DERRIBEN SUS ALTARES, QUIEBREN SUS ESTATUAS Y CORTEN SUS IMAGENES!!

Estado
Cerrado para nuevas respuestas
¿Alguien sabe cuantos siglos después de Cristo empezaron con la desobediencia de fabricar estatuas e imágenes de santos para rendirle culto?

Porque es evidente que por lo menos en los dos primeros siglos no había esa desobediencia extraña entre los cristianos y aún entre los judíos post-exílicos y de la época de Jesús.

Pienso que solo los cristianos de origen gentil ex-adoradores de estatuas de Diana en Efeso o ex-paganos de Roma pudieron mezclar esa práctica con el cristianismo.

Es importante notar como Dios ordenó la matanza de idólatras por parte de los Levitas, habiendo el sacerdote Aarón PERMITIDO o complacido esa práctica por la ignorancia del pueblo, no solo les permitió, sino que él mismo, siendo la autoridad religiosa, les fabricó los ídolos:

"Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado?
Viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón LO HABÍA PERMITIDO PARA VERGUENZA ENTRE SUS ENEMIGOS".
(Exodo 32:21 y 25).

Segun parece, algunos piensan que la prohibición de fabricar estatuas e imágenes religiosas y la orden de Dios para DESTRUIRLAS....era sólo para el Antiguo Testamento!!!
Cómo si Cristo hubiera abolido esas órdenes!!!

Puede que no haya que destruir las estatuas e imágenes de religiones no cristianas, como las de budistas o indígenas (los mahometanos no son idólatras), pero SÍ tenemos que derribarlas de los Templos y congregaciones que se autodenominen cristianos!!

Benjamín.
 
LUIS FERNANDO: Dado que te has bajado de la noria yo haré lo mismo, así ambos podemos descansar a la sombra de un árbol mientras
espero que Benjamín regrese con el mazo que fue a comprar.
Aprovecho pues a platicarte, que no creo que tus convicciones bíblicas
queden indemnes en tu conciencia, cuando las expones a lo resuelto en el IIConcilio de Nicea. Aunque te asiste todo el derecho para ello, lo
cual no impugno, me resisto yo mismo a admitir que tu preclara
inteligencia en los asuntos bíblicos y teológicos, pueda conformarse tan
fácilmente. Bíblicamente, no existe contradicción alguna entre el "No
te harás" del primer gran mandamiento del Decálogo y los "Hazte",
"harás" y "lo harás" en el caso de la serpiente de metal y los querubines, lo cual ya expresé en un mensaje anterior. Que Dios haya dicho: "No te harás" es un impedimento impuesto al hombre; pero que Dios no se lo autoimpone a sí mismo como para que luego no pudiera decir a Moisés "Hazte", o "harás" o "lo harás". De igual modo, esas órdenes divinas no son una concesión ilimitada, como que a partir de allí el hombre siga haciendo imágenes aunque Dios no se lo vuelva a mandar. Si bien es cierto que lo dije irónicamente, lo cierto es que únicamente si Dios hubiese dado mandamiento a los suyos para que hicieran imágenes con propósito religioso, se explicaría su uso entre los cristianos. Pero que sepamos, ni en la Sagrada Escritura ni en la historia eclesiástica aparece testimonio alguno de que Dios hubiese ordenado tal cosa, como sí lo hizo con Moisés. Basta el solo ejemplo de la destrucción de la serpiente de metal, para tomarlo como un principio escritural en cuanto a la inconveniencia de conservar aquello que puede desviar la adoración al Dios que debe ser adorado en espíritu y en verdad (Jn.4:24), por las criaturas y objetos a los que se les rinde culto (Rom.1:23-25), por más que los teólogos expliquen y los Concilios decreten con términos técnicos en griego y latín, que no es adoración sino simple veneración.
La misma campaña emprendida por los sacerdotes modernos para instruir al común del pueblo al respecto, prueba que existe una clara
conciencia en la jerarquía y el magisterio de la ICR del universal desvío
en que el catolicismo ha caído, desde el Nicea II a la fecha. Pero ya es
demasiado tarde para ello. La profunda devoción a las imágenes y sus
pretendidos milagros es tal, que apenas un porcentaje mínimo de católicos acepta corregir tal grueso error.
He leído en el Manual de Historia de las Doctrinas (Reinhold Seeberg,
luterano), que en el año 754 el Emperador Constantino V convocó un
Concilio general en Constantinopla, el cual condenó el uso de imágenes. El Concilio manifestó entonces que "el pan y el vino de la Cena de Señor son los únicos cuadros visibles de Cristo que han sido
autorizados. "Por consiguiente, no se puede permitir hacer imágenes,
ni colocarlas en iglesias o casas privadas, ni guardarlas secretamente.
Cualquier clérigo que viole esta prohibición será separado de su oficio;
cualquier laico o monje que la transgreda será anatematizado, en cuyo
caso es pasible de acusación ante la ley como "oponente de los
mandamientos de Dios y enemigo de los dogmas de los Padres".
León IV abrazó los principios de su padre, pero su artera y ambiciosa
esposa Irene era partidaria de las imágenes. Luego de la muerte de su
consorte, Irene se vio obligada a buscar el apoyo del partido que
favorecía la veneración de imágenes, para poder retener su posición
de tutora de su hijo. Procediendo gradualmente, coronó sus esfuerzos
logrando la convocación del Séptimo Concilio Ecuménico en Nicea, en
al año 787. Los miembros del Concilio aprobaron la veneración de
imágenes, apoyándose en las Escrituras (el arca del pacto y el querubín)
Si la maniobra política de doña Irene para mantener su control sobre el
Imperio, (fue aclamada como la nueva Helena), a tí te alcanza para dar
"la cosa por zanjada", estás en tu derecho, pero ello no condice con tu
nivel de apologista que siempre has demostrado.
De todos modos, y aunque personalmente me apene que te sientas
forzado a defender algo tan vulnerable como la tolerancia hacia las imágenes, es por otro lado gratificante que ello nos brinde la ocasión
para estudiar más y publicar a todos los vientos la verdad de la Escritura y de la misma historia.
El Señor nos siga dando buen anímo para combatir por la fe que El (y no otros) nos ha dado.
Ricardo.
 
Ricardo, mejor no hablamos de Irene y de los anteriores emperadores iconoclastas (y alguno posterior) y nos limitamos a la evidnecia de la acción de Tarasio en el concilio de Nicea II, que fue la que conisguió que el Horos de aquel concilio fuera poco menos que una obra de arte teológica.
Sólo añadir algo más al tema. Quienes fueron perseguidos hasta el martirio fueron los iconodulos, no los iconoclastas.
Y otra cosa más a tener en cuenta es que los concilios locales no tienen la autoridad de un concilio ecuménico aceptado por toda la Iglesia, como fue el de Nicea II. Por cierto, a NADIE se le obliga a venerar imágenes.

A nivel personal te digo que cuanto más estudio el buen uso de los iconos en las iglesias orientales (aunque también hay excesos), más cómodo me encuentro con las disposiciones de Nicea II.

Bendiciones
 
Prefiero pensar que Ricardo no había leído mi anterior último mensaje donde hago una clara pregunta:

¿Alguien sabe cuantos siglos después de Cristo empezaron con la desobediencia de fabricar estatuas e imágenes de santos para rendirle culto?

