a Josué, un creyente, “no te
desampararé, ni te dejaré” – aunque haya sido en una ocasión particular, y en relación
a un cargo puntual – cada creyente puede decir confiadamente, “el Señor es mi
ayudador.”


Segunda Parte

En vista de las confusiones presentes en las mentes de muchos, parece necesario sacar
un segundo artículo sobre este tema. Una estrategia preponderante en la perversa obra
de Satanás es amedrentar a los hijos de Dios, y en tanto como le sea posible, destrozarles
su paz. Él sabe bien que no puede impedirles entrar en el reposo eterno (lo cual queda
claro por lo que dice en Job 1:10), por lo tanto se concentra en socavarles sus presentes
consolaciones espirituales. Y ese objetivo se verá aumentado en gran manera si adquiere
éxito en debilitar y quitar nuestra confianza de (en) las preciosas promesas de Dios, las
cuales constituyen una parte considerable en la fuente y substancia misma del consuelo
de los santos. Sabiendo que es incapaz de sacudir la fe de los regenerados en la
inspiración Divina y en la veracidad de las promesas registradas en la Santa Palabra, ha
empleado el ataque más sutil (el cual si se le da lugar es efectivo), de procurar
persuadirnos de que la gran mayoría de las promesas de Dios definitivamente no
pertenecen a todos los cristianos, dado que, en vista de que están registradas en el
Antiguo Testamento, deben pertenecer exclusivamente a los judíos.

Ciertamente, de manera muy inteligente ha sobrellevado el diablo su campaña para
debilitar la importancia y el valor de la mitad más extensa de la Palabra de Dios. Los
agentes que ha empleado en el desarrollo de esta obra perversa no han sido profesos
ateístas o reconocidos infieles, sino que muy por el contrario, han sido hombres
propuestos como los campeones de la ortodoxia que reconocen su fe en la plena
inspiración de las Escrituras. De esta forma, se ganaron la confianza del incauto. Aunque
al principio los postulados revolucionarios y radicales de los enseñadores de la “verdad
dispensacional” puedan haber despertado ciertas inquietudes en las almas de mente
simple, con mucha frecuencia éstas apaciguaron sus miedos repitiéndose (diciéndose)
que tales maestros – tan fieles a los “fundamentos,” tan leales a Cristo, tan versados en
las Escrituras – definitivamente “tienen que estar en lo cierto.” Y aún más, las
afirmaciones realizadas por éstos hombres diciendo que Dios les había concedido mucha
más “luz” sobre Su Palabra que todos cuantos les precedieron, ha presentado una
atracción significativa para el orgullo de sus oyentes – ¿porque, después de todo, quien
quiere “quedarse en el tiempo”?

En Jeremías 36:23 se nos dice que cuando Joacim, rey de Judá, oyó al Profeta leer un
mensaje de Dios, “lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba.” Este incidente ha sido
comúnmente mencionado por los maestros de “la verdad dispensacional,” aplicándolo o
acomodándolo a los métodos perniciosos empleados por los “Altos Críticos[4}.” Por

[4] Alta crítica: es el nombre dado a los estudios críticos de la Biblia que buscan investigar su origen literario. Muchos de
sus referentes han llegado a cuestionar la inspiración Divina de las Escrituras sosteniendo encontrar errores y
contradicciones.

supuesto que esto también ha servido para acallar cualquier temor en la mente de los
oyentes, a fin de que sientan que sus maestros “sostienen toda la Palabra de Dios,”
impresionándolos con sus fervientes denuncias contra el “modernismo” y el
“evolucionismo,” para que entonces piensen que sus maestros pueden ser seguidos con
plena certidumbre en todas sus aserciones. ¡Que astuto que es el diablo! Sin embargo,
la realidad es que en los efectos producidos, la labor de los “dispensacionalistas” ha sido tan
subversiva para la fe como lo fue la de los “altos críticos”: esta última afirmando que
mucho del Antiguo Testamento es espurio, y la primera insistiendo en que aquello no
nos pertenece. En ambos casos, la mayor parte de la Palabra de Dios es reducida ni más
ni menos que a letra muerta, en lo que tiene que ver con asumir por fe su virtud y
validez.

¿Pero no hay acaso muchas promesas que Dios les dio a Israel y que no tienen una
aplicación directa para la Iglesia? ¿No hay muchas promesas registradas en el A.T que
los cristianos de hoy en día no pueden bajo ningún punto de vista apropiárselas y esperar
correctamente sus cumplimientos? ¡Claro que no! Si tal fuese el caso, entonces Romanos
15:4 no sería cierto: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se
escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos
esperanza.” ¿Qué “consolación” puedo obtener de las Escrituras de aquello que “no me
pertenece”? ¿Qué “esperanza” puede inspirar en los cristianos de hoy promesas que no
pertenecen sino solo a los judíos? Cristo no vino a cancelar, sino “para confirmar las
promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su
misericordia” (Rom.15:8-9).

