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Salud y bendición en la paz de Cristo.
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Ciencia y Salud 12 Diciembre 2021
Mientras gobiernos obligan a la gente a vacunarse, estudiosos de diferentes países advierten sobre las consecuencias nefastas de las llamadas “vacunas” ARNm, pues en parte de los vacunados observan serios efectos en el sistema inmunológico, por un lado reducen la capacidad de reacción natural contra toda enfermedad al punto de que los vacunados están más expuestos a contagiarse que los no vacunados, como explican más abajo.
La segunda grave consecuencia observada y paralela y paradójica es la estimulación de un ataque feroz del sistema inmunológico no contra los agentes patógenos sino contra las células o tejidos sanos del cuerpo.
La tercera observación es una adicción o dependencia del cuerpo a las vacunas pues el mal efecto protector termina en corto tiempo, a partir de los tres meses, lo cual es un gran negocio para las transnacionales de estos productos, las cuales tienen el descaro de suplantar a las autoridades nacionales de salud (cosa nunca vista incluso en países poderosos como los EE. UU.) para proponer terceras y n dosis que los harán cada vez más ricos, constituyéndose en un gobierno supranacional que está haciendo lo que le viene en gana.
Médicos y científicos degradados por la industria farmacéutica
Todas estas evidencias en el mundo se producen en medio del creciente envilecimiento de los médicos, pues ellos, comenzando por los ministros de salud, como en el Perú lo es Hernando Cevallos y sus antecesores que firmaron los contratos, han sido reducidos a meros técnicos que hablan sobre las vacunas como controlados por un ventrílocuo, hablando de lo que no saben, porque debido a que para el mundo hoy vale más la protección de la industria que la vida humana, los componentes de las vacunas y fármacos en general son secreto.
Dicho esto, hay que decir que el principio de vacunación en general es bueno y salva vidas, pero aclaramos que pese a no conocerse los componentes de las “vacunas” ARNm, como Pfizer y Moderna, se puede confiar en las vacunas fabricadas con técnicas convencionales conocidas, como son: Sinopharm y Sinovac de China, Sputnik V y CoviVac de Rusia, Soberana y Abdala de Cuba, además de las vacunas de este tipo que todavía no se comercializan, como la vacuna en gotas del doctor Manolo Fernández y otra vacuna de tipo convencional que se trabaja en los Estados Unidos. Lo peor que podría pasarle a una persona con esta vacunas convencionales es que un porcentaje de los vacunados no experimenten la formación suficiente de anticuerpos contra el COVID-19, lo cual los hace susceptibles de coger la infección, pero sin consecuencias graves.
No se puede decir lo mismo de las vacunas AstraZeneca y Johnson & Johnson, porque pese a basarse en la producción convencional, han añadido células humanas (de cadáver) y células modificadas genéticamente cuyas consecuencias a través de los años se desconoce, pero sí se sabe que el cuerpo naturalmente rechaza a las células modificadas genéticamente, como es el caso de AstraZeneca, mientras que en la Johnson & Johnson se han observado nanopartículas de características preocupantes, las cuales no son declaradas por los fabricantes, como explicaron médicos alemanes que realizaron observaciones microscópicas.
Junto con el envilecimiento o ignorancia de los médicos que aceptan fármacos con escaso conocimiento de su producción, debemos destacar el esfuerzo de valientes médicos y científicos, que en medio del secretismo están contribuyendo a conocer la verdad mediante el análisis de las consecuencias de las vacunas en estudios realizados en muertos a causa de la vacuna o examinando los componentes de las vacunas y recopilando datos de pacientes que sufren los efectos secundarios de estas inyecciones en su salud, como son miocarditis, infartos, reactivación del cáncer, etc.
Los médicos deben dejar de hacer la vista gorda y reportar y documentar los serios efectos que se está observando tras la vacunación en el Perú con Pfizer, como: miocarditis, infartos, derrames cerebrales, aumento de várices y muertes, con lo cual el Minsa no está cumpliendo con criterios de transparencia.
A continuación el artículo de los expertos sobre la inmunodeficiencia causada por las vacunas:
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida por Vacuna (SIDAV): “Deberíamos anticiparnos y ver esta erosión inmunitaria con criterio más amplio”
“Si la erosión inmunitaria se produce después de dos dosis y sólo unos pocos meses, ¿cómo podemos excluir la posibilidad de que los efectos de un ‘refuerzo’ no probado no se erosionen más rápidamente y en mayor medida?”