También finalizó con algo incuestionable:

Segun parece, algunos piensan que la prohibición de fabricar estatuas e imágenes religiosas y la orden de Dios para DESTRUIRLAS....era sólo para el Antiguo Testamento!!!
Cómo si Cristo hubiera abolido esas órdenes!!!

Puede que no haya que destruir las estatuas e imágenes de religiones no cristianas, como las de budistas o indígenas (los mahometanos no son idólatras), pero SÍ tenemos que derribarlas de los Templos y congregaciones que se autodenominen cristianos!!

Benjamín.
 
Preguntas hechas en el otro foro:

¿Usted piensa que solo basta con instruírlos?

HAY QUE PROHIBÍRSELOS TAJANTEMENTE!!....Y DESTRUIR O QUITAR ESAS ESTATUAS E IMÁGENES!!

¿Acaso no tiene autoridad para destruirlas o quitarlas de un Templo el cura párroco? ¿O los arzobispos, cardenales o el mismo papa?

Benjamín.
 
LUIS FERNANDO: Tú no quieres hablar de la emperatriz Irene, pero fue a sus instancias que Tarasio terminó por aceptar el patriarcado de
Constantinopla, a lo que se rehusaba, según consta en un discurso que
se conserva, dirigido a Irene, y en el que alega sus razones para ello.
Terminó por organizar él el Concilio (tal como Irene quería). El Horos
de aquel Concilio pudo haber sido toda una obra de arte teológica, pero con reminiscencias a lo que dice Pablo: "estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error" (Ef.4:14b). Si la matriarca Irene, líder nata de una familia "sacaojos",
(así lo mandó hacer con su propio hijo Constantino, quien a los pocos días murió) amadrinó tal Concilio, aunque recibiera el máximo grado de Ecuménico, dista mucho que la cristiandad de aquella época estuviese bien representada con sus obispos de oriente y occidente, aún a pesar del número de 367 que se dice que reunió. Según mis datos
tomados de la Historia Universal de César Cantú, el 24.9.787 el
Concilio decide: "Las santas imágenes, pintadas o esculpidas, se
expondrán, como la cruz, en las iglesias, en los vasos, ornamentos
sagrados, paredes, casas y calles, pues esto hace recordar y amar a
Jesucristo, a su madre, a los apóstoles y santos: tribúteseles el saludo
de honor, no la adoración, que se debe solo a la naturaleza divina. A las expresadas imágenes se les quemará incienso y encenderán luces,
como se verifica con la cruz, con los Evangelios y demás cosas sagradas,
porque el honor que se rinde a las imágenes se refiere a lo que representan. Tal es la doctrina de los padres y la tradición de la iglesia
católica".
De esta decisión conciliar, puedo rescatar lo que extracto: "esto hace
recordar y amar a Jesucristo" y: "no la adoración, que se debe solo a la
naturaleza divina". Con estas pocas palabras podría llegar a simpatizar;
pero el "arte" conque se distribuyen convenientemente en dicha decisión, hace ésto repulsivo a la conciencia cristiana. Hace acordar a
ciertos "sexólogos cristianos" que pronunciándose contra las relaciones
prematrimoniales, recomiendan para la salud física y emotiva de la
pareja intimar cuanto quieran pero sin llegar jamás al coito, pues de
este modo no cometerán fornicación. Pero en la misma forma que Pablo aconseja "huye también de las pasiones juveniles" (2Tim.2:22),
y "huid de la fornicación" dice también: "Por tanto, amados míos, huid
de la idolatría" (1Cor.6:18; 10:14). Los Médicis pueden proteger las
artes en Florencia, y pagar a los escultores y pintores para que adornen
las iglesias con bellas imágenes, pero el discernimiento que ellos podrían tener, ¿lo tendrían también los miles de ciudadanos que acabarían por rendirles culto? Igual, con otros Papas renacentistas en
el Vaticano, la Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina. No dudo de
que en la iglesia católica existen algunos miles (teólogos-eclesiásticos)
que no adoran imagen alguna, pero centenares de millones de sus
fieles sí lo hacen.
Ahora bien, en vista de esa declaración del Nicea II, ¿cómo es que dices
encontrarte cómodo con tales disposiciones? El "saludo de honor", el
"quemarles incienso y encenderles luces", ¿no te incomoda a la luz del
primer gran mandamiento: "No te inclinarás a ellas ni las servirás"?
(Deut.5:9). Aunque en muchas cosas creo que nos parecemos, yo soy
sin embargo un inveterado non conformista, pues no descanso ni reposo en lo que no sea la propia palabra de Dios. Desconfío en todo
caso de cualquier pastor evangélico, de cualquier hermano de mi iglesia,
por sabio y erudito que parezca, y hasta de mí mismo, si cualquier idea
o concepto que sostenga no emerja naturalmente de la boca de Dios.
El derecho que te asiste a pensar y creer como quieras es todo tuyo,
pero el llevar "cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo"
(2Cor.10:5) es el método divino para contigo y conmigo.
Que el Señor te de su mayor gracia.
Ricardo.
 
Julio, ¿estás seguro que tú crees que tiene la misma autoridad las cartas de Pablo que el resto del Nuevo Testamento?
Por lo visto tú piensas que no, que las cartas de Pablo tienen más autoridad que el resto del NT.

Dices que la IC no escribió el Nuevo Testamento. Pero resulta que fue esa Iglesia la que dijo qué libros eran canónicos y cuales no, porque, por si no lo sabías, existían otros escritos como la Didajé de los apóstoles, el pastor de Hermas, la epístola clementina a los corintios, que habían llegado a ser considerados como canónicos en alguna ocasión

Por tanto, en el fondo te estás fiando de la capacidad de la IC para discernir qué libros del NT eran canónicos y cuales no
 