Ahora, con respecto a todas las promesas divinas concernientes a las bendiciones
temporales o materiales, las siguientes reglas deben ser concebidas en mente cuando
rogamos por su cumplimiento. Primero, debe haber una sumisión plena del corazón a la
absoluta soberanía de Dios. Las promesas generales como “Y todo lo que pidiereis en
oración, creyendo, lo recibiréis” (Mat.21:22), deben ser siempre entendidas a la luz de
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14). El cumplimiento de Sus promesas debe estar
necesariamente supeditado a la buena y mismísima voluntad de Dios. Con esto no
queremos decir que Dios nunca habrá de hacer buena (realidad) cualquiera de las
palabras que haya dado, sino más bien que, como Él mismo ha redactado sus promesas,
o las ha modificado mediante otras declaraciones, es completamente libre de ejercer su
suprema soberanía en el cumplimiento de las mismas, sin que Su veracidad sea
mancillada en lo más mínimo.

Para ser más específicos: Dios ejerce su soberanía en el cumplimiento de sus promesas
en una manera triple: en cuanto a quienes las hace efectivas, en cuanto a como lo hace,
y en cuanto en qué momento lo hace. Permítasenos ilustrar esto mediante el Salmo
34:7, “El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los rescata [liberta].[5]”
Primero, en cuanto a quiénes hace esto efectivo. Nótese la indeterminación de la promesa:
no dice “de todos los que le temen.” Los tres hebreos fueron “rescatados” del horno de
fuego de Babilonia: pero otros fueron “apedreados” y “aserrados” (Heb.11:36-37). En
segundo lugar, en cuanto al cómo: Daniel fue rescatado del foso de los leones; Esteban
en su muerte fue “rescatado” de un mundo de dolor y de pecado y fue llevado al cielo.
Tercero, en cuanto al cuándo: el piadoso Josías fue “rescatado” de este lugar de maldad
y de aflicción antes de alcanzar la edad de cuarenta años, mientras que Noé sufrió el
permanecer en la tierra hasta que tuvo novecientos cincuenta años.

En segundo lugar, el deseo genuino del corazón por la Gloria de Dios. En toda oración
sincera (verdadera) las peticiones se encaminan a este fin específico como objetivo. Así
lo ha enseñado el Señor Jesús claramente en la oración modelo que nos dejó en Su gracia:
“Santificado sea tu nombre,” es la primera petición, y por consiguiente el estándar que
rige todo lo que sigue. A través de esto somos instruidos a hacer de esto mismo nuestra
principal preocupación, como también un ruego, cuando suplicamos al Trono de
Gracia. Abraham “se fortaleció en fe, dando gloria a Dios” (Rom.4:20): este es el
propósito principal que la fe pone delante de sí, no solo pedir por aquello que habrá de
glorificar a Dios, sino aquello que será lo mayor para Su Gloria. Entonces, “¿buscas para
ti grandezas? No las busques” (Jer.45:5), busca en cambio que Dios pueda ser honrado
y exaltado – ya sea que te dé o que no te dé aquello que tu corazón tanto anhela.

Tercero, completa sumisión a la inerrante sabiduría de Dios. Nuestro amante Padre se ha
reservado la libertad de decidir qué es lo mejor para nosotros y que no lo es. “Por tanto,
Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de
vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que
confían en él” (Isa.30:18). Sus retrasos no son arbitrarios ni caprichosos, sino que están
regulados tanto por su amor como por su omnisciencia. Él no solo se tarda hasta la
temporada más apropiada para derramar Su misericordia, sino que también decide
cuales son los regalos más aptos para derramar sobre nosotros. Tiene en mente nuestro
bien espiritual en su más alto grado, como así también nuestro bienestar temporal, pero
debe serle dejado a Él el decidir qué será lo más adecuado para tales fines.

“Orar por bendiciones externas y terrenales no es contrario a la voluntad de Dios, por
cuanto Él ha prometido concederlas. Pero entonces, como Su promesa es condicional,
si es que es consistente con nuestro bien: ciertamente nuestras oraciones deberían estar
condicionadas para que Dios nos las conceda, si es que es consistente con Su voluntad y
con nuestro bien. Por tanto, cualquier cosa que pidamos, lo hacemos conforme a la

[5] LBLA

voluntad de Dios; y estamos seguros que nuestra petición llega inmediatamente, ya sea
por obtener lo que deseamos o por ser bendecidos mediante una negación. Por cuanto
¡ay!, somos criaturas ciegas e ignorantes, incapaces de mirar dentro del curso y de los
designios de la Providencia y de ver como Dios ha ordenado el bien y el mal conforme
a Su propósito: muchas veces confundimos el mal por bien debido a la apariencia de bien
que éste toma de momento: sí, una vista tan corta es la nuestra, que no podemos mirar
más allá de las apariencias presentes y externas. Mas Dios, que ve a través de toda la
serie y conexiones de Su propio consejo, sabe que aquellas cosas que nosotros deseamos
y tenemos por buenas, muchas veces, son en realidad malas: y por lo tanto, nuestra
sabiduría es rendir todos nuestros deseos a Su disposición y decir, ´Señor, aunque
muchos deleites temporales puedan parecerme buenos y deseables al tiempo presente,
con todo tú eres infinitamente sabio, y conoces cuáles serán las consecuencias y demás
de ellos: te pido por ellos, si es que se apegan a tu voluntad; y si tú ves que realmente
habrán de ser para mi bien, como ahora supongo que lo son. Si no han de ser así, ruego
por el favor de la negación.´ Esta es la forma adecuada en la que un corazón cristiano
debería acercarse a pedir por las bendiciones temporales de Dios; y si pide cualquier
bien terreno de esta forma, no puede pedir mal” (Ezekiel Hopkins, 1633-1689).

