Ya que haz querido buscar primeros publicaciones cristianas, buscar acerca doctrina montanismo.
Eres montanista.
Sí y no. Tendré que leer también sobre el montanismo, pero a bote pronto, partiendo de la escueta wikipedia, yo no resumo a la Trinidad. La mejor metáfora que soy capaz de proponer es la de ver al Padre como un río de agua pura y luminosa de Existencia - Siendo Él también el manantial y el cauce - , al Verbo como el agua, a Yeshúa como el agua que por un tiempo habitó en vaso de barro para volver luego al río y al Espíritu como la parte del agua inmanente en cada elemento de la creación. Si ofendes al Espíritu ofendes al Padre y a toda su Creación, si ofendes al Hijo puede derramar en el abismo con gran sufrimiento el pecado - Como hizo el Padre, separando Luz de Oscuridad en la Creación, pues todo lo que hace el Padre lo puede hacer el Hijo -. Es mi forma de verlo y no pretendo convencer a nadie.
El ser humano se obsesiona con el semantema de "persona", en la necesidad probablemente de traducir a elementos comprensibles un semantema superior como el que corresponde al Creador, buscando otorgarle una forma conceptual reconocible como la nuestra, como si el vaso se pudiese comparar al alfarero, quizá a causa de los límites de nuestro propio lenguaje. Quien haya leído "Los propios dioses" de Isaac Asimov, entenderá mejor a qué me refiero al incidir en los semas de "persona".
En este foro es habitual, multitud de discusiones tienen su raíz en la interpretación semántica de las palabras. Hasta los actuales hebreos tienen problemas para entender el hebreo antiguo.
La metáfora del agua me permite justificarme por qué Yeshúa resucitado no quería que lo tocasen. El agua se hace impura al contacto con agua con impurezas, y Él debía volver al Padre, que es absoluta, gloriosa y perfectamente puro, tras haber vertido la suciedad que adquirió para limpiarnos de nuestros pecados. También enlaza con la relevancia del bautismo: El agua es un elemento conductor de toda la Escritura.
A mayores creo en la gracia tal y como nos fue revelada, incluyendo lo relativo al perdón del pecado, un derecho del Señor. Ignoro también el grado de apercibimiento sobre el Antiguo Testamento que tenían los montanistas. No digo que vaya a empezar una nueva era: para mí es una interpretación inevitable tal y como yo entiendo las propias Escrituras, plata pura refinada en el horno siete veces. Si otro tiene otra interpretación es absolutamente normal.
Al final de los tiempos se evidencia la apostasía, la lucha entre hermanos - Sólo hay que leer lo que se dice en el foro - y la caída de Kefa para gloria del Señor. Hace falta socavar la mole inercial del mensaje religioso que ha encajado a la Iglesia en un molde similar al culto farisaico, industrializado, para que vuelva a apacentar a Sus ovejas, porque las críticas evangelistas tienen su carga de razón.
La última Iglesia está anquilosada en el ostracismo, encerrada en sí misma por el miedo al estudio de la Palabra, un miedo que la paraliza: No transmite vida, energía o renuevo, que fue la esencia misma de la Primera Venida. Tras las crisis religiosas protestantes y la pérdida del poder temporal perdió gran parte de aquello en lo que había puesto su corazón, la gloria visible de este mundo. Es lo que pasa cuando eres el pastor y no pones el corazón en las ovejas. Abundaron en el pecado, pero está escrito que donde abunda el pecado, sobreabundará la gracia. Hay cierta similitud con la historia del rey Dawid.
¿En que se diferenciaría el montanismo de una corriente filosófica que quiera encontrar el pan único - Que funde a los cinco y siete panes, para sumar de nuevo doce, la unidad del pueblo - para así sanar a la Iglesia de Pedro?
Para detallar mi posición ampliamente tendría que escribir bastante y no me parece que merezca la pena, ya sería demasiada vanidad. Sea como fuese, más allá de etiquetas, lo interesante es saber si lo que cada uno escribe glorifica al Señor o no.
Disculpen la perorata, cuando me pongo a escribir parezco un niño comiendo pasteles.