Un estudio de Lancet en el que se compararon personas vacunadas y no vacunadas en Suecia1 se realizó entre 1,6 millones de personas durante nueve meses. Mostró que la protección frente a la COVID-19 sintomática disminuyó con el tiempo2, de tal manera que a los seis meses, algunos de los grupos vacunados más vulnerables estaban en mayor riesgo que sus pares no vacunados.
Los médicos están llamando a este fenómeno en los repetidamente vacunados “erosión inmunitaria” o “inmunodeficiencia adquirida”, teniendo en cuenta la elevada incidencia de miocarditis y otras enfermedades postvacuna que los afectan más rápidamente, causando la muerte o, más lentamente, desencadenando una enfermedad crónica.
Las vacunas COVID-19 no son vacunas tradicionales. Más bien, hacen que las células reproduzcan una porción del virus SARS-CoV-2, la proteína de espiga. Las vacunas inducen así al cuerpo a crear proteínas de espiga. Una persona sólo crea anticuerpos contra esta porción limitada (la proteína de espiga) del virus. Posteriormente esto tiene varios efectos deletéreos.
En primer lugar, estas vacunas “entrenan mal” al sistema inmunitario para reconocer sólo una pequeña parte del virus (la proteína de espiga). Las variantes que difieren, incluso ligeramente, en esta proteína pueden escapar del estrecho espectro de anticuerpos creados por las vacunas.
En segundo lugar, las vacunas crean “adictos a las vacunas”, lo que significa que las personas —ya sometidas a una campaña de terror y miedo que debilita sus defensas inmunitarias— pasan a depender de las vacunas de refuerzo regulares, porque sólo han sido “vacunadas” contra una pequeña porción de un virus mutante (la proteína de espiga). El ministro de Salud australiano, el doctor Kerry Chant, ha afirmado que el COVID-19 estará con nosotros para siempre y la gente “tendrá que acostumbrarse” a recibir vacunas interminables. “Este será un ciclo constante de vacunación y revacunación”.
En tercer lugar, las vacunas no previenen la infección en la nariz y las vías respiratorias superiores, y se ha demostrado que los individuos vacunados tienen cargas virales mucho más altas en estas regiones. Esto lleva a que los vacunados se conviertan en “superpropagadores”, ya que portan cargas virales extremadamente altas.
Además, clínicamente los vacunados se enferman más que los no vacunados. Escocia informó que la tasa de mortalidad por infección en los vacunados es 3,3 veces la de los no vacunados, y si se hospitalizan el riesgo de muerte es 2,15 veces mayor que el de los no vacunados.
Un informe publicado en junio en el Canal 12 News de Israel reveló que en los meses transcurridos desde que se lanzaron las vacunas, 6.765 personas que recibieron las dos dosis de vacunas habían contraído el coronavirus, mientras que el rastreo epidemiológico reveló que otras 3.133 personas contrajeron el COVID-19 de los individuos vacunados.
Mientras tanto, los investigadores del New England Journal of Medicine han descubierto que la provocada respuesta autoinmune parcial a la proteína de espiga del coronavirus puede durar por tiempo indefinido: “Los anticuerpos Ab2 que se unen al receptor original en células normales tienen, por tanto, el potencial de mediar efectos profundos en la célula que podrían producir cambios patológicos, particularmente a largo plazo, mucho después de que el antígeno original en sí haya desaparecido”. Estos anticuerpos producidos contra la proteína de espiga del coronavirus podrían ser responsables de la actual ola sin precedentes de miocarditis y enfermedades neurológicas, y aún más problemas en el futuro.
La respuesta autoinmune no controlada que provoca la vacuna para responder a la proteína de espiga del coronavirus puede producir una ola de anticuerpos llamados anticuerpos antiidiotipo o Ab2s, que continúan dañando los cuerpos humanos mucho después de limpiar al Sars-Cov-2 en sí o las proteínas de espiga que el cuerpo produce por las inyecciones, explicó Alex Berenson, exreportero del New York Times.
Los anticuerpos contra la proteína de espiga pueden producir una segunda oleada de anticuerpos, llamados anticuerpos antiidiotipo o Ab2s, que pueden modular la respuesta inicial del sistema inmunitario uniéndose a la primera oleada de anticuerpos y destruyéndola después.
“Nuestros sistemas inmunitarios producen en sobrecarga estos anticuerpos en respuesta tanto a la vacunación como a la infección natural por COVID-19”, escribió Berenson. “Sin embargo, aunque los investigadores no lo dicen explícitamente, posiblemente porque hacerlo sería políticamente insostenible, los niveles de anticuerpos de proteína de espiga son mucho más altos después de la vacunación que la infección. Por tanto, la respuesta inducida por la vacunación puede ser más grave”.