Sr. BENJAMIN: Pensaba Vd. bien cuando pegué mi respuesta a LUIS
FERNANDO sin leer previamente su mensaje, que lo tenía por demorado.
A la pregunta suya de cuándo se comenzó a hacer imágenes y estatuas
de santos, para rendirles culto, no tengo yo respuesta cierta. Parece que los dibujos cristianos más antiguos son los que se encontraron en
las catacumbas de Roma, pero tales inocentes figuras, símbolos e
inscripciones no sugiere que se les rindiese culto alguno. César Cantú
en su Historia Universal, opina que: "siendo los romanos aficionados a
tributar una especie de culto a los retratos de los emperadores, tanto
vivos como muertos, los cristianos, deseosos de hacer redundar en
provecho de la verdad los instrumentos de la mentira, es probable que
no tardaran en reproducir por medio de imágenes a Cristo y a los
apóstoles. La ignorancia del vulgo puede a veces extraviarse hasta
confundir la copia con el original, y adorar lo que no tenía más destino
que el elevar el alma al Criador; y por eso algunos padres y concilios
reprobaron las imágenes; fuese efecto del carácter particular de aquellos, o del peligro especial que de éstas resultase."Hasta acá Cantú. O sea, que las primeras imágenes pueden haber sido pintadas inocentemente, sin pensar siquiera que a alguien se le ocurriera rendirles culto. Mientras así ocurrió, es posible que sin prever nadie el peligro, tampoco se protestó contra algo que apenas pretendía mostrar y preservar ante los ojos algún elemento de la fe. Luego, cuando por influencia quizá de resabios del paganismo, se constató que algunos pedían y esperaban respuestas milagrosas de las imágenes, se reaccionó contra las mismas.
En algunos casos posiblemente se llegó tarde, pues la superstición ya
aparecía acreditada por peticiones concedidas o prodigios ocurridos.
Dado que el Dios de los cristianos no podía ser presentado a los griegos
y romanos en la forma por ellos acostumbrada, y les era locura concebir un Dios que no se le pudiese ver y tocar, es sensato pensar que cuando las imágenes de Cristo, los apóstoles, María, los patriarcas y profetas, comenzaron a tomar forma similar a la de sus íconos e
ídolos, el cristianismo se hizo más comprensible a los paganos, y los
paganos contribuyeron con su aporte a paganizar el cristianismo que
cobró el aspecto conocido como "catolicismo romano" u "ortodoxo"
para las iglesias de Oriente.
Esta opinión no es mía propia, ni de los protestantes, sino bastante
común y extendida entre historiadores seculares e imparciales.
Pasando a otra cosa, yo no tengo ningún problema con la destrucción
de las imágenes, pues como ya le dije, sólo soy responsable de mi
persona, mi ámbito familiar y laboral, y el de la iglesia donde me
congrego. Pero siendo que Vd. sí está convencido de que deben ser
destruídas las imágenes y los altares de los templos católicos, me
imagino el tremendo problema que se le presenta al desobedecer Vd.
una convicción que le es tan fuerte y evidente. Aunque yo no lo estoy
animando con ésto a que su prédica iconoclasta tenga en Vd. al vivo
ejemplo de cómo han de hacerse estas cosas, supongo que será inútil
que prosiga con esta cruzada, esperando que los demás hagan lo que
ellos están esperando comience a hacer usted. Si se decide, pásenos al
menos la dirección de la penitenciaría local adonde podamos escribirle.
Saludo a usted atentamente.
Ricardo.
 
Desde la caida del hombre hasta la fecha la lucha de DIOS es incesante contra nuestra naturaleza incredula y pecadora .

No hay capitulo en la biblia donde no se le pida al hombre y por su propio bien que abandone la idea de hacerse imagenes sobre todo aquello que le inspira respeto religioso y adorarlo a travez de estas.

Cuantas narraciones no habremos leido donde la idolatria termina con la vida de uno o muchos hombres .

¿ Acaso no puede el hombre adorar a Dios en espiritu y en verdad ? Tal parece que a muchos les resulta imposible , mientras que para otros no existe sino asco cuando se trata de doblar rodillas ante cualquier estatua sea esta de quien sea . ¿ Porque unos pueden y se deleitan amando a Dios en " directo " sin que medie nadie ni nada entre ellos , y otros no ?

El Espiritu Santo y su obra salvifica no falla , entonces ........ Una consciencia adormecida no puede percibir la luz .

La labor de las imagenes ocasiona que la consciencia quede en tinieblas , dormida y mecida , es un alma que nunca llegara a su destino , y todo porque permitio que una imagen le aniquilara su comunion con DIOS .



_______________
Elisa.
Apocalipsis 22:21
La gracia de nuestro Señor Jesus sea con todos
 
La jerarquía católico romana y sus papas de turno se han contradicho y desautorizado sucesivamente varias veces en cuanto a la adoración de imágenes.

Aunque el uso de imágenes se extendió a partir del año 400 aproximadamente, ya desde el Concilio de Elvira (siglo IV), se prohibió tajantemente las pinturas en los templos.

Este Concilio de 19 obispos y mayor número de presbíteros, se reunió para enfrentar los problemas de una rápida conversión masiva de paganos y la decadencia del celo y fervor original del cristianismo.

El mayor problema era el grado de componenda aceptable cristiano-pagana de la sociedad.

Entre los 81 cánones se dictaminó también sobre temas como: el continuado apego nominal al sacerdocio pagano, el celibato entre el clero, y el creciente ascetismo de "las vírgenes que se han dedicado a Dios".

Después del Concilio de Elvira, surgieron facciones opuestas en el catolicismo sobre el uso de imágenes. Los iconoclastas (como Epifanio y otros) y los iconódulos (quienes defendían las imágenes con el eufemismo de la "veneración").

En 753 se reunió un concilio de 338 obispos en Hieria (cerca de Calcedonia), donde hicieron nuevamente una completa condenación de las imágenes.

Sin embargo, a los pocos años, en 787, la otra facción apoyada por la emperatríz Irene y guiada por el patriarca Tarasio (ambos iconódulos), invirtió las decisiones de Hieria, en el concilio de Nicea.

Posteriormente en una asamblea de obispos en 815 en Santa Sofía, volvieron a restaurar los decretos iconoclastas de Hieria.

Así estuvieron hasta fines de ese siglo, cuando la viuda emperatríz romana-oriental Teodora le retiró el apoyo a los iconoclastas.
Los escritos y archivos de los Concilios iconoclastas fueron destruidos, por lo cual el conocimiento común de ellos se deriva de lo que dijeron sus opositores.

La iconoclastia cristiana siguió manifestándose en diferentes grupos europeos, hasta llegar a su restauración definitiva después de la Reforma en la Iglesia de Jesucristo iniciada por Lutero.

Aunque el líder que profundizó la restauración iconoclasta fue realmente Andrés Carlstadt, quien llevó la Reforma a un grado más radical que el tímido comienzo de Lutero.

Vemos pues, como la facción implantadora de imágenes, dominante en el catolicismo desde fines del siglo XIX, destruyó las órdenes y disposiciones contrarias de los concilios que los precedieron.
¿Dónde está la supuesta unidad?

Benjamín.
 
Dice Karolusin:

Si no te UBICAS en el contexto hasta las pergunatas las haces mal, resulta ser que el primero que pidio que se hicieran IMAGENES de la corte celestial, fue el mismisimo YHVH, que pidio se hicieran dos IMAGENSOTAS de ORO MACISZO y choncotas, grandototas, de 5 Mts. de Alto y otro tanto de punta a punta de las alas, y de pilon que las pusieran DENTRO del lugar SANTISIMO, y por si fuera poco ENCIMA del Arca de la Alianza, y no me digas que los QUERUBINES no eran IMAGENES, pus fijate bien que en NINGUNA parte de la Biblia se nos da una descripcion de los QUERUBINES, asi es que los artifices tenina que IMAGINARES como eran para hacerlos, es decir para hicieron IMAGENES. que no solo las habia de "bulto" tambien bordadas y dibujadas en el interior del lugar Santisimo.
¿Te acuerdas como le salvo la vida a David su esposa? mmm aja fue con una ESTATUA, y eso que estaban en el palacio real de Israel.
¿Te acuerdas de MIKA y la IMAGEN de Dios que hizo con la Plata que le dio su madre?

Este hombre, Miká, tenía una Casa de Dios; hizo un efod y unos terafim e invistió a uno de sus hijos que vino a ser su sacerdote. Jue.17,5

Y asi le podia seguir, pero cuando quieren defender a capa y espada lo que les han dicho en sus congregaciones ni quien se los saque de la cabeza, ni aunque lo diga la Biblia
(lease ELIAS SI SUBIO AL CIELO)

Contesta Benjamín:

¿La obstinación llega a justificarse en los ejemplos de idolatría que aparecen en la Biblia?

El ejemplo que usted menciona del tal Mika o Micaías de Jueces 17, usted puede ver que no solamente se hizo ídolos, sino que....consagró para sí un sacerdote!!

