¿ Son los Adventistas una secta ?

Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

Estimado wofi.Saludos cordiales.

Tú dices:


Respondo: La cizaña que intercalas dice esto: "El Adventismo del séptimo día volvió a reafirmar sus doctrinas fundamentales no cristianas como el sábado, la inspiración de Elena de White y la enseñanza de que Cristo inició un juicio en 1844"

Respondo. La doctrina sobre la Ley de Dios, incluyendo el sábado, es cristiana, más aún si nuestro propio Señor Jesucristo se auto proclamó: "Señor del sábado"

La inspiración de la Sra. White, también es cristiana, ya que así estaba profetizado en Hechos de los Apóstoles, además de la caracteristica de la última iglesia remanente que tendría "dones espirituales"

El Juicio Investigador que nuestro Señor inició en 1844, también es cristiano, ya que conforme a Hebreos, nuestro Señor está oficiando como Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo, y según señala Apoc. 14:7 "la hora de su juicio ha llegado".

Con respecto a esta otra declaración: "Los Adventistas del séptimo día son una denominación no evangélica, catalogada por muchos estudiosos como secta cristiana"

Respondo: Si la iglesia proclama el evangelio eterno, entonces está más adelantada que aquellos que no lo hacen, la envidia que emanan estos grupos antinomianistas disidentes no es sana, al igual que su doctrina.

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.

 
Son los Adventistas una secta.

Son los Adventistas una secta.

Hola, soy adventista, y les quiero decir que nuestra secta es bien antígua, desde hace mucho nos llaman secta:
"Hemos hallado que este hombre es una plaga, promotor de sediciones entre todos los judíos de todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos." - Hechos 24:5
"Pero esto confieso, que según el Camino que ellos llaman secta, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todo lo que está escrito en la Ley y en los Profetas." - Hechos 24:14
"Pero deseamos oír de ti mismo lo que piensas. Porque sabemos que en todas partes hablan contra esta secta". - Hechos 28:22

Ustedes, que no son "secta", deben tener algún otro orígen...

Perdona pero en Hechos 24:5 ¿donde dice Adventistas?

Y en Hechos 24:14 ¿donde dice que "haciendo o cumpliendo"

Por ultimo Hechos 28:22 ¿si Pablo predicaba obedecer y ponerse bajo la ley por que en el versos 25-29 los guardadores de la ley no creen? 29 Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí.

Aparte de alterar el texto diciendo lo que no dice es contradictorio ¿no?

Bueno, solo es una observación.

Dios es Maravilloso.

DaudH
 
Son los Adventistas una secta.

Son los Adventistas una secta.

Hola, soy adventista, y les quiero decir que nuestra secta es bien antígua, desde hace mucho nos llaman secta:
"Hemos hallado que este hombre es una plaga, promotor de sediciones entre todos los judíos de todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos." - Hechos 24:5
"Pero esto confieso, que según el Camino que ellos llaman secta, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todo lo que está escrito en la Ley y en los Profetas." - Hechos 24:14
"Pero deseamos oír de ti mismo lo que piensas. Porque sabemos que en todas partes hablan contra esta secta". - Hechos 28:22

Ustedes, que no son "secta", deben tener algún otro orígen...

Perdona pero en Hechos 24:5 ¿donde dice Adventistas?

Y en Hechos 24:14 ¿donde dice que "haciendo o cumpliendo"

Por ultimo Hechos 28:22 ¿si creyéramos que Pablo "predicaba" obedecer y ponerse bajo la ley por que en el versos 25-29 los guardadores de la ley no creen? 29 Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí.

Aparte de alterar el texto diciendo lo que no dice es contradictorio ¿no?

Bueno, solo es una observación.

Dios es Maravilloso.

DaudH
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

Iglesia, murmuración, chisme y rumor
Por Miguel Ángel Núñez
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Trabajé durante pocos años como pastor de iglesia, en todas las congregaciones donde estuve puse una regla que señalaba el primer día que nos reuníamos en una junta administrativa eclesiástica. Les decía a los hermanos:[/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]—En nuestras reuniones nadie está autorizado para decir nada de nadie, si no ha seguido el principio bíblico de Mateo 18, es decir, hablar con la persona en privado, luego de un tiempo haber hablado con un testigo si la persona no ha cambiado y en último término traer el tema a la junta de la iglesia, pero sepan que cuando ustedes hagan eso, no les permitiré hablar sin la presencia de la persona de la cual se va a hablar, la que tendrá derecho a defenderse y exponer su punto de vista, esta es una iglesia, no es un juzgado, ni menos un bar de amigos donde se emiten juicios y chismes de las personas.

En general los miembros se quedaban en silencio sin decir nada, sin embargo, en una congregación que dirigí, una de las hermanas, levantó la cabeza y dijo honestamente preocupada:[/FONT]

[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]—Y entonces pastor, ¿de qué vamos a hablar en las juntas?[/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Hace tiempo cuando pensaba en esa hermana me reía, por su ingenuidad y su sincera preocupación. Ahora, con el paso de los años, ya no me causa gracia, me da una gran tristeza, especialmente porque voy observando cómo actúan algunas congregaciones con la información que manejan.[/FONT]
[FONT=&quot]

¿Qué es la iglesia? [/FONT]

[FONT=&quot]

Lo primero que tenemos que preguntarnos es qué es la iglesia. A menudo solemos utilizar dicha expresión para referirnos a una organización eclesiástica: “la iglesia adventista”, “la iglesia bautista”, “la iglesia católica”. Dicho uso no es bíblico ni es correcto. En ninguna parte de la Escritura la “iglesia” está asociada a un grupo determinado con nombre y apellido.