En cuarto lugar, de acuerdo con el pacto bajo el cual fueron establecidas las mismas;
muchas de las promesas hechas a los patriarcas y a sus descendientes eran de carácter
típico (de tipos, figura). Las bendiciones terrenales prefiguraban a las celestiales. Esto no
es una aserción arbitraria de parte nuestra, dado que incluso hasta el más indocto en las
cosas de Dios, es consciente de que cada cosa durante las economías Abrahámica y
Mosaica tenían un significado figurativo. Si bien es cierto que todas las promesas del
Antiguo Testamento tuvieron un cumplimiento literal en algunos de los hijos de Dios,
sin embargo no así en todos, porque incluso entonces las promesas concernientes a las
bendiciones temporales necesariamente tenían esta condición: si promovían felicidad
espiritual y eterna – de lo contrario no hubieran sido promesas sino amenazas, y el
cumplimiento o derramamiento de ellas hubiera sido una trampa y una maldición en
lugar de bendiciones.

Sin embargo, que no se concluya de lo que ha sido dicho que, el sentido literal de aquellas
promesas del Antiguo Testamento concernientes a las bendiciones materiales, no aplican
para los cristianos de hoy en día. Lo mayor incluye a lo menor. Nosotros, quienes somos
sus hijos espirituales y somos “bendecidos con el creyente Abraham” (Gál.3:9), podemos
con toda razón hacer de las promesas hechas a su simiente natural el fundamento de
nuestra fe. Aun permanecemos en el cuerpo mientras estamos en esta tierra, y nuestras
necesidades físicas son las mismas que las que tenían los judíos de antaño, y conforme a
nuestra fe y obediencia nos será hecho. El Señor Jesús declaró con toda franqueza, “Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”

(Mat.6:33), y por “estas cosas” se refiere al vestido y el alimento. 1 Timoteo 4:8
expresamente afirma: “la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida
presente
, y de la venidera.”

Como ejemplo e ilustración de lo que hemos señalado, tómese la promesa que el Señor
le hizo a Abraham en Génesis 13:15, “Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu
descendencia para siempre.” Ahora bien, el cumplimiento de esta promesa ha de
entenderse en una manera doble. Primero, místicamente o sacramentalmente. La tierra
de Canaán no habrá de considerarse únicamente como un país fructífero y fértil en Asia,
sino también como un tipo y figura de aquella Canaán celestial en donde todas las
bendiciones son halladas en su plenitud. Es por esta misma razón que Cristo llamó al
cielo “el seno de Abraham” (Luc.16:22), en vez de llamarlo por el nombre de cualquier
otro de los patriarcas: no dijo “el seno de Abel,” o de Enoc, o de Moisés, ni tampoco de
David, sino que lo llamó: el seno de Abraham. De ahí aprendemos que en el cumplimiento
de Sus promesas Dios a menudo concede no solo aquello específicamente prometido,
sino también algo proporcional a ello o algo mejor. Así, al prometer larga vida (Ef.6:3),
se anticipa en cierto modo a la vida eterna. En segundo lugar, Abraham heredó Canaán
(cuatrocientos treinta años después) en su posteridad (en sus descendientes): ellos
estaban en él cuando Dios hizo la promesa.

“Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es
Cristo” (Gál.3:16). Respecto a este tema, no podemos hacer nada mejor que citar las
palabras de James Haldane (1848): “La promesa original era que Dios bendeciría a
Abraham, y haría de él una nación grande; y que en él serían benditas todas las familias
de la tierra (Gén.12:1-3). Luego de transcurridos muchos años, Dios se dignó a entrar
en un pacto o compromiso solemne con Abraham, que contenía tres distintivas
promesas: primero, que aquel quien había pasado mucho tiempo sin hijos sería padre de
muchedumbres; segundo, que Él le sería por Dios a él y a su simiente; tercero, que le
daría a él y a sus descendientes la tierra de Canaán por heredad perpetua (Gén.17:4-8).”

Cada una de estas promesas recibe un cumplimiento literal y espiritual. El cumplimiento
literal de la primera fue, la multitud que brotó de Abraham, los millares de millares de
Israel (Num.10:36). Pero esta promesa tenía también un cumplimiento espiritual, del
cual el literal no era sino un tipo o figura, y a esto se refería el Apóstol cuando dijo, “Por
tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su
descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe
de Abraham, el cual es padre de todos nosotros (como está escrito: Te he puesto por
padre de muchas gentes delante de Dios), a quien creyó, el cual da vida a los muertos,
y llama las cosas que no son, como si fuesen” (Rom.4:16-17). En este sentido Abraham
fue el padre de todos los creyentes, y solo de ellos, sean judíos o gentiles. De ahí que
los judíos, cuando fueron desechados por rechazar a Cristo, sean representados como
quejándose de que Abraham no los reconozca (Isa.63:16).