Por si usted no lo sabe, la Biblia tambien narra las aberrantes desviaciones de Israel.
Podría usted apoyarse también en el rey Jeroboam que nombró sus sacerdotes de tribus diferentes y fabricó unos ídolos que mandó adorar para que no fueran hasta el Templo de Jerusalen.

Pero usted calla sobre el Concilio de Elvira y el de Hieria, donde mucho antes que en Nicea habían prohibido tajantemente la fabricación de imágenes religiosas y su adoración o veneración.

También calla sobre como se han contradicho y desautorizado sucesivamente los concilios y papas de turno.

Usted o ustedes, andan "cazando" las fallas de Jehová en su orden sobre no hacerse imágenes y no inclinarse ante ellas, para negarse a obedecerle.

Se aferran al hecho que mandó hacer los querubines sobre el Arca para decirle que es un incoherente y por tanto NO le van a obedecer.

Atrevido razonamiento, propio de quien no le teme a Dios.
Jehová no tiene un mandamiento de un Dios por encima de El que le prohiba hacer algo. Fue El quien mandó hacer el Tabernáculo, no fue idea de hombre.

Benjamín.
 
Dice Karolusin:

Si no te UBICAS en el contexto hasta las pergunatas las haces mal, resulta ser que el primero que pidio que se hicieran IMAGENES de la corte celestial, fue el mismisimo YHVH, que pidio se hicieran dos IMAGENSOTAS de ORO MACISZO y choncotas, grandototas, de 5 Mts. de Alto y otro tanto de punta a punta de las alas, y de pilon que las pusieran DENTRO del lugar SANTISIMO, y por si fuera poco ENCIMA del Arca de la Alianza, y no me digas que los QUERUBINES no eran IMAGENES, pus fijate bien que en NINGUNA parte de la Biblia se nos da una descripcion de los QUERUBINES, asi es que los artifices tenina que IMAGINARES como eran para hacerlos, es decir para hicieron IMAGENES. que no solo las habia de "bulto" tambien bordadas y dibujadas en el interior del lugar Santisimo.
¿Te acuerdas como le salvo la vida a David su esposa? mmm aja fue con una ESTATUA, y eso que estaban en el palacio real de Israel.
¿Te acuerdas de MIKA y la IMAGEN de Dios que hizo con la Plata que le dio su madre?

Este hombre, Miká, tenía una Casa de Dios; hizo un efod y unos terafim e invistió a uno de sus hijos que vino a ser su sacerdote. Jue.17,5

Y asi le podia seguir, pero cuando quieren defender a capa y espada lo que les han dicho en sus congregaciones ni quien se los saque de la cabeza, ni aunque lo diga la Biblia
(lease ELIAS SI SUBIO AL CIELO)

Contesta Benjamín:

¿La obstinación llega a justificarse en los ejemplos de idolatría que aparecen en la Biblia?

El ejemplo que usted menciona del tal Mika o Micaías de Jueces 17, usted puede ver que no solamente se hizo ídolos, sino que....consagró para sí un sacerdote!!

Por si usted no lo sabe, la Biblia tambien narra las aberrantes desviaciones de Israel.
Podría usted apoyarse también en el rey Jeroboam que nombró sus sacerdotes de tribus diferentes y fabricó unos ídolos que mandó adorar para que no fueran hasta el Templo de Jerusalen.

Pero usted calla sobre el Concilio de Elvira y el de Hieria, donde mucho antes que en Nicea habían prohibido tajantemente la fabricación de imágenes religiosas y su adoración o veneración.

También calla sobre como se han contradicho y desautorizado sucesivamente los concilios y papas de turno.

Usted o ustedes, andan "cazando" las fallas de Jehová en su orden sobre no hacerse imágenes y no inclinarse ante ellas, para negarse a obedecerle.

Se aferran al hecho que mandó hacer los querubines sobre el Arca para decirle que es un incoherente y por tanto NO le van a obedecer.

Atrevido razonamiento, propio de quien no le teme a Dios.
Jehová no tiene un mandamiento de un Dios por encima de El que le prohiba hacer algo. Fue El quien mandó hacer el Tabernáculo, no fue idea de hombre.

Benjamín.
 
Dice Toni:

"Muy bueno su ultimo aporte Benjamin y destaco:
"Jehová no tiene un mandamiento de un Dios por encima de El que le prohiba hacer algo. Fue El quien mandó hacer el Tabernáculo, no fue idea de hombre"

Lo que Dios prohiba al hombre,(El sabe el porque), para El (Dios), no le está prohibido, faltaría mas!!!!

Valió la pena pasarse por aquí.

Bendiciones hermano

Toni"

Contéstole:

¿Qué le parece peor: la Idolatría de imágenes y esculturas....o la Obstinación en seguir desobediendo...haciéndolas delante de las narices de Dios?

La Obstinación, es el pecado elevado al cuadrado (definición matemática)
....pero en el catolicismo está elevado a la enésima potencia!

Benjamín.
 
BENJAMÍN: menos mal que reapareció después
de algunos días, pues ya me tenía preocupado
mi vaticinio y temí que estuviese recluído
en alguna penitenciaría. Observé que ha
preferido continuar el diálogo con otros
hermanos, y así no verse comprometido a
responder a la lógica de mi planteamiento,
en cuanto a que si nosotros estamos en
desobediencia en no ir a los templos a
destruir imágenes y derribar altares, usted
es quien debía darnos el ejemplo comenzando
por obedecer lo que siente como una orden de
Dios en su conciencia. Pero si Vd. mismo
permanece impasible, ¿cómo cree que podrá
inducirnos a hacer aquello de lo que se
abstiene?
En cuanto al tema de la obsesión, cuídese
que ella no le ciegue, pues pegó aquí una
respuesta que correspondía al otro Foro, y
no a éste.
En cuanto a mí, prosigo a su entera
disposición en lo que guste mandar.
Ricardo.
 
Ricardo:

Tiene razón cometí el lapsus de enviar a este foro la respuesta al foro del reino sobre el mismo tema, pero no se ha desviado, sino al contrario, lo completa, como usted ve.

La idea de la iconoclastia, es dejar la actitud pasiva y tolerante para asumir una AGRESIVA OPOSCICIÓN Y DESTRUCCIÓN DE LA IDOLATRÍA de imágenes, altares y estatuas, que cínica y obstinadamente practican algunos que pretenden llamarse cristianos.

Si usted o cualquiera realmente es cristiano, debe unirse a la cruzada iconoclasta para acabar con esas prácticas y no tolerar con su silencio complaciente la descarada idolatría usando el nombre de Cristo para ello.

Tal vez usted piensa que ser iconoclasta solo se limita a darle con mazos a las estatuas o ídolos.
Pero la iconoclastia cristiana supone mucho más, es salir en el nombre de Jehová a defender el Evangelio de Jesucristo contra la perversión de la doctrina con toda clase de añadiduras humanas e idolatría.
Es levantar la voz y combatir.
Es tomar partido por Jesucristo con lealtad y sincera fidelidad.
La Palabra quebranta más que un martillo, ella misma lo dice.

Esas ideas traté de expresarlas cuando dije sobre la pasiva complacencia y tolerancia por parte de la jerarquía, clero o papado católico romano sobre la idolatría del pueblo, a lo cual aducen que es por la ignorancia de este (aunque ellos mismos la practican en sus ritos):

"¿Usted piensa que solo basta con instruírlos?

