Re: Un estudio amigable sobre el Sabado
Estimado alfageme. Saludos cordiales.
Tú dices:
Yo te entiendo, también los judíos guardan el sábado porque están bajo Ley.
Ya te veo los sábados no tocar ni un timbre ni encender fuego y todas las cosas que estipulaba la Ley a los judíos.
O...¿sólo coges lo que te interesa del sábado?.
Vamos hombre despierta,ya no estamos bajo ley, de ser esto así volveríamos a colgar a Cristo en el madero.
Saludos y buen día
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Originalmente enviado por alfageme
Sólo los judíos que esperan al Mesías, guardan la Ley del sábado.
Respondo: El Israel de Dios también.
"Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo,
no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.
Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado." Romanos 11:16-19
"Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador,
Que apartará de Jacob la impiedad.
Y este será mi pacto con ellos,
Cuando yo quite sus pecados." Romanos 11:24-27
Pablo enseña a los efesios, quienes no eran israelitas según la carne, pero por la sangre de Cristo ya no pueden ser considerados extranjeros (Ef. 2:1-22). A los gálatas les dice: "…si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa" (Gál. 3:29), y a los romanos les dice: "No es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu y no según la letra. La alabanza del tal no viene de los hombres, sino de Dios" (Rom. 2:28, 29).
Esto quiere decir que hay un Israel espiritual, heredero del nuevo pacto que Jehová estableció con el sacrificio de Cristo. Nótese en qué consiste el nuevo pacto: "Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo." (Jer. 31:33). Obsérvese que en el nuevo pacto la ley no sería borrada, sino escrita en los corazones. Pablo luego citará a Jeremías para explicar que Cristo ha cumplido ese pacto en la iglesia cristiana (Heb. 10:15-17). En ningún lugar de la Biblia se dice que este nuevo pacto sería sin ley, o que el nuevo pacto implicaría la anulación de la Ley. Jesús dijo: "Más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la Ley" (Luc. 16:17). Por eso, pretender que la ley fue eliminada para los gentiles, es contrariar lo que la Biblia enseña al respecto.
Cita:
Originalmente enviado por alfageme
Los cristianos verdaderos no tenemos necesidad de guardar el sábado por Ley, Cristo lo hizo por nosotros.
Cristo es el fín de la Ley, que consistía en decretos.
"Porque Cristo es el fin de la Ley, para que todo el que ejerza fe tenga justicia" Romanos 10:4
Respondo: "Aunque se dice que Cristo ha cumplido la ley por nosotros, en ningún lugar de la Escritura se entiende que él ha cumplido tanto estas Diez Leyes como para eximirnos a nosotros de la necesidad y el privilegio de no ser idólatras, maldicientes, violadores del Sábado, hijos desobedientes y crueles, asesinos, adúlteros, ladrones, y testigos corruptos. Todos estos mandamientos, es verdad, los cumplió él puntualmente; y todos estos los escribe él en el corazón de cada alma redimida por su sangre." (Adam Clarke)
Cita:
Originalmente enviado por alfageme
Ya te veo los sábados sin poder ni cocinar, y ni tocar un botón de un ascensor ni encender un fuego, y matando ovejas por los pecados.
Respondo: Cualquiera puede ver la diferencia que hay en cómo se encendía fuego en la antigüedad y cómo se hace hoy. A diferencia de ahora, cuando presionar un botón basta para que tengamos fuego, en los tiempos bíblicos encender una fogata implicaba en verdad un esfuerzo físico como el que requería cualquier otro oficio dentro del hogar. Puesto que el mandamiento del sábado exige no hacer ninguna obra servil, es decir, labores domésticas, el encendido de fuegos quedaba así prohibido. Hoy, el asunto queda reducido a lo siguiente: los alimentos se preparan el día viernes, y se calientan el sábado.
Cita:
Originalmente enviado por alfageme
y matando ovejas por los pecados.
Respondo: alfageme, la mayor prueba de la falacia de este argumento es que los apóstoles observaron el día de reposo sin realizar sacrificios (Hec. 13:14, 42; 16:13; 18:3, 4). Y no lo hacían, porque los sacrificios ya no tenían sentido alguno, habiendo muerto ya Aquel a quien apuntaban los sacrificios (Heb. 10:11, 12).
Vamos hombre despierta,ya no estamos bajo ley, de ser esto así volveríamos a colgar a Cristo en el madero.
¿Qué significa estar bajo la ley? ¿Se referirá la frase "los que están bajo la ley" a los que guardan los mandamientos de Dios? Si fuera así, todos los santos estarían perdidos, porque son precisamente los santos los que guardan los mandamientos de Dios (Apoc. 12:17). Como puede verse, "estar bajo la ley" y "guardar los mandamientos" son dos cosas distintas. Afortunadamente, Pablo ilustra lo que significa "estar bajo la ley" en Romanos 7 con la alegoría de la mujer casada. Él explica:
¿Acaso ignoráis, hermanos (hablo con los que conocen de leyes), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que este vive? La mujercasada está sujeta por la ley al marido mientras este vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley que la unía a su marido. Así que, si en vida del marido se une a otro hombre, será llamada adúltera; pero si su marido muere, es libre de esa ley, de tal manera que si se une a otro marido, no será adúltera (Rom. 7:1-3).