La segunda promesa fue, que el Señor le sería por Dios a él y a su descendencia. Esto
halla su cumplimiento en las riquezas y en la prosperidad que tuvo Abraham, y en Israel
según la carne, siendo puestos bajo relación de pacto con Dios; por lo cual Él vino a
serles por Dios, y los reconoció como pueblo suyo. Su cumplimiento espiritual fue, Dios
convirtiéndose en el Dios del verdadero Israel – los hijos de Abraham por la fe –
mediante un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

La tercer promesa fue la heredad de la tierra de Canaán, cumplida literalmente en su
conquista y ocupación, y espiritualmente en la posesión de una Patria Mejor, la cual todos
aquellos que son de la fe de Abraham la tendrán por heredad perpetua. Uno de los
grandes medios por los cuales Satanás ha corrompido el Evangelio, ha sido el
entremezclar los cumplimientos literales y espirituales de las promesas, - confundiendo
así el nuevo pacto con el antiguo pacto. El último era un tipo del primero, y a esto
mismo se refiere el Apóstol cuando habla de la revelación del misterio “que se ha
mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por
las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a
conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe” (Rom.16:25-26). El misterio aquí
mencionado es, el significado oculto de los tratos de Dios para con la descendencia de
Abraham, a la cual Pablo frecuentemente hace referencia en sus epístolas.

Sí, cientos de años atrás Satanás procuró corromper la Verdad de Dios confundiendo el
cumplimiento y sentido literal de las promesas Abrahámicas con el espiritual
correspondiente. Durante las dos últimas generaciones sus esfuerzos se han concentrado
mayormente en negar que las promesas tengan algún sentido, importancia, y aplicación
espiritual en lo absoluto. Cuan cierto es que “el hombre natural (sin importar cuan
versado sea en la letra de las Escrituras) no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios,” no puede conocerlas porque “se habrán de discernir espiritualmente,” y al no ser
espiritual, es decir, no regenerado, carece de “discernimiento espiritual.” Luego
diremos más de esto en los siguientes artículos.
 
Segunda Parte

En vista de las confusiones presentes en las mentes de muchos, parece necesario sacar
un segundo artículo sobre este tema. Una estrategia preponderante en la perversa obra
de Satanás es amedrentar a los hijos de Dios, y en tanto como le sea posible, destrozarles
su paz. Él sabe bien que no puede impedirles entrar en el reposo eterno (lo cual queda
claro por lo que dice en Job 1:10), por lo tanto se concentra en socavarles sus presentes
consolaciones espirituales. Y ese objetivo se verá aumentado en gran manera si adquiere
éxito en debilitar y quitar nuestra confianza de (en) las preciosas promesas de Dios, las
cuales constituyen una parte considerable en la fuente y substancia misma del consuelo
de los santos. Sabiendo que es incapaz de sacudir la fe de los regenerados en la
inspiración Divina y en la veracidad de las promesas registradas en la Santa Palabra, ha
empleado el ataque más sutil (el cual si se le da lugar es efectivo), de procurar
persuadirnos de que la gran mayoría de las promesas de Dios definitivamente no
pertenecen a todos los cristianos, dado que, en vista de que están registradas en el
Antiguo Testamento, deben pertenecer exclusivamente a los judíos.

Ciertamente, de manera muy inteligente ha sobrellevado el diablo su campaña para
debilitar la importancia y el valor de la mitad más extensa de la Palabra de Dios. Los
agentes que ha empleado en el desarrollo de esta obra perversa no han sido profesos
ateístas o reconocidos infieles, sino que muy por el contrario, han sido hombres
propuestos como los campeones de la ortodoxia que reconocen su fe en la plena
inspiración de las Escrituras. De esta forma, se ganaron la confianza del incauto. Aunque
al principio los postulados revolucionarios y radicales de los enseñadores de la “verdad
dispensacional” puedan haber despertado ciertas inquietudes en las almas de mente
simple, con mucha frecuencia éstas apaciguaron sus miedos repitiéndose (diciéndose)
que tales maestros – tan fieles a los “fundamentos,” tan leales a Cristo, tan versados en
las Escrituras – definitivamente “tienen que estar en lo cierto.” Y aún más, las
afirmaciones realizadas por éstos hombres diciendo que Dios les había concedido mucha
más “luz” sobre Su Palabra que todos cuantos les precedieron, ha presentado una
atracción significativa para el orgullo de sus oyentes – ¿porque, después de todo, quien
quiere “quedarse en el tiempo”?

En Jeremías 36:23 se nos dice que cuando Joacim, rey de Judá, oyó al Profeta leer un
mensaje de Dios, “lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba.” Este incidente ha sido
comúnmente mencionado por los maestros de “la verdad dispensacional,” aplicándolo o
acomodándolo a los métodos perniciosos empleados por los “Altos Críticos[4}.” Por

[4] Alta crítica: es el nombre dado a los estudios críticos de la Biblia que buscan investigar su origen literario. Muchos de
sus referentes han llegado a cuestionar la inspiración Divina de las Escrituras sosteniendo encontrar errores y
contradicciones.

supuesto que esto también ha servido para acallar cualquier temor en la mente de los
oyentes, a fin de que sientan que sus maestros “sostienen toda la Palabra de Dios,”
impresionándolos con sus fervientes denuncias contra el “modernismo” y el
“evolucionismo,” para que entonces piensen que sus maestros pueden ser seguidos con
plena certidumbre en todas sus aserciones. ¡Que astuto que es el diablo! Sin embargo,
la realidad es que en los efectos producidos, la labor de los “dispensacionalistas” ha sido tan
subversiva para la fe como lo fue la de los “altos críticos”: esta última afirmando que
mucho del Antiguo Testamento es espurio, y la primera insistiendo en que aquello no
nos pertenece. En ambos casos, la mayor parte de la Palabra de Dios es reducida ni más
ni menos que a letra muerta, en lo que tiene que ver con asumir por fe su virtud y
validez.

