A los foristas católicos...

Originalmente enviado por: Gabaon
Dios te bendiga Joaco.

Realmente no tengo mucho tiempo para leer todo el epígrafe, pero creo que le puedo adelantar algo de lo que Catholico34 quiere hacer que usted se de cuenta.
Gabaón,
Un abrazo para usted.

Sepa que, al igual que usted, no dispongo de mucho tiempo. Entiendo bien lo que usted me comentó en su respuestas y lo que intenta decirme aquí, aunque difiero de su pensamiento respecto a los motivos del citado forista.
Originalmente enviado por: Gabaon
La única razón por la que podemos tomar el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento como Palabra de Dios es porque así lo ha dicho la Iglesia. No hay más razones. Por más que usted busque y rebusque sólo tiene una razón para aceptar el canon bíblico que tenemos hoy: La Iglesia decidió que fuera así.
Disculpe, ¿es la iglesia la que así lo ha dicho? ¿Y quién se lo dijo a la Iglesia Gabaón? ¿Quién el dijo cuáles si y cuáles no? ¿No fué acaso Dios mismo a través de su Santo Espíritu? Entonces no es por la iglesia, sino por Dios que creemos en la Escritura.
Originalmente enviado por: Gabaon
Creo que Catholico34 está tratando de hacerle ver que usted dice creerle solamente a La Biblia y La Biblia no le dá razones para creer en ella. No se encierre.
Y fijese que yo creo que no es ni la iglesia, ni ningún magisterio humano el que tiene que decirme, sino el Espíritu, y la misma escritura así lo declara:

Jn:16:13: Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, Él os guiará á toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir.

Jn:14:26: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho.


¿O acaso estas promesas no eran también para nosostros. Entonces ¿Quién nos enseña, la Iglesia o el E.S.?

Escrito está:
1Jn:2:26: Os he escrito esto sobre los que os engañan.
1Jn:2:27: Pero la unción que vosotros habéis recibido de él, mora en vosotros, y no tenéis necesidad que ninguno os enseñe; mas como la unción misma os enseña de todas cosas, y es verdadera, y no es mentira, así como os ha enseñado, perseveraréis en él.


¿Cree usted esto Gabón o necesita del magisterio de su iglesia?
Originalmente enviado por: Gabaon
Catholico34 no le está restando autoridad, ni reverencia, ni respeto, ni su correcto lugar preeminente a la Palabra de Dios, La Biblia.
Disculparas que no comparte este pensamiento tuyo, para mí si lo está haciendo.
Originalmente enviado por: Gabaon
Catholico34 está tratando de que usted vea que usted cree en cosas que no están en La Biblia. Más allá, podríamos llegar a la conclusión de que "La Biblia" no basta. No se rasgue los vestidos y trate de entender lo que le están diciendo.
Disculpará de nuevo, pero los que creen en cosas que no están en la Biblia son ustedes y es por ello que niegan la suficiencia de la Escritura para dar razón de ser al magisterio de su iglesia.
Originalmente enviado por: Gabaon
Muy buenos cristianos, piadosos y todo los demás epítetos que podamos darles, tuvieron opiniones bien diversas sobre el canon bíblico y la controversia se acabó cuando La Sede Romana optó por un canon. Las divergencias sobre el canon siempre han existido, siempre, siguen hasta hoy, pero el canon que tenemos la mayoría de los cristianos, y lo que consideramos Nuevo Testamento como Palabra de Dios, son los libros que La Iglesia Católica ha dicho que lo son. Por sus múltiples razones los protestantes han decidido no aceptar los 46 libros del Antiguo Testamento y prefirieron aceptar la opinión de los Judios no-cristianos que se reunieron en el 70 para decidir qué era Palabra de Dios y qué no. Al fin de cuentas usted tendrá que aceptar una opinión no-bíblica para aceptar La Biblia.
¿Ya lo ve? Para usted tenemos la Biblia gracias a la iglesia católica, para mí es gracias al Espíritu Santo.

Reflexione sobre estas palabras gabón, que son Palabra de Dios, no de hombres:

1Jn:5:19: Sabemos que somos de Dios, y todo el mundo está puesto en maldad.
1Jn:5:20: Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero: y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
1Jn:5:21: Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
¿No será que el magisterio de su iglesia es su idolo?

A Dios sea toda Gloria y todo honor.
 
Originalmente enviado por: Catholico34
Joaco,

Este epígrafe... lo has abierto tu. Así que no te vayas por las ramas. Las preguntas las hice yo primero.

Así que responde con la Biblia en la mano. Y déjate de decir que yo desvío el tema. !!Si estoy preguntando justo las preguntas que tú me citas!!.
nadie ha dicho lo contrario, abrí este epígrafe para saber, en primer lugar, lo que sus correligionarios opinaban sobre su comentarios, y en segundo, para que me respondieran las preguntas que usted ha hecho, si usted quiere que yo le de mis respuestas, ya le he comentado lo que tiene que hacer, así que, si tantas ganas tiene que le responda, haga lo que le he pedido, así es de simple, no me niego, sólo le pido que coopere (ya que tanto le gusta) conmigo en lo que le he pedido ¿puede o no?
Originalmente enviado por: Catholico34
¿Tienes alguna respuesta coherente?.
¿Le parece lo suficientemente coherente lo que le pido? Pue ande y coopere conmigo para que le pueda responder.
Originalmente enviado por: Catholico34
(A ser posible sin excesivos plagios?.
Ya ve, pero si ya lo decía que usted dice las cosas de dientes para afuera, ¿pues no que ya no me preocupára? Ya sabía que usted iba a utilizar esto cada vez que puediera, para atacar, usted está mostrando sus recursos: la burla, el ataque, la distracción, la tragiversación de lo dicho por otros (ve como se apega usted a la descrpción de los argumentadores falaces), pero en fin, ahí deja de manifiesto su "obrar" y con estas "obras" nos muestra también su "fe".

Originalmente enviado por: Catholico34
Si puedes contestar con el Sola Scriptura.. sería de una coherencia para agradecer.
Pues ande usted, vaya al foro dónde empezó todo esto de la Escritura, aclare los puntos que dejó pendientes y con gusto le respondo todo lo que quiera.

Originalmente enviado por: Catholico34
Dios te bendiga.
Le aconsejo que no siga bendiciendo si no lo siente Catholico34, recuerde que esto debe hacerse sin finjimiento y ya conocemos lo que realmente hay en su corazón, así que la menos sea honesto en esto.

Reciba mis saludos.
 
Dios te bendiga Joaco.

Mi querido Joaco, no vea fantasmas, ni idólatras donde no los hay; le exhorto amorosamente una vez más a que trate de entender lo que le estoy diciendo y no lo que usted cree que yo entiendo.

Y fijese que yo creo que no es ni la iglesia, ni ningún magisterio humano el que tiene que decirme, sino el Espíritu, y la misma escritura así lo declara

Ahora usted tiene como cohartada al Espíritu, ya usted ha podido encontrar otra fuente de verdad distinta de Las Escrituras. Vamos bien!!! Y para enfatizarlo, ha encontrado en Las Escrituras prueba de que el Espíritu le enseñará cosas que no están en Ellas. Amén!

Si le he entendido bien usted atestigua que quien le ha dicho que el canon neotestamentario a usted y a sus hermanos tiene veintisiete (27) libros y se los ha nombrado ha sido el Espíritu y no La Iglesia. Wow!!!, creo que Jerónimo, Ireneo, Ignacio, Eusebio, Lutero, Carlstadt y Osiander deben de sentirse muy envidiosos de que el Espíritu no les revelara a ellos tal cosa (y se lo pidieron tanto) y los haya hecho pasar tantas luchas para entender qué era Su Palabra y qué no.

Pero bien, para que no le queden dudas, yo tampoco dudo ni un instante que soy templo del Espíritu Santo desde que recibí mi bautismo y he recibido una unción especial el día que, al igual que los de Samaria a manos de Pedro y Juan, recibí mi confirmación.

Pero me parece que usted ha menospreciado el papel de la Esposa de Cristo, su cuerpo, La Iglesia, aquí en la tierra; "Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia" (Efesios 5, 32) decía el Apóstol con profundidad mística... para en otro sitio referirse a ella como "columna y fundamento de la verdad" (1 Timoteo 3, 15); aún los ángeles desconocen lo que Dios le muestra a su Iglesia y se enteran por medio de ella: "para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora manisfestada a los Principados y a las Potestades en los cielos, mediante La Iglesia." (Efesios 3, 10) y para que a nadie se le olvide tampoco que el Espíritu obra en su Iglesia nos ha dicho Pablo: "Y así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como maestros..." (1 Corintios 12, 28)...

¿Sabe cuál es el único criterio infalible para determinar si algo está en el error o viene de Dios? La Biblia lo dice, si contradice lo dicho por la Iglesia y no se somete a su juicio pues sencillamente es falso: "Nosotros somos de Dios Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha. En eso conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error". (1 Juan 4, 6)

A Dios sea toda Gloria y todo honor.
"a Él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todoas las generaciones y todos los tiempos Amén." (Efesios 3, 21)

En el Amor de Jesús.
Gabaon.
 