En otras ocasiones nos referimos a la “iglesia” como si se tratara de un edificio, se suele decir, “voy a la iglesia”, “estoy en la iglesia”, etc. Otra forma impropia de utilizar el término, puesto que al ubicar espacio-temporalmente la iglesia, estamos distorsionando el concepto bíblico de iglesia.

La iglesia no es una organización, ni un edificio, ni siquiera una congregación local. Iglesia es lo que la Biblia denomina “el cuerpo de Cristo” y se refiere al conjunto de creyentes que tienen a Cristo como su cabeza. Están unidos entre sí por la confesión de Jesús como salvador y de los dones otorgados por él mismo para la edificación del cuerpo de Cristo, usando terminología paulina.

Cuando usamos el concepto “iglesia” para referirnos a una denominación en particular o a un edificio, simplemente estamos saliendo del uso bíblico del término.

En ese sentido, la iglesia es un cuerpo de creyentes, ni siquiera un credo ni un conjunto de doctrinas, sino personas que aman a Jesucristo y se denominan sus seguidores. Es lo que señala la Biblia y expresa con su más pura sencillez.

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¿Qué caracteriza a los miembros de la iglesia? [/FONT]

[FONT=&quot]

La Biblia da una sola y única característica que expresa Jesús con total trasparencia:[/FONT]

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[FONT=&quot]De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros (Juan 15:35). [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Es decir, los cristianos, la iglesia, no será conocida por su doctrina, por sus edificios e instituciones, ni siquiera por la propaganda denominacional, sino exclusivamente por el tipo de relación que tienen unos con otros.

Ese es un punto vital. Un cristiano busca imitar a Cristo, y como tal vive de tal modo que lo expresa en su vida, pero no en actividades formales, sino en el día a día.

El dualismo ha deformado la forma de entender el cristianismo. La tendencia religiosa es circunscribir la experiencia religiosa a ritos y actividades formales. Cristo vivió y pensó la religión en el contexto de la vida cotidiana. Pablo transmite la idea de ser cartas abiertas “leídas por todos” (2 Corintios 3:2). Es decir, de cara a la gente, no encerrados entre cuatro paredes.

Por lo tanto, la característica esencial de los cristianos, no son las ideas, doctrinas, templos, edificios, instituciones, ni ningún otro elemento externo. Lo distintivo es que se amen unos a otros. Sin eso, toda la religión deriva en mera charlatanería.

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¿Cómo se comportan los miembros de la iglesia?[/FONT]

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[FONT=&quot]
Como hermanos. Son parte de una misma familia, por lo tanto, aunque discrepen o tengan ideas diferentes, incluso aunque tengan formas de vida disímiles, se siguen amando.

Los miembros de una familia no se odian por pensar diferente. Tampoco se rechazan mutuamente ni dejan de ser hermanos.

Los hermanos pueden ser distintos, pero no andan con rumores y chismes entre ellos. Uno de mis hermanos es pastor bautista, el otro es hippie no creyente, mi hermana es un ama de casa y educadora de párvulos, que ocupa todo su tiempo libre en el evangelismo. Cuando vivíamos en casa, muchas veces discutimos, como todos los hermanos, peleamos, nos enojamos y estuvimos sin hablarnos por unos días, pero nunca, por ninguna razón, pensamos que tendríamos menos amor unos por otros. Éramos y somos familia.

La iglesia es una familia, donde hay miembros más débiles que otros, donde tienen diferentes dones y talentos, pero todos colaboran para que todos se sientan protegidos, cuidados y contenidos. No hay lugar en una familia para maltratarse ni destruirse, si eso ocurre, algo muy malo se instala en el entorno familiar.[/FONT]

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[FONT=&quot]La Biblia utiliza dos imágenes claves para la iglesia: [/FONT]
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  • [FONT=&quot]Cuerpo, donde todas las partes del mismo colaboran para el equilibrio de todos sus miembros. [/FONT]
  • [FONT=&quot]Familia, donde todos los componentes se tratan de la mejor manera posible unos y otros. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]El chisme destruye la armonía de la iglesia[/FONT]
[FONT=&quot]

El chisme es una agente destructor. Cuando se instala el rumor y el chisme, entonces, la armonía se rompe y se da lugar a situaciones que no ayudan a la armonía y la convivencia de hermanos. Hay muchas formas en que la convivencia se altera.[/FONT]

[FONT=&quot] [/FONT]

  • [FONT=&quot]Cuando hablamos sin conocer todos los detalles y sin medir las consecuencias para las personas que tiene lo que digamos. [/FONT]
  • Cuando se trae a colación en alguna reunión administrativa alguna información de alguna persona sin tomar los recaudos adecuados.
  • Cuando grupos de hermanos o personas individuales hablan de algún miembro de iglesia como si fuera enemigo o sin actuar como corresponde a una congregación de hermanos.
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Juntas de nombramientos[/FONT]
[FONT=&quot]
Nunca he entendido algunas situaciones que se dan en el contexto de las iglesias. Hermanos que se ofenden cuando no son propuestos para un cargo eclesiástico, otros que se pelean porque alguien ha tomado una responsabilidad que ellos desearían tener, etc. Dios tiene que tener mucha paciencia con los llamados “cristianos” que actúan de una forma horrorosa en la relación con sus hermanos de iglesia.

