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Se puede aprender a manejar el miedo a las agujas
A muchas personas les disgustan las agujas que son parte de procedimientos cuando reciben atención médica. Pero, para algunas de ellas, el miedo a las agujas es tan grande que podrían evitar recibir atención médica que salva vidas, como las vacunas. Este miedo generalmente afecta a los niños, pero también puede afectar a los adultos. El miedo a las agujas también es común en la gente que tiene ciertas afecciones que causan dificultades al momento de lidiar con sensaciones fuertes, como en las personas con trastornos mentales, emocionales o de comportamiento. El miedo a las agujas también puede ser común en personas con discapacidades que dificultan su comprensión de los procedimientos y su capacidad de comunicar las preocupaciones. Existen formas de manejar este miedo. Aprenda lo que puede hacer para que el miedo no se interponga al recibir atención médica importante, incluidas las vacunas.
Cuando los miedos se convierten en fobia
Recibir medicamentos o vacunas a través de una aguja, o la extracción de sangre u otros líquidos con una aguja, puede ser doloroso. Muchas personas recuerdan la incomodidad y el dolor, y les preocupa que pueda suceder de nuevo cuando vuelvan a tener procedimientos médicos que involucran agujas. Esto es normal. Los niños pequeños tienen menos formas de manejar sus miedos, y necesitan la ayuda y el consuelo de sus padres u otros cuidadores. A medida que los niños crecen, muchos encuentran formas de manejar sus miedos por sí solos.
Pero para algunos, estos miedos son más intensos, pueden continuar en la adolescencia y madurez, y se describen mejor como fobias. Las fobias a las agujas pueden surgir como una reacción a una experiencia de dolor en el pasado, pero también existe un componente biológico que causa que algunas personas reaccionen de forma muy fuerte a la idea de someterse a procedimientos que incluyan agujas.
La fobia significa un miedo extremo que no corresponde al peligro o daño involucrado. A veces se les llama a las fobias “irracionales” porque los sentimientos son reales, pero son mucho más extremos que el peligro o daño real.
Estas fobias pueden hacer que procedimientos se sientan más dolorosos, pueden llevar a un pánico intenso y, en algunos casos, a una reacción física que causa desmayo. Esto puede hacer demasiado difícil considerar someterse a procedimientos médicos que involucran agujas. Estimaciones muestran que hasta 2 de cada 3 niños y 1 de cada 4 adultos tienen mucho miedo acerca de las agujas. Hasta 1 de cada 10 personas podría demorar en ponerse la vacuna contra el COVID-19 debido a estos miedos. Las personas que tienen trastornos mentales, emocionales o de comportamiento como los trastornos de ansiedad, las personas con ciertas discapacidades, y las personas con ciertas afecciones que impactan cómo manejan sensaciones, como el tacto o el movimiento, puede que tengan mayor dificultar al manejar estos miedos. Las personas con discapacidades podrían tener menos probabilidades de recibir vacunas a pesar de que pueden tener más riesgo de ciertas enfermedades, como los efectos graves del COVID-19. Los padres que le tienen miedo a las agujas podrían dudar en vacunar a sus hijos.
Comprensión de miedos y fobias
Mostrar miedo es típico en los niños pequeños, pero tener un miedo extremo que continúa en la adolescencia y adultez puede llevar a sentimientos de vergüenza. Las personas con fobia pueden incluir aquellas que tienen una tolerancia alta al dolor y al riesgo, como las que practican deportes, manejan heridas y enfermedades sin quejarse o incluso trabajan en entornos de atención médica. El peligro es imaginado, pero para la persona el miedo o la fobia son reales y no son una elección. Puede sentirse como que una parte del cerebro está engañando al resto del cerebro. Tener una fobia no significa que se usa el miedo para llamar la atención; las personas con una fobia pueden incluso ocultarla y usar otras razones para evitar obtener la atención médica que necesitan. El estar alrededor de personas que reaccionan de forma negativa (al enojarse, o preocuparse de más o temerle al miedo de la persona) puede empeorar la situación. Existen muchas formas positivas en las que padres, cuidadores y parejas pueden apoyar a las personas con fobia.
Manejo de miedos y fobias
Los miedos y las fobias pueden variar de leves a graves. Para casos leves, estar preparado, contar con apoyo y manejar el dolor puede ayudar.”