Apreciado Alfageme
Apreciado Alfageme
Respuesta a Mensaje # 107:
Yo no desmerezco la utilidad de estudios ajenos si se aportan como un complemento de información que aprovecharán todos cuantos estén de acuerdo con el punto en cuestión, pues entonces sabrán más y mejor.
De mi experiencia en el Foro deduzco que tales estudios son pasados por alto siempre que se introducen con la intención de probar algo o de convencer con tal erudición a los contradictores.
La razón es obvia: nadie se va a poner a considerar lo que haya escrito un finado, o un extranjero que por dificultad de idioma o desinterés no va a entrar al Foro a responder los cuestionamientos que se hagan a su escrito.
Por menos versado que sea nuestro ocasional interlocutor en el Foro, nos agrada conversar con él, pues hasta en la misma discusión se va forjando una amistad. Nunca podemos subestimar a ningún forista, ya que chispazos de luz e inteligencia pueden sorprendernos de un forista de bajo perfil, y de repente otro mucho más acreditado se descuelga con tremendo disparate.
En cuanto a la hermosa escena de David, su sed y el agua que le es traída a riesgo de la propia vida, ilustra el hecho de que tan necesaria como es el agua para la preservación de la vida, así todo hombre sabe que la sangre es vital, ya que su pérdida implica la de la propia vida.
Observa, además, que a David y a los suyos jamás les cruzó por el pensamiento que él metería agua en su cuerpo –como dices- sino que la bebería.
Una lavativa no hubiera saciado la sed de David.
Pero nuestro punto en este epígrafe no es la vitalidad de la sangre sino la santidad o lo sagrado de la misma, conceptos muy diferentes.
Cordiales saludos.
Apreciado Alfageme
Porque aquel agua que acosto de sus vidas le trajeron sus guerreros especiales,representaba la vida,y la vida le pertenece a Dios,por eso no la metió en su cuerpo igual como si fuese la sangre de ellos.
Un saludo cordial
Alfageme
Respuesta a Mensaje # 107:
Yo no desmerezco la utilidad de estudios ajenos si se aportan como un complemento de información que aprovecharán todos cuantos estén de acuerdo con el punto en cuestión, pues entonces sabrán más y mejor.
De mi experiencia en el Foro deduzco que tales estudios son pasados por alto siempre que se introducen con la intención de probar algo o de convencer con tal erudición a los contradictores.
La razón es obvia: nadie se va a poner a considerar lo que haya escrito un finado, o un extranjero que por dificultad de idioma o desinterés no va a entrar al Foro a responder los cuestionamientos que se hagan a su escrito.
Por menos versado que sea nuestro ocasional interlocutor en el Foro, nos agrada conversar con él, pues hasta en la misma discusión se va forjando una amistad. Nunca podemos subestimar a ningún forista, ya que chispazos de luz e inteligencia pueden sorprendernos de un forista de bajo perfil, y de repente otro mucho más acreditado se descuelga con tremendo disparate.
En cuanto a la hermosa escena de David, su sed y el agua que le es traída a riesgo de la propia vida, ilustra el hecho de que tan necesaria como es el agua para la preservación de la vida, así todo hombre sabe que la sangre es vital, ya que su pérdida implica la de la propia vida.
Observa, además, que a David y a los suyos jamás les cruzó por el pensamiento que él metería agua en su cuerpo –como dices- sino que la bebería.
Una lavativa no hubiera saciado la sed de David.
Pero nuestro punto en este epígrafe no es la vitalidad de la sangre sino la santidad o lo sagrado de la misma, conceptos muy diferentes.
Cordiales saludos.