Aún no supero la impresión que tuve por una familia que conocí que odia a muerte a otra familia de la iglesia simplemente por una discusión de quienes fueron los fundadores de la iglesia, y han pasado décadas, y aunque van a la misma iglesia no se hablan, no se toleran y lo irónico es que se llaman “cristianos”. ¡Qué espectáculo para el mundo! ¡Qué regocijo para el enemigo de Dios!

Varios que me conocen saben que me opongo terminantemente a que cuando una persona va a ser propuesta para un cargo eclesiástico y está presente en la junta de nombramiento respectiva se le pida que salga de la sala. Me parece, simplemente, una falta de respeto y un insulto a la inteligencia. En varias ocasiones en que he estado en esa situación he dicho:

—Si van a hablar a mis espaldas sea bueno o malo, no voy a salir. ¿En qué parte de la Biblia se sostiene dicho criterio?

El supuesto de dicha práctica es para “hablar más tranquilo”. No me imagino a Jesucristo diciéndole a Pedro:

—Por favor Pedro, ¿podrías ir a dar un paseo que tenemos que hablar con los otros discípulos y no queremos que tú escuches? Así hablamos tranquilos.

Esa práctica fomenta el rumor, el chisme, la injuria, la calumnia, y la falta de transparencia. No es lo que sostiene Mateo 18, que cuando se va a hablar de una persona, en todo momento, el individuo es testigo presencial de lo que se habla de él.[/FONT]

[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Si algo no está bien, la persona debe escucharlo, de sus hermanos, que lo aman y desean lo mejor para él. Si algo está bien, con más razón es preciso que la persona lo oiga, para su crecimiento personal.

Nunca debería decirse nada en la iglesia sin darle a la persona la oportunidad de expresar su punto de vista o de tener la oportunidad de conocer la preocupación honesta de sus hermanos que lo aman. La Biblia es clara:[/FONT]

[FONT=&quot]Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios. (Colosenses 3:8-9).[/FONT]
[FONT=&quot]Es mentira:[/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]

  • [FONT=&quot]Cuando se dan informaciones tergiversadas. [/FONT]
  • Cuando se entregan datos incompletos.
  • Cuando no se dicen las cosas frente a frente y a quien corresponde.
  • Cuando se usa la excusa del “avance de la obra” o el cumplimiento de la misión, y se difama a alguien gratuitamente.
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Conclusión [/FONT]
[FONT=&quot]

Muchos, amparados en el precepto bíblico de no llevar a sus hermanos ante tribunales de justicia, se dan el lujo de difamar, emitir juicios, dar impresiones falsas, señalar errores de manera desmedida, difundir rumores, atentar contra la honra de otros individuos, etc. Todos, delitos, que podrían perfectamente ser ventilados en tribunales de justicia, pero ¿qué espectáculo sería para el mundo?

Dios espera que sus hijos actúen como él ha enseñado. Con bondad, honestidad, trasparencia y verdad. Todo otro comportamiento que salga de esos cánones, simplemente, no corresponde al actuar de una persona que dice ser seguidor de Jesucristo, quien nunca utilizó el rumor ni el chisme, de ninguna forma.
[/FONT]
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

Estimado semillita. Saludos cordiales.

Tú dices:

Si son una secta, los adventistas son una secta

Respondo: Como veo que no estás usando un espejo para leer al revés, y que tampoco estás usando un vídeo con dicha técnica, si leíste el texto anterior debes reconocer que hay muchas personas como tú, a las que les encantan los chismes y no pueden vivir sin ellos.

Ahora dices que los adventistas son una secta, y es de reconocer que si hubieras vivido en el primer siglo, a nuestros antecesores de la iglesia primitiva, también les hubieras llamado secta.

"Hemos hallado que este hombre es una plaga, promotor de sediciones entre todos los judíos de todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos." - Hechos 24:5

"Pero esto confieso, que según el Camino que ellos llaman secta, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todo lo que está escrito en la Ley y en los Profetas." - Hechos 24:14

"Pero deseamos oír de ti mismo lo que piensas. Porque sabemos que en todas partes hablan contra esta secta". - Hechos 28:22

¡Bendita secta elegida por el Señor, para proclamar las "buenas nuevas"!