Joaco,

Por favor no me moralize usted demasiado. Le vuelvo a repetir que en el epígrafe inicial yo fui el primero en hacer esas preguntas.

Pero dado que veo que no tiene la más mínima respuesta bíblica para seguir con su original teoría de que el Espíritu Santo nos dice - no se sabe donde- que la Biblia es la única autoridad en materia de fe.

Digo, que al menos podría usted contestarnos a la pregunta facilita.. esa de :
".. a vosotros os parece.."

Díganos un número al menos...¿O tan poco ha leido nunca ese versículo?

Dios le bendiga.
 
¿Nadie se anima?
 
Yo me rindo...

Te dire que me da tristeza que considereis que los primeros cristianos eran "catolicos". Incluso digas textualmente que los pones para que se vea el "olor a catolicos" que tienen.

Realmente me da lastima.

¿No te es suficiente el olor fragante de los autenticos cristianos?
¿No es suficiente que Cristo se deje ver?

Estoy seguro que sabes que la Iglesia es el cuerpo de Cristo del cual El es cabeza. ¿Sabes que El fue sin pecado?. De verdad crees que su precioso Cuerpo, el que El va a arrebatar, el que El coronara, convivira o habra convivido con el pecado.
La Iglesia del Señor no ha conocido JAMAS ni NUNCA conocera el pecado. Es Imposible. Ni ha visto ni vera corrupcion.

"Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción. Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas:
Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y desapareced;
Porque yo hago una obra en vuestros días,
Obra que no creeréis, si alguien os la contare." Hechos 13.35-41

Eso es lo maravilloso, cuando se es cristiano, nos gozamos viendo el testimonio y la vida de otros cristianos. La hermosa comunion de los santos.

Deseo con todo mi corazon, que un dia dejes de "buscar" lo que quieres encontrar y busques. dejes de intentar "forzar la puerta" y llames.

Recordad que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.

Que el Señor os bendiga


PD. Catolico, te digo como Pablo: "Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios"
 
Originalmente enviado por: Emaus
Yo me rindo...

Te dire que me da tristeza que considereis que los primeros cristianos eran "catolicos". Incluso digas textualmente que los pones para que se vea el "olor a catolicos" que tienen.

¿Quiénes eran los Padres Apostólicos?

Tras los llamados "años oscuros", esas fechas de finales del s. I d.c. y principios del s. II d.c. donde nada sabemos de aquellos colaboradores de los apóstoles como Timoteo, Filemón, Bernabé, etc. de los cuales se nos habla tan abundantemente en el Nuevo Testamento, surgen unos personajes a los que llamamos "Padres Apostólicos" puesto que conocieron en vida a alguno de los apóstoles, recibiendo de ellos la enseñanza del Evangelio (pensemos que el apóstol Juan, el más longevo de los doce, murió en Efeso en el año 100 d.c.).

Es por lo anterior que conocer su vida y sus escritos se convierte en tarea indispensable para aquellos que quieren conocer más a fondo cómo el legado de la fe pudo llegar limpio hasta nuestros días, en medio de tantas persecuciones durante los veinte siglos que les siguieron. De igual interés será conocer sus escritos y doctrinas, para aquellos cristianos confundidos por la gran cantidad de nuevas teologías, movimientos y "unciones" que surgen en el seno de las grandes denominaciones cristianas.

Fuente de inspiración para los cristianos "Católicos" en el sentido teológico original del término, han tratado de ser usados por las grandes denominaciones para justificar sus posturas teológicas. Así Los Romanos tratan de ver en algunos textos muy forzados de Ignacio o Clemente la primacía de Roma sobre el resto de la cristiandad.

Por último, no confundir a los "Padres Apostólicos" de los que hablamos, con los llamados "Padres de la Iglesia" de siglos muy posteriores (IV y V d.c.) como Juan Crisóstomo, Agustín de Hipona, etc. (que no son sino los padres de la iglesia católico-romana).

Estos son:

Clemente de Roma: Judío, obispo de Roma entre el 92 al 101 d.c. y discípulo del apóstol Pablo. Se le menciona en Filipenses 4:3. La iglesia Católico-Romana le considera el tercer "Papa" al frente de la sede de Roma.
Ignacio de Antioquia: Obispo de Antioquia. Mártir en el circo romano en el 110 d.c. discípulo de los apóstoles Pedro y Pablo.
Policarpo de Esmirna: Obispo de Esmirna. Discípulo de Juan el apóstol y maestro de Ireneo de Lyon. Quemado como Mártir en el 156 d.c.
 
CLEMENTE DE ROMA

Judío, obispo de Roma entre el 92 al 101 d.c. y discípulo del apóstol Pablo. (La iglesia Católico-Romana le considera el tercer "Papa" al frente de la sede de Roma en su lista de sucesión).

En el año 96 d.c. (todavía estamos en el s. I y aún vive el apóstol Juan) en la iglesia de Corinto se ha producido una escisión: una serie de miembros descontentos han depuesto a los obispos y presbíteros de la iglesia, algunos de ellos, según nos cuenta el mismo Clemente, designados directamente por los apóstoles (Clemente a los Corintios 44:1-3). Ante tan grave escándalo, y sin que se le hubiese pedido su intervención, Clemente, obispo de Roma decide enviar una carta. Este Clemente, muy probablemente judío, es al cual, según Orígenes y Eusebio de Cesarea (Hist. Ecl. VI, 3.15), se refiere el Apóstol Pablo en su carta a los Filipenses, capítulo 4, versículos 2 al 3: "Ruego a Evodia, y también a Síntique, que se pongan de acuerdo como hermanas en el Señor. Y a ti, mi fiel compañero de trabajo, te pido que ayudes a estas hermanas, pues ellas lucharon a mi lado en el anuncio del evangelio, junto con Clemente y los otros que trabajaron conmigo. Sus nombres ya están escritos en el libro de la vida.".

Clemente en esta carta, escrita unos 10 años antes de las de Ignacio tras las persecuciones de Domiciano, por lo que la podemos datar sin error hacia los años 96-98 d.C., con la mansedumbre propia de un padre, pero la firmeza que su ministerio confirmado por los mismos apóstoles le da a la vez, exhorta a los Corintios a cesar en su obstinada actitud divisora. En efecto, no han pasado 40 años desde que el mismo Pablo el Apóstol les escribiese en su primera epístola a los Corintios, exhortándoles a no causar ni fomentar divisiones, pero parece que dicha exhortación ha sido olvidada cuando Clemente les escribe.

Leyendo la carta de Clemente a los Corintios, nos parece estar delante de una de las famosas epístolas perdidas del apóstol Pablo, el estilo, la exhortación, la doctrina, las expresiones, en todo nos recuerdan a su maestro, el apóstol de los gentiles. De hecho Clemente en algún momento llega a citar un texto, que él considera inspirado y de la escritura, pero del cual se ignora su procedencia (22:3), ¿no estaremos ante una cita de algún escrito perdido del apóstol Pablo?. Es hermoso como de modo sencillo, sin dejar de citar en todo momento las Escrituras, les expone a los Corintios un compendio de ejemplos y exhortaciones para que se vuelvan de su locura divisora.

La carta de Clemente es además un compendios extraordinario para conocer la liturgia de los cristianos de Roma del siglo I

El catolicismo romano no ha dejado pasar la ocasión para presentar esta carta como una prueba de que ya desde la antigüedad cristiana más remota, el obispo de Roma contaba con primacía jerárquica sobre las demás iglesias. Consideramos absolutamente forzadas estas conclusiones, para el lector independiente del texto clementino.

Los teólogos protestantes podrán encontrar a su vez en esta preciosa epístola, aún de tiempos apostólicos, una confirmación de la doctrina de la justificación por la sola fe en la gracia salvadora de Dios: "De igual modo nosotros, por Su voluntad llamados en Cristo Jesús, nos santificamos no por nuestros méritos, sabiduría, inteligencia, piedad o cualquier otra obra que hacemos en santidad de corazón, sino por la fe, por la cual Dios Todopoderoso ha santificado a todos desde el principio" (Clemente a los Corintios 32:4)

Tan respetada fue esta carta que incluso se incluyó tras la Biblia en el códice Alejandrino del siglo V que ahora se guarda en el Museo Británico.
 
IGNACIO DE ANTIOQUIA

Nacido entre los años 30 al 35 d.c. en Siria, aparentemente conoció en su juventud a los apóstoles Pedro y Pablo, de los que escucharía directamente el Evangelio, y probablemente también fue discípulo del apóstol Juan.

Es Ignacio (como Clemente y Policarpo) el único lazo que nos une históricamente con la época apostólica

Obispo de la ciudad de Antioquia en tiempos del emperador Trajano (98-117 d.C.), fue, según la tradición paleocristiana, el tercer obispo de dicha ciudad después del mismo apóstol Pedro y de Evodio. En esta ciudad había numerosos judeocristianos procedentes de la destrucción de Jerusalén y su templo en el año 70 d.C.

En el año 107 d.c. es acusado y llevado a Roma para ser devorado por los leones en el circo. En el camino a su martirio escribe siete cartas a siete iglesias por las que va pasando, y que han llegado hasta nosotros como testimonio de la pureza apostólica del Evangelio predicado por estos hombres (se diría leyéndolas, que se está ante epístolas perdidas de algún apóstol). Cargadas de emoción, son una fuente de inspiración para los cristianos de todos los tiempos.