¿Pero no hay acaso muchas promesas que Dios les dio a Israel y que no tienen una
aplicación directa para la Iglesia? ¿No hay muchas promesas registradas en el A.T que
los cristianos de hoy en día no pueden bajo ningún punto de vista apropiárselas y esperar
correctamente sus cumplimientos? ¡Claro que no! Si tal fuese el caso, entonces Romanos
15:4 no sería cierto: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se
escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos
esperanza.” ¿Qué “consolación” puedo obtener de las Escrituras de aquello que “no me
pertenece”? ¿Qué “esperanza” puede inspirar en los cristianos de hoy promesas que no
pertenecen sino solo a los judíos? Cristo no vino a cancelar, sino “para confirmar las
promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su
misericordia” (Rom.15:8-9).

Ahora, con respecto a todas las promesas divinas concernientes a las bendiciones
temporales o materiales, las siguientes reglas deben ser concebidas en mente cuando
rogamos por su cumplimiento. Primero, debe haber una sumisión plena del corazón a la
absoluta soberanía de Dios. Las promesas generales como “Y todo lo que pidiereis en
oración, creyendo, lo recibiréis” (Mat.21:22), deben ser siempre entendidas a la luz de
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14). El cumplimiento de Sus promesas debe estar
necesariamente supeditado a la buena y mismísima voluntad de Dios. Con esto no
queremos decir que Dios nunca habrá de hacer buena (realidad) cualquiera de las
palabras que haya dado, sino más bien que, como Él mismo ha redactado sus promesas,
o las ha modificado mediante otras declaraciones, es completamente libre de ejercer su
suprema soberanía en el cumplimiento de las mismas, sin que Su veracidad sea
mancillada en lo más mínimo.

Para ser más específicos: Dios ejerce su soberanía en el cumplimiento de sus promesas
en una manera triple: en cuanto a quienes las hace efectivas, en cuanto a como lo hace,
y en cuanto en qué momento lo hace. Permítasenos ilustrar esto mediante el Salmo
34:7, “El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los rescata [liberta].[5]”
Primero, en cuanto a quiénes hace esto efectivo. Nótese la indeterminación de la promesa:
no dice “de todos los que le temen.” Los tres hebreos fueron “rescatados” del horno de
fuego de Babilonia: pero otros fueron “apedreados” y “aserrados” (Heb.11:36-37). En
segundo lugar, en cuanto al cómo: Daniel fue rescatado del foso de los leones; Esteban
en su muerte fue “rescatado” de un mundo de dolor y de pecado y fue llevado al cielo.
Tercero, en cuanto al cuándo: el piadoso Josías fue “rescatado” de este lugar de maldad
y de aflicción antes de alcanzar la edad de cuarenta años, mientras que Noé sufrió el
permanecer en la tierra hasta que tuvo novecientos cincuenta años.

En segundo lugar, el deseo genuino del corazón por la Gloria de Dios. En toda oración
sincera (verdadera) las peticiones se encaminan a este fin específico como objetivo. Así
lo ha enseñado el Señor Jesús claramente en la oración modelo que nos dejó en Su gracia:
“Santificado sea tu nombre,” es la primera petición, y por consiguiente el estándar que
rige todo lo que sigue. A través de esto somos instruidos a hacer de esto mismo nuestra
principal preocupación, como también un ruego, cuando suplicamos al Trono de
Gracia. Abraham “se fortaleció en fe, dando gloria a Dios” (Rom.4:20): este es el
propósito principal que la fe pone delante de sí, no solo pedir por aquello que habrá de
glorificar a Dios, sino aquello que será lo mayor para Su Gloria. Entonces, “¿buscas para
ti grandezas? No las busques” (Jer.45:5), busca en cambio que Dios pueda ser honrado
y exaltado – ya sea que te dé o que no te dé aquello que tu corazón tanto anhela.

Tercero, completa sumisión a la inerrante sabiduría de Dios. Nuestro amante Padre se ha
reservado la libertad de decidir qué es lo mejor para nosotros y que no lo es. “Por tanto,
Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de
vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que
confían en él” (Isa.30:18). Sus retrasos no son arbitrarios ni caprichosos, sino que están
regulados tanto por su amor como por su omnisciencia. Él no solo se tarda hasta la
temporada más apropiada para derramar Su misericordia, sino que también decide
cuales son los regalos más aptos para derramar sobre nosotros. Tiene en mente nuestro
bien espiritual en su más alto grado, como así también nuestro bienestar temporal, pero
debe serle dejado a Él el decidir qué será lo más adecuado para tales fines.