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

[FONT=&quot]. José Miguel Cuevas: “las sectas se nutren de nuestras miserias”.[/FONT]
[FONT=&quot]FUENTE: [/FONT][FONT=&quot]La Voz[/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Continúan los medios de comunicación atendiendo a la presencia y la actuación de las sectas en una sociedad en crisis, aunque lo hacen con un enfoque únicamente psicológico, dejando de lado el componente religioso y de búsqueda de sentido que tiene este fenómeno. Lo último ha sido una entrevista a un psicólogo andaluz que lleva varios años estudiando este tema, y que ha publicado el diario La Voz, realizada por el redactor Dani Pérez. [/FONT]
[FONT=&quot]José Miguel Cuevas[/FONT][FONT=&quot] es psicólogo clínico y social. Actualmente elabora su tesis sobre sectas destructivas en la Universidad de Málaga, donde es profesor. En 2006 publicó el libro Sectas: cómo funcionan, cómo son sus líderes, efectos destructivos y cómo combatirlas, en la editorial Aljibe, considerado uno de los estudios de referencia en este campo de investigación. Asesora a diversas asociaciones que combaten el fenómeno creciente de la actividad sectaria. [/FONT]
[FONT=&quot]-Con la crisis, ¿las sectas han adaptado sus mecanismos de manipulación para captar adeptos? [/FONT][FONT=&quot][/FONT]
[FONT=&quot]-No podemos olvidar que las sectas se nutren, fundamentalmente, de las miserias humanas y de las problemáticas sociales. Conforme peor esté la sociedad, mejor para ellos. Encuentran más ‘motivos objetivos’ para echarla por tierra, ahondar en el desencanto de los individuos y utilizarlo en su provecho. [/FONT]
[FONT=&quot]-¿Hay más sectas ahora? [/FONT][FONT=&quot][/FONT]
[FONT=&quot]-Lo que está claro es, al menos, que tienen más éxito en la captación. Los grupos que ya existen han percibido que hay un caldo de cultivo favorable a sus mensajes y es lógico que incrementen su actividad. [/FONT]
[FONT=&quot]-Es fácil toparse, en cualquier rincón de cualquier ciudad, con anuncios que invitan a apuntarse a cursos de sanación, meditación, terapias alternativas. ¿Hay que temerles? [/FONT][FONT=&quot][/FONT]
[FONT=&quot]-Como poco, hay que dudar. Te puedes topar con perfiles bastante sectarios, que intentan generar una dependencia en las personas a las que se dirigen y pueden utilizar esos cursos u otras actividades atractivas como una puerta de entrada a grupos más sólidos. Hay un cierto ‘boom’ de filosofías relacionadas con el ‘new age’, que no tienen por qué suponer, de por sí, una problemática. Otra cosa es el daño que pueden hacer cuando se ofertan como alternativa al trabajo de profesionales. [/FONT]
[FONT=&quot]-¿Por qué las islas y la costa parecen territorios más favorables para la actividad sectaria? [/FONT][FONT=&quot][/FONT]
[FONT=&quot]-Es un fenómeno asociado, a nivel sociológico, con la diversidad cultural y el turismo. Eso favorece la implantación de grupos no autóctonos. Pueden pasar más desapercibidos. [/FONT]
[FONT=&quot]-¿Y con el nivel económico? [/FONT][FONT=&quot][/FONT]
[FONT=&quot]-Existe una secta para cada tipo de persona. El perfil de estas ‘entidades’ es tan variado como el de sus posibles víctimas. Existen organizaciones especializadas en gente con problemas económicos, en desempleo, que estén pasando apuros, y existen sectas para yupis. Hay quien se ‘especializa’ en personas con un nivel cultural bajo y quien apunta a un ‘público’ universitario, como parece que ocurre en Granada. [/FONT]
[FONT=&quot]-¿Cómo puede saber alguien que está siendo manipulado? [/FONT][FONT=&quot][/FONT]
[FONT=&quot]-Resulta sospechoso que la actividad por la que acudes deje de ser lo relevante, para centrarse en otras cuestiones que tú no habías elegido. También, es alarmante cuando se coarta la libertad individual y hay imposiciones, o cuando se te exige importantes cambios en tus creencias, valores y/o comportamientos previos. Una buena opción es, entonces, acudir a los especialistas, como los de RedUne o la AIIAP..[/FONT]
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

Por Miguel Ángel Núñez:

Un sabio fue visitado por alguien que se puso a hablar mal de otro amigo del sabio, y este le dijo:

—Después de tanto tiempo, me visitas para cometer ante mí tres delitos: primero, procurando que odie a una persona a la que amaba; segundo, preocupándome con tus avisos y haciéndome perder la serenidad; y tercero, acusándote a ti mismo de calumniador y malediciente.



Si todos tuviéramos la misma actitud del sabio, no habría maledicientes. Para que una persona hable mal de otra, se necesita alguien que escuche. El que oye es tan culpable como el que habla. Como dijera de manera cómica Tito Maccio Plauto (251—184 a.C.), el autor de comedias latino:
Los que propagan el chisme y los que la escuchan, todos ellos deberían ser colgados: los propagadores por la lengua, y los oyentes por las orejas.​
Maledicencia es sinónimo de calumnia, difamación, engaño, mentira, malicia y vituperio. La forma de lograr que se produzca la maledicencia es divulgando informes falsos o parciales, dando a conocer algún hecho de forma maliciosa o derechamente utilizando el chisme. (Lv. 19.16). Es un pecado toda vez que vulnera los derechos de otras personas y se cae fácilmente en la mentira, aún cuando lo que se cuente, se crea que es verdad, el sólo hecho de difundirlo es señal de engaño, porque los seres humanos le agregan elementos que hacen que el rumor y el chisme se acreciente como levadura en el pan.


El mensaje bíblico

La Biblia lo llama testigo mentiroso o falso (Pr. 12.17; 14.5) y expresamente se pronuncia en contra de su práctica. El salmista señala:
El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños” (Sal. 34.12—13 NVI). Texto que es repetido por Pedro (1 Pedro 3:10).​
El texto une “días felices”, “amar la vida” y “gozar” con “refrenar la lengua”. Eso quiere decir, que quien no es capaz de controlar lo que dice respecto a otras personas, fácilmente perderá la tranquilidad y el gozo que produce vivir correctamente.

Otra sección señala:
No declares sin razón contra tu prójimo ni hagas afirmaciones falsas (Proverbios 24.28 DHH).​
El apóstol Pablo, con la asertividad que lo caracteriza, exhorta:
Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia (Efesios 4.31).​
No hay lugar a interpretaciones en este texto, la maledicencia puede tomar muchas formas y Pablo señala varias de ellas.

El apóstol Santiago es mucho más drástico:
Hermanos, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas la ley, ya no eres cumplidor de la ley, sino su juez (Santiago 4.11).​
En este versículo Santiago da un giro interesante al “hablar mal de los hermanos” al señalar que quien lo hace “habla mal de la ley” y se pone como juez de la misma. En otras palabras, no es esa nuestra función, en ningún caso.