HAY QUE PROHIBÍRSELOS TAJANTEMENTE!!....Y DESTRUIR O QUITAR ESAS ESTATUAS E IMÁGENES!!

¿Acaso no tiene autoridad para destruirlas o quitarlas de un Templo el cura párroco? ¿O los arzobispos, cardenales o el mismo papa?"

Benjamín.
 
Sr.BENJAMIN: El tono de su discurso es ahora más moderado y creo
que nos permitirá un diálogo más fluido. Finalmente arriba usted a la
posición por la que le manifestaba mi preferencia desde el principio, o
sea la no violenta, sino la convicción de las prácticas erróneas por la
predicación de la verdad. Ahora queda claro, entonces, que ni usted ni
nosotros tomaremos el mazo para derribar altares, quebrar estatuas y
cortar imágenes de los recintos religiosos en nuestras ciudades y países.
(Se mantiene vigente, obviamente, la guerra contra las distintas imágenes, altares y cultos personalistas que puedan eregirse en el
corazón de cada cristiano).
Ahora se centra nuestra polémica en cuanto a quienes son los responsables de proceder contra los objetos que incitan o pueden
incitar a las prácticas idolátricas.
Dice Vd. con acierto en su segundo y tercer párrafo respecto a la idolatría lo siguiente: "...practican algunos que pretenden llamarse cristianos." "Si usted o cualquiera realmente es cristiano, debe unirse a la cruzada iconoclasta para acabar con esas prácticas y no tolerar con su silencio complaciente la descarada idolatría usando el nombre de Cristo para ello". Vamos ahora por partes: 1ero.- Si alguien es auténticamente cristiano (no un religioso sino un convertido), no ha de practicar la idolatría. Que algunos llamándose cristianos la practiquen, indican que lo son nominalmente pero no verdaderamente. 2do.Tanto en mi caso como el de otros que sí somos cristianos pues hemos renacido por el Espíritu en Cristo, por la fe, debemos asumir nuestra responsabilidad para acabar con la idolatría.
Se desprende entonces de lo anterior, que la manera eficaz de destruir la idolatría, antes que en sus propios santuarios, es en el corazón de los que la practican, al llevarles el puro evangelio de Jesucristo que puede liberarles de tales diabólicas ataduras. Si se hiciera al revés, agravaríamos el problema, pues los corazones no regenerados no entenderían la actitud iconoclasta, y seguramente eso fomentaría aún más las prácticas idolátricas, reconstruyendo altares y renovando las imágenes.
Finalmente, usted va desde el cura párroco del pueblo hasta el mismo Papa, pasando por arzobispos y cardenales del clero católico romano, como quienes son las autoridades eclesiales competentes para ordenar la destrucción de las imágenes. Estoy de acuerdo en cuanto a la competitividad que le asiste a la jerarquía eclesiástica para proceder en cuanto a ésto. Pero no nos contradigamos. Recordemos que para emprender una acción de esta naturaleza es necesario haber recibido la nueva naturaleza espiritual que experimentamos con nuestra conversión. De no ser así, por mayor que fuese la investidura eclesiástica, desnudos aún están de Cristo e impotentes para destruir los ídolos mudos.
Conozco católicos romanos (muy pocos, por cierto, pero los hay), que no quieren una sola figura de la virgen o un santo ni en estampita. Ellos tienen esta carga espiritual, porque son cristianos genuinos. Aunque son capaces de explicar que la teología de la Iglesia no admite que se le tribute culto de adoración a ninguna imagen, ellos saben bien que el común del pueblo (y hablamos de vastísimas mayorías dentro del catolicismo), de hecho proceden con la imagen de una virgen o de un santo o santa, en idéntica forma que cualquier pagano ante sus ídolos o fetiches. Para poder continuar su ministerio benéfico dentro de su comunidad, algunos de estos sacerdotes se ven forzados a encubrir o disimular su desapego por las imágenes. Pero me consta que están haciendo un trabajo efectivo edificando sobre el verdadero fundamento el cual es Jesucristo. La dificultad que hoy se plantea, es similar a la que ya se vivió hace mil setecientos años atrás. Cuando aquellos cristianos reaccionaron contra el uso que se venía haciendo de las imágenes, poco pudieron hacer aquellas personas doctas y espirituales, para detener la pujante fuerza de aquel culto incipiente que se arraigaba en las tradiciones locales y populares, por los milagros que se les atribuía. No pudiendo ya el clero detener tal desborde, lo único que atinó a hacer fue a controlarlo y dirigirlo de la mejor manera posible. Pero cuando un desvío de la verdad comienza, avanza con su progreso la misma apostasía. Recuerdo que cierta vez caminé con mi hermano desde nuestro hotel en Salamanca hasta la Plaza Mayor. Acostumbrados a la geométrica disposición de nuestras grandes ciudades suramericanas, caímos en el error que por variar de paisaje volviéramos por una calle que parecía ser paralela. Pero las que comenzaban casi juntas, terminaban por distanciarse como dos o tres kilómetros, así que nos perdimos y tuvimos que regresar en taxi.
Aunque los teólogos católicos quisieran cambiar ahora ese exceso popular de una veneración que ya es evidente idolatría, ¿cómo hacen para explicarle a sus fieles la complicidad del silencio durante 17 siglos? La verdad definida en el dogma conocido de muy pocos, nada pudo hacer ante el avasallante fanatismo originado en visiones, apariciones y milagros.
Estará bien que quienes hemos recibido luz al respecto, no seamos tolerantes con ninguna manifestación de idolatría dentro de nuestras propias jurisdicciones. Pero no podemos llevar nuestra intolerancia al terreno que no nos pertenece. Allí solamente podremos llevar la luz del Evangelio de Jesucristo.
Ricardo.
 
Ricardo:

Dice usted:
"ni usted ni
nosotros tomaremos el mazo para derribar altares, quebrar estatuas y
cortar imágenes de los recintos religiosos"

-No me incluya con "ustedes", pues si es necesario, no lo dudaría en hacer.

"Se mantiene vigente, obviamente, la guerra contra las distintas imágenes, altares y cultos personalistas que puedan eregirse en el
corazón de cada cristiano"

-¿Para usted y los suyos, solo está vigente la guerra contra las imágenes en el corazón?
¿Y las que se fabrican de cemento, yeso y pintura?
El segundo Mandamiento de la Ley de Dios (Exodo 20:4) se refiere en primer lugar y sobretodo a estas últimas, sin evadir el mandato desviándose al corazón.

Sigue diciendo usted:
"debemos asumir nuestra responsabilidad para acabar con la idolatría"

-¿Cómo la está usted asumiendo? ¿Discutiendo, contradiciendo y oponiéndose a quienes combatimos la idolatría?

"la manera eficaz de destruir la idolatría, ANTES QUE EN SUS PROPIOS SANTUARIOS, es en el corazón de los que la practican"

-Perdóneme, pero eso es falso y es una EVASIÓN de la responsabilidad que usted mismo reconoce tener.
En las Escrituras nunca disculpan las estatuas e imágenes idolátricas para prohibir solo los sentimientos!