LOS JUDAIZANTES Y LOS DOCETISTAS
Las cartas presentan a Ignacio como defensor de una ortodoxia que algunos estudiosos han presentado como "de centro" frente a dos polos dentro de la iglesia de finales del siglo I y principios del II: el Judeocristiano (¿Ebionita?) y el docetista (espiritualidad "mística" de tipo gnóstico griego), aunque en algunas cartas como en la de los magnesios, acusa a unas mismas personas de judaizantes y docetistas.

Frente a estas corrientes, presenta él un alegato de la fe que les ha sido legada por la tradición apostólica, contra la teología docetista:

"Haceos sordos cuando se os predique prescindiendo de Jesús el Cristo, del linaje de David, el Hijo de María, el que realmente nació, comió y bebió, que realmente fue arrestado por Poncio Pilato, que realmente fue crucificado, muerto a la vista de los seres celestiales, terrestres, e infernales. El que verdaderamente también verdaderamente resucitó de los muertos, al haberle levantado el Padre. El Padre que también a nosotros, de modo semejante, nos levantará a a los que creemos en Él, en Jesús el Cristo, sin el cual no tenemos la Vida Verdadera" (Trallanos 9:1-2)

Parece también por algunas de sus afirmaciones, que también enfrentó un error diferente del de los docetistas y judaizantes: el de los que condicionaban su reconocimiento de los ministerios eclesiásticos a la excelencia de los dones carismáticos.

LA UNIDAD DE LA IGLESIA: LA TRIPLE JERARQUÍA

Insiste también Ignacio, y este es el tema principal en sus cartas, a la unidad de la Iglesia, y presenta por primera vez en la historia de la Iglesia cristiana Primitiva, la concepción de la triple jerarquía: Un episcopado monárquico en la cabeza, el presbiterio y por último el diaconado; mientras que los documentos más antiguos del cristianismo, hacen referencia unas veces a un único colegio de ancianos (presbíteros) y otras a una jerarquía de dos grados: obispo y presbíteros.

Para Ignacio la unidad de los cristianos con Cristo, se traduce en la unidad de los cristianos entre si y su sujeción al obispo, y por ende, la unidad de la Iglesia.

El catolicismo-romano ha usado la carta a los romanos con la pretensión de que en su introducción a la epístola, supone un pretendido reconocimiento de primacía a esta iglesia, a la que menciona como "...la que reside en el territorio de los romanos... la que preside en la unión del amor..." De modo que algunos (no todos) los estudiosos y apologistas romanos, tratan de ver en esta expresión "preside" una referencia a que "preside" de modo jerárquico sobre el resto de la cristiandad. Nada en la carta indica que esta sea la interpretación de esta expresión. En todo caso de manera recíproca, un protestante interesado en demostrar sus tesis y creencias, leyendo las epístolas de Ignacio (y las del resto de la antigüedad paleocristiana) con esta intención, encontraría muchas más oportunidades de rebatir infinidad de dogmas y doctrinas romanistas que a la inversa -lo que de hecho sucedió en la época de la reforma-, pero esto no es el objeto del estudio serio de la historia, ni de esta WEB.

EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

Ignacio de Antioquia es el primero en hablar del matrimonio en la iglesia, aunque como práctica común y establecida en el seno de esta iglesia de los principios del siglo II, así dice "...los varones y las mujeres que deseen casarse, deben realizar su enlace conforme a las disposiciones del obispo..." (Filipenses 5:2). Y si bien el matrimonio jurídicamente no lo impuso la iglesia hasta el siglo X, vemos por Ignacio que ya desde la antigüedad paleocristiana, se practicaba como sacramento teológico.

EL MARTIRIO CRISTIANO

Especialmente impactante son sus palabras a los creyentes de Roma, a los que escribe desde Esmirna, al saber que hacían planes para salvarle y evitarle el martirio. Les dice así: "Dejadme que sea entregado a las fieras, puesto que por ellas puedo llegar a Dios. Soy el trigo de Dios, y soy molido por las dentelladas de las fieras, para que pueda ser hallado pan puro. Antes, atraed a las fieras, para que puedan ser mi sepulcro, y que no deje parte alguna de mi cuerpo detrás, y así, cuando pase a dormir, no seré una carga para nadie. ENTONCES SERÉ UN VERDADERO DISCÍPULO DE JESUCRISTO" (Epístolas de San Ignacio. Romanos 4 "Los Padres Apostólicos" J.B. Lightfoot Pág. 190. Ed. CLIE 1990 Terrassa, España).

Como final diré que sobrecoge leer las epístolas de Ignacio, habiendo presentado aquí una sombra de lo que estas son, recomiendo la lectura de "Los Padres Apostólicos" J.B. Lightfoot Pág. 190. Ed. CLIE 1990 Terrassa, España

Cuanto no debemos de aprender de estos hombres los cristianos del siglo XXI y guardarnos de las nuevas y sutiles formas de herejía que se infiltran en la iglesia bajo el nombre de "nuevas unciones o movimientos del espíritu".
 
POLICARPO DE ESMIRNA

Policarpo, obispo de Esmirna, fue quemado como mártir en el año 155 d.c. Poco antes de su muerte, exclamó ante quien lo quería hacer apostatar de su fe a Cristo "Durante ochenta y seis años he sido su siervo, y no me ha hecho mal alguno. ¿Como puedo ahora blasfemar de mi Rey que me ha salvado?", vemos por esto, que su conversión -a edad avanzada- aconteció en el año 69 d.c. por lo cual fue contemporáneo de varios de los apóstoles, especialmente del apóstol Juan, de quien recibió directamente sus enseñanzas, como nos da a entender su discípulo Ireneo de Lyon, cuando escribe a Florino, un presbítero romano que había caído en la herejía del gnosticismo, nos dice así: "Porque te vi cuando yo todavía era un niño, en el Asia interior, desempeñando brillante papel en la corte imperial y tratando a la par de ganarte la estimación de aquél... Puedo decir hasta el lugar en que el bienaventurado Policarpo se sentaba para dirigir su palabra, cómo entraba en materia, y cómo terminaba sus instrucciones, su genero de vida, la forma de su cuerpo, las pláticas que dirigía a la muchedumbre; como contaba su trato con Juan y con los demás que habían visto al Señor y como recordaba las palabras de ellos y qué era lo que había oído él de ellos acerca del Señor ya sobre sus milagros, ya sobre su doctrina. Todo lo cual, como quien la había recibido de quienes fueron testigos de vista del Verbo, Policarpo lo relataba de acuerdo a la Escrituras."

De Policarpo conservamos la Carta a los Filipenses y el acta de su martirio (que exponemos a continuación).

En la carta a los Filipenses, los estudiosos católico-romanos, no pueden entender porqué no se mencione para nada a un obispo de dicha iglesia, y sin embargo si lo haga con el presbiterio.

Esta carta se podría dividir en varias partes que condensarían el pensamiento que quiere transmitir: Por un lado su doctrina, que es un eco de lo que ya vimos con Ignacio: Un alegato contra el docetismo (una especie de gnosticismo dualista) donde nos cuanta como Cristo se encarnó realmente, padeció y resucitó de verdad y en carne, y no en apariencia como predicaban los docetas. Son estos hechos los que nos justifican delante de Dios sin que lo hayamos merecido: "Sabéis muy bien que hemos sido salvos por el don gratuito de Dios y no por nuestro méritos, sino porque Dios lo ha querido por medio de Jesucristo" (Filipenses 1:3), esta realidad es la que los protestantes de la reforma y de hoy en día, afirman que no se predica en el catolicismo-romano.

La organización de la iglesia que presenta Policarpo en esta epístola está basada en el presbiterio y se duele del caso de uno de la iglesia de Filipos, un tal Valente y su mujer que han caído en el pecado de la avaricia y se han apartado de la iglesia. Policarpo dicta como regla en tal caso lo siguiente: "Me contrista muchísimo el caso de ese hombre y de su mujer. Que el Señor se digne en concederles arrepentimiento sincero. Vosotros proceded con moderación en este asunto y no los consideréis como enemigos. Tenedlos como miembros enfermos y extraviados para que se preserve intacta vuestra comunidad. Obrando así os edificáis a vosotros mismos" (Fil. 11:4)

Policarpo además reitera una serie de normas de vida cristiana contra la fornicación, la avaricia, la homosexualidad, las herejías, etc., y así podemos entender la concordia que existía en las comunidades primitivas entre el hecho de la salvación por gracia por medio de la fe, con el guardar los mandamientos: "De seguro que ni yo ni nadie puede competir con la sabiduría del bendito y glorioso Pablo. Presente entre vosotros y cara a cara con los que vivían entonces (40 ó 50 años atrás) enseñó con agudeza y autoridad la Palabra de Verdad. Ausente, os escribió cartas que, si las estudiáis seriamente, os harán crecer en la fe que recibisteis. Fe que es nuestra madre común (y no la iglesia para Policarpo) mientras tenga por compañera la esperanza y sobre todo el amor a Dios, a Cristo y al prójimo. Cuando se halla uno dentro de este marco ha cumplido el mandato que asegura la justificación. Quien vive en el amor, está libre del pecado" (Fil. 3:1-3)

El acta de su martirio, impresionante, es la que sigue:

"CARTA DE LA IGLESIA DE ESMIRNA, QUE RELATA EL MARTIRIO DE SU OBISPO POLICARPO Y SUS COMPAÑEROS MÁRTIRES"

En Esmirna el año 155 d.c.