El director científico de America’s Frontline Doctors3 (AFLDS) y exvicepresidente de Pfizer, Michael Yeadon, respondió a la investigación: “Esto no tiene precedentes. No se entiende lo que está pasando.4”
Los comentaristas de la televisión israelí han informado que los contactos en el Ministerio de Salud llaman a esto “erosión inmunitaria”:
“Aunque a algunos les preocupa que los anticuerpos IgG de la sangre decaigan con el tiempo, no estoy convencido de que esta [la vacunación sucesiva] sea una medida pertinente”, continuó Yeadon. “La infección por virus respiratorio comienza en los pulmones y la nasofaringe. Tampoco están protegidos por anticuerpos de la sangre, que son moléculas demasiado grandes para difundirse en el tejido de las vías respiratorias. Lo que protege contra la infección y la replicación viral inicial son los anticuerpos secretores de IgA y las células T de las vías respiratorias, ninguno de los cuales ha sido estudiado en ningún ensayo de eficacia.
“Los datos empíricos son muy preocupantes. Actualmente, en la mayoría de los países se ha vacunado a buen porcentaje de la población. Si el estudio sueco es una guía, deberíamos estar preparados para ver esta inducida erosión inmunitaria difundiéndose más ampliamente. El aspecto más preocupante de ese estudio es que los más necesitados de protección son aquellos en los que la erosión inmunitaria es más marcada: ancianos, varones y personas con comorbilidades.
“Algunos han utilizado los resultados de este estudio para apoyar el uso generalizado de las llamadas ‘dosis de refuerzo’. Hay que decirlo: nadie tiene datos de seguridad sobre un plan de este tipo. Si la erosión inmunitaria se produce después de dos dosis y sólo unos pocos meses, ¿cómo podemos excluir la posibilidad de que los efectos de un ‘refuerzo’ no probado no se erosionen más rápidamente y en mayor medida? ¿Y cuál sería entonces la respuesta? Una cuarta inyección. Es una cosa de orates.5”
“Ya hace mucho pasó el tiempo en que los tratamientos farmacológicos conocidos, seguros y eficaces se utilizaban como la principal respuesta a la infección sintomática (antivirales, corticosteroides, antiinflamatorios).”
“De esta manera, no exponemos a poblaciones enteras a intervenciones médicas experimentales cuando solo una fracción muy pequeña de la población está en riesgo notable de este virus, que, a pesar de todo, no es de ninguna manera excepcional en su letalidad en comparación con otros numerosos como la gripe estacional”.
Yeadon concluyó: “Europa está casi desaparecida. Las luces se apagan. Austria y Alemania ahora someten a sus no vacunados a arresto domiciliario. En Grecia, los no vacunados están sujetos a multas cada vez mayores, que llevan a la prisión si no se paga. En Lituania, los no vacunados están excluidos de la sociedad. Las campañas de dosis de refuerzo están funcionando a toda máquina en todas partes.”
“Alguien, en algún lugar, sabe lo que va a pasar. ¿Empeorará la provocada erosión de la inmunidad más rápidamente y en mayor medida después de la ‘dosis de refuerzo’ no probada? El gobierno del Reino Unido ya ha dicho que la cuarta inyección se aplicará apenas tres meses después de la tercera. Es una locura total. Sin embargo, tal es el control hermético de los medios de comunicación, que poco o nada llega a la conciencia pública”.
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1 “Effectiveness of Covid-19 Vaccination Against Risk of Symptomatic Infection, Hospitalization, and Death Up to 9 Months: A Swedish Total-Population Cohort Study” en
https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3949410
2 “Swedish study shows covid vaccines drop below zero efficacy on spread by about 200 days” en
https://boriquagato.substack.com/p/swedish-study-shows-covid-vaccines
3 ‘Médicos estadounidenses de la primera fila’. Su sitio de internet es
https://americasfrontlinedoctors.org
4 Se refiere, por un lado, al debilitamiento de la respuesta inmunitaria normal y, por otro, a la respuesta incontrolada que crea la vacuna.
5 Lo mismo que en la nota previa.
Traducción de
Con nuestro Perú de
“Vaccine Acquired Immune Deficiency Syndrome (VAIDS): ‘We should anticipate seeing this immune erosion more widely’” en
Frontline News 05-12-2021
https://americasfrontlinedoctors.or...ipate-seeing-this-immune-erosion-more-widely/
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Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad