Re: A las damas foristas de este epígrafe:
Re: A las damas foristas de este epígrafe:
Pues sólo faltaría que nos descalificases.
Mira yo no creo que Adán y Eva existiesen realmente. Para mí son una alegoría. Pero para los que sí creen en su existencia real: ¿qué tal de perspicaz fue Adán en el Paraíso? Me parece que estudiáis la Biblia como dignos hijos de Adán... que no fue capaz de ver el engaño...
Martamaría
Re: A las damas foristas de este epígrafe:
Es comprensible que vuestra sensibilidad femenina se imponga por sobre el raciocinio lógico que para nada está reñido con nuestra fe cristiana y la revelación bíblica.
Pero Martamaría, Cátara y Dosolivos no pueden ser más amorosas que nuestro Dios que en esencia también es amor.
Dignas hijas de Eva, afloran sus emociones y sentimientos, presumiendo que Él no es tal como se nos ha revelado en Su Palabra, sino como ustedes lo han concebido en su propio corazón. Siendo que éste es naturalmente engañoso y perverso (Jer 17:9) ¿no es más fiable la Sagrada Escritura que nuestras sensaciones?
Abrí este tema invitando a los estudiosos serios de la Biblia y la teología, pues es obvio que con nuestras propias impresiones y diversas opiniones no podríamos contribuir al tratamiento del tema planteado.
Aunque yo mantengo discrepancias con Miguel Loayza, Luis Alberto y Manuel, y en grado menor con Leal y Armando, sus aportes no solamente son enriquecedores, sino bien fundamentados en las Escrituras, por más que sea discutible la selección o aplicación de determinados pasajes. No cabe duda que son estudiosos y de los serios, y si bien no soy quien para calificarles, intuyo que tal es el sentir de los lectores de este epígrafe.
Con esto tampoco las descalifico a ustedes, sino que tan sólo quise hacerles notar que debemos conocer a Dios adorándole tal como es, en todos sus atributos; no solamente en los benignos: amor, gracia y misericordia; sino también en los que puedan parecernos más severos, como su voluntad, santidad y justicia.
Si Dios hiciera como a ustedes les gusta, resolviendo finalmente todo al solo impulso de su amor dispuesto a perdonar a los más contumaces pecadores que viven y mueren afligiendo al prójimo y rechazándole a Él, no hubiera provisto nuestra salvación al costo de la humillación, sufrimiento y muerte de su Hijo.
Luis Alberto te acaba de contestar con toda lógica y sentido común, Martamaría, y tú todavía insistes especulando con lo imposible, pues “es imposible que Dios mienta” (He 6:17-20; Tito 1:2,3) ya que “él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo” (2Ti 2:13).
Si yo -creyéndome más compasivo que Él-, me asiera de la esperanza de que a la postre acabará por dictar una amnistía general para toda la humanidad, al momento huirá de mí la esperanza cierta que en Él tengo de que disfrutaré de la vida y bienaventuranza eterna en su presencia. El mío no es un dios voluble, inconsecuente y antojadizo, que porque sea omnipotente hará de la manera que al momento se le plazca, olvidando promesas y amenazas. Hallarás tales dioses con tales humanas pasiones en la mitología griega; pero el Dios de la Biblia es conocido por sus atributos y grandiosas obras, y porque nos ha hablado, y muy claramente.
Si piensas formar rueda en tu “cielo” junto a Stalin, Hitler, Nerón y el mismísimo Judas Iscariote –todos ellos finalmente reconciliados con Dios-, ese será tu “cielo” pero no el mío.
Saludos a todos.
Ricardo.
Pues sólo faltaría que nos descalificases.
Mira yo no creo que Adán y Eva existiesen realmente. Para mí son una alegoría. Pero para los que sí creen en su existencia real: ¿qué tal de perspicaz fue Adán en el Paraíso? Me parece que estudiáis la Biblia como dignos hijos de Adán... que no fue capaz de ver el engaño...
Martamaría