La Iglesia de Dios, establecida en Esmirna, a la Iglesia de Dios, establecida en Filadelfia, y a todas las partes de la Iglesia santa y católica extendida por todo el mundo; que la misericordia, la paz y el amor de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo sobreabunde en vosotras.

Os escribimos relatándoos el martirio de nuestros hermanos, y, en especial, del bienaventurado Policarpo, quien, con el sello de su fe, puso fin a la persecución de nuestros enemigos. Todo lo sucedido fue ya anunciado por el Señor en su Evangelio, en el cual se halla la regla de conducta que hemos de seguir. Según, El, por su permisión, fue entregado y clavado en la cruz para salvarnos. Quiso que le imitáramos, y El fue el primero de entre los justos que se puso en manos de los malvados, mostrándonos de ese modo el camino que habíamos de seguir, y así, habiéndonos precedido El, no creyéramos que era demasiado exigente en sus preceptos. Sufrió El el primero lo que nos encargó a nosotros sufrir. Se hizo nuestro modelo, enseñándonos a morir, no sólo por utilidad propia, sino también por la de nuestros hermanos.El martirio, a aquellos que le padecen, les acarrea la gloria celestial, la cual se consigue por el abandono de las riquezas, los honores e incluso los padres. ¿Acaso tendremos por demasiado el sacrificio que hacemos a tan piadoso Señor, cuando sabemos que sobrepuja con creces lo que El hizo por sus siervos, a los que éstos pueden hacer por El? Por tanto, os vamos a narrar los triunfos de todos nuestros mártires, tal como nos consta que tuvieron lugar, su gran amor para con Dios y su paciencia en soportar los tormentos. ¿Quién no se llenará de admiración al considerar cuán dulces les eran los azotes, gratas las llamas del eculeo, amable la espada que los hería y suaves las brasas de las hogueras? Cuando corriendo la sangre por los costados, con las entrañas palpitantes a la vista, tan constantes estaban en su fe, que aunque el pueblo conmovido no podía contener las lágrimas ante tan horrendo espectáculo, ellos solo estaban serenos y tranquilos. Ni siquiera se les oía un gemido de dolor; y así como habían aceptado con alegría los tormentos, del mismo modo los toleraban con fortaleza. A todos los asistía el Señor en los tormentos, no sólo con el recuerdo de la vida eterna, sino también templando la violencia de los dolores, para que no excediesen la resistencia de las almas. El Señor le hablaba interiormente y les confortaba, poniéndoles ante los ojos las coronas que les esperaban si eran constantes; e ahí el desprecio que hacían de los jueces, y su gloriosa paciencia. Deseaban salir de las tinieblas de este mundo para ir a gozar de las claras moradas celestiales; contraponían la verdad a la mentira, lo terreno a lo celestial, lo eterno a lo caduco Por una hora de sufrimientos les esperaban goces eternos.

El demonio probó contra ellos todas sus artes; pero la gracia de Cristo les asistió como un abogado fiel. También Germanico, con su valor, infundía ánimos a los demás. Habiendo sido expuestos a las fieras, el procónsul, movido de compasión, le exhortaba a que tuviese piedad al menos de su tierna edad, si le parecía que los demás bienes no merecían ser tenidas en consideración. Pero él hacía poco caso de la compasión que parecía tener por él su enemigo y no quiso aceptar el perdón que le ofrecía el juez injusto; muy al contrario, el mismo azuzaba a la fiera que se había lanzado contra el, deseoso de salir de este mundo de pecado. Viendo esto el populacho, quedó sorprendido de ver un ánimo tan varonil en los cristianos. Luego todos gritaron: "Que se castigue a los Impíos y se busque a Policarpo.

En esto, un cristiano, llamado Quinto, natural de Frigia, y que acababa de llegar a Esmirna, él mismo se presentó al sanguinario Juez para sufrir el martirio. Pero la flaqueza fue mayor que el buen deseo. Al ver venir hacia sí las fieras, temió y cambió de propósito, volviéndose de la parte del demonio, aceptando aquello contra lo que iba a luchar. El procónsul, con sus promesas, logró de él que sacrificara. En vista de esto, creemos que no son de alabar aquellos hermanos que se presentan voluntarios a los suplicios, sino mas bien aquellos que habiéndose ocultado al ser descubiertos, son constantes en los tormentos. Así nos lo aconseja el Evangelio, y la experiencia lo demuestra, porque éste que se presentó, cedió, mientras Policarpo, que fue prendido, triunfó.

Habiéndose enterado Policarpo, hombre de gran prudencia y consejo, que se le buscaba para el martirio, se ocultó. No es que huyera por cobarde, sino más bien dilataba el tiempo del martirio Recorrió varias ciudades, y como los fieles le dijesen que se diese más prisa, y se ocultase prontamente, él no se preocupaba, como si temiera alejarse del lugar del martirio. Al fin se consiguió que se escondiese en una granja. Allí, noche y día, estuvo pidiendo al Señor le diera valor para sufrir la última pena. Tres días antes de ser prendido le fue revelado su martirio. Parecióle que la almohada sobre la que dormía estaba rodeada de llamas. Al despertarse el santo anciano dijo a los que con él estaban que había de ser quemado vivo.

Cambió de retiro para estar más oculto, mas apenas llegó al nuevo refugio llegaron también sus perseguidores. Estos buscaron largo rato y no hallándole cogieron a dos muchachos y los azotaron hasta que uno de ellos descubrió el lugar en que se hallaba oculto Policarpo. No podía ya ocultarse aquel a quien esperaba el martirio. El jefe de Policía de Esmirna, Herodes, tenía gran deseo de presentarle en el anfiteatro, para que fuese imitador de Cristo en la Pasión. Además, ordenó que a los traidores se les recompensara como a Judas. Armado, pues un pelotón de soldados de a caballo, salieron un viernes antes de cenar en busca de Policarpo, con uno de los muchachos a la cabeza no como para prender a un discípulo de Cristo, sino como si se tratara de algún famoso ladrón. Encontráronle de noche oculto en una casa Hubiera podido huir al campo, pero cansado como estaba, prefirió presentarse él mismo a esconderse de nuevo, porque decía. "Hágase la voluntad de Dios; cuando El lo quiso me escondí, y ahora que El lo dispone, lo deseo yo también". Viendo, pues, a los soldados, bajo adonde ellos estaban y les habló cuanto su debilidad se lo permitió y el Espíritu de la gracia sobrenatural le inspiró.

Admiraban los soldados ver en él, a sus años, tanta agilidad y de que en tan buen estado de salud le hubieran encontrado tan pronto. En seguida mandó que les prepararan la mesa, cumpliendo así el precepto divino, que encarga proveer de las cosas necesarias para la vida aun a los enemigos. Luego les pidió permiso para hacer oración y cumplir sus obligaciones para con Dios. Concedido el permiso, oró por espacio de dos horas de pie, admirando su fervor a los circunstantes y hasta a los mismos soldados. Acabó su oración, pidiendo a Dios por toda la iglesia, por los buenos y por los malos, hasta que llegó el momento de recibir la corona de la justicia, que en todo momento había guardado. Fue montado en un asno, y cuando ya se acercaba a la ciudad, se encontraron con Herodes y su padre Nicetas, que venían en un carro. Obligáronle a montar con ellos, por ver si con este favor lograban vencer a aquel que era invencible por tormentos. Procuraron insinuarse en su ánimo y hacerle pronunciar alguna palabra menos reverente, diciéndole: "¿Qué mal puede haber en llamar señor al César y sacrificar?", y todo lo demás que el demonio les inspiraba. Refrenábase el Santo y les oía con paciencia, hasta que no pudiendo contener su celo, prorrumpió en estas palabras: "No habrá cosa que pueda hacerme mudar de propósito: ni el fuego, ni la espada, ni las prisiones, ni el hambre ni el destierro, ni los azotes". Irritados ellos con esta respuesta, cuando más veloz iba el carro arrojaron a Policarpo al camino, rompiéndosele una pierna al caer, lo que no le impidió acudir con presteza al anfiteatro, sin preocuparse mucho de sus dolores.

Al entrar en el anfiteatro se oyó una voz del cielo que decía: "Sé fuerte, Policarpo". Esta voz sólo la oyeron los cristianos que estaban en la arena, pero de los gentiles nadie la oyó. Cuando fue llevado ante el palco del procónsul, confesó valerosamente al Señor, despreciando las amenazas del juez.