Según esta alegoría, una mujer casada vive comprometida con su marido en tanto éste viva. Si su esposo muere, la mujer queda libre de las obligaciones que tenía como esposa. Obsérvese que lo que queda destruido con la muerte del esposo es el matrimonio y no la ley. La mujer queda "libre de la ley", en el sentido de que ninguna responsabilidad tiene ya como si aún estuviese casada, pero eso no significa que la ley haya quedado destruida, pues la ley sigue vigente y así, si ella decide casarse de nuevo, la ley seguirá rigiendo su nueva unión.
De la misma manera el ser humano, habiendo pecado, tenía una deuda con la ley. Debía morir (Rom. 5:12). Sin embargo, Cristo se ofreció para morir por nosotros saldando así nuestra deuda como pecadores (Heb. 9:23). Una vez que se lleva a efecto su muerte vicaria, la demanda de la ley queda satisfecha como si nosotros hubiésemos muerto, y Dios nos otorga la vida eterna (Rom. 6:23). Pablo lo explica así:
Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la Ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Mientras vivíamos en la carne, las pasiones pecaminosas, estimuladas por la Ley, obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la Ley, por haber muerto para aquella a la que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra (Rom. 7:3-5).
El hombre queda libre de la ley porque su deuda fue saldada por la sangre de Cristo, y no porque la ley haya sido anulada. Puesto que Cristo pagó nuestra deuda, el cristiano no está bajo condenación sino bajo la gracia.
Si Cristo hubiera eliminado la ley, nadie podría hoy ser inculpado de pecado, pues "donde no hay Ley, no se inculpa de pecado" (Rom. 5:13). Y si nadie fuera pecador, entonces no se necesitaría un Salvador. Así, el antinominanismo rebaja a Cristo de su posición de Salvador de los hombres (1 Tim. 1:15).
Por el contrario, el hecho de que haya pecadores, y de que haya Salvador, es la mejor evidencia de que la ley divina sigue vigente. En la doctrina de Pablo el perdón obtenido por la gracia divina no autoriza al hombre a pecar. Obsérvese cómo lo explica Pablo:
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado (Rom. 6:1-6).
Así, el hombre arrepentido y nacido de nuevo es perdonado porque Cristo pagó su pecado, pero esto no lo autoriza a seguir practicando el pecado, como si la gracia de Dios fuera susceptible de abuso (1 Juan 3:8, 9). En otras palabras, para Pablo el hombre perdonado ha de vivir de acuerdo con la voluntad divina, y no en contra de ella.
Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus apetitos; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. ¿Qué, pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! (Rom. 6:12-15).
De manera que no hay excusa para quien, habiendo sido objeto de la gracia divina, pretenda no tener que obedecer la ley de Dios pues, al desobedecer, pierde esa posición de gracia.
Vayamos ahora a Gálatas 3:23, 24. Dice que la ley fue nuestro guía para llevarnos a Cristo, pero que una vez que ha venido Cristo, ya no estamos bajo el guía. ¿A cuál ley se refiere? Indudablemente a la que viene mencionando: la ley que fue "añadida" (vers. 19). Es decir, a la ley ceremonial.
¿De qué manera la ley ceremonial nos llevó a Cristo? Al presentar un sistema ritual de sacrificios, la ley ceremonial esbozó durante siglos una lección sobre la futura obra expiatoria del Mesías. En este sentido, todo pecado cometido ameritaba un sacrificio vicario, que simbolizaba a Cristo (Heb. 9:13, 14). Tal como lo expone Adam Clarke: "Así la ley no nos enseña el conocimiento vivo y salvador; sino que, por sus ritos y ceremonias, y especialmente por sus sacrificios, nos dirigió a Cristo, para que pudriéramos ser justificados por fe". Y como lo describe también Matthew Henry: "…les imponía una variedad de sacrificios, etc., los cuales, aunque ni podían quitarles los pecados, eran típicos de Cristo, y del gran sacrificio que él iba a ofrecer para su expiación, así los dirigía (aunque en una manera más oscura) a él como su único consuelo y refugio. Y así fue su ayo…".
Pero, una vez venido Cristo, cesan los ritos y las ceremonias que lo prefiguraban. Así que, si un cristiano persistía en practicar tales ritos, estaba negando a Cristo. Esto es lo que denuncia Pablo a los gálatas: "Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la Ley. De Cristo os desligasteis, los que por la Ley os justificáis; de la gracia habéis caído" (Gál. 5:3, 4).
En otras palabras, quien estuviera observando la ley ceremonial para obtener por sus propios medios el perdón de sus pecados, estaba negando al Salvador. Y sin Salvador, no hay salvación. Nótese que es la ley ceremonial, la de los ritos y sacrificios, lo que Pablo cuestiona. Pablo no se refiere allí a los Diez Mandamientos. Es la ley ceremonial la que, prescribiendo la circuncisión, las fiestas anuales, las comidas y bebidas especiales, nos llevó a Cristo como Salvador. A él apuntaban todos los ritos, todos los sacrificios y todo el sistema sacerdotal israelita. Si nuestro guía nos había llevado hasta nuestro Maestro, ¿cómo íbamos a pretender ignorar al Maestro para quedarnos con el guía?
Muy al contrario, Pablo ratifica a los gálatas la vigencia de la ley moral, cuando les dice: "porque toda la Ley en esta sola palabra se cumple: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os destruyáis unos a otros" (Gál. 5:14, 15). Así Pablo, al citar la ley que se resume en el amor, es decir, los Diez Mandamientos (Rom. 13:9), los está validando para los cristianos, y por eso los exhorta a cumplirla.
(Aporte de Giovanni Cabrera)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.