Algunos compañeros citan repetidamente el texto de Juan 8:24 para sostener que es indispensable que las personas acepten que Jesús es Dios, la Segunda Persona de la Trinidad, para ser salvos de sus pecados.
Abro este hilo para refutar tal uso inapropiado de la Escritura.
Las consecuencias de repetir este versículo sin saber de qué se trata son enormes: nada más y nada menos que considerar a millones de seres humanos excluidos de la salvación y de la familia de los creyentes en Cristo.
Todos son bienvenidos a participar, especialmente quienes han usado este texto con tal propósito, tales como @OSO y @Natanael1
IMPORTANTE: En este hilo no pienso debatir si Jesús es Dios o no. Para ello hay otros largos epígrafes.
Aquí me concentraré en debatir si Juan 8:24 indica que el hombre debe aceptar tal idea para ser perdonado y salvo.
Saludos Alissa.
Quiere responder, a este hilo..., pero sin refutar a nadie, solo dar mi opinión.
En mi opinión, nada le es indispensable a hombre alguno para ser salvo.
Nada le es indispensable al hombre, ni está obligado a nada, pues Dios no quiere nada ni por sacrificio, ni por obligación, solo acepta del hombre, aquello que hace por amor; por amor así mismo y por amor nuestro prójimo.
Nosotros somos libres, de engañar y de mentir, pero Dios sabe quiénes hacen esto y quiénes no. Dios sabe quién se engaña a si mismo y miente a los demás.
Muchas veces ignoramos las escrituras y el poder de Dios, nosotros vemos lo que hay ante nuestros ojos, pero Dios ve nuestros pensamientos, nuestras palabras y obras, antes que nosotros mismos.
No podemos escondernos de Él, si nos escondemos Él está en nuestro escondite, si nos alejamos Él nos envuelve por muy lejos que vayamos.
Él es quien nos salva, nada podemos hacer nosotros, nadie se salva; por creer esto o aquello; ni por hacer cada día esto o aquello, ni por guardar los sábados rigurosamente. Nada podemos hacer nosotros. Todo esto nos lleva a ver nuestras miserias.
El conoce quienes guardan sus mandamientos, sus consejos, sus estatutos, sus dichos, en la medida de la capacidad y fortaleza de cada uno, él ve cuando hacemos alguna de estas cosas, por amor, y en esto si podemos confiar que podemos ser salvos.
Nosotros podemos comenzar a no mentirnos, a no engañarnos a nosotros mismos, pues así aprendemos a conocer a Dios.
Cuando nos miramos a nosotros mismos por un lado y el amor de Dios por otro, solo nos queda decir, hombre miserable soy.
Saludos y bendiciones.