El procónsul procuró por todos los medios hacerle apostatar, diciéndole tuviera compasión de su avanzada edad, ya que parecía no hacer caso de los tormentos. "¿cómo ha de sufrir tu vejez -le decía- lo que a los jóvenes espanta? Debe jurar por el honor del César y por su fortuna. Arrepiéntete y di: "Mueran los impíos". Animado el procónsul, prosiguió: "Jura también por la fortuna del César y reniega de Cristo". "Ochenta y seis años ha -respondió Policarpo- que le sirvo y jamás me ha hecho mal; al contrario, me ha colmado de bienes, ¿cómo puedo odiar a aquel a quien siempre he servido, a mi Maestro, mi Salvador, de quien espero mi felicidad, al que castiga a los malos y es el vengador de los justos?"

Mas como el procónsul insistiese en hacerle jurar por la fortuna del César, él le respondió: "¿Por qué pretendes hacerme jurar por la fortuna del César? ¿Acaso ignoras mi religión? Te he dicho públicamente que soy cristiano, y por más que te enfurezcas, yo soy feliz. Si deseas saber qué doctrina es ésta, dame un día de plazo, pues estoy dispuesto a instruirte en ella si tú lo estás paras escucharme". Repuso el procónsul: "Da explicaciones al pueblo y no a mi". Respondióle Policarpo: "A vuestra autoridad es a quien debemos obedecer, mientras no nos mandéis cosas injustas y contra nuestras conciencias. Nuestra religión nos enseña a tributar el honor debido a las autoridades que dimanan de la de Dios y obedecer sus órdenes. En canto al pueblo, le juzgo indigno, y no creo que deba darle explicaciones: lo recto es obedecer al juez, no al pueblo".

"A mi disposición están las fieras, a las que te entregaré para que te hagan pedazos si no desistes de tu terquedad", dijo el procónsul."Vengan a mi los leones -repuso Policarpo- y todos los tormentos que vuestro furor invente; me alegrarán las heridas, y los suplicios serán mi gloria, y mediré mis méritos por la intensidad del dolor. Cuanto mayor sea éste, tanto mayor será el premio que por él reciba. Estoy dispuesto a todo; por las humillaciones se consigue la gloria"."Si no te asustan los diente de las fieras, te entregaré a las llamas"."Me amenazas con un fuego que dura una hora, y luego se apaga y te olvidas del juicio venidero y del fuego eterno, en el que arderán para siempre los impíos. ¿Pero a qué tantas palabras? Ejecuta pronto en mi tu voluntad, y si hallas un nuevo género de suplicio, estrénalo en mi".Mientras Policarpo decía estas cosas, de tal modo se iluminó su rostro de una luz sobrenatural, que el mismo procónsul temblaba. Luego gritó el pregonero por tres veces: "Policarpo ha confesado que es cristiano".

Todo el pueblo gentil de Esmirna, y con él los judíos, exclamaron: "Este es el doctor de Asia, el padre de los cristianos, el que ha destruido nuestros ídolos y ha violado nuestros templos, el que prohibía sacrificar y adorar a los dioses; al fin ha encontrado lo que con tantos deseos decía que anhelaba". Y todos a una pidieron al asiarca Filipo que se lanzara contra él un león furioso; pero Filipo se excusó, diciendo que los juegos habían terminado. Entonces pidieron a voces que Policarpo fuera quemado vivo. Así se iba a cumplir lo que él había anunciado, y dando gracias al Señor, se volvió a los suyos y les dijo: "Recordad ahora, hermanos, la verdad de mi sueño".

Entre tanto, el pueblo, y en particular los judíos, acuden corriendo a los baños y talleres en busca de leños y sarmientos. Cuando estaba ardiendo la hoguera, se acercó a ella Policarpo, se quitó el ceñidor y dejó el manto, disponiéndose a desatar las correas de las sandalias, lo cual no solía hacer él, porque era tal la veneración en que le tenían los fieles, que se disputaban este honor por poder besarle los pies. La tranquilidad de la conciencia le hacía aparecer ya rodeado de cierto esplendor aun antes de recibir la corona del martirio.Dispuesta ya la hoguera, los verdugos le iban a atar a una columna de hierro, según era costumbre, pero el Santo les suplicó, diciendo: "Permitidme quedar como estoy; el que me ha dado el deseo del martirio, me dará también el poder soportarlo; El moderará la intensidad de las llamas. Así, pues, quedó libre; sólo le ataron las manos atrás y subió a la hoguera. Levantando entonces los ojos al cielo. exclamó: "Oh, Señor, Dios de los Angeles y de los Arcángeles, nuestra resurrección y precio de nuestro pecado, rector de todo el universo y amparo de los justos: gracias te doy porque me has tenido por digno de padecer martirio por ti, para que de este modo perciba mi corona y comience el martirio por Jesucristo en unidad del Espíritu Santo; y así, acabado hoy mi sacrificio, veas cumplidas tus promesas. Seas, pues bendito y eternamente glorificado por Jesucristo Pontífice omnipotente y eterno, y todo os sea dado con él y el Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén".

Terminada la oración fue puesto fuego a la hoguera, levantándose las llamas hasta el cielo. Entonces ocurrió un milagro del que fueron testigos aquellos a quienes la Providencia había escogido para que le divulgaran por todas partes. A los lados de la hoguera apareció un arco son sus extremos dirigíos hacia el cielo, a modo de vela henchida por el viento, la cual rodeaba el cuerpo del mártir, protegiéndole contra las llamas. El sagrado cuerpo tenía el aspecto de un pan recién cocido, o, mejor, de una mezcla de plata y oro fundidos, que con su brillo recreaba la vista. Un olor como de incienso y mirra o de algún exquisito ungüento disipaba el mal olor de la hoguera. De este prodigio fueron testigos aun los infieles, tanto, que se convencieron de que el cuerpo del Santo era incombustible, y así pidieron al atizador del fuego que hiriese el cuerpo con un cuchillo. Hízolo él así y brotó sangre, en tanta abundancia, que extinguió el fuego. Vióse también salir una paloma del cuerpo. Quedó el pueblo estupefacto ante el prodigio, confesando la gran diferencia a la hora de la muerte entre los cristianos y los infieles, y reconociendo la superioridad de la religión cristiana, aunque no tuvieron fuerzas para abrazarla. De este modo consumó su sacrificio Policarpo, doctor de Esmirna. Sus revelaciones siempre se realizaron.

El demonio, enemigo irreconciliable de los justos, reconociendo la gloria de aquel martirio, premio de una vida irreprochable desde la más tierna infancia, excogitó un medio para privar a los fieles de poseer el cuerpo del mártir, por más que ellos intentaran apoderarse de él por todos los medios. Para ello sugirió a Nicetas, padre de Herodes, y hermano de Alces, que pidiera al procónsul no entregara las reliquias del mártir a los cristianos, porque se imaginaba que las habían de tributar un culto como al mismo Cristo. Esto mismo pretendían los judíos que custodiaban el cuerpo, para que los cristianos no pudieran acercarse a recogerle, ignorando que los cristianos no podemos abandonar el culto de Cristo, ni dirigir nuestras oraciones a otro que a El, que tanto padeció por redimirnos de nuestros pecados. Unicamente le adoramos a El por ser Hijo de Dios, y a los mártires y siervos suyos fieles les honramos y les pedimos que por su intercesión podamos un día ser compañeros de ellos en la gloria. El centurión, en vista de la disputa que sosteníamos con los judíos, mandó colocar el cuerpo del Santo en medio de la hoguera. Nosotros conseguimos recoger algunos huesos, como oro y piedras preciosas, y los enterramos y el día del aniversario del martirio nos reunimos para solemnizarle como el Señor lo ordenó.Esto es lo que ocurrió con el bienaventurado Policarpo. Consumó su martirio en Esmirna con otros doce cristianos de Filadelfia, pero él es el que ha conseguido el principal culto.

Su martirio fue muy superior, y todo el pueblo le llama "su maestro". Todos deseamos ser sus discípulos, como él lo era de Jesucristo, que venció la persecución de un juez injusto y alcanzó la corona incorruptible, dando fin a nuestros pecados. Unámonos a los Apóstoles y a todos los justos y bendigamos únicamente a Dios Padre Todopoderoso; bendigamos a Jesucristo nuestro Señor, salvador de nuestras almas, dueño de nuestros cuerpos y pastor de la Iglesia universal; bendigamos también al Espíritu Santo por quien todas las cosas nos son reveladas.Repetidas veces me habíais pedido os comunicara las circunstancias del martirio del glorioso Policarpo, y hoy os mando esta relación por medio de nuestro hermano Marciano. Cuando vosotros os hayáis enterado, comunicadlo a las otras iglesias, a fin de que el Señor sea bendito en todas partes, y todos acaten la elección que su gracia se digna hacer de los escogidos. El puede salvarnos a nosotros mismos por Jesucristo Nuestro Señor y Redentor, por el cual y con el cual es dada a Dios toda gloria, honor, poder y grandeza, por los siglos de los siglos. Amén.Saludad a todos los fieles; los que estamos aquí os saludamos. Asimismo os saluda Evaristo, que esto ha escrito, os saluda con toda su familia. El martirio de Policarpo tuvo lugar el 25 de abril, el día del gran sábado, a las dos de la tarde. Fue preso por Herodes, siendo pontífice o asiarca Filipo de Trates, y procónsul Stacio Cuadrato. Gracias sean dadas a Jesucristo Nuestro Señor, a quien se debe gloria, honor, grandeza y trono eterno de generación en generación. Amén.