Dice usted:
"Si se hiciera al revés, agravaríamos el problema, pues los corazones no regenerados no entenderían la actitud iconoclasta, y seguramente ESO FOMENTARÍA AÚN MÁS las prácticas idolátricas, reconstruyendo altares y renovando las imágenes"

-Esto es el colmo. ¿Ordenar quitar de los Templos católicos por parte del papa, los curas y los verdaderos cristianos, las estatuas e imágenes en obediencia a Dios, AGRAVARÍA EL PROBLEMA?!!
Dígale a Dios que no le va a obedecer porque agrava los problemas.....inteligente razonamiento.

Sin embargo dijo algo cierto:
"Recordemos que para emprender una acción de esta naturaleza es necesario haber recibido la nueva naturaleza espiritual que experimentamos con nuestra conversión"

-Quiere decir que desde sus líderes como el papa y los cardenales, hasta los curas párrocos y el pueblo católico en general, NO SE HAN CONVERTIDO?
¿Entonces como puede tener validez cristiana esa institución?

Dice también:
"Conozco católicos romanos (muy pocos, por cierto, pero los hay), que no quieren una sola figura de la virgen o un santo ni en estampita. Ellos tienen esta carga espiritual, porque son cristianos genuinos"

-Si fueran cristianos genuinos (esos poquísimos, según usted)....NO SE ASOCIARÍAN ESPIRITUALMENTE CON LOS IDÓLATRAS GENUINOS....
Acuérdese de "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos....¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?....Por lo cual, SALID DE EN MEDIO DE ELLOS, Y APARTAOS, DICE EL SEÑOR". (2 Corintios 6:14-17).

Pero el colmo mayor, lo dice aquí:
"La verdad definida en el dogma conocido de muy pocos, nada pudo hacer ante el avasallante fanatismo originado en visiones, apariciones y milagros"

-La Verdad no está definida en "dogmas" sino en la Palabra de Dios escrita en la Biblia.
¿La Verdad...nada pudo hacer?
Entonces ESA NO ERA LA VERDAD. Ese era solo "un dogma conocido de muy pocos".
Porque dice la Palabra que "Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres" (Juan 8:32).

-¡Podemos y debemos tomar el mazo de la Palabra para abolir esas prácticas y derribar esas imágenes y esculturas de los Templos religiosos que pretenden llamarse cristianos!!

Ricardo, parece que su estadía en Salamanca no le hizo bien....

Benjamín.
 
Sr. Benjamin
Que la paz de Cristo este con usted
Aqui en Mexico hay una frase celebre que dice: Tanto entre los pueblos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.
Creo en la medida en que usted respeta las creencias de los demas cristianos que no piensan como usted, en esa medida yo por mi parte respeto las suyas.
Creo que con que usted este bien consigo mismo y haga lo que de corazon cree es suficiente para tener la paz.
Pero no quiera que otros hagan lo que para usted es bueno.
 
Sr. Benjamin
Que la paz de Cristo este con usted
Aqui en Mexico hay una frase celebre que dice: Tanto entre los pueblos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.
Creo en la medida en que usted respeta las creencias de los demas cristianos que no piensan como usted, en esa medida yo por mi parte respeto las suyas.
Creo que con que usted este bien consigo mismo y haga lo que de corazon cree es suficiente para tener la paz.
Pero no quiera que otros hagan lo que para usted es bueno.
 
CAPÍTULO PRIMERO

NACIMIENTO, INFANCIA Y JUVENTUD
DE LUTERO


El 10 de Noviembre de 1483, a las once de la noche, en Eisleben dio a
luz Margarita Ziegler, esposa de Juan Lutero, minero de Moehra, un
niño que fue bautizado al día siguiente en la iglesia de San Pedro del
mismo pueblo, y recibió el nombre de Martín. Nació el pequeño Martín
en circunstancias especiales porque habían ido sus padres a Eisleben
poco tiempo antes de que viniera al mundo tal hijo. La humilde casa en
que nació, se ve aún hoy en Eisleben. Sobre la puerta hay un busto del
Reformador, alrededor del cual se lee la inscrpción siguiente:

La palabra de Dios es la enseñanza de Lutero:
por eso no perecerá jamás

Hoy se emplea dicha casa como escuela para los niños pobres de
Eisleben; en ninguna parte mejor podía y debía establecerse un centro
de enseñanza, que allí donde nació el que más tar­de, con su reforma,
había de dar tanto impulso a la ciencia, y especialmente a la pedagogía.
Cuando en este edificio tan sencillo, y en la hora silenciosa de la
media noche, la pobre madre dió a luz aquella criatura, ¿quién hubiera
pensado entonces que este niño, hijo de padres tan pobres, habría de
libertar un día a más de la mitad del mundo, de las tinieblas en que
estaba sumergido, y con el poder de la Palabra de Dios haría vacilar el
trono de los papas? Pero éste es el camino ordinario de la Providencia:
los prin­cipios y los instrumentos son muy humildes, pero el fin es
glorioso. Dios, para hacer grandes cosas, se sirve generalmente de
hombres humil­des y de poca nombradía. El reformador de Sui­za,
Zuinglio, nació en la choza de un pastor de los Alpes; Melanchton, el
teólogo de la Reforma, en la tienda de un armero, y Lutero en la choza
de un minero pobre.
Su padre, que era natural de Moehra, pequeño pueblo de Turingia,
trasladó, medio año después del nacimiento de Martín, su domicilio a
Mans­feld, tres horas distante de Eisleben. Allí, en un hermoso valle
donde serpentea el río Wipper, se deslizó también suavemente la
infancia de Lutero; allí recibió la primera instrucción. Al principio, sus
padres se encontraron en tal esta­do de pobreza que la madre recogía
leña y la llevaba a las espaldas para venderla y poder ayudar al sostén de
sus hijos. El pequeño Martín la acompañaba muchas veces, y ayudaba en
esta humilde faena. Pero poco a poco mejoraron las circunstancias. Dios
bendijo el trabajo del padre de manera que más tarde llegó a tomar en
arriendo dos hornos de fundición en Mansfeld; y ya en 1491 le eligieron
sus conciudadanos con­cejal del Ayuntamiento.
Hallándose Juan Lutero en esta posición más desahogada, tuvo
ocasión de cultivar la amistad de los que entonces eran tenidos por
sabios, los eclesiásticos y maestros, a quienes con frecuen­cia convidaba
a su mesa, y con quienes conver­saba sobre las cosas del saber humano.
Tal vez estas conversaciones, oídas por Martín desde sus más tiernos
años, excitaron en su corazón la ambición gloriosa de llegar algún día a
ser un hombre docto.
Como personas piadosas, educaron los padres a Martín desde la
niñez en el santo temor de Dios; usaban con él, al estilo de aquellos
tiem­pos, de bastante severidad, en términos que le tenían muy
amedrentado. El mismo dice: Mi padre me castigó un día de un modo
tan violen­to, que huí de él, y no quise volver hasta que me trató con
más benignidad. Y mi madre me pegó una vez por causa tan leve como
una nuez, hasta hacer correr la sangre.
A pesar de esta severidad de sus padres, Lutero los tuvo siempre
en la mayor estima porque sabía que habían procurado sólo su bien.
Melachton dice de la madre de Lutero que era una, mujer a la cual todas
las otras podían y debían tomar como ejemplo y dechado de virtud.
Martín dedicó más tarde a su padre un libro sobre la ‘disciplina de los
conventos’, y quiso perpetuar la memoria de sus padres poniendo sus
nombres en el formulario de matrimonio bajo la fórmula: «Juan,
¿quieres tomar a Margarita por tu esposa legítima.?», dando así un
testimonio público de su amor filial. El padre murió el 29 de Mayo de
1530, y Lutero se entristeció mucho de su muerte. Estaba a la sazón
ausente de Wittemberg en el Castillo de Coburgo, donde permaneció
mientras se celebraba la dieta de Augsburgo; y su esposa Catalina le
envió entonces, para consolarle, el retrato de su pequeña hijita,
Magdalena, la cual murió pocos años después. Margarita no pudo
sobrevivir mucho tiempo a la pérdida de su esposo. Un año después
pasó ella también a la patria mejor. Su gran hijo estaba a la hora de su
muerte también lejos de ella; trabajos importantes le impedían hacer un
viaje largo para acudir al lado de su querida madre; pero no por eso
olvidó sus deberes de hijo. Cuando tuvo noticia de la enfermedad de su
madre y comprendió que seria la última, quiso consolarla por una carta,
ya que no le era posible hacerlo de palabra.
Hemos querido insertar íntegra esta carta, que se ha conservado
providencialmente entre sus obras, porque en ella se revelan los
sentimientos de aquel hombre a quien sus adversarios pintan con los
rasgos y colores de un monstruo.
Mi querida madre:
He recibido la carta de mi hermano Jacobo sobre vuestra
enfermedad, y en verdad siento mucho no poder estar con vos
personalmente, como son mis deseos. Dios, Padre de todo consuelo, os
dé por su santa palabra y su Espíritu una fe firme, gozosa y agradecida,
para que podáis vencer esta necesidad, como todas, con bendición, y
gustar y experimentar que es mucha verdad lo que él mismo dice:
“Confiad, porque yo he vencido al mundo.” Yo recomiendo vuestro
cuerpo y alma a su misericordia. Amén. Piden por vos todos vuestros
nietos y mi Catalina. Unos lloran, otros cuando están comiendo dicen: la
abuela está muy enferma. La gracia de Dios sea con vos y con nosotros.
Amén. El sábado después de la Ascensión, 1531. Vuestro querido hijo,
Doctor Martín Lutero.

