Re: Una iglecia ecumenica
lulis dijo:
Para quienes creen que el Vaticano no es quien busca el ecumenismo mundial:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-50021.html
Benedicto XVI anunció ayer que la unión con protestantes y ortodoxos constituiría el principal objetivo de su pontificado.
La promesa de trabajar por la reunificación del cristianismo fue la más rotunda del primer texto programático de Josef Ratzinger. Aseguró que asumía “como compromiso prioritario” y “como acuciante deber” la “reconstitución de la unidad plena y visible de todos los seguidores de Cristo”
En fin...
Estimada Lulis, el link es un comentario de Pagina 12, un diario promarxista. Mejor leer la homilia entera
http://www.aciprensa.com/benedictoxvi/homilia01.htm
(...) Alimentados y sostenidos por la Eucaristía, los católicos no pueden dejar de sentirse estimulados a tender a aquella plena unidad que Cristo deseó ardientemente en el Cenáculo. El Sucesor de Pedro sabe que tiene que hacerse cargo de modo muy particular de este supremo deseo del Maestro divino. A El se le ha confiado la tarea de confirmar a los hermanos.
Plenamente consciente, por tanto, al inicio de su ministerio en la Iglesia de Roma que Pedro ha regado con su sangre, su actual sucesor
asume como compromiso prioritario trabajar sin ahorrar energías en la reconstitución de la unidad plena y visible de todos los seguidores de Cristo. Esta es su ambición, este es su acuciante deber.
Es consciente de que para ello no bastan las manifestaciones de buenos sentimientos. Son precisos gestos concretos que entren en los ánimos y remuevan las conciencias, llevando a cada uno a aquella conversión interior que es el presupuesto de todo progreso en el camino del ecumenismo.
El diálogo teológico es necesario. También es indispensable profundizar en la motivaciones históricas de decisiones tomadas en el pasado. Pero lo que más urge es aquella "purificación de la memoria", tantas veces evocada por Juan Pablo II, que únicamente puede preparar los ánimos a acoger la plena verdad de Cristo.
Cada uno debe presentarse ante Dios, Juez supremo de todo ser vivo, consciente del deber de rendirle cuentas un día de lo que ha hecho o no ha hecho por el gran bien de la unidad plena y visible de todos sus discípulos.
El actual Sucesor de Pedro se deja interpelar en primera persona por esta pregunta y está dispuesto a hacer todo lo posible para promover la fundamental causa del ecumenismo. Siguiendo a sus predecesores, está plenamente determinado a cultivar todas las iniciativas que puedan ser oportunas para promover los contactos y el entendimiento con los representantes de las diversas iglesias y comunidades eclesiales. A ellos, envía también en esta ocasión, el saludo más cordial en Cristo, único Señor de todos.
Vuelvo con la memoria en este momento a la inolvidable experiencia que hemos vivido todos con ocasión de la muerte y del funeral por el llorado Juan Pablo II. Junto a sus restos mortales, colocados en la tierra, se recogieron los jefes de las naciones, personas de todas las clases sociales, y especialmente jóvenes, en un inolvidable abrazo de afecto y admiración. El mundo entero clavó su mirada en él con confianza. A muchos les pareció que aquella intensa participación, amplificada hasta los confines del planeta por los medios de comunicación social, fuese como una petición común de ayuda dirigida al Papa por parte de la humanidad, que turbada por incertidumbres y temores, se interroga sobre su futuro.
La Iglesia de hoy debe reavivar en sí misma la conciencia de la tarea de volver a proponer al mundo la voz de Aquel que ha dicho: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". Al emprender su ministerio, el nuevo Papa sabe que su deber es hacer que resplandezca ante los hombres y mujeres de hoy la luz de Cristo: no la propia luz, sino la de Cristo.
Con esta conciencia me dirijo a todos, también a aquellos que siguen otras religiones o que simplemente buscan una respuesta a las preguntas fundamentales de la existencia y todavía no la han encontrado. Me dirijo a todos con sencillez y afecto, para asegurar que la Iglesia quiere seguir manteniendo con ellos un diálogo abierto y sincero, la búsqueda del verdadero bien del ser humano y de la sociedad.
Invoco de Dios la unidad y la paz para la familia humana y declaro la disponibilidad de todos los católicos a cooperar en un auténtico desarrollo social, respetuoso de la dignidad de todos los seres humanos.
No ahorraré esfuerzos y sacrificio para proseguir el prometedor diálogo iniciado por mis venerados predecesores, con las diversas civilizaciones, para que de la comprensión recíproca nazcan las condiciones para un futuro mejor para todos." (Primera Homilía de S.S. Benedicto XVI - Celebración Eucarística
Capilla Sixtina - 20 de Abril de 2005)
Utilizando las definiciones que escribió Demócrito en otro tema:
1ª)
Ecumenismo: Diálogo entre cristianos.
2ª)
Diálogo interreligioso: Diálogo de cristianos con no cristianos.
3ª)
Sincretismo: Sistema filosófico-religioso que trata de conciliar
doctrinas diferentes.
No se observan en la homilia más que referencias a 1 y 2. Y la opción 3 está expresamente condenada por el Magisterio en la Encíclica, "MORTALIUM ANIMOS" del 6 de enero de 1928 por Pio XI como ya le dije a Sapia.
Petrino: si, exactamente, la foto que pego Sapia nos muestra a Juan Pablo II orando con líderes de otras religiones. También visitó el Muro de los Lamentos y rezó ante él. Y no por eso el Papa busca organizar una religión sincrética con los judios, nuestros hermanos mayores en la fe.
Sapia: retiro lo que afirmé de que está confundido. En verdad, simplemente la
pifia de cabo a rabo.
Bendiciones. Inés