Re: ¿Sábado o Domingo?
Hola a todos.
ENVIADO POR alexcaz.
como guardar algo que fue corrompido por los fariseos.
Respuesta:
Facil, sacandole la corrupcion que le pusieron los fariseos.
Dios los bendiga.
Ruben Daniel
y volver a corromperlo de nuevo.
EFESIOS 2, 8 AL 9
8

orque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es 9:don de Dios:
No por obras, para que nadie se gloríe.
¿POR QUÉ EL AMOR ES EL GRAN MANDAMIENTO?
Es refrescante saber que actualmente se le está dando mucho énfasis a las enseñanzas de Cristo referentes al amor. Todos sabemos que Cristo habló acerca del amor a Dios como el más grande mandamiento, y el amor por el prójimo como el segundo más grande (Mat. 22:34-40). Pero, ¿Por qué es el amor el gran mandamiento?
El amor es el más grande mandamiento porque (1) es la única motivación efectiva para nuestras acciones, (2) cumple con el propósito de todas las demás leyes, (3) nos eleva por encima de nuestros esfuerzos por una justificación legal y (4) trasciende todo sentido del deber. Consideremos cada una de estas razones.
1. El amor es la única motivación efectiva para nuestras acciones. Aunque el amor es un mandamiento, difícilmente puede ser impuesto por mandamiento. Un esposo no puede ganar o retener el amor de su esposa o el de sus hijos por mandamiento. Si el amor es una acción de la voluntad en respuesta a un mandamiento auténtico, entonces es un amor a la fuerza. Un amor forzado es contrario a la naturaleza propia de éste. Si el más grande mandamiento no se puede cumplir por fuerza, mucho menos podemos esperar lo mismo de mandamientos más pequeños.
El amor debe ser inculcado. Nace en respuesta al amor en lugar de nacer como respuesta a demandas legales. Dios “de tal manera amó al mundo” con el fin de crear amor en nosotros. “Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”(Rom. 5:8). Jesús tomó la forma de hombre y murió por nosotros para ganarse nuestro amor (Fil. 2:5-7; Jn. 15:14). Es impresionante notar que Juan no dijo: “nosotros le amamos porque él nos lo mandó primero.” El simplemente dijo: “Nosotros amamos, porque Él nos amó primero” (I Jn. 4:19). De la misma manera, Pablo reconoció que la verdadera fuerza motivadora en nuestras vidas es el amor no merecido. Él explicó que “el amor de Cristo nos constriñe” nos impulsa, nos mueve (2 Cor. 5:14).
Hay lugar para el temor, pero “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (I Jn. 4:18). El miedo como motivación nos hace ineficaces, porque “si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha” (I Cor. 13:3). Nadie irá al cielo por miedo, los cobardes tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre (Ap. 21:8). El amor es el mayor mandamiento porque es la única motivación eficaz para nuestro discipulado.
2. El amor cumple con el propósito de todas las demás leyes. Dios siempre ha dado enseñanzas que guían nuestra relación espiritual con Él y nuestra relación moral hacia el prójimo. No sabríamos como relacionarnos con Dios o como servirle si no se nos fuese revelado. Jesús dijo: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” (Jn. 14:15). Las enseñanzas de Dios nos dicen como servirle pero no definen el grado de servicio. Nuestra adoración y servicio son expresiones de amor. Uno no debe congregarse, orar, cantar, ofrendar, etc. porque es mandamiento. Uno debería hacer tales cosas como expresión de una relación de amor. Las instrucciones sólo nos dicen como expresar nuestro amor. La mayoría de estas enseñanzas son exhortaciones y no demandas legales; por lo tanto, se nos exhorta a que nos congreguemos, a que oremos, cantemos, y ofrendemos. Hemos tenido la tendencia a imponer cantidades en nuestro ofrendar y en el reunirnos, esperando que Dios dé fuerza a nuestras especificaciones. Pero la expresión del amor cumple con los requisitos de Dios porque continuamos expresando nuestra devoción mientras que tengamos amor.
La persona que jamás ha leído la Biblia, puede cumplir la ley moral en un sentido general. Nada se demanda de nosotros en nuestra relación con el prójimo que no se base en el amor. Pablo enfatiza esto: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley. Porque esto: ‘No cometerás adulterio, no matarás, no hurtarás, no codiciarás’, y cualquier otro mandamiento, en estas palabras se resume: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ El amor no hace mal al prójimo, por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley” (Rom. 13:8-10).
Si una persona ama a su prójimo no le robará su dinero o su esposa; no lo matará ni le mentirá. Esta es la expresión negativa. En cuanto a la expresión positiva Jesús dijo: “Por eso, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas” (Mat. 7:12).