Confiando firmemente en esta misericordia divina a cuyas manos el
hijo lejano la había encomendado, partió de este mundo. El mismo
pastor de Eisleben, que había oído de los desfallecidos labios de los
padres de Lutero la confesión de su fe; que había dado la última
bendición, tanto a Margarita como a su esposo difunto, escuchó también,
quince años después como el Reformador moribundo “el querido
hombre de Dios” invocaba por última vez el nombre del Señor.
Pero volvamos a la niñez de Lutero.
Cuando llegó a la edad en que debía empezar su instrucción, sus
padres invocaron sobre él la bendición de Dios y le enviaron a la
escuela. Tampoco allí encontró una disciplina suave ni atractiva. En más
de una ocasión su maestro le castigó varias veces en un día, y cuando
Lutero lo refiere añade: “Bueno es castigar a los niños, pero es lo
principal amarlos”. Sin embargo, sus adelantos en la escuela eran
grandes, y pronto aprendió los diez mandamientos, el credo, el
padrenuestro, himnos, salmos, oraciones y lo demás que en aquellos
tiempos se enseñaba en las escuelas.
El padre de Lutero quería hacer de él un hombre docto, de lo cual el
talento singular y la aplicación extraordinaria del muchacho le permitían
abrigar esperanzas muy fundadas. Así que cuando Martín cumplió once
años su padre le envió a Magdeburgo, donde existía un famoso colegio.
Allí empezó el Señor a preparar el espíritu de I.utero para la obra
grande a que le tenía destinado. Joven, alegre y vivo, era al mismo
tiempo dado a la piedad y a las prácticas religiosas, y frecuentaba con
mucho interés, el año irgue permaneció en Magdeburgo, los sermones
enérgicos que allí predicaba Andrés Proles, provincial de los agustinos,
sobre la necesidad de reformar la religión y la Iglesia. Estos discursos
fueron quizá los que sembraron en el ánimo de Lutero las primeras
semillas de la idea de la Reforma. Después de haber estudiado allí un
año, se trasladó, con el consentimiento de sus padres, a Eisenach,
esperando que los parientes de su madre que allí moraban le ayudarían a
su sostenimiento.
Los parientes en nada se cuidaron del adolescente; y como su padre
era entonces todavía muy pobre, el joven Martín se vio obligado, según
las costumbres de aquellos tiempos, a ganar su pan, en unión de otros
pobres escolares cantando de puerta en puerta. Y más de una vez los
pobres muchachos recibían, en lugar de dinero o pan, malas palabras y
reproches. Pero una mujer piadosa y bastante rica, la esposa del
ciudadano de Eiscnach, Conrado Cotta, había fijado su atención, ya hacia
tiempo en Martín, y le recibió en su casa generosamente, prendada de la
piedad que el joven mostraba en sus cantos y oraciones. Las crónicas de
Eisenach la llaman la piadosa Sunamita, en recuerdo de la que en
antiguos tiempos recogió en su casa al profeta Eliseo. Así pudo Martín
dedicarse de lleno al estudio, sin que le distrajeran los cuidados de la
vida, y lo hizo con tanta aplicación y celo, que realizó grandes progresos
en todas las ciencias. Como la señora de Cotta amaba mucho la música,
Martín aprendió a tocar la flauta y el laúd, y la acompañaba cantando con
su bella voz de contralto.
Andando los tiempos, cuando un hijo de Conrado Cotta fué a
estudiar a la Universidad de Wittemberg, siendo ya Lutero un doctor
renombrado, éste le sentó a su mesa, acordándose y agradeciendo de
esta manera lo que los padres del estudiante habían hecho con él en su
juventud. Recordando muchas veces la caridad de aquella mujer, decía:
“Nada hay más dulce en la tierra que el corazón de una mujer en que
habita la piedad”. Y hablando sobre los jóvenes, que más tarde, en
Alemania, buscaban su sostén de aquella manera, decía: “No
despreciéis a los muchachos que piden cantando por las puertas panem
propter Deum (pan por amor de Dios); yo también he hecho lo mismo: es
verdad que más tarde me ha sostenido mi padre con mucho amor en la
Universidad de Erfurt, manteniéndome con el sudor de su rostro; pero
como quiera, yo he sido mendigo, y ahora, por medio de mi pluma, he
llegado a tal situación, que no quisiera cambiar de fortuna con el mismo
gran turco. Hay más: aun cuando amontonasen todos los bienes, no los
tomaría a cambio de lo que tengo; pero no hubiera llegado al punto en
que me hallo, si no hubiera ido a la escuela y hubiera aprendido a
escribir.
En el año 1501, los padres de Martín le enviaron a la Universidad
de Erfurt y costearon su carrera con el producto de su trabajo en
Mansfeld. Aquí también se aplicó mucho a sus estudios; sus maestros le
tenían en mucha estima, y pronto sobrepujó a la mayor parte de sus
discípulos. Contaba entonces dieciocho años, y no solamente pensaba en
el desarrollo de sus facultades, sino que tenía también muy presente a
Aquel de quien viene la fuerza y la bendición para toda obra. Aunque era
un joven alegre y jovial, siempre empezaba por las mañanas su trabajo
con oraciones fervientes y asistiendo a la iglesia. Toda su vida llevó este
refrán como lema: «Haber orado bien, adelanta en más de la mitad el
trabajo de estudiar.
Pero Dios tenía reservada una misión especial para aquel joven
diligente y piadoso, y pronto empezó a prepararle para ella. El debía
abrir al mundo el libro de los libros, la Sagrada Escritura, y el Señor le
ayudó para que la conociera pronto. Debe tenerse en cuenta que en
aquel tiempo la Biblia era un libro desconocido para el vulgo. Millones y
millones de cristianos morían sin haber visto un ejemplar. Las causas
eran varias. Apenas se había inventado la imprenta, y en su
consecuencia, casi todos los libros eran todavía manuscritos, y el precio
de ellos exorbitante. Una Biblia en aquella época costaba una suma casi
equivalente a mil pesetas. Otra de las causas era que había muy pocas
Biblias escritas en lengua vulgar; la mayor parte lo eran en hebreo,
griego y latín. Y aun cuando algunas veces este libro se encontrase
escrito en el idioma del país, los fieles, sin embargo, no podían leerlo,
porque la Iglesia lo tenía prohibido. No querían los papas que el pobre
