Ahora bien hermano Patricio, procedo a examinar su última cita: 2 Corintios 3: 17.
Con respecto a este glorioso capítulo de la segunda epístola del apóstol Pablo a los Corintios tengo mucho qué decir, pero temo que quizás no puedan comprenderme, pues quizás ni se han molestado en leer todas mis publicaciones anteriores, sin embargo me esfuerzo por relatar con la mayor claridad posible, intentando resumir en contenido todo lo que esté a mi alcance.
Las cartas del apóstol Pablo fueron escritas muchos años después de la expiación, muerte y resurrección de Jesucristo, y es menester recordar que cuando Jesucristo ascendió al cielo con el Padre, el Padre envío al Consolador o al Espíritu Santo para que les testificara de las verdades del evangelio, durante la ausencia temporal de Jesús, a todo aquel que buscara la verdad con diligencia, porque el Espíritu “tomará de [las enseñanzas de Jesús], y os lo hará saber.”
Entonces bien, en el capítulo 3 de segunda de Corintios, Pablo explica cómo el evangelio, cual Jesús lo enseñó, sobrepasa la ley de Moisés, también se gloría en la enorme bendición de contar con la presencia del Santo Espíritu a diferencia de nuestros antepasados de Israel (2 Corintios 3:3-11). Debo admitir que me llama poderosamente la atención el versículo 4 que dice: “Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios.”, es decir, tenemos confianza en Dios mediante su Hijo, Jesucristo.
Para culminar me gustaría aclarar su cita, pues si lee desde el versículo 12 en adelante (hasta finalizar el capítulo), podrá notar verdades claves y preciosas. Analicemos los tres últimos versículos entonces:
“Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se les quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por lo tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:16-18)
Aquí el apóstol Pablo hace referencia a la atestación del Espíritu Santo sobre Jesucristo y sus enseñanzas, tal y como Él las enseñó, porque es necesario convertirse al Señor para que el velo sea retirado pero, al no estar presente Jesucristo para ayudar en nuestra conversión, el Espíritu emula a Jesucristo, entonces nos muestra (como a través de un espejo) la gloria de Dios. En resumen: El Espíritu es igual a Jesucristo en misión o propósito, mas son dos seres diferentes en sustancia, y esto lo podemos verificar en Lucas 24:39-43 luego de la resurrección de Jesucristo y previo a su ascensión al cielo:
“Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como aún ellos, de gozo, no lo creían y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces ellos le dieron parte de un pescado asado y un panal de miel. Y él lo tomó y comió delante de ellos.”
Debo añadir que me llama mucho la atención el cómo, ante la aparente incredulidad de los siervos por la desbordante emoción de ver a su maestro vivo, Jesucristo se sienta a comer con ellos, y es que un Espíritu que no es ni de carne ni de hueso no puede comer como un ser físico y tangible. También me llama la atención que, aún después de haber resucitado, Jesús menciona y envía la promesa de su Padre a sus siervos para luego ascender al cielo (Lucas 24:49); que luego de este evento, y de haberle adorado (a Jesús), los apóstoles alababan a Dios en el templo (Lucas 24: 51-53), lo que en mi opinión debe poner en duda la famosa teoría metafísica de que Dios era espíritu y encarnó en Jesús para morir y resucitar como un verdadero Dios.
¡Un fuerte abrazo hermano Patricio!, disfruto mucho de estos estudios profundos de la Biblia, espero y la experiencia sea mutua. Lo invito a que si no ha leído mis anteriores publicaciones, donde cito aproximadamente unas quince escrituras sobre la naturaleza de los tres personajes, pueda hacerlo, también lo invito a que ore y pregunte a Dios todopoderoso en el nombre de Jesucristo sobre estas cosas de las que se ha hablado, porque “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada…”.
¡Saludos!
Con respecto a este glorioso capítulo de la segunda epístola del apóstol Pablo a los Corintios tengo mucho qué decir, pero temo que quizás no puedan comprenderme, pues quizás ni se han molestado en leer todas mis publicaciones anteriores, sin embargo me esfuerzo por relatar con la mayor claridad posible, intentando resumir en contenido todo lo que esté a mi alcance.
Las cartas del apóstol Pablo fueron escritas muchos años después de la expiación, muerte y resurrección de Jesucristo, y es menester recordar que cuando Jesucristo ascendió al cielo con el Padre, el Padre envío al Consolador o al Espíritu Santo para que les testificara de las verdades del evangelio, durante la ausencia temporal de Jesús, a todo aquel que buscara la verdad con diligencia, porque el Espíritu “tomará de [las enseñanzas de Jesús], y os lo hará saber.”
Entonces bien, en el capítulo 3 de segunda de Corintios, Pablo explica cómo el evangelio, cual Jesús lo enseñó, sobrepasa la ley de Moisés, también se gloría en la enorme bendición de contar con la presencia del Santo Espíritu a diferencia de nuestros antepasados de Israel (2 Corintios 3:3-11). Debo admitir que me llama poderosamente la atención el versículo 4 que dice: “Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios.”, es decir, tenemos confianza en Dios mediante su Hijo, Jesucristo.
Para culminar me gustaría aclarar su cita, pues si lee desde el versículo 12 en adelante (hasta finalizar el capítulo), podrá notar verdades claves y preciosas. Analicemos los tres últimos versículos entonces:
“Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se les quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por lo tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:16-18)
Aquí el apóstol Pablo hace referencia a la atestación del Espíritu Santo sobre Jesucristo y sus enseñanzas, tal y como Él las enseñó, porque es necesario convertirse al Señor para que el velo sea retirado pero, al no estar presente Jesucristo para ayudar en nuestra conversión, el Espíritu emula a Jesucristo, entonces nos muestra (como a través de un espejo) la gloria de Dios. En resumen: El Espíritu es igual a Jesucristo en misión o propósito, mas son dos seres diferentes en sustancia, y esto lo podemos verificar en Lucas 24:39-43 luego de la resurrección de Jesucristo y previo a su ascensión al cielo:
“Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como aún ellos, de gozo, no lo creían y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces ellos le dieron parte de un pescado asado y un panal de miel. Y él lo tomó y comió delante de ellos.”
Debo añadir que me llama mucho la atención el cómo, ante la aparente incredulidad de los siervos por la desbordante emoción de ver a su maestro vivo, Jesucristo se sienta a comer con ellos, y es que un Espíritu que no es ni de carne ni de hueso no puede comer como un ser físico y tangible. También me llama la atención que, aún después de haber resucitado, Jesús menciona y envía la promesa de su Padre a sus siervos para luego ascender al cielo (Lucas 24:49); que luego de este evento, y de haberle adorado (a Jesús), los apóstoles alababan a Dios en el templo (Lucas 24: 51-53), lo que en mi opinión debe poner en duda la famosa teoría metafísica de que Dios era espíritu y encarnó en Jesús para morir y resucitar como un verdadero Dios.
¡Un fuerte abrazo hermano Patricio!, disfruto mucho de estos estudios profundos de la Biblia, espero y la experiencia sea mutua. Lo invito a que si no ha leído mis anteriores publicaciones, donde cito aproximadamente unas quince escrituras sobre la naturaleza de los tres personajes, pueda hacerlo, también lo invito a que ore y pregunte a Dios todopoderoso en el nombre de Jesucristo sobre estas cosas de las que se ha hablado, porque “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada…”.
¡Saludos!