“Orar por bendiciones externas y terrenales no es contrario a la voluntad de Dios, por
cuanto Él ha prometido concederlas. Pero entonces, como Su promesa es condicional,
si es que es consistente con nuestro bien: ciertamente nuestras oraciones deberían estar
condicionadas para que Dios nos las conceda, si es que es consistente con Su voluntad y
con nuestro bien. Por tanto, cualquier cosa que pidamos, lo hacemos conforme a la

[5] LBLA

voluntad de Dios; y estamos seguros que nuestra petición llega inmediatamente, ya sea
por obtener lo que deseamos o por ser bendecidos mediante una negación. Por cuanto
¡ay!, somos criaturas ciegas e ignorantes, incapaces de mirar dentro del curso y de los
designios de la Providencia y de ver como Dios ha ordenado el bien y el mal conforme
a Su propósito: muchas veces confundimos el mal por bien debido a la apariencia de bien
que éste toma de momento: sí, una vista tan corta es la nuestra, que no podemos mirar
más allá de las apariencias presentes y externas. Mas Dios, que ve a través de toda la
serie y conexiones de Su propio consejo, sabe que aquellas cosas que nosotros deseamos
y tenemos por buenas, muchas veces, son en realidad malas: y por lo tanto, nuestra
sabiduría es rendir todos nuestros deseos a Su disposición y decir, ´Señor, aunque
muchos deleites temporales puedan parecerme buenos y deseables al tiempo presente,
con todo tú eres infinitamente sabio, y conoces cuáles serán las consecuencias y demás
de ellos: te pido por ellos, si es que se apegan a tu voluntad; y si tú ves que realmente
habrán de ser para mi bien, como ahora supongo que lo son. Si no han de ser así, ruego
por el favor de la negación.´ Esta es la forma adecuada en la que un corazón cristiano
debería acercarse a pedir por las bendiciones temporales de Dios; y si pide cualquier
bien terreno de esta forma, no puede pedir mal” (Ezekiel Hopkins, 1633-1689).

En cuarto lugar, de acuerdo con el pacto bajo el cual fueron establecidas las mismas;
muchas de las promesas hechas a los patriarcas y a sus descendientes eran de carácter
típico (de tipos, figura). Las bendiciones terrenales prefiguraban a las celestiales. Esto no
es una aserción arbitraria de parte nuestra, dado que incluso hasta el más indocto en las
cosas de Dios, es consciente de que cada cosa durante las economías Abrahámica y
Mosaica tenían un significado figurativo. Si bien es cierto que todas las promesas del
Antiguo Testamento tuvieron un cumplimiento literal en algunos de los hijos de Dios,
sin embargo no así en todos, porque incluso entonces las promesas concernientes a las
bendiciones temporales necesariamente tenían esta condición: si promovían felicidad
espiritual y eterna – de lo contrario no hubieran sido promesas sino amenazas, y el
cumplimiento o derramamiento de ellas hubiera sido una trampa y una maldición en
lugar de bendiciones.

Sin embargo, que no se concluya de lo que ha sido dicho que, el sentido literal de aquellas
promesas del Antiguo Testamento concernientes a las bendiciones materiales, no aplican
para los cristianos de hoy en día. Lo mayor incluye a lo menor. Nosotros, quienes somos
sus hijos espirituales y somos “bendecidos con el creyente Abraham” (Gál.3:9), podemos
con toda razón hacer de las promesas hechas a su simiente natural el fundamento de
nuestra fe. Aun permanecemos en el cuerpo mientras estamos en esta tierra, y nuestras
necesidades físicas son las mismas que las que tenían los judíos de antaño, y conforme a
nuestra fe y obediencia nos será hecho. El Señor Jesús declaró con toda franqueza, “Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”

(Mat.6:33), y por “estas cosas” se refiere al vestido y el alimento. 1 Timoteo 4:8
expresamente afirma: “la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida
presente
, y de la venidera.”

Como ejemplo e ilustración de lo que hemos señalado, tómese la promesa que el Señor
le hizo a Abraham en Génesis 13:15, “Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu
descendencia para siempre.” Ahora bien, el cumplimiento de esta promesa ha de
entenderse en una manera doble. Primero, místicamente o sacramentalmente. La tierra
de Canaán no habrá de considerarse únicamente como un país fructífero y fértil en Asia,
sino también como un tipo y figura de aquella Canaán celestial en donde todas las
bendiciones son halladas en su plenitud. Es por esta misma razón que Cristo llamó al
cielo “el seno de Abraham” (Luc.16:22), en vez de llamarlo por el nombre de cualquier
otro de los patriarcas: no dijo “el seno de Abel,” o de Enoc, o de Moisés, ni tampoco de
David, sino que lo llamó: el seno de Abraham. De ahí aprendemos que en el cumplimiento
de Sus promesas Dios a menudo concede no solo aquello específicamente prometido,
sino también algo proporcional a ello o algo mejor. Así, al prometer larga vida (Ef.6:3),
se anticipa en cierto modo a la vida eterna. En segundo lugar, Abraham heredó Canaán
(cuatrocientos treinta años después) en su posteridad (en sus descendientes): ellos
estaban en él cuando Dios hizo la promesa.

“Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es
Cristo” (Gál.3:16). Respecto a este tema, no podemos hacer nada mejor que citar las
palabras de James Haldane (1848): “La promesa original era que Dios bendeciría a
Abraham, y haría de él una nación grande; y que en él serían benditas todas las familias
de la tierra (Gén.12:1-3). Luego de transcurridos muchos años, Dios se dignó a entrar
en un pacto o compromiso solemne con Abraham, que contenía tres distintivas
promesas: primero, que aquel quien había pasado mucho tiempo sin hijos sería padre de
muchedumbres; segundo, que Él le sería por Dios a él y a su simiente; tercero, que le
daría a él y a sus descendientes la tierra de Canaán por heredad perpetua (Gén.17:4-8).”

Cada una de estas promesas recibe un cumplimiento literal y espiritual. El cumplimiento
literal de la primera fue, la multitud que brotó de Abraham, los millares de millares de
Israel (Num.10:36). Pero esta promesa tenía también un cumplimiento espiritual, del
cual el literal no era sino un tipo o figura, y a esto se refería el Apóstol cuando dijo, “Por
tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su
descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe
de Abraham, el cual es padre de todos nosotros (como está escrito: Te he puesto por
padre de muchas gentes delante de Dios), a quien creyó, el cual da vida a los muertos,
y llama las cosas que no son, como si fuesen” (Rom.4:16-17). En este sentido Abraham
fue el padre de todos los creyentes, y solo de ellos, sean judíos o gentiles. De ahí que
los judíos, cuando fueron desechados por rechazar a Cristo, sean representados como
quejándose de que Abraham no los reconozca (Isa.63:16).

La segunda promesa fue, que el Señor le sería por Dios a él y a su descendencia. Esto
halla su cumplimiento en las riquezas y en la prosperidad que tuvo Abraham, y en Israel
según la carne, siendo puestos bajo relación de pacto con Dios; por lo cual Él vino a
serles por Dios, y los reconoció como pueblo suyo. Su cumplimiento espiritual fue, Dios
convirtiéndose en el Dios del verdadero Israel – los hijos de Abraham por la fe –
mediante un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

La tercer promesa fue la heredad de la tierra de Canaán, cumplida literalmente en su
conquista y ocupación, y espiritualmente en la posesión de una Patria Mejor, la cual todos
aquellos que son de la fe de Abraham la tendrán por heredad perpetua. Uno de los
grandes medios por los cuales Satanás ha corrompido el Evangelio, ha sido el
entremezclar los cumplimientos literales y espirituales de las promesas, - confundiendo
así el nuevo pacto con el antiguo pacto. El último era un tipo del primero, y a esto
mismo se refiere el Apóstol cuando habla de la revelación del misterio “que se ha
mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por
las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a
conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe” (Rom.16:25-26). El misterio aquí
mencionado es, el significado oculto de los tratos de Dios para con la descendencia de
Abraham, a la cual Pablo frecuentemente hace referencia en sus epístolas.

Sí, cientos de años atrás Satanás procuró corromper la Verdad de Dios confundiendo el
cumplimiento y sentido literal de las promesas Abrahámicas con el espiritual
correspondiente. Durante las dos últimas generaciones sus esfuerzos se han concentrado
mayormente en negar que las promesas tengan algún sentido, importancia, y aplicación
espiritual en lo absoluto. Cuan cierto es que “el hombre natural (sin importar cuan
versado sea en la letra de las Escrituras) no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios,” no puede conocerlas porque “se habrán de discernir espiritualmente,” y al no ser
espiritual, es decir, no regenerado, carece de “discernimiento espiritual.” Luego
diremos más de esto en los siguientes artículos.
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

ESTÁ CLARO que los que RECHAZAN la PALABRA de DIOS... DESPUÉS de que SE LES PRESENTAN las PRUEBAS BÍBLICAS de SU ERROR... y que ESTÁN CLARAS y CONCISAS DENTRO de su CONTEXTO... y LAS NIEGAN... ES porque NO ESCUCHAN la VOZ de CRISTO y LA RECHAZAN... APOSTATANDO... lo cual... SEGÚN el TESTIMONIO del MISMO JESUCRISTO... ES PORQUE NO SON OVEJAS SUYAS... porque SI LO FUESEN... OIRÍAN la VOZ de CRISTO y SE ARREPENTIRÍAN de SU ERROR y APOSTASÍA... ¡ASÍ que yo SÓLO CREO en el TESTIMONIO de JESUCRISTO... y RECHAZO a los que NIEGAN el TESTIMONIO de la PALABRA de DIOS... CONSIDERÁNDOLES... FALSOS HERMANOS (Mateo 7:16)!

Juan 10:25-26
Jesús les respondió: OS LO HE DICHO, y NO CREÉIS; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero VOSOTROS NO CREÉIS, PORQUE NO SOIS DE MIS OVEJAS, COMO OS HE DICHO.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
Segunda Parte

En vista de las confusiones ....más de esto en los siguientes artículos.

Estimado Bíblico,

Este foro es de discusión, no es para que copies y pegues en extenso las ideas de otros, sin siquiera poner la cita. Eso es piratería y es spam.

Así como existe esta obra contra el dispensacionalismo existen otras muchas, muy buenas por cierto, a favor de esta metodología.

Te lo digo porque lamentablemente hay personas muy ávidas para satanizar sin el menor análisis ni imparcialidad lo que no entienden.

El punto contigo, es que te invito a que opines lo que tu hayas estudiado en la Biblia, y no que copies y pegues grandes extensiones del pensamiento de otras personas distintas a ti ¿o eres tú el autor? te lo pregunto pues no es ético que no pongas quien es el autor y de donde lo copiaste y pegaste. Cada que copies la idea de otro, deberías poner el nombre, la cita y encerrar sus dichos entre comillas. De lo contrario es piratería y fraude.

Gracias.
 
Yiye avila era dispensacionalista y fue un gran evangelista usado por Dios con milagros contundentes hasta la resurreccion de muertos y sanidades de ciegos de nacimiento .

 
Yiye avila era dispensacionalista y fue un gran evangelista usado por Dios con milagros contundentes hasta la resurreccion de muertos y sanidades de ciegos de nacimiento .

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Salud y bendición en la paz de Cristo.

YA CRISTO ADVIRTIÓ ESTO para que SU PUEBLO NO FUESE ENGAÑADO por los PRODIGIOS y MILAGROS.

Mateo 24:24-25
Porque SE LEVANTARÁN FALSOS CRISTOS, Y FALSOS PROFETAS, Y HARÁN GRANDES SEÑALES Y PRODIGIOS, DE TAL MANERA QUE ENGAÑARÁN, SI FUERE POSIBLE, AUN A LOS ESCOGIDOS.
YA OS LO HE DICHO ANTES.

La ÚNICA SEÑAL VÁLIDA para DIOS... ES el TESTIMONIO de la MISMA ESCRITURA.

2 Pedro 1:18-19
Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.
TENEMOS TAMBIÉN LA PALABRA PROFÉTICA MÁS SEGURA, A LA CUAL HACÉIS BIEN EN ESTAR ATENTOS COMO A UNA ANTORCHA QUE ALUMBRA EN LUGAR OSCURO, HASTA QUE EL DÍA ESCLAREZCA Y EL LUCERO DE LA MAÑANA SALGA EN VUESTROS CORAZONES;

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

YA CRISTO ADVIRTIÓ ESTO para que SU PUEBLO NO FUESE ENGAÑADO por los PRODIGIOS y MILAGROS.


Mateo 24:24-25
Porque SE LEVANTARÁN FALSOS CRISTOS, Y FALSOS PROFETAS, Y HARÁN GRANDES SEÑALES Y PRODIGIOS, DE TAL MANERA QUE ENGAÑARÁN, SI FUERE POSIBLE, AUN A LOS ESCOGIDOS.
YA OS LO HE DICHO ANTES.

La ÚNICA SEÑAL VÁLIDA para DIOS... ES el TESTIMONIO de la MISMA ESCRITURA.

2 Pedro 1:18-19
Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.
TENEMOS TAMBIÉN LA PALABRA PROFÉTICA MÁS SEGURA, A LA CUAL HACÉIS BIEN EN ESTAR ATENTOS COMO A UNA ANTORCHA QUE ALUMBRA EN LUGAR OSCURO, HASTA QUE EL DÍA ESCLAREZCA Y EL LUCERO DE LA MAÑANA SALGA EN VUESTROS CORAZONES;

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad

Esa misma palabra dice

" y estas senales seguiran a los que creen "
 
Me pueden decir donde esta en la biblia la palabra "dispensacion" ¿?? yo no la encuentro, pero si encontre algo relevante que es la palabra "pacto" .
las famosas dispensaciones son una excusa para poder meter el falso rapto? yo creo q si...hagan una nueva biblia como los testigos de Jehova y listo, dejen las ambiguedades y el manoseo he imposicion de tradiciones de hombres sobre doctrinas extrabiblicas... alla los tontos que usan la biblia de desodorante abajo del brazo y cuando le dices que busque 2 timoteo lo ves hurgando en las primeras paginas de la biblia... para ellos son las doctrinas del rapto y el dispsensacionalismo.
 
Estimado Bíblico,

Este foro es de discusión, no es para que copies y pegues en extenso las ideas de otros, sin siquiera poner la cita. Eso es piratería y es spam.

Así como existe esta obra contra el dispensacionalismo existen otras muchas, muy buenas por cierto, a favor de esta metodología.

Te lo digo porque lamentablemente hay personas muy ávidas para satanizar sin el menor análisis ni imparcialidad lo que no entienden.

El punto contigo, es que te invito a que opines lo que tu hayas estudiado en la Biblia, y no que copies y pegues grandes extensiones del pensamiento de otras personas distintas a ti ¿o eres tú el autor? te lo pregunto pues no es ético que no pongas quien es el autor y de donde lo copiaste y pegaste. Cada que copies la idea de otro, deberías poner el nombre, la cita y encerrar sus dichos entre comillas. De lo contrario es piratería y fraude.

Gracias.


Escribes como si fueras un administrador de este foro: ¿Lo eres?:

https://forocristiano.com/threads/que-piensan-del-dispensacionalismo-es-herejia-si-o-no.62789/post-3380778
 
Última edición:
Me pueden decir donde esta en la biblia la palabra "dispensacion" ¿?? yo no la encuentro, pero si encontre algo relevante que es la palabra "pacto" .
las famosas dispensaciones son una excusa para poder meter el falso rapto? yo creo q si...hagan una nueva biblia como los testigos de Jehova y listo, dejen las ambiguedades y el manoseo he imposicion de tradiciones de hombres sobre doctrinas extrabiblicas... alla los tontos que usan la biblia de desodorante abajo del brazo y cuando le dices que busque 2 timoteo lo ves hurgando en las primeras paginas de la biblia... para ellos son las doctrinas del rapto y el dispsensacionalismo.

Quizás este artículo te sea de utilidad.


Saludos.