Este ejemplar le ha copiado Gayo de los ejemplares de Ireneo, discípulo de Policarpo. Yo, Sócrates, lo copié del ejemplar de Gayo. Yo, Pionio, he confrontado los originales y lo transcribo por revelación del glorioso Policarpo; como lo dije en la reunión de los que vivían cuando el Santo trabajaba con los escogidos. Nuestro Señor Jesucristo me reciba en el reino de los cielos, con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén." ("Actas selectas de los mártires" Págs. 31-41, Ed. Apostolado Mariano, C/ Recaredo 44, 41003 Sevilla. Sevilla 1991)
 
Yitzik,
El Dios de nuestro padres, el Todopoderoso, el Altisimo te bendiga y te guarde en todos tus caminos. Quiera hacer resplandecer su rostro sobre ti, y te de la Paz.

Gracias por tus aportes.
 
Emaus, muchas gracias y las mismas bendiciones para ti departe mía.

Si lee lo que dijeron los Padres Apostólicos, se darán cuenta que ellos están muy lejos de las creencias de ciertos dogmas del siglo III en adelante.

Y en su práctica de culto es obvio, que ni la punta de sus zapatos era igual a los de ciertos "santos" de siglos posteriores.
 
Originalmente enviado por: Yitzik
Emaus, muchas gracias y las mismas bendiciones para ti departe mía.

Si lee lo que dijeron los Padres Apostólicos, se darán cuenta que ellos están muy lejos de las creencias de ciertos dogmas del siglo III en adelante.

Y en su práctica de culto es obvio, que ni la punta de sus zapatos era igual a los de ciertos "santos" de siglos posteriores.

¿Incluye eso el "dogma" sobre el Nuevo testamento?. Lo digo porque es el mismo conjunto de hombres...

Quizás fueran unos herejes, y la Sagrada Escritura sería según tu una obra del mismísimo Satanás.

Deberias meditar sobre tus razonamientos tan apresurados.

Dios te bediga Yitzik, y oro por la paz en Tierra santa.
 
Originalmente enviado por: Catholico34

Yitzik,

Esquivas estas preguntas:

1.-¿Por qué crees en el Nuevo Testamento si ni CRISTO, ni SAN PABLO ni nadie predicó sobre él?
2.-¿Cómo sabes que Hechos es parte de la biblia?. Si ella no lo dice...
3.-¿Por qué me citas el Nuevo Testamento.. si San pablo ni Jesús hablaron siquiera de El?
4.-¿Cómo sabemos que el AT es inspirado?


Si puedes contestar con el Sola Scriptura.. sería de una coherencia para agradecer.

Dios te bendiga.
 
Originalmente enviado por: Catholico34
Yitzik:


Yitzik, yo también creo. hasta la última tilde. Esa NO es la cuestión. La cuestión es: ¿Por qué crees?--Si cristo no dijo nada del Nt, ni los Apóstoles.

¿Entiendes?.

Si quieres te recuerdo al Apóstol cuando dice aquello de "estad prestos a responder siempre del motivo de vuestra fe?.

El NT.. no bajó del cielo, ni Cristo profetizó sobre él, ni San Pablo lo nombra, NADIE lo nombra.

Cristo no repartía biblias, ni los Apóstoles repartían Biblias, ni nada, nada.. parecido a lo de hoy.

Por tanto no te pregunto si crees o no, sino ¿Por qué crees en el NT?.

¿Puedes contestar según tu afirmación de que SOLO hay que creer aquello que viene en la Biblia?.

Aguardo. Dios te bendiga.
 
Originalmente enviado por: Catholico34
[BQuizás fueran unos herejes, y la Sagrada Escritura sería según tu una obra del mismísimo Satanás.

Deberias meditar sobre tus razonamientos tan apresurados.

Dios te bediga Yitzik, y oro por la paz en Tierra santa. [/B]


Estimado Yitzik, no le tomes esta ofensas a Catholico 34. Ahora el dice en base a lo que tu dices con verdasd que "segun tu..." y te acusa de algo falso...es su modo operandi lamentablemente para su propia alma


Dios te bendiga hermano.
 
Bendiciones en Cristo.

Bueno, ya hasta yo me estoy rindiendo y me cuesta entrar en este epígrafe, pero por razones distintas a los que han confesado desánimo.

Nosotros los cristianos deberíamos ser los primeros en saber que la técnica de matar al mensajero para erradicar el mensaje no funciona. Así que les pido, por favor, al menos por misericordia, esta vez, no nos centremos en la persona de Catholico34 y respondan sus preguntas:

¿Por qué cree usted en el Nuevo Testamento?

Cristo no habló de él, Pablo no habló de él, La Biblia no habló de él... ¿de dónde entonces puede usted determinar que La Biblia es Palabra de Dios?

¿De Dónde?

Esto es sencillo... ¿cuál es su fundamento para creer?

La exégesis moderna, acompañada de todas sus herramientas, ha podido asegurar que Marcos 16, 15-21 es un añadido, estos versos no se encuentran en ninguno de los más antiguos manuscritos confiables. ¿Por qué cree usted que esos versos son Palabra de Dios? y no una ingenua ilusión de un copista-cristiano-fanático-religioso.

Hagamos de esto algo serio.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.
 
Dice Gabaon con respecto al Nuevo Testamento

Cristo no habló de él, Pablo no habló de él, La Biblia no habló de él... ¿de dónde entonces puede usted determinar que La Biblia es Palabra de Dios?


Los primeros cristianos, que no la iglesia catolico romana, los reconocieron como inspirados en un largo proceso en el que fueron descartados muchos y confirmados por todos, el resto.


LA CANONIZACION DEL NUEVO TESTAMENTO

Algunos Libros No Canónicos de la Epoca del NT

1ª Clemente, epístola escrita por Clemente de Roma (c. 96 D.C.) a la iglesia de Corinto, era altamente estimada. Algunos la consideraban como de autoridad canónica y era leída públicamente en la iglesia de Corinto alrededor del 170. Diversos escritores en Egipto se valieron de ella, entre ellos Clemente de Alejandría y Orígenes. Fue incluida en el Códice Alejandrino.2a Clemente también ue incluida en el Códice Alejandrino. Se la atribuyó erróneamente a Clemente de Roma, pero nunca fue muy leída.Ninguna de las dos epístolas de Clemente recibió reconocimiento canónico en el mundo occidental.
La Didache (La Enseñanza de los Doce Apóstoles) (c. 120) era considerada como Escritura Sagrada por algunos en Egipto, especialmente Clemente de Alejandrí¿¡ y Orígenes. Tuvo amplia circulación.
La Epístola de Bernabé (c. 130) estaba incluida en el Códice Sinaítico y se consideraba autorizada en Egipto. Jerónimo (c. 400) la consideraba apócrifa, y gradualmente fue perdiendo todo derecho a figurar entre las Escrituras Sagradas.
El Pastor de Hermas (c. 140) fue escrito por Hermas, que era hermano de Pío, obispo de Roma. También fue incluido en el Códice Sinaítico, siendo altamente estimado por el Canon de Muratorio. Nunca adquirió, sin embargo, jerarquía de Escritura Sagrada.
El Apocalipsis de Pedro (c. 145), de menor importancia que los libros anteriores, recibió sin embargo considerable atención en oriente, siendo también conocido en occidente. No fue aprobado por el Canon Muratorio y Eusebio lo consideró falso.
Hechos de Pablo (c. 170) circuló ampliamente y algunos lo consideraron canónico; pero los eruditos más versados detectaron su carácter apócrifo y fue finalmente rechazado.
Posteriormente fueron apareciendo numerosos evangelios, hechos, epístolas y apocalipsis invocando paternidad apostólica. Se trataba de falsificaciones evidentes que nunca recibieron aprobación por parte de la iglesia.

Factores que Impulsaron a la Determinación del Canon Neotestamentario

La aceptación de 1ª Clemente, la Didache, la Epístola de Bernabé y el Pastor de Hermas como canónicos o semi-canónicos, especialmente en oriente, hacia fines del tercer siglo puso de manifiesto la necesidad de definir claramente el canon. Además, el canon incompleto del hereje Marción (c. 140) había comenzado a recibir amplia adhesión. Marción era un gnóstico que, basado en argumentos doctrinales, aceptaba únicamente el Evangelio de Lucas y diez de las epístolas de Pablo, luego de mutiladas seriamente. Al propio tiempo la aparición de otros libros apócrifos y pseudoepigráficos atribuidos a autores inspirados, hacía imperativa una clara determinación del canon. Algo más tarde el edicto del emperador Diocleciano (303), por el que se ordenaba la incineración de todos los libros sagrados, hizo necesario que se definiera cuidadosamente el canon.