El salmista se pregunta:
¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu santo monte? (Salmo 15:1).​
El legalista contestará: “El que guarda los mandamientos”.

El formal dirá: “El que asiste a la iglesia”.

La respuesta del fariseo será: “El que se aparta de los pecadores”.

La respuesta bíblica a continuación es el:
Que no calumnia con la lengua, que no le hace mal a su prójimo ni le acarrea desgracias a su vecino (Salmo 15:3).​
Una vez más la constante bíblica, la religión se vive en relación con los demás y no en el ascetismo apartado, en el misticismo silencioso, en el formalismo orgulloso o en la actitud condenatoria del fariseo.

Una de las características que la Biblia da de los dirigentes de la iglesia es que no deben ser de “de dos lenguas” (1 Timoteo 3:8 RV00), “sin doblez” (RV60), dice otra versión. Me gusta como lo traduce la Nueva Versión Internacional: “Que nunca falten a su palabra”. Es decir, honestos, transparentes, que no tengan que andar dando explicaciones de algo que dijeron respecto a otras personas.

Uno de los mandamientos del Decálogo prohíbe expresamente el falso testimonio (Éxodo 20.16; Deuteronomio 5.20).

Incluso es más, la invitación expresa de la Escritura es:
No des informes falsos, ni te hagas cómplice del malvado para ser testigo en favor de una injusticia (Éxodo 23.1).​
Es decir, la Biblia entiende claramente que el dar informes falsos o calumniar, o simplemente expandir un chisme es ponerse de parte de los malvados y de la injusticia. El siguiente texto señala, como un corolario de lo que acontece a menudo: “No sigas a la mayoría en su maldad” (Éxodo 23:2).

En el pueblo de Israel, con el fin de evitar que se transmitieran informes falsos o testimonios incorrectos de una persona se exigía que al menos hubieran dos testigos para declarar (Números 35.30; Deuteronomio 17.6; 19.15–21). Muchos chismes de hoy no pasarían esa prueba.

Sin censura eclesiástica

El pecado de hablar mal de otros, a menudo no es motivo de censura en la iglesia. Nos gusta más dedicarnos a “pecados visibles”. De esa forma soslayamos nuestra propia culpa y responsabilidad en dicha situación, no obstante, al actuar así no entendemos el testimonio claro de la Escritura.

¿Por qué se habla tan poco de esta falta moral? Como señala acertadamente Daniel Tubau, escritor, guionista, director, profesor y licenciado en Filosofía:
Me temo que la verdadera razón de su poco uso es que ‘hablar de los demás’ es completamente equivalente a ‘hablar mal de los demás’.​
El mismo escritor afirma:
Del mismo modo que la crítica parece identificarse siempre con crítica negativa, sólo se habla de los otros para hacerlo mal. Yo conozco muchas personas que cuando elogian algo o alguien en realidad están criticando a quienes no son como aquel al que elogian.​
Me parece completamente razonable. Muchos han entendido mal lo que implica “hablar de otros” o hacer lo que eufemísticamente la gente dice: “una crítica constructiva”, cuando a menudo son lejos, cuestiones destructivas.

Las personas que hablan mal de otros se convierten en rehenes de aquellos de quienes hablan, puesto que están constantemente pendientes de otras vidas, y de algún modo sutil, abandonan la propia y se estancan.


Blaise Pascal (1623-1662), el matemático, físico, filósofo y teólogo francés, en sus Pensamientos escribe:
Nadie habla en nuestra presencia del mismo modo que en nuestra ausencia. La sociedad humana está fundada en este mutuo engaño.​
Se puede entender esta actitud en el mundo no cristiano, pero no es posible aceptarla en quienes tienen a Jesús como modelo. En ese caso, es simplemente una acción maledicente que empaña la figura de Cristo. Un cristiano que habla mal de otros es una contradicción para el estilo de vida que pretende vivir.

Maldición y maledicencia

Desde el punto de vista sintáctico, maledicencia está vinculado directamente a la expresión maldición. La raíz latina expresa dos ideas “mal” y “decir”, en otras palabras, hablar mal de otros. Es interesante esta relación lingüística, puesto que cuando una persona hace uso de la maledicencia simplemente está maldiciendo su propia vida y la de otros.



Según Mariano Arnal, deberíamos reemplazar la maledicencia por la “benedicencia”, es decir, aprender a hablar bien de otros, buscar, sin ser lisonjero, meloso, zalamero o adulador, exponer las bondades de las vidas de otras personas.

De cualquier persona se puede aprender a hablar bien y descubrir sus bondades.

Cuentan que un grupo de hermanas se reunía habitualmente para preparar ropas para darlos a los necesitados. Sin embargo, ellas tenían la costumbre de hablar mal de otros, siempre tenían algún motivo para criticar o contar algún chisme de algún miembro de la iglesia o algún conocido. Sin embargo, había una anciana que siempre que ellas hablaban daba alguna característica positiva del aludido. Las otras señoras solían molestarse mucho, porque con sus palabras cambiaba el ambiente y ya no era cómodo seguir hablando.

Un día se pusieron de acuerdo y dijeron:

—Tenemos que hablar de alguien que no tenga nada bueno.

—Del diablo —dijo una de ellas muy entusiasmada, y todas rieron con complicidad.

