Je, lo que Santiago "juzga" lo hace en base al discurso de Pedro que es el que se levanta para zanjar la discusión. También cita una parte de la Biblia que, oh la la, no dice nada acerca de la observancia de la ley por parte de los gentiles. Y por cierto, las disposiciones propuestas por Santiago no eran sobre si la salvación es por gracia y no por guardar la ley. Y ESA Y NO OTRA ERA LA CUESTIÓN ESENCIAL que se debatió en aquel concilio.
Vemos que las disposiciones alimenticias de dicho concilio (ahogado y sangre) no se perpetuaron a lo largo de los siglos (seguro que tú comes morcilla, Toni, sin que ningún anciano de tu iglesia te diga nada) mientras que el dictamen de Pedro (salvos por gracia) sí.
Respecto a la reprensión pública de Pablo a Pedro, ciertamente ocurrió. Lo que no está nada claro es que dicha reprensión fuera justa.
Pablo regaña a Pedro por hacer algo para lo que tenía, como mínimo, la misma justificación que tuvo luego el propio Pablo al circuncidar a Timoteo.
Voy a intentar explicarme.
En todo el evangelio no aparece ni una sola mención de Cristo al hecho de que los judíos que creían en Él tuvieran que abandonar la práctica de la ley mosaica. Es más, si hemos de ser sinceros, más bien parece que el propio Jesucristo desanima a cualquiera que pretenda no cumplir y/o no enseñar los mandamientos de la ley:
Mateo 5,17-20
No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
El caso es que con la conversión de los gentiles, surgió lógicamente el dilema de si ellos habrían de guardar o no la ley. Si acudimos a la enseñanza veterotestamentaria, vemos lo siguiente:
Éxodo 12,48-49
Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros.
Entendamos bien algo. La Biblia de entonces, que era sólo el AT, parecía apoyar la idea de que cualquier extranjero (gentil) que quisiera formar parte del pueblo de Dios que celebra la Pascua debía circuncidarse y guardar la ley. Cuando Pablo se enfrentó a TODOS en Antioquía, la Iglesia todavía no había decidido qué debían o no debían hacer los gentiles conversos. La doctrina sobre si el gentil converso debía guardar o no guardar la ley no estaba fijada. Y conste que no estoy hablando de que de esa posible observancia de la ley por parte de los gentiles, éstos obtuvieran la salvación. Todos, en teoría, eran conscientes de que la salvación estaba en Cristo, pero eso no significaba necesariamente que la ley mosaica hubiera dejado de ser normativa para todos los cristianos, incluídos los gentiles. La decisión sobre ese tema se tomó DESPUÉS, en el concilio de Jerusalén (Hechos 15). Y, fíjate qué cosas, de las normas que se dan en Hechos 15,20, al menos dos (creo que la de los ídolos también parcialmente) tiene que ver con cuestiones alimenticias recogidas en la ley.
Es decir, Pablo regaña a todo el mundo, en especial a Pedro, porque hacen algo que podía evitar un conflicto con hermanos judíos que guardaban celosamente la ley mosaica y que habían llegado a Antioquía enviados por Santiago. Y ese algo no es otra cosa probablemente que guardar las normas alimentarias de la ley mosaica, sobre lo que la Iglesia no se pronunciaría de forma clara y tajante hasta poco tiempo después. Y a ESO Pablo le llama judaizar. Es más, le dice a Pedro que está obligando a judaizar a los gentiles, cuando fue el mismísimo Pedro quien recibió de Dios la visión que sirvió de anuncio de la apertura de la fe cristiana a los gentiles tal y como ocurrió a continuación con Cornelio.
¿Hay alguna evidencia de que Pedro pensara que era absolutamente necesario guardar toda la ley, incluída los mandamientos sobre los alimentos, para ser salvos?
No
¿Había decidido la Iglesia qué hacer respecto a los gentiles y el cumplimiento de la ley?
Tampoco
¿cuál era pues el problema de Pedro y los demás judíos a los que regañó Pablo? ¿no se podía alegar que ellos simplemente querían evitar escandalizar a los hermanos de Jerusalén enviados por Santiago?
