Volviendo al tema, está claro que Dios (Jesús) va a ser el JUEZ SUPREMO Y ABSOLUTO en cuanto a determinar qué es bueno y qué es malo. Dios (Jesús) es quien tendrá la última palabra para decidir quién se salva y quién se condena. El hombre jamás podrá tener esa potestad como equivocadamente afirma el Papa Bergoglio.