Cuando alguien empeña su palabra en algo, es bajo su riesgo y responsabilidad. Conoce los alcances y límites de sus dichos, no arriesgándose a lo tonto ni adelantándose a los acontecimientos.
Yo puedo, desde mi propia experiencia, y basado en lo que viví en carne propia, decir que el sars-cov-2 es un virus real. Sin ir más lejos, me enteré ayer que uno de mis cuñados que estuvo en mi casa a fin de año, a los pocos días empezó a sentirse mal por un resfriado. Se fue a hacerse el test PCR, y ahí saltó el contagio del sars-cov-2. En estos momentos está encerrado y aislado en su casa, quizá con el mismo temor de muchos de no saber qué pasará mañana, si es que llega a empeorar y sufre una agonía sofocante.
Al momento, nadie más en mi casa ha manifestado síntomas del covid-19, ni yo tampoco. Tenemos la protección que necesitamos, y Dios nos ha mantenido a salvo.