Criterios para Determinar la Canonicidad del NT

El primer criterio a tener en cuenta fue el del carácter apostólico. Debía determinarse si el autor era o no un apóstol auténtico. En caso contrario, debía establecerse si tuvo alguna asociación estrecha con algún apóstol, como era el caso de los escritores del Evangelio de Marcos, el de Lucas, el del libro de los Hechos y el de la Epístola a los Hebreos.
El segundo criterio atendía al contenido. Debía determinarse si el contenido y el tratamiento del mismo respondían a los elevados principios y al nivel espiritual que se exigían como evidencia de que se trataba de la Sagrada Escritura. Siguiendo este criterio se eliminaron los libros falsos.
El tercer criterio tenía en cuenta la universalidad. Debía establecerse si el libro tenía aceptación en toda la iglesia y si respondía a un interés universal.
El cuarto criterio era la inspiración divina. Se procuraba determinar si el libro ofrecía pruebas evidentes de haber sido dado por inspiración de Dios (2 Ti. 3.16), Y si el Espíritu Santo concedía a hombres piadosos la convicción de que así era. Esta era la prueba final. De no haber mediado la intervención providencial el canon del NT jamás se hubiera podido determinar acertadamente.
Libros Aceptados como Canónicos en Epoca Temprana
A dichos libros Orígenes (245) los llamó homologoumena (libros "confirmados" o "aceptados"). Se trataba de los escritos del NT universalmente reconocidos como Sagrada Escritura inspirada. Orígenes incluyó los cuatro Evangelios, las epístolas de Pablo, la Pedro, 1 a Juan, Hechos y el Apocalipsis. Si bien no incluyó el libro de Hebreos entre los homologoumena lo mencionó como paulino y canónico. Más aún, los únicos libros que no citó como parte de la Escritura fueron Judas y 2a y 3a Juan.
Eusebio de Cesarea (c. 300-325), el historiador de la iglesia, incluyó entre los homologoumena a los cuatro Evangelios, Hechos, las epístolas paulinas, 1 a Juan, la Pedro y el Apocalipsis. Parece haber omitido inadvertidamente a Hebreos.
Libros Neotestamentarios que Fueron Cuestionados Inicialmente
Orígenes llamó a los libros cuestionados los antilegomena ("discutidos" o "cuestionados"). Entre dichos libros colocó a Hebreos (véase arriba", 2a Pedro, 2a y 3a Juan, Santiago, Judas, y los siguientes apócrifos: la Epístola de Bemabé, el Pastor de Hermas, la Didache, y el Evangelio de los Hebreos.
Eusebio de Cesarea dividió los antilegomena en (1) aquellos que estaban simplemente cuestionados-Santiago, Judas, 2a Pedro, 2a y 3" Juan; (2) aquellos que ya se consideraban realmente falsos o no inspirados-Hechos de Pablo, el Pastor de Hermas, el Apocalipsis de Pedro, la Epístola de Bernabé, y la Didache.


Razones para Dudar de Ciertos Libros del Nuevo Testamento

Los siete libros que inicialmente fueron cuestionados son Santiago, 2a Pedro, Hebreos, 2a Juan, 3a Juan, Judas y el Apocalipsis. La vacilación de algunos dirigentes de la iglesia primitiva se explica por la peculiar evidencia interna de los mencionados libros. (1) Santiago y Judas se titulan simplemente "siervos" de Cristo, y no apóstoles, mientras que el autor de 2a y 3a Juan se refiere a sí mismo como "presbítero" o "anciano", y no como apóstol. En el Apocalipsis Juan se titula a sí mismo "siervo" y "hermano". (2) El autor de Hebreos se mantiene en el anonimato y el contenido difiere en vocabulario y estilo de las epístolas reconocidamente paulinas. La segunda epístola de Pedro, si bien no es anónima, se diferencia de la Pedro en la misma forma. (3) Por otra parte, Santiago estaba dirigida a los primitivos conversos judíos y no a la gran iglesia gentil y universal. (4) Judas estaba cuestionado, además, porque se decía que citaba al libro apócrifo de Enoc (1.9; 5.4; cf. Judas 14-15). Gradualmente, sin embargo, todos estos libros controvertidos si bien genuinos, fueron universalmente aceptados por la iglesia. En occidente esto ocurrió hacia el año 400 D.C. y en oriente hacia el 500 D.C.

Reconocimiento del Canon en Occidente

En testimonio de Clemente de Roma (c. 96 D.C.). En la muy venerada carta (conocida como 1ªClemente) a la iglesia en Corinto mientras era obispo de Roma, da muestras de que conocía el libro de Mateo, el de Romanos, el de 1 a Corintios, y se refiere repetidas veces al de Hebreos.
El testimonio de Marción (c. 140). Como hereje gnóstico aceptaba únicamente el Evangelio de Lucas y diez de las epístolas de Pablo. Pero su testimonio, si bien equivocado, es ilustrativo y constituye un importante hito en el proceso de colección y aprobación del canon actual del NT.
El testimonio de Hermas (c. ISO). Como supuesto autor del venerado libro del Pastor de Hermas ofrece autenticación del Evangelio de Mateo, de Efesios, y aparentemente también de Hebreos y Santiago, y especialmente del Apocalipsis.
El testimonio de Ireneo (c. 140-203). Al haber estado en contacto con Policarpo de Esmirna en su juventud y por haber sido luego obispo de Lyons en la Galia, ofrece testimonio sobre los cuatro Evangelios, Hechos, 1 a Pedro, 1 a Juan, todas las cartas paulinas con excepción de Filemón, y el Apocalipsis.
El testimonio del Canon Muratorio (c. 172). El fragmento fue descubierto por el italiano Muratori en la biblioteca de Ambrosio en Milán en 1740. La primera parte, que está mutilada, contenía aparentemente los libros de Mateo y Marcos. Confirma todos los libros del NT con excepción de 1 a Pedro, 2a Pedro, Santiago y Hebreos.
El testimonio de la antigua versión latina anterior al 170. Da fe de todos los libros excepto Santiago y 2a Pedro; Hebreos fue agregado antes de la época de Tertuliano.
El testimonio de Tertuliano (c. 150-222). Este voluminoso escritor latino de Cartago da testimonio de cuatro Evangelios, 13 epístolas paulinas, Hechos, 1 a Pedro, 1 a Juan, Judas y el Apocalipsis. Sin embargo, rechazó el libro de Hebreos; sostenía que había sido escrito por Bernabé.
El testimonio de Cipriano (c. 200-258). Como obispo de Cartago aceptó la posición de Tertuliano con respecto a Hebreos, y no citó, por otra parte, a Filemón, Santiago, 2a y 3a Juan, ni a Judas.

Reconocimiento Posterior del Canon en Occidente

El testimonio de Jerónimo (c. 340-420). El gran traductor de la Vulgata latina y renombrado erudito atestiguó todos los libros canónicos de nuestro NT. Aceptó a Hebreos sosteniendo que fue escrito por Pablo, y explicó la forma en que Santiago y 2a Pedro fueron reconocidos. Su opinión tiene un valor superlativo.
El testimonio de Agustín (354-430). Su opinión, a diferencia de la de Jerónimo, no tuvo igual lucidez. Si bien aceptó la totalidad de los siete libros que habían sido cuestionados, propuso diferentes grados de autoridad para las Escrituras, y fue el principal responsable de que en la Iglesia Católica Romana se aceptase un canon ampliado del AT, que incluía a los apócrifos.
Acción de los concilios eclesiásticos. La determinación del canon del NT no fue obra de ningún concilio. El valor como obra inspirada y la autoridad intrínseca de cada libro individual constituyeron los factores decisivos. Este hecho constituye una prueba fehaciente del carácter genuino y auténtico de los libros que nos han llegado en el canon. Recién al final del siglo cuarto hubo un pronunciamiento conciliar sobre la cuestión.
El tercer concilio de Cartago (397) produjo la primera decisión sobre el canon. Uno de los cánones de dicho cuerpo estipula que únicamente los libros "canónicos" debían leerse en las iglesias. A continuación enumeraba exactamente los 27 libros actuales. Hebreos fue aceptado basándose en el criterio de tratarse de un libro paulino. El concilio de Hipona (419) reprodujo nuevamente la lista del tercer concilio de Cartago. La selección del canon fue, por lo tanto, un proceso espontáneo que se fue desarrollando en la iglesia hasta que cada libro hubo dado muestras de su valor intrínsico.