“Esta es la ley y los profetas.” “En estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. A través de los siglos, Dios ha estado tratando de motivarnos a amarle y amar al prójimo. Ese fue el propósito de la ley de Moisés y el mensaje de los profetas. El amor cumple con el propósito de las leyes de Dios.
3. El amor nos eleva por encima de nuestros esfuerzos de una justificación legal. Un código legal especifica, define y enumera. Cuando uno cumple con las especificaciones, entonces es legalmente justo, y libre de más demandas de la ley. ¿Cuántas veces me debo reunir, y cuanto tiempo debo estar allí? ¿Cuánto debo orar? ¿Cuánto debo dar? ¿Cuál es el mínimo que la ley requiere? El amor no está interesado en los mínimos. ¿Cuál es el mínimo que un hombre justo puede hacer por su esposa y sus hijos? A él no le interesan los mínimos. ¿Cuál es el máximo que Dios acepta? Permítame darle una respuesta definitiva a esta pregunta. Dios aceptará todo lo que usted es y tiene. Él aceptó las últimas dos monedas de una viuda. No se le requirieron, pero fueron aceptadas como una ofrenda de amor. Dios aceptó la vida de Esteban pero no la demandó de él.
Un hombre vende todas sus posesiones, toma a su familia, se esfuerza arduamente por conseguir salario, se lleva a sus hijos lejos de los abuelos y se va a una tierra de pobreza y mugre, entre gentes de lenguajes y costumbres extrañas, y se consume así mismo y a su familia, tratando de salvar al perdido. Otro hombre ni siquiera se involucra en la obra de su propia congregación. ¿Cuál es la diferencia entre estos dos hombres? ¿Acaso la ley demanda más del uno que del otro? No, sino que el amor motiva más al uno que al otro.
Supongamos que voy manejando por una carretera que cruza las aguas. Luego veo un automóvil caer del puente hacia el agua. Hay seis personas en el automóvil las cuales no pueden nadar. Apurado brinco al agua y salvo a una persona. Luego voy y rescato a otra. Estoy haciendo una obra maravillosa. Otra tercera persona es rescatada. Me estoy convirtiendo en un héroe. Voy a salir en las noticias de las seis de la tarde por el Canal 4. De nuevo me tiro a rescatar a la persona número cuatro. Luego me digo a mí mismo, “Creo que ya hice mi parte. He rescatado más gente en este momento que la que otros rescatan en toda su vida. Creo que ya es tiempo de que otros hagan su parte”. Y dejo que las otras personas se ahoguen. ¿Sigo siendo un héroe? - ¿O un criminal? El amor no pregunta “¿Qué es lo requerido?” Sino pregunta, “¿En qué puedo servir?” El mismo interés será demostrado en todos mientras haya amor, necesidad y habilidad.
El amor busca el bienestar de los demás en lugar de tratar de cumplir con requisitos. La justicia está en el corazón y no en requisitos de la ley.
4. El amor trasciende el sentido del deber. Yo crecí con el concepto del “deber Cristiano”. Todas las facetas del discipulado eran un deber. Cuando una persona se alejaba del Señor, había “dejado de cumplir”. Tal concepto es ajeno al Nuevo Testamento. El concepto “hacer el deber” es un esfuerzo por pagar una deuda a Dios por medio de cumplir con sus demandas legales.
Un asalariado hace su deber. El patrón especifica, “haces estas cuatro cosas, y te pago tanto.” Cuando el empleado termina de hacer las cuatro cosas especificadas, él ha cumplido con su deber y se ha ganado su pago. Nada más se puede demandar de él. Está libre del patrón. Él puede hacer todas estas cosas sin tener amor por el patrón. Así es con nosotros cuando tratamos de llevar a cabo nuestro discipulado a través de diezmos específicos, horas, y cuotas en lugar de una expresión completa del amor.
Jesús habló del deber sólo una vez, y no con el fin de recomendar un concepto de “tienes que hacer”. Él dijo en Lucas 17:10 “Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha ordenado, decid: ‘Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho.’” Una persona puede estar convencida que el diezmo o un porcentaje más alto es requerido. Él puede darlo con un sentido del deber, pero sin un mínimo de amor. ¿Para quién será el resto de sus ingresos? ¿Acaso estaría libre del principio de amor en el uso del restante?
Mientras que personas impropiamente motivadas hablan de deber, responsabilidad, y obligación, el amor habla de oportunidad. El amor busca la oportunidad para expresarse. “Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe” (Gal. 6:10). Por lo tanto, el amor trasciende el sentido del deber.
Después de haber amplificado estas cuatro razones de por qué el amor es el más grande mandamiento, es fácil entender por qué Jesús escogió el amor como la característica que identificara a sus discípulos.
(Esta es mi lección favorita y la que más uso, fue inspirada por Edward J. Craddock en 1945 en Beaumont, Texas.)