Un completo justo e ideal es la mujer Samaritana.
Con Jesús cansado del camino y la mujer cansada de sacar agua todos los días... por y siempre en aras de la carne.
(Carne que otro ser distinto a nosotros)
John. 4:15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
Cuando apenas algunos intuimos lo abismal y profundo de tal pozo sin fondo.
A mi ese pasaje me suena a cierta picardía de la samaritana, pero imagínate, no tenía idea de a quien estaba tratando de seducir.