Así que en la siguiente ocasión esperaron que la anciana llegara y comenzaron a hablar de Satanás. Cada una daba su opinión y expresaban su molestia con las características más negativas que se les pudiera ocurrir. Todas miraban de reojo a la anciana que estaba tejiendo, a la espera de si iba a decir algo, cuando de pronto ella levantó la cabeza y dijo:

—¿Se han dado cuenta lo perseverante que es el diablo?

Siempre es posible hablar bien de las personas, cuando queremos y cambiamos nuestra actitud mental.

Resultados

Jorge Luis Alcázar del Castillo, señala que:
El daño causado por la maledicencia es muy difícil de reparar. No siempre nos damos cuenta del perjuicio. Se agravia, ofende y calumnia con un desparpajo increíble, si preguntamos a un chismoso de donde ha sacado esas expresiones, responderá: 'lo escuché', 'me dijeron', 'se comentó en una conversación', 'me lo contó un amigo'. En muchos casos la maledicencia se basa en afirmaciones sin sentido, pero una vez que han sido pronunciadas causan un daño difícil de reparar”.​
Por esa razón, el religioso Francisco de Sales (1567—1622) calificaba a la maledicencia como “una especie de homicidio”, porque con la palabra se asesina la reputación de una persona, de forma gratuita y amparado en la más completa impunidad.

Pecado sin censura

Lamentablemente al interior de las congregaciones religiosas se suelen considerar este pecado como un mal menor o como una situación poco meritoria de condena. De hecho, la mayor parte de los grupos religiosos dan más importancia a los llamados “pecados de la carne” que a este tipo de situaciones que suele ser notablemente insidiosa y provocar mucho daño.

Jean Baptiste Poquelin, el dramaturgo francés más conocido por su apodo, Moliere (1622–1673) solía decir que “contra la maledicencia no hay escudo”. No estoy completamente de acuerdo, algo se puede hacer para detener esta lacra social.

Alcázar cita una historia que tiene a protagonista a Sócrates, las tres rejas:

Un joven discípulo de Sócrates llega a casa de éste y le dice:

—Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...

—¡Espera! —lo interrumpe Sócrates— ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?

—¿Las tres rejas?

—Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?

—No. Lo oí comentar a unos vecinos.

—Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguien?

—No, en realidad, no. Al contrario...

—¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

—A decir verdad, no.

—Entonces —dijo el sabio sonriendo— si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

¿Cuán bien le haríamos a las relaciones interpersonales cuando alguien nos venga con un chisme contestarle de esa forma? Si nos pusiéramos en campaña para evitar que nos cuenten chismes, estaríamos contribuyendo a detener este flagelo que sólo hace daño. No hay que olvidar que es tan culpable el que actúa con maledicencia, como el que escucha dichas charlas que destruyen la reputación del otro.


Conclusión

Antioco del Monasterio de Saba señala:
En ausencia del hermano no se debe hablar mal de él para difamarlo, aunque digamos la verdad. Esto sería maledicencia.​
Es hora de comenzar a hablar de este pecado, y detenerlo, de otra forma seguirá destruyendo vidas y enturbiando las relaciones entre las personas.
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

Por Miguel Ángel Núñez:

Un sabio fue visitado por alguien que se puso a hablar mal de otro amigo del sabio, y este le dijo:

—Después de tanto tiempo, me visitas para cometer ante mí tres delitos: primero, procurando que odie a una persona a la que amaba; segundo, preocupándome con tus avisos y haciéndome perder la serenidad; y tercero, acusándote a ti mismo de calumniador y malediciente.



Si todos tuviéramos la misma actitud del sabio, no habría maledicientes. Para que una persona hable mal de otra, se necesita alguien que escuche. El que oye es tan culpable como el que habla. Como dijera de manera cómica Tito Maccio Plauto (251—184 a.C.), el autor de comedias latino:
Los que propagan el chisme y los que la escuchan, todos ellos deberían ser colgados: los propagadores por la lengua, y los oyentes por las orejas.​
Maledicencia es sinónimo de calumnia, difamación, engaño, mentira, malicia y vituperio. La forma de lograr que se produzca la maledicencia es divulgando informes falsos o parciales, dando a conocer algún hecho de forma maliciosa o derechamente utilizando el chisme. (Lv. 19.16). Es un pecado toda vez que vulnera los derechos de otras personas y se cae fácilmente en la mentira, aún cuando lo que se cuente, se crea que es verdad, el sólo hecho de difundirlo es señal de engaño, porque los seres humanos le agregan elementos que hacen que el rumor y el chisme se acreciente como levadura en el pan.


El mensaje bíblico

La Biblia lo llama testigo mentiroso o falso (Pr. 12.17; 14.5) y expresamente se pronuncia en contra de su práctica. El salmista señala:
El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños” (Sal. 34.12—13 NVI). Texto que es repetido por Pedro (1 Pedro 3:10).​
El texto une “días felices”, “amar la vida” y “gozar” con “refrenar la lengua”. Eso quiere decir, que quien no es capaz de controlar lo que dice respecto a otras personas, fácilmente perderá la tranquilidad y el gozo que produce vivir correctamente.

Otra sección señala:
No declares sin razón contra tu prójimo ni hagas afirmaciones falsas (Proverbios 24.28 DHH).​
El apóstol Pablo, con la asertividad que lo caracteriza, exhorta:
Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia (Efesios 4.31).​
No hay lugar a interpretaciones en este texto, la maledicencia puede tomar muchas formas y Pablo señala varias de ellas.

