No creo que lo podamos explicar en este momento. Solo sabemos que requiere investigación como todo fenómeno.
En el contexto de este debate, debemos recordar que desde que comenzó la pandemia, especialistas advirtieron repetidamente que el funcionamiento de los sistemas de salud estaba siendo afectado gravemente, así como los estilos de vida de las personas, y que esto tendría repercusiones importantes sobre la salud pública.
Por ejemplo, se estaban haciendo diagnósticos muy tardíos de otras enfermedades. Las campañas preventivas estaban sin presupuesto o suspendidas. La consulta externa para pacientes con enfermedades crónicas había sido reducida. La gente no acudía a los hospitales para sus consultas o la aplicación de tratamientos. Además, la gente bajó su actividad física de manera notoria en los países afectados.
A veces olvidamos que la reducción de la mortalidad y aumento de esperanza de vida que observamos durante los últimos 150 años ha sido resultado de mejoras en la salud pública. Dale un golpe a los sistemas de salud pública, y la mortalidad se dispara nuevamente.
Mi primera impresión, en ausencia de otra explicación mejor que surja posteriormente, es que esta mortalidad es el resultado de este golpe generalizado a la salud pública en todos sus aspectos. Seguramente algunas políticas públicas, o reacciones de las autoridades de salud, fueron incorrectas . Seguramente algunas reacciones de la sociedad misma fueron incorrectas. Seguramente algunas reacciones de la academia o científicos fueron incorrectas. Pero en general, me parece obvio que no hubo conspiración alguna de élite ninguna con ningún propósito diabólico. Al contrario, aun medio de nuestros errores, la ciencia y la buena voluntad resultaron triunfadores, y esto es obra de Dios a través de todos los que participamos en la lucha.