Es una verdad bíblica que los muertos no se comunican con los vivos. Simplemente no es la voluntad de Dios que sea así. Por eso Dios prohíbe las prácticas espiritistas.
Si el que se presentó ante Saúl era realmente Samuel, no estaría mal que se nos presentaran nuestros seres queridos que fallecieron para saludarlos. O qué les parecería una predicación de Pedro online? O quizás el mismo Samuel podría traernos un mensaje especial para este tiempo. Claro que no. No es así como Dios maneja las cosas. Salomón dijo que los muertos “nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Ecl 9:6).
Pero si aún estas apariciones pudieran suceder; creo que lo que aclara el asunto es el hecho de que la consulta fue hecha por medio de una pitonisa. No en vano Dios prohibió este tipo de prácticas (Deu 8:10-14). Son altamente engañosas, y son miles los que hoy en día están siendo atrapadas por ellas, se hacen dependientes de las mismas y son engañados para perdición. Además sabemos que los mensajes que llegan a través de estas vías son manipulados por Satanás. De esta manera las personas se entregan a su voluntad y son dominados por él. Constituyen una de sus más poderosas armas contra la verdad.
Creer que realmente Dios envío al profeta Samuel con un mensaje para el rey Saúl por medio de una pitonisa, es también creer que hoy podríamos recurrir a un médium para comunicarnos con los apóstoles y obtener un mensaje de ellos directamente para nosotros. Es hasta gracioso porque alguien podría creer que está hablando con un enviado de Dios y estar realmente hablando con un enviado de Satanás. Esto podría traer terribles consecuencias como, de hecho, sucedió con el rey Saúl.
En toda la Biblia no se encuentra un sólo pasaje en el que Dios halla enviado a un muerto para comunicar un mensaje a los vivos. No creo que la excepción de esto sea en una consulta a una pitonisa. Los muertos no nos visitan. No es así como funcionan las cosas.
Cuando el pequeño de David y Betsabé finalmente murió. Los criados se sorprendieron de que antes de que muriera el rey estuviera ayunando y llorando, pero después de su muerte se levantara y comiera. A ellos David les dijo: “Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” (2Sam 12:22,23).
Si el que se presentó ante Saúl era realmente Samuel, no estaría mal que se nos presentaran nuestros seres queridos que fallecieron para saludarlos. O qué les parecería una predicación de Pedro online? O quizás el mismo Samuel podría traernos un mensaje especial para este tiempo. Claro que no. No es así como Dios maneja las cosas. Salomón dijo que los muertos “nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Ecl 9:6).
Pero si aún estas apariciones pudieran suceder; creo que lo que aclara el asunto es el hecho de que la consulta fue hecha por medio de una pitonisa. No en vano Dios prohibió este tipo de prácticas (Deu 8:10-14). Son altamente engañosas, y son miles los que hoy en día están siendo atrapadas por ellas, se hacen dependientes de las mismas y son engañados para perdición. Además sabemos que los mensajes que llegan a través de estas vías son manipulados por Satanás. De esta manera las personas se entregan a su voluntad y son dominados por él. Constituyen una de sus más poderosas armas contra la verdad.
Creer que realmente Dios envío al profeta Samuel con un mensaje para el rey Saúl por medio de una pitonisa, es también creer que hoy podríamos recurrir a un médium para comunicarnos con los apóstoles y obtener un mensaje de ellos directamente para nosotros. Es hasta gracioso porque alguien podría creer que está hablando con un enviado de Dios y estar realmente hablando con un enviado de Satanás. Esto podría traer terribles consecuencias como, de hecho, sucedió con el rey Saúl.
En toda la Biblia no se encuentra un sólo pasaje en el que Dios halla enviado a un muerto para comunicar un mensaje a los vivos. No creo que la excepción de esto sea en una consulta a una pitonisa. Los muertos no nos visitan. No es así como funcionan las cosas.
Cuando el pequeño de David y Betsabé finalmente murió. Los criados se sorprendieron de que antes de que muriera el rey estuviera ayunando y llorando, pero después de su muerte se levantara y comiera. A ellos David les dijo: “Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” (2Sam 12:22,23).