El apóstol Santiago es mucho más drástico:
Hermanos, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas la ley, ya no eres cumplidor de la ley, sino su juez (Santiago 4.11).​
En este versículo Santiago da un giro interesante al “hablar mal de los hermanos” al señalar que quien lo hace “habla mal de la ley” y se pone como juez de la misma. En otras palabras, no es esa nuestra función, en ningún caso.

El salmista se pregunta:
¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu santo monte? (Salmo 15:1).​
El legalista contestará: “El que guarda los mandamientos”.

El formal dirá: “El que asiste a la iglesia”.

La respuesta del fariseo será: “El que se aparta de los pecadores”.

La respuesta bíblica a continuación es el:
Que no calumnia con la lengua, que no le hace mal a su prójimo ni le acarrea desgracias a su vecino (Salmo 15:3).​
Una vez más la constante bíblica, la religión se vive en relación con los demás y no en el ascetismo apartado, en el misticismo silencioso, en el formalismo orgulloso o en la actitud condenatoria del fariseo.

Una de las características que la Biblia da de los dirigentes de la iglesia es que no deben ser de “de dos lenguas” (1 Timoteo 3:8 RV00), “sin doblez” (RV60), dice otra versión. Me gusta como lo traduce la Nueva Versión Internacional: “Que nunca falten a su palabra”. Es decir, honestos, transparentes, que no tengan que andar dando explicaciones de algo que dijeron respecto a otras personas.

Uno de los mandamientos del Decálogo prohíbe expresamente el falso testimonio (Éxodo 20.16; Deuteronomio 5.20).

Incluso es más, la invitación expresa de la Escritura es:
No des informes falsos, ni te hagas cómplice del malvado para ser testigo en favor de una injusticia (Éxodo 23.1).​
Es decir, la Biblia entiende claramente que el dar informes falsos o calumniar, o simplemente expandir un chisme es ponerse de parte de los malvados y de la injusticia. El siguiente texto señala, como un corolario de lo que acontece a menudo: “No sigas a la mayoría en su maldad” (Éxodo 23:2).

En el pueblo de Israel, con el fin de evitar que se transmitieran informes falsos o testimonios incorrectos de una persona se exigía que al menos hubieran dos testigos para declarar (Números 35.30; Deuteronomio 17.6; 19.15–21). Muchos chismes de hoy no pasarían esa prueba.

Sin censura eclesiástica

El pecado de hablar mal de otros, a menudo no es motivo de censura en la iglesia. Nos gusta más dedicarnos a “pecados visibles”. De esa forma soslayamos nuestra propia culpa y responsabilidad en dicha situación, no obstante, al actuar así no entendemos el testimonio claro de la Escritura.

¿Por qué se habla tan poco de esta falta moral? Como señala acertadamente Daniel Tubau, escritor, guionista, director, profesor y licenciado en Filosofía:
Me temo que la verdadera razón de su poco uso es que ‘hablar de los demás’ es completamente equivalente a ‘hablar mal de los demás’.​
El mismo escritor afirma:
Del mismo modo que la crítica parece identificarse siempre con crítica negativa, sólo se habla de los otros para hacerlo mal. Yo conozco muchas personas que cuando elogian algo o alguien en realidad están criticando a quienes no son como aquel al que elogian.​
Me parece completamente razonable. Muchos han entendido mal lo que implica “hablar de otros” o hacer lo que eufemísticamente la gente dice: “una crítica constructiva”, cuando a menudo son lejos, cuestiones destructivas.

Las personas que hablan mal de otros se convierten en rehenes de aquellos de quienes hablan, puesto que están constantemente pendientes de otras vidas, y de algún modo sutil, abandonan la propia y se estancan.


Blaise Pascal (1623-1662), el matemático, físico, filósofo y teólogo francés, en sus Pensamientos escribe:
Nadie habla en nuestra presencia del mismo modo que en nuestra ausencia. La sociedad humana está fundada en este mutuo engaño.​
Se puede entender esta actitud en el mundo no cristiano, pero no es posible aceptarla en quienes tienen a Jesús como modelo. En ese caso, es simplemente una acción maledicente que empaña la figura de Cristo. Un cristiano que habla mal de otros es una contradicción para el estilo de vida que pretende vivir.

Maldición y maledicencia

Desde el punto de vista sintáctico, maledicencia está vinculado directamente a la expresión maldición. La raíz latina expresa dos ideas “mal” y “decir”, en otras palabras, hablar mal de otros. Es interesante esta relación lingüística, puesto que cuando una persona hace uso de la maledicencia simplemente está maldiciendo su propia vida y la de otros.



Según Mariano Arnal, deberíamos reemplazar la maledicencia por la “benedicencia”, es decir, aprender a hablar bien de otros, buscar, sin ser lisonjero, meloso, zalamero o adulador, exponer las bondades de las vidas de otras personas.

De cualquier persona se puede aprender a hablar bien y descubrir sus bondades.

Cuentan que un grupo de hermanas se reunía habitualmente para preparar ropas para darlos a los necesitados. Sin embargo, ellas tenían la costumbre de hablar mal de otros, siempre tenían algún motivo para criticar o contar algún chisme de algún miembro de la iglesia o algún conocido. Sin embargo, había una anciana que siempre que ellas hablaban daba alguna característica positiva del aludido. Las otras señoras solían molestarse mucho, porque con sus palabras cambiaba el ambiente y ya no era cómodo seguir hablando.

Un día se pusieron de acuerdo y dijeron:

—Tenemos que hablar de alguien que no tenga nada bueno.

—Del diablo —dijo una de ellas muy entusiasmada, y todas rieron con complicidad.