Lo cierto es que Pablo, después de haber escrito en la epístola a los gálatas "He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo" (Gálatas 5,2) resulta que él mismo circuncidó a Timoteo:
Hechos 16,1-3
Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego.
Es decir, en Antioquía él regañó duramente a Pedro por una cuestión alimentaria a la cual él da la categoría de "judaizante", pero luego es capaz de circuncidar al hijo de un griego y una judía POR CAUSA DE LOS JUDÍOS a pesar de que años atrás había escrito que a los que se circuncidaban de nada les valía Cristo.
Es evidente que Pablo era muy impulsivo y la mayor parte de las veces para bien. Pero no siempre
Pablo circuncidó a Timoteo "por los judíos". Aceptemos con muy buen criterio que el hacer tal cosa no significaba una contradicción flagrante a lo que el apóstol había enseñado en Gálatas. Aceptar tal cosa es fácil porque evidentemente Pablo no circuncidó a Timoteo para que éste pudiera ser salvo.
Muy bien, pero entonces habrá que decir que Pedro, Bernabé y el resto decidieron hacer lo que hicieron en Antioquía "por los judeocristianos hermanos que venían de Jerusalén" y que ellos no pensaban que la salvación dependía de comer con unos o con otros.
De todas formas, la cosa no quedó ahí. Parece que Pablo siguió teniendo problemas con el asunto de la observancia de la ley por parte de los judíos convertidos a Cristo
Hechos 21,17-20
Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.
Notemos que TODOS los millares de judíos que habían CREÍDO en Cristo eran CELOSOS por la ley
21-22
Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.
La acusación contra Pablo no era que enseñara que los gentiles no debían circuncidarse y guardar la ley, sino que eso mismo les enseñaba también a los judíos. Para desmontar esas acusaciones, Pablo recibe unas órdenes que debía cumplir. A todo esto, Pedro ya no estaba en Jerusalén cuando ocurrió eso
23-25
Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación
La cosa es clara. La Iglesia en Jerusalén le dice a Pablo que para desmentir las acusaciones que se vierten contra él, debe demostrar que anda ordenadamente guardando la ley. Y, por supuesto, le recuerdan que sobre el asunto de los gentiles no había nada que objetar porque ya se había zanjado en el concilio celebrado en esa ciudad. ¿Qué es lo que Pablo hace ante semejante indicación de la Iglesia de Jerusalén?
Obedece
26
Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.
Pablo cumplió con los preceptos de la ley mosaica tal y como la Iglesia le había dicho que hiciera. Y lo hizo sin protestar. Matuvo pues una actitud bastante más humilde de la que había mantenido años antes ante el primero (protos) de los apóstoles, Pedro.
Finalmente todos estos detalles un tanto polémicos sobre la observancia de la ley por parte de los judios conversos al cristianismo acabaron siendo muy relativos tras la destrucción del Templo de Jerusalén (y con él, todo el sistema sacrificial, de ofrendas y de votos de la ley mosaica) por parte de los romanos en el año 70 dC y para colmo los judíos, tras el concilio de Jamnia (90 dC) acabaron por expulsar de las sinagogas a los judeocristianos.
Finalmente, podemos ver otro momento en el que Pablo tuvo otros desencuentro personal con un hermano en la fe:
Hch 15,36-41
Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.
Bernabé quiere llevar consigo a Marcos en el viaje misionero. Pablo se niega y se enfadan tanto que acaban separándose, cosa que, convendréis conmigo, no es muy edificante. Sobre todo cuando sabemos que ese Marcos con el que Pablo parecía no querer tener muchos tratos es el autor de uno de los cuatro evangelios.
Acabo recordando el pasaje final de la segunda epístola de San Pedro:
Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
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Ah, y que después de todas las citas patrísticas vertidas en este epígrafe tengas el cuajo de decir que no hemos aportado dato alguno sobre las intervenciones de Pedro en Roma.... ¿qué quieres que te diga?
No hay peor ciego que el que no quiere ver