Reconocimiento del Canon en Oriente


Ignacio, obispo de Antioquía (c. 116); Policarpo, obispo de Esmirna (c. 69-155), y Papías, obispo de Hierápolis (c. 80-c. 155), confirman los libros de Mateo, Juan, las epístolas paulinas, 1" Pedro, 1" Juan y posiblemente Hechos.
La Didache (c. 120) presenta a Mateo y conoce a Lucas, como así
también a la mayoría de los libros de nuestro NT.
Melito, obispo de Sardis (c. 170), tiene citas de todos los libros del NT con excepción de Santiago, Judas, 2" y 3" Juan.
Teófilo de Antioquía (c. 115-c. 188) aceptaba la mayoría de los libros del NT y los tenía en igual estima que a los del canon del AT. Con todo, su sucesor, Luciano (martirizado en 312) excluyó de su "Canon Antioquino" el Apocalipsis, 2& Pedro, 2& y 3& Juan y Judas al hacer su revisión del texto del AT y NT.
Basilio el Grande de Capadocia (c. 329-379) y Gregorio Nacianceno (c. 330-390) aceptaron todos los libros del canon actual, exceptuando el Apocalipsis, si bien lo citaron como procedente de Juan.
Juan Crisóstomo (347-407) aceptó todo a excepción de 2" Pedro, 2" y 3" Juan y el Apocalipsis.
Teodoro de Mopsuestia (c. 350-428) rechazó las epístolas universales o católicas y el Apocalipsis. Por lo tanto la opinión de esta parte de la iglesia se vio fuertemente influenciada por el canon de Constantinopla, que rechazó la 2" y 3" Pedro, Judas y el Apocalipsis, y que se formó en base al "Canon Antioquino" de Luciano.
La Peshito (411-435) siguió también el canon de Constantinopla. Recién cuando Filógeno (c. 508) hizo revisar la Peshito siriaca a fin de agregar los libros rechazados que la nociva influencia del canon de Constantinopla fue eliminada.
Reconocimiento del Canon en Egipto y Palestina

Justino Mártir (c. 100-165) aportó su importante testimonio sobre el Apocalipsis, considerado por él obra del apóstol Juan. Conocía también el libro de Hebreos y probablemente se refirió al Evangelio de Marcos con el título de "Memorias de Pedro."
Clemente de,Alejandría (c. 1 55-c. 215) era hombre de amplias lecturas y aceptaba lados los libros de nuestro NT, incluyendo a Judas, Hebreos, las epístblas universales y el Apocalipsis.
En Orígenes de Alejandría (c. 185-c. 253) hay indicaciones de que aceptaba los libros cuestionados (Hebreos, 2" Pedro, 2" y 3" Juan, Santiago, Judas). Sostuvo que el Apocalipsis estaba entre los libros aceptados (homologoumena).


Desarrollo Posterior del Canon en Egipto y Palestina

Los papiros Chester Beatty pertenecientes al 1110 siglo, editados por Sir Frederic Kenyon en 1933-37, aportan autenticación a los cuatro Evangelios, los Hechos, las epístolas paulinas y Hebreos (que sigue a Romanos), y el Apocalipsis (únicamente se conserva, sin embargo la sección correspondiente a 9.10-17.2).
Dionisio de AlejandrÍa (c. 200-265) confirma a Hebreos como epístola paulina, al tiempo que afirma que Santiago, 2a y 3' Juan y el Apocalipsis constituyen Escritura inspirada.
Atanasio de Alejandría (298-373) aplicó el término de "canónicos" al total de 27 libros que componen nuestro NT canónico.


Síntesis sobre la Formación del Canon del Nuevo Testamento


El canon del NT se formó espontáneamente, y no por acción de concilios eclesiásticos. La inspiración y la autoridad intrínsica de cada libro individual constituyeron los factores determinantes para su eventual aceptación y canonización. Hacia el 200 D.C. el NT contenía esencialmente los mismos libros que tenemos hoy. A dichos libros se les asignaba entonces el mismo grado de autoridad y el mismo carácter definitivo que les asignan los cristianos en el día de hoy.
En el tercer siglo se debatió la cuestión de los antilegomena. En oriente se le hizo oposición al Apocalipsis. Hebreos revestía carácter discutible en occidente. Hacia fines del 1110 siglo prácticamente todos los libros extracanónicos habían sido ya eliminados de las listas autorizadas.
Durante el IV siglo el debate sobre cuestiones de la posición canónica de ciertos libros cesó casi totalmente en occidente, debido a la influencia de Jerónimo y Agustín y a las claras distinciones relativas al canon que hizo Atanasio en Egipto. El tercer concilio de Cartago (397) selló la decisión alcanzada, y desde aquel momento no ha habido oposición apreciable hacia ninguno de los libros del NT.
En oriente, no obstante, la discusión continuó por cierto tiempo. Pero el ejemplo de occidente, de Atanasio en Alejandría, y la influencia de los padres de Capadocia, anularon toda la oposición que todavía perduraba. Al agregarse 2" y 3' Juan, 2" Pedro, Judas y el Apocalipsis a la Peshito (la Biblia siriaca) , la cuestión del canon quedó resuelta en el este también. De este modo quedó resuelta la canonicidad del NT, en sus aspectos fundamentales, alrededor del año 400 D.C. en occidente, y del 500 D.C. en oriente.


Historia del Canon hasta el Presente

Salvo algunas diferencias insignificantes, el veredicto de los cuatro primeros siglos sobre el canon del NT ha sido aceptado por la iglesia hasta el día de hoy. En la época de la Reforma los reformadores recalcaron la autoridad de una Biblia infalible en contraposición a la supuesta autoridad de una iglesia infalible.
En cambio, en relación con el canon del AT, en el concilio de Trento de 1546, por el Decree Sacrosancta la iglesia romana declaró canónicos a 11 de los 14 libros apócrifos. Ellos son Tobías, Judit, la Sabiduría de Salomón, Eclesiástico, Baruc, la y 2a Macabeos, el Cántico de los Tres Jóvenes, Susana, y Bel y el Dragón. Aceptaron también algunos agregados al libro de Ester.


Cómo nos vino la Biblia “Manual bíblico de Unger”, Editorial Portavoz.
 
Catholico, por supuesto que se puede creer en algo que no está en la Biblia. Cristobal Colón existió y no aparece en la Biblia, pero puedo creer en él.

Ahora te lo vuelvo a decir otra vez, Pablo SI, SI y SI habló del Nuevo Testamento o por lo menos parte de él, ya que fue el autor de la gran mayoría de las epístolas, además me inmagino que habló del Evangelio de Lucas y el libro de los Hechos en sus charlas o sermones en las sinagogas en el día del Shabat, ya que es más que seguro que él ayudó a Lucas en su investigación para escribir sus dos libros.

Además, de creer podemos creer lo que dicen muchas cosas. Pero no si no comparamos lo que nos han dicho con la Biblia, entonces vamos a parar como el niño que cree en los Reyes Magos.

Creo en el Nuevo Testamento, porque ella no se contradice (aunque aparente contradcciones), creo en el Nuevo Testamento, porque me da una imagen bien detallada, de quién era el Mesías y sus enseñanzas, además de verificar el cumplimiento de muchas de las profecías hechas por los Profetas.

Creo, pero eso no significa que yo debo aplicar todo lo que está escrito allí a mi vida, hay cosas que son exclusivamente para una iglesia en especial, otras son para los gentiles, otras para los judíos y otras para todo el mundo.

Es cierto, Jesús no habló del Nuevo Testamento, él sólo se basó en la Biblia hebrea, y las interpretaciones rabínicas de aquél entonces. Pero gracias a los Evengelios, conozco todo eso.

Yo, hace varios meses atrás le pregunté mi rabino por qué sólo estos libros del Nuevo Testamento son Santos, y otros evangelios y epístolas que existen no lo son. Él me respondió que fue el pueblo y no los líderes quienes realmente aceptaron cuál libro es Santo y cuál no, y es cierto, las congregaciones poco a poco iban dejando de leer y aceptar la autoridad de muchos evengelios y epístolas.

Gracias a mi testimonio, no puedo justificar que el Nuevo Testamento es Santo, porque hay muchos que han cambiado su vida gracias al libro del Mormón, pero si me es suficiente razón que miles de personas, a través de la historia, se inspiraron, fundamentaron y vivieron por ese libro, muchas personas para bien y desgraciadamente una minoría para mal.

No debemos caer en el error que el Judaísmo cayó, el Talmud es un buen libro, pero hay cosas que contradicen la Torá, entonces debo aceptar lo que dice el Talmud y desechar la Torá, ¡no!, gracias a ese error, en el Judaísmo también hay idolatría y sincretismo disfrazado y que muchos rabinos hoy en día tienen claro que aunque es Tradición, no todo es SANTO, Santa es sólo la Biblia, la Tradición es una herramienta para no expresar y vivir lo que creemos.

Si en uestra tradición hay algo que contradice las Escrituras, es claro que las Escrituras, están por encima de la Tradición. La tradición es la interpretación de algo que todavía no se ha escrito o recopilado.

Está claro, mis dedos están cansados de escriir y escribir :angel:
 
Dios te bendiga Maripaz.

Mi querida Maripaz, en caso de que usted no lo haya notado, yo tengo todo el Internet a un "click" de distancia, y encima solo me tomaría unos pocos dólares y una semana leerme cualquier libro sobre la formación del canon que todavía no me haya leido. Aquí mi interés es saber lo que piensan los foristas, quizá su grado de madurez todavía no le alcance para poder formular y darle forma a sus ideas, pero encarecidamente le pido, y créame, esto lo hago esperando de toda su comprensión y misericordia, que si se me va a dirigir a mí en sus respuestas, por favor haga un esfuerzo y dígame lo que usted cree o por favor, quédese con su "copy n' paste" para usted.

Déjeme ver si le puedo ayudar.

¿Usted ha querido decir que cree en el Nuevo Testamento porque los cristianos hasta el siglo cuarto (IV) creyeron en él?

A ver si lo digo más claro...

Usted cree en el Nuevo Testamento porque los cristianos de los cuatro (4) primeros siglos alcanzaron un consenso sobre qué era Palabra de Dios y qué no.

Catholico34, si he interpretado bien, pues ya tenemos una respuesta .

En el Amor de Jesús.
Gabaon.