Así que en la siguiente ocasión esperaron que la anciana llegara y comenzaron a hablar de Satanás. Cada una daba su opinión y expresaban su molestia con las características más negativas que se les pudiera ocurrir. Todas miraban de reojo a la anciana que estaba tejiendo, a la espera de si iba a decir algo, cuando de pronto ella levantó la cabeza y dijo:

—¿Se han dado cuenta lo perseverante que es el diablo?

Siempre es posible hablar bien de las personas, cuando queremos y cambiamos nuestra actitud mental.

Resultados

Jorge Luis Alcázar del Castillo, señala que:
El daño causado por la maledicencia es muy difícil de reparar. No siempre nos damos cuenta del perjuicio. Se agravia, ofende y calumnia con un desparpajo increíble, si preguntamos a un chismoso de donde ha sacado esas expresiones, responderá: 'lo escuché', 'me dijeron', 'se comentó en una conversación', 'me lo contó un amigo'. En muchos casos la maledicencia se basa en afirmaciones sin sentido, pero una vez que han sido pronunciadas causan un daño difícil de reparar”.​
Por esa razón, el religioso Francisco de Sales (1567—1622) calificaba a la maledicencia como “una especie de homicidio”, porque con la palabra se asesina la reputación de una persona, de forma gratuita y amparado en la más completa impunidad.

Pecado sin censura

Lamentablemente al interior de las congregaciones religiosas se suelen considerar este pecado como un mal menor o como una situación poco meritoria de condena. De hecho, la mayor parte de los grupos religiosos dan más importancia a los llamados “pecados de la carne” que a este tipo de situaciones que suele ser notablemente insidiosa y provocar mucho daño.

Jean Baptiste Poquelin, el dramaturgo francés más conocido por su apodo, Moliere (1622–1673) solía decir que “contra la maledicencia no hay escudo”. No estoy completamente de acuerdo, algo se puede hacer para detener esta lacra social.

Alcázar cita una historia que tiene a protagonista a Sócrates, las tres rejas:

Un joven discípulo de Sócrates llega a casa de éste y le dice:

—Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...

—¡Espera! —lo interrumpe Sócrates— ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?

—¿Las tres rejas?

—Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?

—No. Lo oí comentar a unos vecinos.

—Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguien?

—No, en realidad, no. Al contrario...

—¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

—A decir verdad, no.

—Entonces —dijo el sabio sonriendo— si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

¿Cuán bien le haríamos a las relaciones interpersonales cuando alguien nos venga con un chisme contestarle de esa forma? Si nos pusiéramos en campaña para evitar que nos cuenten chismes, estaríamos contribuyendo a detener este flagelo que sólo hace daño. No hay que olvidar que es tan culpable el que actúa con maledicencia, como el que escucha dichas charlas que destruyen la reputación del otro.


Conclusión

Antioco del Monasterio de Saba señala:
En ausencia del hermano no se debe hablar mal de él para difamarlo, aunque digamos la verdad. Esto sería maledicencia.​
Es hora de comenzar a hablar de este pecado, y detenerlo, de otra forma seguirá destruyendo vidas y enturbiando las relaciones entre las personas.
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

Creo que muchos en este foro no se centran en ideas sino en personas... De todas maneras, creo que es bueno intercambiar ideas. Aprecio a muchos Adventistas del séptimo día que son personas amables, correctas y respetuosas de los demás. Lastimosamente la mayoría son superficiales, que se forman una imagen falsa de cualquier persona que difiera de ellos en una pestaña... Me gustaría conocer a más Adventistas del séptimo día que reflejen en su vida los 10 mandamientos... Los 10 mandamientos luego... No solo uno o dos... Yo por mi parte me rijo por la ley de Cristo... Pero según los primeros capítulos de Romanos somos pecadores tanto los que pretenden guardar los 10 mandamientos de las tablas de piedra, los 600 y pico de la ley Mosaica, los mandamientos de Mahoma, o el mandamiento de Cristo...

No hay salida... La única salida es la Justificación por la fe, basada en el Nuevo Pacto, no basada en leyes y reglamentos sino en la preciosa sangre de Cristo, derramada en la cruz para expiación del pecado, o sea lo que llamamos sacrificio substitutivo. Quién añade a esto algo, sea Anatema.
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.

En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de nuestro Señor.
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

Hermanos míos, ustedes murieron a la ley mediante el cuerpo crucificado de Cristo, a fin de pertenecer al que fue levantado de entre los muertos.

Ahora hemos quedado libres de la ley, a fin de servir a Dios con el nuevo poder del Espíritu, y no por medio del antiguo mandamiento escrito.
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

En efecto, lo que fue glorioso (la ley de Moisés), ya no lo es, si se compara con la excelsa gloria de ministerio del Espíritu.

Y si tuvo algo de gloria (la ley de Moisés), que se estaba extinguiendo, ¡Cuánto mayor será la gloria de lo que permanece!
 
Re: ¿ Son los Adventistas una secta ?

Así que, como tenemos tal esperanza, actuamos con plena confianza. No hacemos como Moisés, quien se ponía un velo sobre rostro para que los israelitas no vieran el fin del resplandor que se iba extinguiendo...

Sin embargo, la mente de ellos se embotó, de modo que hasta el día de hoy tienen puesto el mismo velo del antiguo pacto.

El velo o les ha sido quitado, porque sólo se quita en Cristo.

Hasta el día de hoy, siempre que leen a Moisés, un velo les cubre el corazón...

Pero cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado...

Ahora bien, el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad...

Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.