pueblo, leyendo la Biblia se apercibiese de las enseñanzas erróneas con
que se había desfigurado y obscurecido el Evangelio puro y sencillo de
Cristo.
Así se comprenderá la alegría que inundó el corazón del joven
estudiante, cuando un día revolviendo libros en la biblioteca de la
Universidad de Erfurt, se encontró con una Biblia latina. Hasta entonces
había creído que los Evangelios y las Epístolas que se leían todos los
domingos y días festivos en la iglesia, constituían por sí solos toda la
Sagrada Escritura. Ahora abre la Biblia y, ¡oh maravilla!, encuentra
tantas páginas, tantos capítulos y libros enteros, de cuya existencia no
tenía la más remota idea. Su espíritu se estremeció de placer; estrechó
el libro contra su corazón, y con sentimientos que no se pueden
imaginar, presa de una excitación indescriptible, lo leyó página por
página.
Una de las primeras cosas que llamaron su atención fué la historia de
Ana y del joven Samuel (1º Samuel). Su alma se inundó de placer cuando
leyó que aquel niño fué dedicado al Señor por toda su vida; cuando
saboreó todas las bellezas del cántico de Ana y vió cómo el joven
Samuel creció y se educó en el templo ante los ojos de Dios. Toda esta
historia inunda su alma de sentimientos hasta entonces desconocidos,
cual un descubrimiento nuevo. Su deseo y oración continua era ésta:
¡Ojalá que Dios me deparase un día un libro tan precioso! Desde
entonces frecuentó mucho más la biblioteca, para recrear su corazón con
el tesoro que allí había encontrado.
¡Altos e inescrutables planes del Señor! Aquel libro, así escondido entre
los demás de la biblioteca, fué el que más tarde, vertido por Lutero al
alemán, había de formar la lectura cotidiana de todas clases de la
sociedad alemana, y esparcir en aquel país y en todo el mundo la luz
divina, encendida por Dios mediante los Sagrados escritores, y
sacrílegamente ocultada por los llamados vicarios de Jesucristo y
sucesores del apóstol Pedro.
Poco después contrajo una enfermedad grave y peligrosa, consecuencia
de su asiduo trabajo. Ya había hecho testamento y encomendado su alma
al Señor, cuando le visitó un viejo sacerdote, que le consoló con las
siguientes palabras: Mi querido bachiller, cobra ánimo, porque no
morirás de esta enfermedad. Nuestro Dios hará de ti todavía un hombre
grande, que dará consuelo a muchísimas almas. Porque Dios pone de
vez en cuando su santa cruz sobre los hombros de los que él ama y
quiere preparar para su salvación; y si la llevan con paciencia,
aprenderán mucho en esta escuela de la cruz, En efecto, Lutero recobró
la salud; siguió sus estudios y se graduó en 1505 de doctor en filosofía.
Según la voluntad de su padre, debía estudiar también la jurisprudencia.
Pero Dios lo había dispuesto de otro modo. La Biblia, el peligro en que
la enfermedad le había puesto, y las palabras del viejo sacerdote habían
hecho profunda mella en su corazón, y siempre tenía en la mente aquella
antigua pregunta: “¿Qué es lo que debo hacer para ser salvo?” En
aquellos tiempos la contestación a tal pregunta, era por lo general, la
siguiente: E1 convento con sus oraciones, ayunos, vigilias y otras obras
meritorias es el camino más seguro para el cielo. Así, Lutero abrigó por
mucho tiempo el deseo de entrar en un convento, para satisfacer de esta
manera la voz de su conciencia despierta.
Un día, volviendo de la casa paterna en ‘Mansfeld’ y en el camino, cerca
del pueblo de Stotternheim, le sorprendió una tempestad, y un rayo cayó
cerca de él, causándole tal impresión que fué aquel uno de los
momentos más críticos y decisivos de su vida. Se volvió a Erfurt, agitada
su imaginación con pensamientos y dudas acerca de la salvación de su
alma.
Sólo un convento podía proporcionarle, según creía, la paz que anhelaba
tanto. Su resolución era inquebrantable. Sin embargo, le costaba mucho
romper los vínculos que le eran tan caros. A nadie había comunicado su
propósito. Una noche convidó a sus amigos de la Universidad a una
alegre y frugal cena, en la cual también la música contribuía al solaz de la
reunión; era la despedida que Lutero hacia al mundo. Desde hoy en
adelante ocuparían los frailes el lugar de aquellos amables compañeros
de placer y trabajo; el silencio del claustro substituiría a aquellos
entretenimientos alegres y espirituales; los graves tonos de la tranquila
Iglesia reemplazarían a aquellos cantos festivos. Dios lo exige, y es
preciso sacrificarlo todo por El.
Al fin de la reunión, Lutero, no pudiendo contener los pensamientos
graves que ocupaban su alma, descubrió a los amigos atónitos su firme
propósito. Estos procuraron disuadirle, pero inútilmente. En la misma
noche, tal vez temiendo que otros intentasen detenerle, si supieran su
propósito, sale de su cuarto, deja en él toda su ropa, todos sus libros
queridos, y se guarda sólo a Virgilio y Plauto, porque no tenía todavía la
Biblia; y sin consultar con su padre, en la noche del 17 de Julio de 1505,
llama a la puerta del convento de los agustinos en Erfurt. (Su padre no le
hubiera permitido ciertamente tal paso; y cuando fué sabedor, estuvo
por algún tiempo muy disgustado con su hijo.) La puerta se abre y se
cierra tras él, separándole de sus padres, de sus amigos, de todo el
mundo; y la tétrica comunidad de los monjes le saluda como hermano.
Lutero tenía entonces veintiún años y nueve meses.
Rubianus, uno de los amigos de Lutero en la Universidad de Erfurt, le
escribía algún tiempo después “La Providencia divina pensaba en lo que
debías ser algún día, cuando a tu regreso de ña casa paterna, el fuego
del cielo te derribó, como a otro Pablo cerca de la ciudad de Erfurt, te
separó de nuestra sociedad y te condujo a la secta de Agustín”.
Lutero debía conocer por propia experiencia lo que había de reformar
más tarde; debía aprender además que las buenas obras no pueden dar
al hombre la paz de su alma, sino que el hombre es justificado por la fe en
el Señor Jesucristo sin las obras de la ley. (Rom. 3,28)
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