Re: hasta 2300 tardes y mañanas..luego el santuario será purificado
Estimado manuel5. Saludos cordiales.
Tú dices:
..
..ESTO:
entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados."
...
..Los adventistas pretende. que el mencionado acortamiento SUCEDIÓ poco antes de 1798
..
Respondo: En su libro "Civilization trial" o "La civilización puesta a prueba",
Arnold J. Toynbee, plantea la problemática: ¿Se repite la historia?
Podemos ver que en los primeros tiempos la Iglesia fue perseguida y todos los apóstoles murieron por su fe: "Yo Juan, vuestro hermano,
y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo." Apoc. 1:9
En la época en que se fundó la Iglesia Cristiana, la idólatra Roma había extendido su dominio por la mayor parte del mundo civilizado. Sus emperadores eran sumos pontífices, y en su Panteón ostentaba las estatuas de sus dioses. Era inevitable que en ese período de crisis hubiera un conflicto entre el paganismo y el Cristianismo.
En esos días de prepotencia pagana se consideraba un crimen cometido contra el gobierno el que alguno rindiese culto a dioses distintos de los aceptados por Roma. El castigo impuesto por semejante culto era severo, como lo demuestra el siguiente mandato:
"Quienquiera que introdujere una nueva religión de tendencia y carácter desconocidos, cuyo efecto sea el de perturbar el espíritu de los hombres, sufrirá la pena del destierro, siempre que sea persona de alto rango, y la pena de muerte en caso de plebeyo"
Te menciono el caso de las persecuciones de Nerón que implantó una ley en contra los cristianos "Institutum Neronianum", que señala "Ut christiani non sint" que significa "No es lícito ser cristiano" (ver cita de Tertuliano de Cártago). También Tácito dice al respecto: "fueron arrestados los que confesaron [ser cristianos], y sobre la base de las pruebas que ellos dieron fue condenada una gran multitud, aunque no se les condenó tanto por el incendio como por su odio a la raza humana (Anales, I S. 44).
"Además de matarles [a los cristianos] se les hizo servir de entretenimiento para el pueblo. Se les vistió en pieles de bestias para que los perros los mataran a dentelladas. Otros fueron crucificados. Y a otros se les prendió fuego al caer la noche, para que la iluminaran. Nerón hizo que se abrieran sus jardines para esta exhibición, y en el circo él mismo ofreció un espectáculo, pues se mezclaba con las gentes disfrazado de conductor de carrozas, o daba vueltas en su carroza. Todo esto hizo que se despertara la misericordia del pueblo, aun contra esta gente que merecía castigo ejemplar, pues se veía que no se les destruía para el bien público, sino para satisfacer la crueldad de una persona (Anales 15:44)."; y las más terribles de las persecuciones emanadas de los paganos fue la que se verificó bajo el reinado de Diocleciano. En el año 303 d.C. "expidió un decreto mandando que se quemaran todas las iglesias, que se echaran en las llamas a todos los ejemplares de las Sagradas Escrituras, y que a todos los cristianos, cualquiera que fuese su rango, sexo o edad se les pusiese en tormento para obligarlos a abjurar el Cristianismo. No hay pluma que pueda describir los horrores de esa persecución, la consternación que produjo en las almas cristianas, o la fortaleza con que los discípulos de Jesús sufrieron los azotes, el fuego o la muerte." (Dr.J.C. S. Abbott. History of Christianisty ("Historia del Cristianismo"), p.298.)
Sin embargo, la Iglesia se vio rodeada de calamidades más grandes que estas espantosas persecuciones. Sus filas se vieron engrosadas con el ingreso de gran número de paganos sólo parcialmente convertidos, prohijada su fe por altos dignatarios y más tarde por el emperador mismo, la Iglesia gozó al fin del aplauso y el apoyo entusiasta del pueblo. La iglesia se hizo popular y llega a ser poderosa por el número de sus miembros.
Al pasar el tiempo, la Iglesia que tan perseguida se había visto, se elevó a tal grado de importancia que los caudillos políticos solicitaron la gracia de su apoyo.
Cuando al fin éste les fue concedido, el estado hubo de inclinarse obediente ante la voluntad de la Iglesia. Así fué como se vino a poner el poder civil en manos de una iglesia que había adulterado la pureza de las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo. Persuadidos de que poseían la doctrina pura y verdadera, y que los que no creían como ellos se perderían eternamente, los que ocupaban altos puestos eclesiásticos llegaron a pensar que era de su deber obligar a todos, hasta donde fuera posible, a aceptar los dogmas de su fe, y esos mismos hombres se empeñaron a menudo en castigar y aun en dar muerte a cuantos se atrevían a oponérseles.
Nuestro Señor había predicho esto que iba a suceder: "
Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo.
Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios."
Juan 16:1,2.
Al perder la Iglesia el don en su prístina pureza, empezaron a aparecer cismas y surgieron varios bandos religiosos que diferían en materias de importancia secundaria. A principios del siglo IV comenzó la célebre controversia acerca de la naturaleza de la Trinidad. Se levantaron dos bandos: el de los sucesores de Arrio y el de los secuaces de Atanasio. Hubo también otras controversias que imprimieron su carácter a esa época borrascosa. Se celebraron Concilios a fin de determinar quiénes eran los ortodoxos y quienes los herejes. Para poner fin a la disputa, ambos bandos recurrían a la violencia y algunas veces llegaban hasta derramar la sangre de sus hermanos.
Continuará...